Enclosure
¡¡¡Hola!!!
Después de más de un año de hiatus, ¡he vuelto!
No tengo perdón por todo el tiempo que les he hecho esperar, lo sé y ni siquiera trataré disculparme con ustedes, pero les agradezco a todas/os los que han votado y comentado en el fic hasta ahora. De verdad gracias por cada vez que alguien se tomaba el tiempo para pedirme que continuara, en los momentos en los que me preguntaba si valdría la pena continuar o no con la historia, esos comentarios me ayudaban a animarme para no dejarla inconclusa.
No la haré más de emoción, los dejo con el capítulo 9, ojalá les guste y no decepcione después de tanto tiempo sin actualizar.
Aprovecho para aclarar que los créditos de la imagen de portada de este capítulo pertenecen a su autor/creador y por desgracia desconozco quien sea, pero si alguien sabe, con gusto puedo poner aquí su nombre y enlaces a su perfil.
Ahora sí, sin más preámbulo, enjoy!
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El viento era helado en las alturas de Hoenn. Las ráfagas de aire golpeaban furiosamente el rostro de Steven, pero él ni siquiera parecía darse cuenta de ello. Mientras volaba con rumbo a los cuarteles del Team Magma, su mente se encontraba divagando, atormentada por una serie de pensamientos que iban desde los recuerdos más lejanos, de cuando había conocido a Elysia, hasta la más reciente memoria que tenía de ella. La última vez que se habían visto...
Steven sacudió su cabeza suavemente, intentando alejar esos pensamientos amargos de él. No, no sería esa la ÚLTIMA vez, habría muchas más por delante. Él encontraría a Elysia y se aseguraría que tuvieran un futuro JUNTOS. Sí, esta vez, lo lograría.
Sin embargo, a pesar de que intentaba ser positivo y concentrarse en ello, su corazón latía con fuerza y ansiedad, presa de un estrés inmenso. No podía dejar de pensar en que, si bien aún no había demasiadas razones para concluir que Elysia se encontraba en peligro, ciertamente, tampoco existían motivos para creer lo contrario.
Y justamente, esa otra parte de su mente que se negaba a calmarse, era la que estaba ganando la batalla en estos momentos. "Elysia por favor, no me hagas esto. Sé que todo lo que he hecho no tiene perdón, que soy y he sido un estúpido que no te merece, pero por favor, sólo... tienes que estar bien. Si algo malo llegara a ocurrirte..." Steven sintió una gigantesca oleada de pánico, un miedo irracional y poderoso, adueñarse de él, de cada célula de su ser, de tan sólo imaginar el perderla. "¡No, no, no! ¡Eso jamás!"
El atormentado tren de pensamientos del ex Campeón de Hoenn se vio súbitamente interrumpido por una llamada a su PokéNav. Al sacarlo de su bolsillo derecho y corroborar el nombre de la persona que lo llamaba, respondió de inmediato, solo después de ordenarle a su Skarmory que redujera la velocidad un poco.
El enlace telefónico fue corto, pero para desgracia de Steven, tan sólo lo dejó con aún más preguntas y miedos que antes. Glacia le informó sobre la manera en la que Wattson se había enterado de la desaparición de Elysia, del Metang herido y de que, por ello, tenían razones para pensar en que alguien la había llevado consigo a la fuerza. La miembro de la Elite Four también le sugirió visitar el Centro Pokémon de Mauville City para corroborar la salud del pokémon y tomarlo bajo su tutela, pues nadie mejor que él podía cuidarlo mientras localizaban a su legítima entrenadora.
Steven le aseguró que en caso de que Norman estuviera de acuerdo, así lo haría, le serviría de mucho tener consigo al Pokémon, pues de alguna forma, pensaba que sería como establecer una especie de conexión con Elysia.
Después de colgar, su frustración y coraje en contra de aquellos que él consideraba responsables, no hizo más que aumentar. En ese ánimo, obligó a su pobre Skarmory a volar lo más rápido que pudiera hasta alcanzar la ruta 124 en la que se encontraba la caverna que albergaba el centro de mando del Team Magma.
El pokémon aterrizó con nerviosismo sobre la pequeña orilla al pie de la entrada a la guarida ubicada en medio del mar. Steven bajó de un salto y regresó a su compañero a su pokéball, pues la cercanía con el agua le hacía sentir sumamente incómodo. Custodiando la enorme entrada a los cuarteles se encontraban un par de reclutas del Team Magma, vistiendo su inconfundible y vistoso uniforme rojo con la gran "M" en el pecho. Steven roló los ojos, siempre le había parecido sumamente ridículo y presuntuoso y no podía creer que aún lo conservaran.
A paso veloz se acercó a la puerta e intentó cruzarla ignorando por completo a los reclutas guardias, pero ellos se le adelantaron y le impidieron el paso.
- ¿A dónde crees que vas, guapillo? – preguntó uno de ellos burlándose.
- Deseo entrevistarme con Maxie, su líder – respondió Steven con tono mordaz, no estaba de humor para este tipo de tratos, pero lo último que quería era salirse de sus casillas.
- ¿Y acaso piensas que puedes simplemente entrar aquí como si fuera un Pokémon Center y encontrar a Maxie? – rebatió el recluta.
- Deberías dejar que lo intente, sería divertido ver cómo se pierde utilizando los teletransportadores, Bob – comentó el otro entre risas.
- ¡Tienes razón! – respondió el aludido, secundándolo.
La poca paciencia de Steven estaba a punto de terminarse al ver a los dos reclutas burlándose tan estrepitosamente de él, no obstante, decidió guardar la calma y concentrarse en lograr el objetivo de hablar con Maxie.
Observando sus alrededores, se dio cuenta que, como todo lugar que presuma ser seguro, contaba con cámaras de videovigilancia en la entrada. Mirando hacia una de ellas directamente, comenzó a hablar:
- ¡Maxie! ¡Sé que estás ahí y que puedes verme! ¡Necesito hablar contigo urgentemente, exijo que me recibas en este instante! – demandó, permitiendo que toda la furia que había estado reprimiendo desde que se había enterado de la desaparición de Elysia, comenzara a fluir en su interior. Quería que, ante todo, su interlocutor se percatara de lo serio que estaba siendo en su petición.
El sorpresivo cambio de ánimo en Steven hizo que los dos reclutas pararan de reírse en seco y voltearan a mirarlo con perplejidad. Sin embargo, él no se inmutó en absoluto, ni siquiera al percibir clavadas las miradas de ambos y permaneció con la vista fija en la cámara, a la espera de algún tipo de respuesta.
Tras unos cuantos segundos de incómodo silencio tan solo atenuado por el murmullo del vaivén de las olas, uno de los reclutas recibió un mensaje en su dispositivo de comunicación.
- ¡Claro que sí, líder! ¡Enseguida! – respondió de inmediato en ánimo casi marcial, acto seguido se dirigió a Steven y con una súbita subordinación le dijo: - El líder Maxie ha autorizado su acceso. Haga el favor de seguirme.
El repentino giro de los acontecimientos tomó con la guardia baja a Steven, quien al escuchar las instrucciones del joven recluta simplemente asintió y lo siguió en silencio, sintiéndose honestamente fascinado por la belleza de la formación geológica dentro de la que el Team Magma había decidido situar su cuartel general.
Después de avanzar unos doscientos metros, el recluta paró en seco y le mostró a Steven una extraña plataforma circular de color verde neón que brillaba tenuemente y le ordenó pararse en ella. Steven se acercó rápidamente al lugar referido, sintiendo un singular efecto cálido sobre sus plantas al momento de posarse sobre ella. Inmediatamente después, el recluta ingresó un código, activó un interruptor y Steven desapareció al instante del lugar, tan sólo para encontrarse en una amplia sala con paredes blancas y pantallas por doquier en cuestión de segundos.
No era la primera vez que Steven hacía un "viaje" como este, en DevonCorp hacía ya algunos años que habían logrado desarrollar esta tecnología de teletransporte, pero jamás había sido muy afecto a ella pese a sus ventajas. Siempre le habían preocupado un poco más los efectos adversos de la misma, pues cada vez que hacía uso de ella no podía evitar terminar con una incómoda sensación de náusea, justo como en este instante. Lo cual era más que inoportuno y desagradable dadas las circunstancias, pues no se podía dar el lujo de perder un solo instante en su labor de encontrar a Elysia.
- Jamás pensé tener el honor de darle la bienvenida a alguno de los Stone en este humilde lugar de investigación – dijo una voz madura y seria proveniente de un lugar indefinido, pues Steven aún era incapaz de enfocar su vista propiamente.
- Maxie... - respondió el aludido a media voz, esforzándose por recuperar su condición.
Al ver que a Steven le costaba el recomponerse por completo, Maxie hizo una seña a los reclutas que lo custodiaban para que lo apoyaran. De inmediato, uno de ellos le acercó una silla y tomándolo suavemente del brazo, lo ayudó a sentarse mientras otro le daba un vaso de agua con un poco de gotas de dimenhidrinato para ayudarlo a bajar el mareo.
Sinceramente sorprendido por la amabilidad de su anfitrión, Steven tomó el líquido con cuidado, sintiendo los efectos benéficos de la misma casi al instante. Acto seguido, Maxie despidió a sus reclutas tan sólo con una señal nuevamente.
- ¿Mejor? – preguntó con parsimonia.
- Sí, muchas gracias – respondió Steven, consciente de que la furia inicial con la que había solicitado el acceso se había casi dispersado para este momento.
- Me alegro – dijo Maxie, aunque el tono en su voz difícilmente podía contagiar júbilo alguno – Debo aceptar que me resulta sumamente sorpresivo todo esto – continuó - Supongo que la visita del joven heredero de DevonCorp no se debe a que de repente tuvo un súbito deseo de pasar a preguntarme cómo va la vida, ¿o me equivoco?
La ligera mofa de Maxie con dicho comentario hizo que Steven terminara de recuperar el aplomo, centrándose de nuevo en el objetivo de su visita.
- Maxie, ahórrate esos comentarios. Te juro que este es el peor momento para intentar un trato sarcástico conmigo – contestó de inmediato Steven, dándose cuenta de que el tono mordaz había regresado a su voz – Solo tengo una pregunta para ti y por el bien de todos, espero puedas responderme pronto – amenazó - ¿Dónde está Elysia?
- ¿Elysia? ¿La chiquilla que nos salvó el pellejo a todos y ahora es la Campeona de Hoenn? – preguntó el aludido al tiempo que levantaba una ceja – no tengo idea, en la Liga Pokémon, ganando algún concurso por ahí, yo qué sé... ¿Por qué venir a preguntarme semejante cosa a mí?
- ¡No intentes hacerte el listo conmigo! – exclamó Steven incorporándose de la silla para acercarse amenazante a Maxie – Elysia desapareció anoche y tú y yo sabemos perfectamente que tu organización tuvo conflictos con ella en el pasado... así que por tu bien y el de los tuyos, dime dónde está – finalizó, dejando fluir la furia a través de su lenguaje, tanto corporal como vocal.
El líder del Team Magma no respondió nada ante las amenazas del ex Campeón de Hoenn y tan solo se limitó a caminar silenciosamente hacia la más grande de las pantallas que se encontraban en la sala, dándole la espalda por un momento a su interlocutor. La actitud tan impasible de Maxie tomó por sorpresa a Steven, quien sólo se quedó observando en su lugar, sintiéndose terriblemente impotente ante la falta de respuestas. No obstante, la voz seria y átona de Maxie rompió el silencio, atrayendo su atención al frente.
- Observa por favor tu alrededor. Esta sala se encuentra llena de monitores que me permiten tener un control más adecuado de lo que sucede en el búnker. Es importante para mí estar informado de todo lo que hacen mis reclutas, puesto que la falta de vigilancia que tuve antes me costó una insubordinación y es un error que no pienso volver a cometer. Este lugar, este centro de operaciones es todo lo que tengo, todo lo que tiene el Team Magma. Dime, por favor, si acaso en alguna de las salas ves algún rastro de la joven Campeona.
Steven paseó su vista con desesperación a través de cada una de las pantallas, sin aval. Elysia no estaba en ninguna parte, asestándole un fuerte golpe emocional, pues en el fondo, él de verdad esperaba encontrarla aquí. El nudo que se hizo en su garganta le impidió proferir palabra alguna, en su mente, el mundo se desplomó al percatarse que, ahora sí que no tenía idea de dónde podría encontrarla.
Sin proferir palabra alguna, Steven se encaminó hacia la salida. Quedarse tan sólo un minuto más en este lugar era sin duda, una pérdida de tiempo que no podía permitirse. Además, súbitamente, se había empezado a sentir ahogado por el aislamiento de la sala, necesitaba salir, despejarse, pensar, hacer algo distinto. Le rompía el corazón tan solo imaginarse que Elysia podría estar sufriendo lo indecible mientras él no llegaba a ningún lado en su búsqueda.
- Gracias, Maxie – dijo entre dientes – si ella no está aquí, no tengo nada más que hacer – terminó de hablar, ya en el umbral de la puerta.
- Ten por seguro que – comenzó a decir el hombre vestido en rojo, interrumpiendo la abrupta salida del joven – si llegara a saber algo de ella, informaré a la brevedad a la Liga Pokémon.
Steven, que se había detenido para escuchar lo que Maxie tenía que decir, abandonó de prisa el sitio una vez que su interlocutor finalizó su enunciado. Caminando furiosamente, se dirigió hacia el teletransportador donde ya lo esperaba un silencioso recluta del Team Magma. En cuanto se colocó en la base, el joven recluta activó el mecanismo que llevó a Steven hacia las afueras de los headquarters de la organización una vez llamada "criminal".
El viaje fue igualmente abrumador que en la ocasión anterior, pero a pesar del malestar que sentía y de la vista nublada, se dirigió lo más rápido que pudo a la salida de la caverna para volar con destino a Mauville. Si había alguna otra pista que pudiera obtener al visitar el Centro Pokémon donde se encontraba Metang, no podía darse el lujo de perder esa oportunidad.
En el interior de la sala de control del Team Magma, su líder permaneció observando fijamente la pantalla que tenía frente a él sin prestar realmente atención a ella, hasta que Steven salió y lo escuchó alejarse lo suficiente. No fue hasta entonces, que se permitió exhalar el aire que había estado conteniendo en un esfuerzo de mantenerse calmo y estoico, como de costumbre. No obstante, los latidos de su corazón lo traicionaban, denotando su profundo desazón ante las noticias recibidas.
- Courtney, ¿en qué problema te has metido? – dejó escapar en voz baja y triste.
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Elysia había quedado muda ante la impresión.
Cerraba los ojos fuertemente intentando concentrarse en otra cosa que no fueran los flashbacks que la presencia de Courtney, a quien ella conocía como la mano derecha de Maxie el líder del Team Magma, le producía.
Había luchado tanto tiempo en contra de aquellos recuerdos traumáticos, que le parecía sumamente injusto y hasta indignante que con tan poco, ella nuevamente se viera arrastrada por el pánico y la ansiedad que la habían oprimido durante los meses posteriores a su encuentro con Groudon, uno de los legendarios de la región Hoenn y a quien los actos imprudentes y mezquinos del Team Magma, habían despertado de su letargo, causando grandes daños a Sootopolis en su paso.
- Por tu expresión veo que no te has olvidado de mí, encanto – volvió a hablar la joven de cabello violáceo, manteniendo ese tono alegre y despreocupado en su voz.
La Campeona se mantenía impávida, sin hacer contacto visual con ella y sin proferir ninguna palabra, lo cual terminó con la paciencia de Courtney.
- ¡Déjenme sola con ella! – ordenó al par de subordinados que la acompañaban, quienes de inmediato comenzaron su retirada – Y apaguen esa maldita cámara, ¡rápido! – gritó, apuntando a la cámara de vigilancia que coronaba la habitación desde la esquina derecha.
En la pequeña sala de control de aquel sitio, Derek obedeció sin rechistar las indicaciones que su superior le había dado y desactivó la grabación del encuentro entre ambas mujeres.
Cuando Courtney comprobó que sus órdenes habían sido atendidas satisfactoriamente, reanudó su conversación con su prisionera.
- Ya veo que no tienes intenciones de hablar por el momento, pero te aseguro, pronto eso cambiará... - dijo, en un tono que no se podía distinguir si era amenazador o solamente estaba cargado de seguridad – pero, por el momento aprovecharé tu silencio para explicarte por qué estás aquí, ya que me doy perfecta cuenta de que no tienes ni la más remota idea – agregó, cubriéndose brevemente la boca con una mano para ocultar una ligera risilla.
Elysia continuaba callada, intentando recomponerse de su agitada reacción inicial, aunque dicha tarea no era especialmente sencilla considerando sus circunstancias actuales. No obstante, algo en su interior le decía que, para salir de esta, tenía que ser capaz de mantenerse lo más tranquila y concentrada posible. Ya sobreviviste a Groudon, lograste salir de Origin Cave con todo tu equipo vivo y salvar a una ciudad entera, puedes sobrevivir a esto también, Elysia.
- Verás, querida, en realidad, necesitaba que pudiéramos charlar a solas y sin ningún tipo de interrupción y es por esa razón que tuve que traerte aquí. Desventajas de ser la Campeona de Hoenn, siempre estás rodeada de gente y considerando el historial que tenemos, estoy segura que jamás habrías aceptado platicar conmigo si te invitaba un café... - Courtney comenzó a hablar con tono despreocupado mientras se paseaba casualmente por el pequeño espacio de la habitación con las manos sobre las caderas – Pero quizá, si tú estás dispuesta a cooperar y a decirme lo que quiero saber, esto no será más que un pequeño sinsabor para ti y pronto puedas volver a ser libre.
Courtney hizo una pausa durante la cual también detuvo su vagabundeo alrededor de su prisionera. Suspiró y continuó hablando:
- Iré al grano, porque, aunque no lo creas, todo esto me resulta más cansino que a ti. Te daré un poco de contexto, aunque no es mi obligación hacerlo... - la joven volvió a detener su perorata por un instante, agachó la mirada y sin dejar de ver el piso, retomó su relato, no obstante, ahora un tono melancólico se había apoderado de su voz – A decir verdad, todo comenzó contigo, Elysia –soltó.
La aludida volteó a mirarla con sorpresa, abriendo los ojos finalmente, lo que no pasó desapercibido para Courtney.
– Sí, aunque te resulte extraño lo que te digo, así fue. Contigo y tus continuas intromisiones en los planes del Team Magma, culminando con tu "heroica" hazaña en Sootopolis – dijo, mientras hacía las comillas con los dedos y rolaba los ojos en señal de descontento, era evidente que a ella no le había gustado nada el giro de los hechos en aquel día.
Elysia sabía muy bien que jamás había sido del agrado de su interlocutora, pero nunca se imaginó que esa antipatía la pondría en una situación como esta.
- Despertar a Groudon de su letargo y lograr controlar su voluntad para expandir la tierra firme siempre fue el sueño más grande de Maxie... - dijo Courtney manteniendo la mirada fija en algún punto indefinido de la habitación – desde que lo conocí siempre fue su único objetivo y absolutamente todas las actividades del Team Magma estaban enfocadas a lograr esa meta, misma que Maxie logró contagiar a cada uno de nosotros. Al final, todos estábamos igual de entusiasmados y comprometidos a lograr esa visión y por ello, lo seguíamos sin renegar. Su sueño se convirtió en el nuestro y durante tres años trabajamos incansablemente para conseguir la información, dinero y tecnología necesarias para verlo hecho realidad... - suspiró, llena de melancolía - nunca imaginamos que aparecería una joven entrenadora que arruinaría todo... - terminó, volteando hacia Elysia, dejando notar una repentina ira contenida en su interior.
La joven Campeona de Hoenn no podía creer lo que escuchaba, sino que al ver la expresión de resentimiento de Courtney en su contra, no pudo continuar con la actitud consternada y retraída que había mantenido hasta ahora.
- ¡¿Arruinarlo?! – exclamó con incredulidad y rabia - ¡¡Debes estar demente para pensar que yo destruí el "sueño" de tu líder!! ¡La misión que ustedes persiguieron durante tanto tiempo siempre estuvo condenada a ser un desastre, nadie en su sano juicio podría considerar verdaderamente que un Pokémon Legendario iba a poder ser controlado a voluntad por un ser humano! Groudon es una fuerza destructiva y hostil que tan solo obedece a su propio instinto. ¡¡Hasta tu propio líder se dio cuenta de ello, de su error y terminó pidiendo que YO lo ayudara a solucionar el desastre que USTEDES ocasionaron!! ¿Cómo puedes ser tan ciega? ¡Mis pokémon y yo estuvimos a punto de morir!
El repentino ataque de arrebato de Elysia había tomado por sorpresa a Courtney, quien hasta el momento la había escuchado en relativa calma, no obstante, la respuesta de la Campeona no hizo más que ocasionar que su ira también estallara.
- ¡¡Maxie ya no es mi líder!! – soltó, gritando y señalando amenazante a Elysia con el dedo índice - ¡Jamás lo perdonaré por haberme dejado atrás en Mossdeep mientras él y Tabitha estuvieron presentes en Sootopolis, solo para dejar que TÚ, precisamente TÚ entre todas las posibles opciones, fueras la que se enfrentara a Groudon! ¡Yo pude haberlo hecho! ¡¿De qué sirvieron tantos malditos años de fidelidad y lealtad a Maxie si en el momento cumbre, te prefirió a ti, nuestra constante enemiga?!
- ¿Es en serio, Courtney? – cuestionó Elysia con creciente incredulidad - ¡No tienes idea de lo que es enfrentar a Groudon! ¿crees que fue un privilegio para mí haber sido enviada a luchar en contra de una fuerza descomunal como él? Quizá no lo entendiste o no lo escuchaste bien, pero te lo repito: ¡mis pokémon y yo pudimos morir!
- ¡¡Pero no sucedió!! – rebatió la aludida con creciente desesperación - ¡No lo hiciste, al contrario, ahora eres considerada una heroína, la GRAN salvadora de Hoenn! – dijo, con un tono cargado de ironía - En cambio, yo, todos nosotros, fuimos relegados a ser criminales, parias, perseguidos y odiados. ¡Pero eso va a cambiar, voy a demostrarles a ti, a Maxie, a todo Hoenn que yo soy capaz de lograr lo que nadie de ustedes pudo!
Al escuchar semejantes aseveraciones, Elysia supo que Courtney estaba más trastornada que cuando la conoció. Le resultaba sumamente ilógico y difícil de digerir todo lo que acababa de oír y ver. Definitivamente, la pasión con la que la ex miembro del Team Magma defendía su postura daba a entender que no estaba bromeando al asegurar que, para ella, la derrota de Groudon en Sootopolis no fue más que un contratiempo, algo que no debió de haber sucedido jamás. Sin embargo, había algo que la alarmó en el instante que lo escuchó...
- ¿Qué quieres decir con eso? – cuestionó, temiendo de antemano la respuesta que podía obtener.
- Esa es la pregunta que realmente importa ahora... - respondió Courtney con repentina satisfacción, sonriendo ampliamente al dirigirse a Elysia – Y es justamente la razón por la que estás aquí... - continuó, en el mismo ánimo – Quiero que me digas en dónde está Groudon – finalizó, tomando con firmeza a la joven Campeona de la barbilla al tiempo que la perforaba con la mirada.
Una nueva ola de pánico inundó a Elysia. Sus peores temores se habían confirmado...
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Littleroot era una comunidad extremadamente pequeña y por ello, todos sus habitantes se conocían muy bien entre sí. Enmarcada en una amplia arboleda, la paz y la tranquilidad solían reinar en este lugar cuyo mayor atractivo era, sin duda, ser el hogar de la vigente Campeona de Hoenn y el de su padre, el respetado líder de Gimnasio de Petalburg, aunque cada cierta época del año la villa era inundada por decenas de jóvenes que asistían a visitar al Profesor Birch para recibir su primer pokémon.
No obstante, en estos días no era común que llegara algún visitante inesperado al sitio, por lo que el arribo de Drake, uno de los miembros de la Elite Four, acompañado de Norman causó un gran revuelo entre los locales, incluyendo a Brendan Birch, quien regresaba del Pokémon Center ubicado en Oldale Town.
Él, al igual que el resto de sus vecinos, se había quedado anonadado al ver a los recién llegados dirigirse en total silencio y en un ánimo lúgubre hacia el hogar de Elysia. Una punzada de súbito temor y dolor desconocido se anidaron en su pecho al observar la mirada triste y perdida que Norman le dirigió como simple y única respuesta ante su saludo. Brendan conocía bien al patriarca de la familia White y sabía que, por muy serio y profesional que Norman intentara lucir siempre, este no era un trato normal en él. Algo muy malo debió haber sucedido y sus pensamientos de inmediato volaron hacia la única razón por la que el líder de gimnasio de Petalburg y el miembro más experimentado de la Elite Four podrían estar aquí:
Elysia...
En el interior del hogar de la familia White, Caroline, la madre de Elysia era la única que se encontraba totalmente ajena a lo que sucedía en las afueras y continuaba enfrascada trabajando en su nueva pieza: una pintura familiar en la que su hija y Norman aparecían flanqueándola con amplias sonrisas en sus rostros y de fondo, el hermoso paisaje de una Littleroot vista desde la distancia. Llevaba un par de semanas trabajando en este lienzo con ahínco y dedicación durante sus tiempos libres y siempre, a escondidas del resto de su familia, pues deseaba que fuera una sorpresa para las dos personas más importantes de su vida.
Por ello, cuando escuchó la puerta principal abrirse y vio a su esposo entrar, su primera reacción fue levantarse de golpe, haciendo un gran esfuerzo por impedir que las pinturas de óleo que estaba usando, se derramaran, arruinando su obra.
No obstante, esa preocupación inicial por evitar que Norman descubriera la pieza arruinando la sorpresa, pasó a segundo plano en cuanto se percató del semblante pálido, desencajado y sombrío que su marido tenía. El presentimiento de que algo terrible había ocurrido no hizo más que confirmarse en el momento que Drake ingresó a la casa justo después de Norman, en el mismo ánimo.
- ¡Norman! ¿qué sucede, cariño? – preguntó, con un hilo de voz, sintiendo su corazón desbocarse.
- Caroline... - intentó decir Norman, pero un nudo en su garganta le impidió seguir hablando, por lo que solo alcanzó a abrazarla fuertemente.
La madre de Elysia jamás había visto a su esposo quebrarse de esta manera y ella sintió que sus piernas estaban a punto de desfallecer ante la expectativa de las más terribles noticias. Abrazada a Norman, solo podía ver el rostro impávido de Drake, que no atinaba a decir ninguna palabra, manteniendo la quijada apretada y la mirada triste.
- Elysia... Nuestra pequeña... - comenzó a hablar nuevamente su esposo – ella... está desaparecida... - finalizó, reprimiendo sus enormes ganas de soltarse a llorar, en un esfuerzo de ser fuerte para Caroline, por Elysia y por sí mismo.
Un grito desesperado proveniente del interior del hogar de la Campeona irrumpió en medio de la tensa quietud que se había apoderado de la villa, interrumpiendo los murmullos de los pocos habitantes que quedaban en las calles comentando lo extraño de la situación.
Al escucharlo, Brendan sintió que su corazón daba un violento vuelco en su pecho.
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En Mauville City, otro revuelo se había generado cuando se corrió la noticia de que Steven Stone, el anterior Campeón de la región, se encontraba en el Pokémon Center de la ciudad por causas aún desconocidas, aunque los rumores acerca de una crisis al interior de la Liga Pokémon comenzaban a esparcirse, si bien nadie tenía muy en claro de qué tipo de problema se podría tratar.
Al interior, los asistentes de la enfermera Joy se esforzaban por mantener al margen a todos los curiosos que se habían arremolinado en las cercanías para intentar obtener al menos un vistazo del famoso ex Campeón, especialmente, a unas cuantas decenas de entusiasmadas jóvenes.
En la sala de observación pokémon, Joy y Steven se encontraban charlando sobre el estado de salud de Metang y las circunstancias en las que éste había sido encontrado por Sebastian, quien a estas alturas ya había regresado a su hogar no sin antes prometer que estaría pendiente en caso de que pudiera apoyar con algo más. Steven pensó que quizá le haría una visita más tarde para intentar tener la mayor información posible.
Metang se encontraba mucho mejor y Joy le aseguró que, a menos que surgiera alguna complicación imprevista, podrían llevárselo al día siguiente, lo cual trajo a la discusión la pregunta de quién debería cuidar provisionalmente del pokémon, cuestión que sin duda tendría que consultar con Norman. Al finalizar la plática, Joy acompañó a Steven a una salida alterna que tenía el lugar y él se despidió con aún más cosas que pensar.
Glacia le había informado que en la Liga Pokémon se realizaría un encuentro importante con todos los líderes de Gimnasio de Hoenn y le había pedido que estuviera presente. Definitivamente había mucho que discutir y él no pensaba quedarse al margen de las decisiones que se tomaran en la búsqueda de la Campeona.
"Elysia, mi amor, no me rendiré hasta encontrarte".
Steven abandonó Mauville marcando rumbo hacia EverGrande al amparo de la noche.
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En la sala de control del escondite provisional de la organización liderada por Courtney, a la que había decidido nombrar llanamente Néa, Derek revisaba distraídamente el PokéNav para informarse de las más recientes noticias con el afán de saber si ya se había hecho de conocimiento público la desaparición de la Campeona de Hoenn, pero le sorprendió el no encontrar nada al respecto.
- Así que la Liga Pokémon está siendo astuta, al parecer, han decidido no alarmar a la población avisando a las autoridades... - murmuró para sí, sintiéndose satisfecho por el rumbo de los hechos, pues ellos habían previsto una reacción totalmente distinta.
Su tren de pensamientos se vio súbitamente interrumpido por el sonar del mismo PokéNav que anunciaba una importante llamada. Sin perder un solo segundo, Derek respondió.
- ¿Sí? – dijo, titubeante, pues aunque el número nunca era el mismo, se imaginaba perfectamente quién era la persona que estaba del otro lado de la línea, y tan solo pensarlo, le ponía los nervios de punta.
- ¿Dónde está Courtney? ¿Por qué no responde? – demandó la voz sin detenerse a presentar ningún tipo de formalidad con su interlocutor.
- Se encuentra con la prisionera desde hace un buen rato – informó Derek en actitud sumisa.
- ¿Avances? – preguntó con un tono sumamente altanero.
- Lo desconozco, no hemos tenido contacto con Courtney desde que ingresó a entrevistarse con la Campeona...
- ¡¿Cómo que no sabes?! ¿No se supone que deberían estarla monitoreando en todo momento? – interrumpió la voz que ahora sonaba muy exasperada.
- Courtney solicitó que no se grabara su encuentro... - atinó a decir Derek, sintiéndose cada vez más nervioso.
La conversación se vio pausada por un silencio tenso e incómodo que duró unos cuantos segundos hasta que la contraparte de Derek volvió a hablar.
- ¡¡Tres días!! – gritó después de soltar un bufido que denotaba su impaciencia – Dile a Courtney que tiene tres días para conseguir la información que busca de la prisionera. Si en ese lapso de tiempo no logra nada, estarán automáticamente fuera del plan y yo tomaré el control. ¿Entendido?
- Sí, ma'am... - atinó a decir Derek con la voz en un hilo y a continuación, lo único que escuchó fue el sonido incesante del PokéNav que le avisaba que el enlace telefónico se había dado por terminado.
Derek tragó saliva y sin esperar un momento más, salió disparado hacia la habitación donde tenían prisionera a Elysia. Debía avisar de inmediato a Courtney del giro que habían dado sus planes.
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