《Resolución》

Muchos adolescentes ansian asesinar un dragón. Algunos codician y alardean que entrarán aquel castillo habitado por el más temido y peligroso de todos, el dragón dorado. Pero son tan sólo jóvenes  que hablan y no cumplen. Ya que en el fondo temen.

Los mellizos Pines no están interesados en aquel tema. Prefieren otras especies de dragones. No son tan estúpidos como para querer tener una muerte segura yendo aquel lugar gobernado por ésa bestia de escamas doradas.

Ambos hermanos se llevan muy bien, a pesar de que uno de ellos sabe sobre la gran preferencia que suele haber entre ellos. Como su padre puede llegar a preferir más a su hermana y de cierta forma logra con prenderlo. Sabe que su hermana es valiente, fuerte, veloz y muy capacitada para cosas que él no puede. Pero eso no significa que no le duela ésa clase de rechazos.

Puede tratar de aguantar no tener tantos amigos como Mabel. Dejar de lado el ser ignorado y humillado sin que las únicas personas en las que confían sospechen algo. Puede soportar que hablen a sus espaldas o incluso a veces le digan de cosas vulgares frente suyo para burlarse de él. A pesar de aguantar todo eso y estar consiente de no ser el mejor chico de su edad en combatir, el dolor de que avergüenza a su propio padre es un peso que no puede cargar.

Agradece sinceramente que sus tíos y su hermana lo quieran y apoyen. De verdad, lo agradece bastante. Pero todavía se siente insatisfecho por no poder conseguir más. Por no ser aquel hombre que su padre quiere que sea. Por ser tan... Diferente.

Poco a poco se tensó por lo que acude a un de los libros de su tío Ford. La lectura lo tranquiliza de sobre manera. Ignora cualquier pensamiento negativo.

Aunque le es muy difícil animarse en esos casos en que no puede conseguir nada.

No es fuerte. No es veloz. No es atlético. No es atractivo según los jóvenes cerca de su edad. Sólo un chico que es inteligente pero no le sirve en el combate como muchos prefieren. Oh claro, muy ordenado y cocina bastante bien.

[...]

Ésa noche los dragones vuelven atacar. La rutina de  siempre empieza. Proteger la casa, ayudar a apagar el fuego y no estorbar a los verdaderos guerreros en la lucha contra esas bestias escupe fuego.

El cielo oscuro se enciende con las llamas de estos animales escupe fuego que surcan las nubes y atacan cual cazadores buscando sus presas.

Pero Dipper mete la pata. Quiere ayudar pero las cosas resultan lo contrario.  Y su padre se enfurece con él. Diciendo cosas de las que se puede lamentar después.

Hiriendo cada vez más ése frágil y puro corazón del castaño que sólo quiere ser amado.

—¡Eres un inútil! Sabes bien que si no puedes ayudar, mejor dales espacio a los verdaderos guerreros. — reclama su padre, regañandolo quizás de más. Su cara roja por la furia sin pensar en cómo hacía sentir a su hijo. Como en vez de animarlo lo empeora.

—Pero papá... — trata de excusarse el joven Pines con nerviosismo y un leve temor por arruinar aún más  las cosas.

Por suerte ya se encuentran en su morada para así evitar humillación en público puesto los regaños de su padres no merecían que más gente lo escucharán.  Que mas personas supieran lo furioso que está su padre con él.

—¿¡No ves que sólo a vergüenzas a está familia!?, tienes que entender que tú no eres apto para combatir contra un dragón. Ya perdí toda esperanza contigo.  Mejor deberías irte de carpintero o ayudante en la biblioteca de tu tío Ford. — dice sin bajar su enojo y tono de voz. Se mueve de un lado al otro mientras en breve pausas busca mas aire pues gritar le cansa un poco.

—Pero yo sé que puedo derrotar un dragón. ¡Juró que puedo hacerlo!...Sólo que todavía no se me da la oportunidad... — sigue persistiendo el pequeño castaño. Puesto se le considera así por su estatura y complexión.

Incluso cabe mencionar, más bajo que su melliza pero tampoco es algo que se noté mucho.

Dipper todavía tiene ésa ráfaga de esperanza en que puede lograr lo prometido. Por que él está casi seguro que nació para eso. Para matar a los dragones como casi la mayoría del pueblo. Él quiere ser visto como un gran héroe y ganar algo de respeto. Dejar de ser humillado e ignorado. De ser una vergüenza para su familia y sabe que su única alternativa será luchar contra esas populares bestias y conseguir acabar con la vida de por lo menos, alguna de estás. 

—¿¡Por qué no entiendes Mason!? ¡Tu jamás podrás matar a un dragón!. No naciste con esa habilidad... No eres lo suficientemente apto para conseguirlo. — su ensamble se torna más serio y decidido. Aunque no lo parece, detesta ser tan duro con su hijo. Pero debe aceptar que Mason no será aquel hombre que él imaginó. O esos son sus pensamientos.

—¡Yo se que puedo!

—¿¡Y por que no veo los resultados aún!? — exigió respuesta el padre resiviendo por parte del menor que frunciera el ceño al no encontrar una respuesta favorecible.

Por que Dipper también piensa que su padre puede tener razón y aquello es algo que aborrece con todo el alma.

—¡Todavía no estoy preparado, pero sé que puedo! — sigue el castaño sin rendirse en convencer a su padre de lo poco creíble. Sus ojos oscuros como el cacao, un café oscuro pero brillante se llenan de determinación. Con un chispeante azul eléctrico apenas visible si estas demasiado cerca del chico.

—Eres un fracaso Hijo. No eres como tu hermana... — ésas palabras son algo que hacen retorcer el corazón del más bajo cómo un terrible temblor. La mirada que le dedica su padre es una de lástima.

Dipper Pines no quiere la lástima de él y mucho menos que se le compare con su hermana quien no tiene la culpa de lo que sucede. Es una de las cosas que más detesta el chico, ser comparado por su hermana.

—... Tienes razón... No soy como ella. No soy atractivo, ni muy social. Ni fuerte y atlético ni experto en el combate o como utilizar armas. ¡No soy bueno en nada de eso! P-Pero esperaba que tú...Mi padre me comprendiera y mi ayudará... Me animará... Creía   que me seguirías dando tu apoyo. — Habló Mason con su mirada decaída. Sus ojos no sólo perdieron ése brillo y se opacaron, asimismo se cristalizaron.

La sensación en su pecho de estar apunto de desmoronarse enfrente de su padre no le sienta para nada bien. Pero aún así, resiste ante aquel acto de dejar salir ése derrumbamiento. Esperando incluso, que por lo menos su padre entendiera la situación y ya no le dijera cosas que la hacen sentir mal.

—Hijo yo... Lo siento pero hay que ser realistas. No eres lo que yo me esperaba. — fue lo único que soltó su padre con la mirada gélida llena de decepción.

Y aunque Dipper tenga la mirada clavada en el suelo, podía percibir que así le mira su progenitor.

—Entonces quizás no debí haber nacido. — su garganta apesar de sentirla repentinamente rasposa. Como ahogándose en sí mismo logra contestarle a su padre con cierto rencor en esas palabras.

Sale corriendo de la habitación ganándose una mirada de sorpresa de parte del mayor.

—¡Mason! — grita un poco arrepentido por no haberse controlado en sus palabras. Por ser orgulloso y haber esperado algo mucho más de su hijo varón y al no tener los resultados requeridos o esperados, ser tan cruel para destrozarlo de ésa manera.

Sólo fueron algunos segundos para que se calmará y reflexionara las cosas. Hasta que en su soledad lo acompaña su otro miembro de la familia.

—¡Papá! ¿Qué ocurre?, ¿Por qué Dipper parecía molesto? —pregunta la castaña preocupada mientras se acercaba a su progenitor.

El padre se detuvo a pensarlo un poco para dar un largo suspiro de cansancio y contestar lo más tranquilo posible.

—Nada hija. Mejor ve a dormir ya. Mañana será un día muy arduro. — mencionó regalandolo una sonrisa despreocupada y de ánimo para que ella olvidará lo de hace rato y se centrará en otra casa.

La castaña sonrió contenta al recordar lo que vendría mañana.

—Oh, es cierto. Entrenaremos por fin con un dragón de verdad para ver si somos dignos de asisnarlo.  ¡Estoy emocionado!, espero mi hermano lo consiga. — comentó con verdadero entusiasmo e ilusión. Ganando una mueca de desconforme por parte del mayor.

—Lo dudo mucho. De hecho, pienso no dejarlo en participar. — dijo con seriedad.

—Pero papá, el siempre ha entrenado muy duro para combatir a uno.

—Pero no alcanzo su  potencial. No es fuerte. Ya hablaré con él.

—Está bien. — dijo desanimada pues sabe que no haría cambiar de opinión a su padre. Ella quiere que su hermano consiga derrotar a un dragón pero también sabe que eso podía tardar un poco mas. Aún así, ella seguirá apoyándolo en todo.

La castaña va a su cuarto para descansar. Mañana será un arduro día. Aunque algo que también le emociona es que dentro de poco se acerca su cumpleaños y el de su gemelo.

Mientras ella fantasea y se queda dormida, Dipper yace en su cuarto con las lágrimas surcando sus mejillas sin compasión alguna.

El deseo de ser alguien más y no él, ése sentimiento de rencor hacia sí mismo y la tristesa inunda su pecho. Esconde su cabeza entre sus rodillas. Tratando de ahogar algunos zollosos casi inaudibles. Espera que ni su hermana ni su padre entren a la habitación pues odiaria que lo vean tan vulnerable.

Entre tantos pensamientos para conseguir alguna salida de aquel hoyo en el que cayó donde sólo hay odio, tristesa y el sentimiento de ser humillado. Entre todo eso, una idea ciertamente descabellada surge de su incomprendida cabeza.

La forma de que al fin, consiga respeto o por lo menos, que su padre se sienta orgulloso de él.

Y aunque sí lo parece dudar, también el éxtasis le rodea en todo su cuerpo para poder incitarlo a llegar a la conclusión de realizar o llevar a cabo ésa idea tan descabellada que se le pudo a ver ocurrido alguna vez es lo correcto.

¿Será acaso una buena idea?

¿Será acaso la solución a sus problemas?

¿Al fin demostraría que podía ser muy hombre y hacer sentir orgulloso a su familia, sobre todo a su padre?

La gran ilusión y fantasía ciega sus ojos para decidir que lo hará sin importar que o... Morirá en el intento.

Desde su ventana mira el cielo oscuro y estrellado, asegurando que son casi las ocho de la noche.

Recuerda vagamente que dentro de algunos días su cumpleaños y el de su gemela se acerca. Aunque él no sea precisamente entusiasta, no evita pensar que se la pasará bien si es junto a su querida hermana. Una de las muy pocas personas en las que puede confiar.

Se muerde el labio inferior ligeramente. Con un mirada determinante se pone en movimiento.

Toma un costal para llevar los materiales que piensa le ha de ser necesario. Uno muy grande y resintente.

Trata de no hacer mucho ruido, procede aguardar ciertos materiales importantes en el costal. Lo más importante que considera es el libro de su tío Ford de Cómo matar a tu Dragón. Y el segundo aquel que resivió como regalo. Y un lápiz de madera por si surgían anotaciones importantes. Lleva algunas herramientas y objetos para poder crearlas por si se le llega la ocasión de necesitar construirlas. Aparte algo de ropa puesto supone que lo que hará no sería cosa de un solo día.

Piensa que, sin importar incluso si le lleva semanas puesto debe ser quizás no rápido pero si preciso y correcto, no volverá aquello que llama hogar hasta tener su objetivo completo.

En otro costal carga la suficiente comida para al menos tres días. No niega que llevar ambos costales pesa incluso más que su propio peso pero parece soportarlo.

Y sin más tiempo que perder, sin hacer mucho ruido sale de su casa y con éxito pues logra no llamar la atención.

[...]

Haber tomado un barco sin que algún encargado lo viera y aparte solamente él remaba con toda su fuerza fue ciertamente difícil.

El cansacio no parece ser algún problema para él pues la adrenalina lo despierta y estar alerta por si aparece algún otro dragón fuera de sus planes.

Quizás fueron cuatro o seis horas en que estuvo remando sin descanso alguno. Su mente le dice que un descanso no le era conveniente, su propio cuerpo tampoco se lo permite de cierta forma.

Por un momento, Dipper llega a pensar en dejar todo eso y regresar cuanto antes, pero el deseo de que su padre se sienta orgulloso o por lo menos intentarlo aunque eso le lleve a una segura muerte si falla, es mucho más grande. Según sus propios pensamientos, jamás se arrepentira de haber seguido adelante.

Es extraño.

También llega a sentir la necesidad de seguir. Como si el mismo destino se pusiera frente suyo para decirle que siguiera adelante sin importa que. Por que algo muy grande, especial e importante en su vida se aproxima.

Como si pronto encontrará la resolución de sus problemas.












Fin de la segunda parte.

Fecha de públicacion:
1 de octubre del 2017.

Parte:

2

Hola :v después de tanto tiempo Jaquii ha llegado. El amor es poderoso!

DACOB ES REAL:D♥♥♥

Los veré en el próximo capítulo;v

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