Capítulo 37 (Los celos entran a mi corazón)
Ambos tuvieron que dejar esa plática entre ellos sobre la situación que deben afrontar.
Camus tenía que presentarse en la ceremonia de bienvenida y Degel tenía que estar a su lado para poder representarlo.
Cuando los vieron entrar juntos de manera inmediata les asignaron sus respectivos lugares.
— Si te sientes mal no dudes en avisarme Camus — Susurró Degel en un tono audible solo para ellos dos mientras se sentaban en sus lugares.
Ante esto Camus simplemente asintió con la cabeza y no se dirigieron alguna palabra más.
Conforme transcurría el tiempo, a cada uno de los alumnos de las distintas escuelas que estaban por competir para colocar en alto el nombre de sus escuelas, les pidieron acercarse hasta la mesa que tenían en frente donde tomarían un papel que les revelaría el nombre de otro alumno para trabajar en parejas.
Cuando fue el turno de Camus, se levantó de su asiento y con pasos firmes tomó uno de los papeles para ver con quien le tocaría trabajar.
Al abrir ese papel doblado en cuatro la suerte no estaba de su lado.
— Surt.
Murmuró entre sus labios al recordar quien era chico, era el hijo de uno de los clientes de sus padres, lo había conocido en la cena aquella ocasión y además no le quitaba de encima la mirada esa noche.
Nuevamente tomó su lugar a lado de Degel quien procuraba mantenerse firme y sereno frente a esa ceremonia. Ganas no le faltaban de tomar la mano de Camus y entrelazar sus dedos con las de su belleza escarlata pero no podía hacerlo, ahí estaban presentes varios colegas suyos también.
Después de un larga espera, citaron a todos los profesores presentes para que tomaran un discurso en la sala de convenciones.
Lo que menos quería Degel era dejar solo a Camus y menos en el estado en el que se encontraba.
— Camus, yo...
— Descuida Degel estaré bien. Si me llego a sentir mal te llamo — Contestó Camus al ver como los demás profesores se levantaban de sus asientos dejando solos a sus alumnos para ir a ese discurso donde solo estarían los docentes de las diferentes escuelas del país.
Degel simplemente asintió y se pasó a retirar dejando a su adoración escarlata solo y eso le preocupaba en demasía.
— Parece que nos volvemos a ver.
Esa voz que provenía detrás de él lo alertó de manera inmediata, por instinto se giró levemente, ahí estaba aquel que conoció en la cena.
— ¿Surt? — Cuestionó Camus al verlo.
— Pensé que ya no te acordaría de mi — Le respondió con una sonrisa y tomó asiento en la silla donde Degel se había sentado antes.
— Claro que si lo recuerdo.
— Camus... ¿Quieres ir al patio principal del hotel? A los alumnos nos hicieron una pequeña fiesta.
El joven de cabellos rojizos dirigió su mirada a la puerta del centro de convenciones donde Degel entró y se dio cuenta que quizá demoraría mucho en salir de ahí.
Resignado aceptó la invitación de Surt, ambos se levantaron de las sillas y salieron al patio principal mientras seguían platicando de sus vidas.
— ¿Quien vino contigo Camus?
— Mi maestro de física, ya que mis padres tuvieron que salir de viaje por su trabajo.
— Los míos se fueron con los tuyos, ahora que lo veo muchos alumnos vinieron con sus profesores — Respondió Surt observando su entorno mientras llegaban al patio principal del hotel donde se podía ver varias mesas con algunos bocadillos, sillas, música a un volumen moderado y sobre todo muchas risas entre los alumnos que se empezaban a conocer.
— ¿También vino un profesor contigo?
— Si, mi maestro Andreas Rize está en la convención con los demás profesores ¿Quieres comer algo? — Cuestionó Surt mostrándole una charola con los bocadillos.
Aunque Camus de manera inconsciente se llevó una mano a la boca por el olor de los alimentos.
— No apetezco gracias.
— Bien, si gustas podemos caminar por todo este maravilloso lugar, además vamos a trabajar juntos el día de mañana.
Surt extendió su mano para invitarlo a caminar junto con él, Camus no tuvo otra alternativa más que aceptar su compañía porqué él no conocía a nadie más, además en eso estaba en lo cierto Surt; tenían que comenzar a conocerse un poco más porqué les tocaría trabajar juntos en el concurso.
Había transcurrido una hora, a Degel se le había hecho eterno ese discurso donde les estaban dando algunos consejos y temas psicológicos para poder ser mejores docentes.
De manera sigilosa salió del centro de convenciones para poder ir a los sanitarios y también lo hacía por ver donde estaba su belleza escarlata, sobre todo la situación en la que se encontraba era preocupante porqué aún se sentía muy débil.
Con pasos firmes llegó al sanitario y cuando salió de ese lugar al caminar por los pasillos se asomó por las ventanas que daban al patio central y pudo darse cuenta que a los alumnos les habían hecho una reunión para ellos.
Con la mirada buscaba de manera desesperada a su gran amor pero no podía divisarlo.
Sacó su celular de su bolsillo dispuesto a marcarle pero al dirigir su mirada nuevamente al patio se dio cuenta que venía Camus con alguien más, un sujeto más o menos de su edad y también de cabellos rojizos, con la diferencia que su hebras llegaban a la altura de sus hombros.
— ¿Quien es él? — Se cuestionó mientras se acomoda sus lentes para observarlo mejor.
Lo que miró después lo hizo comenzar a molestarse, ese tipo observaba con gran interés a su belleza escarlata, intentaba de una u otra forma llamar su atención y eso le incomodaba y mucho.
Nuevamente comenzaba a sentirse molesto como aquella ocasión cuando Milo estaba con él, también cuando aquellos amigos de Camus lo invitaron a subirse al auto, eso no le agradaba en absoluto y jamás lo había experimentado en su vida... Hasta ahora.
Intentó calmarse, respiró profundo y contó hasta diez para no ideas pensamientos malos en donde no los hay.
Justamente estaba por darse la media vuelta para regresar al discurso que ya lo tenía irritado pero al darle otra mirada más a Camus no pudo evitar apretar sus puños molesto.
Ese sujeto había tomado la mano de Camus y había dejado un beso en el dorso de su mano.
— ¡Qué!
Degel no podía creer que alguien más se atreviera a acercarse a Camus, no de esa manera.
Estaba dispuesto a salir y ver que pasaba en esos momentos pero la puerta del centro de convenciones se abrió, era uno de los guardias del hotel.
— Disculpe profesor... Lo esperan para seguir con el discurso.
Degel al darse cuenta que no podía salir no tuvo más remedio que resignarse, se dio la media vuelta y entró nuevamente al centro de convenciones.
Ya hablaría con su adoración escarlata cuando estén a solas en la habitación.
— Ciertamente esto no me puede estar pasando...
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Buenas madrugadas personitas bellas, capítulo cumplido porque mi querida CapriLady31 me lo pidió 😁
Y mañana me toca consentir a SailorFighter
Con una pequeña historia de su adoración.
También les comento que tengo una pequeña historia de mis cubitos predilectos por si gustan leerlo mi gran sueño seguir haciendo crecer mi Degel x Camus 😁😁😁
Sin más me despido y les mando un gran abrazo 💖💖💖💖💖 los quiero 🥰🥰😊
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