Capítulo 38 (No son palabras al viento)
Cuando salió del centro de convenciones lo primero que hizo fue correr hasta el patio principal para poder encontrar a su belleza escarlata.
Por más que lo buscaba con la mirada no podía encontrarlo.
El ambiente se había tornado más agradable para los estudiantes y sus acompañantes, seguido de ese pequeño convivio, amenizaron el momento con música y les ofrecían a los estudiantes infinidad de postres así como una gran variedad de bebidas.
Con pasos firmes se adentró a ese lugar esperando encontrarlo, ya había intentado marcarle a su celular y Camus no respondía las llamadas.
— Camus — Susurró con desgano, su alumno no estaba en ningún lugar.
— ¿Se le ofrece alguna bebida profesor? — Lo cuestionó uno de los meseros acercándose a Degel sosteniendo una charola en su mano.
— Una copa de vino si no es mucha molestia.
El mesero asintió levemente y se alejó un poco de aquel joven profesor que seguía con la mirada perdida en todo su entorno.
Después de unos minutos, el mesero le llevó una copa con vino en su interior y se la entregó al joven profesor.
— Que lo disfrute.
Degel dirigió su mirada a esa copa y sin esperar más tiempo se tomó todo su contenido de manera repentina.
— Cada vez que tomo vino me recuerda a Camus — Murmuró mientras recordaba las veces que han pasado juntos, pero sobre todo aquella ocasión cuando ambos se encontraban sobre el escritorio, donde el vino fue su mejor aliado junto con su belleza escarlata.
— Iré a buscarlo a la habitación.
Dejó la copa vacía en una de las mesas, sin embargo la llegada repentina de uno de los profesores interrumpió su búsqueda.
— Buenas tardes, usted debe ser el profesor de física que acompaña al alumno Leroux.
Degel no conocía a ese sujeto que acaba de colocarse a su lado, sus cabellos eran rojizos a la altura de sus hombros e incluso levemente más alto de estatura.
— ¿Quien es usted?
— Lamento mis modales, mi nombre es Andreas y también vine representando a un alumno de nuestra institución. Supongo que usted está por la misma situación en este lugar.
Si algo que tenía Degel es que cuando conocía a personas nuevas en su entorno, los trataba con un poco de frialdad porqué no sabía como reaccionarían los demás. Estaba mal pero había personas que le inspiraban en su vida desconfianza.
Andreas tomó dos copas que contenían bebidas alcoholicas de una charola que llevaba uno de los meseros, justamente caminaba cerca de ellos. Le entregó una a Degel para poder seguir hablando.
— Mi nombre es Degel, soy de Francia y llegué hasta este país para seguir creciendo en el mundo de la docencia.
— Entiendo profesor, sin embargo me acerqué a usted para poder avisarle que su alumno y el mío tendrán el privilegio de trabajar juntos en el concurso...
En ese preciso momento Degel dejó de tomar de su copa, seguramente el chico que acompañaba a su adoración escarlata cuando los miró a lo lejos se trataba del alumno de Andreas...
Aunque trabajaran juntos no era motivo que quisiera tratar de cortejarlo, no cuando él es merecedor del amor de Camus.
Intentando no mostrarse irritado por la situación, trató de calmarse y prosiguió hablando con Andreas.
— Por cierto... Me gustaría que mi alumno tome unas notas de repaso ¿De casualidad sabe donde está?
— Me parece que les dieron la oportunidad de ir al área de las piscinas, quizá deban estar por allá. Desde que salimos de la conferencia perdí de vista a mi alumno.
— ¿Qué? — Gritó Degel molesto, aunque trataba de disimularlo no podía hacerlo, fácilmente se dejaba llevar por sus emociones y aún más por sus celos.
— Vaya joven Degel, jamás me imagine que fuera tan estricto con su alumno — Le respondió Andreas mirando al francés perder la cordura tan repentinamente.
En ese momento Degel se dio cuenta de su error y alzó la mirada para poder ver a Andreas y solamente le dio una disculpa muy forzada, se dio la media vuelta y comenzó a buscar el lugar donde tenían las piscinas del hotel para encontrar a como diera lugar a su adoración escarlata.
Nuevamente tomó camino rodeando el hotel, no le interesaba en absoluto las miradas indiscretas de algunas profesoras o usuarias del hotel, sus bellos ojos violeta solo miraban a una sola persona y esa era su querido alumno.
Lo había encontrado, estaba sentado en uno de los camastros del área de las piscinas y parecía que se llevaba a la perfección con varios alumnos más.
Hasta que...
Ese mismo sujeto molesto intentaba tomarlo de la mano.
Claro que no permitiría aquello, decidido comenzó a caminar hasta donde se encontraba su belleza escarlata para alejarlo de ese sujeto.
Aprovechó el momento en el que Surt fue tomado por algunos compañeros suyos y lo aventaron a la piscina, estaba más que claro que se encontraban divirtiéndose.
— Camus.
El joven de cabellos escarlata al oír su nombre, se giró levemente para poder verlo mejor, había llegado su profesor.
— Degel... Creí que seguías en la conferencia.
— Ese discurso terminó desde hace unos minutos, vamos a la habitación. No quiero te que te vayas a meter a la alberca y te resfríes, no es bueno para ti.
Degel estuvo por tomarlo de la mano pero el llamado de aquel sujeto de cabellos rojizos lo interrumpió.
— ¿Ya te vas Camus?
Ante esa pregunta observó de reojo que Camus solamente asintió mientras se levantaba del camastro.
— ¡En la cena nos vemos! — Gritó Surt desde la alberca intentando mantenerse a flote en el agua.
Sin embargo Degel no sabía disimular su molestia, le dedicó una mirada fría a Surt y después colocó su mano sobre la espalda de su adoración escarlata, los dos entraron al hotel para poder llegar a su habitación correspondiente.
— Esta noche quiero llevarte al centro de la ciudad, no sabes como me desespera no poder tomarte de las manos y caminar juntos como una pareja — Le contestó Degel a su querido alumno mientras abría la puerta de la habitación.
Dejó pasar a su belleza escarlata y después de que entró él, cerró la puerta con seguro.
— Degel... Antes de dar un paso como pareja, quiero saber algo.
— Dime Camus.
Al principio se sentía nervioso, no sabía como responder ante esa duda. Claro que Degel es todo un amor con él pero tenía un detalle, uno que lo inquietaba en realidad.
— ¿Serías capaz de mostrarme aquí ante los demás como tu pareja oficial? O solo lo harás cuando estemos a solas — Cuestionó con la mirada perdida en el suelo, si su relación daría otro paso más, lo único que Camus pedía era que Degel le diera su lugar como una pareja.
Desde que Degel entró a la sala de convenciones todo este tiempo estuvo tratando de imaginar lo que pasará y lo que desatarían cuando todos se enteren. Ni siquiera le había prestado atención a toda la charla con Surt.
Su mente estaba mucho más preocupada.
Sabía que Milo sería alguien difícil de tratar, así como lo sería Kardia.
Y solo eran ellos dos contra el mundo, dispuestos aceptar todo los riesgos.
— Yo encantado de hacerlo Camus... Sólo me detengo porqué necesitamos dejar las cosas en claro, siempre te digo lo mucho que te amo no son palabras al viento, es mi sentir.
— Degel...
En ese momento el joven profesor tomó su rostro y se acercó a sus labios depositando un beso tierno en la comisura de sus labios.
— Te amo tanto que detesto verte con alguien más y tú... — De manera repentina lo tomó de la cintura y lo acorraló en la pared sin dejarle la posibilidad de escaparse.
— Detesto que alguien más intente robarme lo que es mío...
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