«Hogar»
Capítulo censurado
El alba se oculta por completo, para dar a conocer otro amanecer más en esas tierras.
Últimamente, o al menos en lo que le consta al mismo dragón, se ha pasado más tiempo en el castillo junto a Dipper, que rondando otros paisajes lejos del castillo. Tal vez y sin darse cuenta, ya tiene todo lo que necesita ahí mismo.
El Pines en aquella mañana decide darse un baño, aprovechando que el Cipher se ha marchado para cazar su desayuno.
Va a aquella laguna tan refrescante y estupenda. Con su ropa en la orilla sin que el agua obviamente la toque, así como sus zapatos y alguna tela con qué cubrirse y secarse.
Una vez se desliza toda su ropa para quedar en completa desnudez, tal y como Dios lo tragó al mundo, se acerca al agua con lentitud hasta irse un poco más a fondo. Hasta que el agua le alcanza por encima de sus glúteos, se agacha y empieza a remojarse por completo. Disfrutando de la sensación de un refrescante y vivaz baño por la mañana. Con tranquilidad de que Bill aún no ha de llegar. Sin embargo, se equivoca.
Tan centrado y relajado está en como el agua recorre todo su cuerpo, deslizándose agraciada mente. Sin darse cuenta, de unos ojos vivaces que lo observan con una extraña sensación.
Que curioso es.
Bill terminó su caza mucho antes de lo planeado, al llegar al castillo decidió ir a darse un baño antes de entra e ir a buscar a su Osa mayor. Y como ya es costumbre del dragón al bañarse en esa zona, se transformó en su parte humana que obviamente está desnuda. Se encaminó rápidamente al lago hasta quedarse paralizado por ver al castaño, desnudo, dándose un baño.
Quiero entrar con él
Es lo que piensa, con una extraña sensación por su pecho y parte baja. Algo caliente, como una comezón que busca ser saciada. No evita soltar un bajo gruñido.
Probablemente es su instinto animal, que lo desea como nunca antes imaginó.
Quiero entrar en él
Aturdido entre sus pensamientos, su mirada no puede despejarse de aquel pequeño cuerpo lechoso sumergido en el agua. Tan sereno y natural. Tan...
Dipper.
Quiero ser uno sólo con él
Algo ruge dentro de Bill, una necesidad de querer estar con Dipper rozando sus cuerpos completamente desnudos. Y ver a dónde iban a llegar al final. Hasta el desenlace de esas ardientes pero sinceras emociones.
Fundirme con él hasta hacer erupción.
Con sigilo se acerca al humano, quien no se da cuenta de que hay un espectador a sus alrededores.
Mientras tanto, Dipper piensa en lo cómodo que es estar junto a Bill. Que jamás se sintió tan valorado y que podía al fin encajar. Ya no estará tan solo...
Quizás ya no vuelva a sentirse tan abandonado en esa realidad en la que ha nacido.
De repente, entre su ensoñación, siente un duro y más grande cuerpo detrás suyo que le da un escalofrío por el susto. Sorpresivo, pero suelta un suspiro de alivio al ver que sólo se trata de un Bill sediento y desnudo. Y no alguna otra criatura peligrosa de la cuál preocuparse.
¿Desnudo?
Voltea a ver y apenas logra ver parte de su intimidez en el agua. Un sonrojo fuerte se apodera de su rostro al igual que unos nervios incontrolables, y su corazón vuelve acelerarse. Sin saber cómo actuar o que decir. Sin saber lo que debe pensar o como tomarse la indecorosa y poco usual situación.
No es como si pudiera correrlo. Ésta en su territorio. E irse sería muy descortés. Pero andar en la misma laguna tan cerca lo vuelve loco. O al menos sus emociones explotarán en su pequeño cuerpo. Y es que no puede negarse o pensar que lo que le está pasando no es algo que deba ignorar.
Recuerda vagamente que hace algunos meses antes de venir ahí, sentía algo un poco parecido hacía una persona en particular. Una chica mayor que él de cabellos rojizos y brillantes como los rayos del sol. Mirada esmeralda y personalidad fría ante el peligro, pero muy agradable. Wendy, quizás su primer amor platónico, aunque debe distinguir que ella es totalmente diferente a muchas de las chicas que ha conocido y una de las pocas verdaderamente interesada en la lucha (luego le sigue su melliza), sin mencionar que no es muy (para nada) femenina. Pero sin duda, Bill está a otro nivel, a revasandola. Y lo consiguió en tan poco tiempo pues, según él, poco más de dos meses es poco tiempo para querer ir más de un límite con el Cipher.
Tiembla. No de temor o realmente preocupación, más bien ansioso de lo que pueda pasar. Sin dejar de lado sus evidentes nervios que le hacen ver a vista de la mirada miel, adorable.
Ambos mentirían si confesaran que, lo que sienten ahora es sencillamente una confusión ilarante.
—P-Pensé q-q-que tardarías en lle-llegar...— musita sin saber que más decir. Estar de esa forma con el rubio le parece extraño.— ¿Bill?— interroga al no obtener respuesta después de un breve silencio. Siempre con la mirada en el opuesto.
Siente unos brazos rodear su cuerpo, por lo que él Cipher tuvo que agacharse, y aún así sigue siendo más alto que él. Confundido del comportamiento poco inusual en él, pues siente caricias en su espalda y como olfatea su cuello y cabellos mojados, decide preguntar:
—¿Estas bien... Bill?
Por todo lo existente, que la voz tan suave y angelical del castaño decir su nombre de manera entre nerviosa y preocupante no hace más que querer estar a su lado en algún sitio especial y jamás soltarlo.
No quiere, de verdad que Bill no quiere espantarlo por lo que está apunto de cometer siendo tal vez toda una locura. Pero Hey, en su especie es normal cortejar a la hembra de esa manera. Y aunque sabe que Dipper no es de ése género selectivo de la sociedad, quiere hacerle sentir bastante bien. Que él también disfrute. Que lo que siente el otro también pueda entenderlo a la perfección.
Y no puede, al menos no está vez, no podrá aguantar un ritual especial para poder fundirse con el humano de una manera más espiritual donde sus almas estén selladas la una con la otra. Le hubiese gustado un poco más de esa manera ya que, estaría en su forma de Dragón. Pero piensa quizás que siendo humano ha de hacer que el Pines entré en más relajación, confianza.
Su miradas cruzaron como el rayo y el trueno.
El más alto lo toma de la cintura y con cuidado hace que se ponga de pie junto a él.
—Solo te diré Dipper... Que quiero aparearme contigo ahora mismo. Ya no aguanto. — suelta intentando no ser tan brusco, y aunque suena terriblemente necesitado de fornicar, no le importa. Por qué después hará todo lo posible para hacer feliz a su castaño, a su lindo y curioso humano de mirada especial. Que sepa que nunca lo dejará sólo y estará a su cuidado. Que lo que él quiere formar, el vínculo, va enserio.
Toma sus-¿Por qué coño no la había notado antes?¿O quizás no lo tomó mucha relevancia?- regordetas, suaves y apetecibles mejillas como el fruto que tentó al ser humano en los comienzos, estás han tomado un color bastante natural y del que ya se ha acostumbrado. Y como menciono, del color de una jugosa manzana. Y observa esos labios de un color durazno que están curvados en una mueca de extrañes.
—Te necesito, te deseo, te—,continúa diciendo, al poco rato siendo interrumpido. Sus gruesas manos haciendo contacto con su piel, deslizándose desde sus hombros hasta su espalda, llegando casi a su cintura. Queriendo delinear cada parte de ése cuerpo al que al dueño, quiere llegar a enamorar por lo menos. Por qué Bill ya está comenzandolo a amar.
Eléctrico, como la tormenta o el leve azul en sus grandes ojos dilatados. Una corriente, o eso podría describir que siente, que recorre esa zona que está siendo acariciada. Nuevo, tormentoso, fascinante.
¿Pero que esa ésa pequeña y casi inexistente voz que le dice que puede que llegar a rebasar el límite está mal? ¿Qué puede llegar a arrepentirse? ¿Su parte razonable tal vez?
Y es sólo aquel órgano que según es con el que los humanos pueden sentir toda clases de emociones y sentimientos, su corazón el que quiere seguir ése camino donde puede tener al fin alguien que lo amé, y que él pueda hacerlo también.
—Bill no, detente...— dice queriendo en el fondo pararlo. Según con la idea de que van muy rápido.
Y como si el Dios de la lluvia quisiera joderlo o hacer la escena más "dramática" o "romántica" tal vez, comienza a caer algunas heladas gotas que con el tiempo, terminan siendo seguidas por sus demás compañeras. Y aún la brisa no es una helada a muerte, la lluvia tampoco es un obstáculo en sí. Sólo algo que le sorprende, ya que a Bill parece darle igual.
—Te quiero.— fue lo que dice para así apretar sus labios con los del castaño. Quien apenas puede reaccionar.
¿Acaso Bill quiere destruirlo? Por qué lo está consiguiendo. Está acabando con él. Ése sentimiento florece en todo su cuerpo sintiéndose especial, querido.
Y aunque el beso es sin duda, inocente y torpe ya que para ambos seres es su primer acto de amor, un beso, tiene ése algo que lo hace especial, más dulce.
Y esos labios no se detienen pues buscan recorrer más de aquella piel tan espectacular que sólo se deja hacer después de debatirlo en su mente.
—No quise llegar a ésto tan rápido. — comienza a decir llamando la atención del menor que intenta calmar su ansiedad.—No quiero que pienses que sólo es una etapa de celo y que será pasajero. No. De verdad, busco más que sólo tu cuerpo. Quiero ganarme ése puro y amable corazón tuyo. Ésa tierna mirada. Esa bella voz. Esa mente curiosa e inteligente. Esos hermosos ojos que son como caídos de las estrellas. Quiero todo de tí, Osa Mayor. Dipper. ¿Puedes comprenderme? ¿O de verdad crees necesitar más tiempo para asimilarlo?
Oh maldición. Piensa Dipper, que ha quedado cautivado por esas palabras tan bonitas que le ha dicho Cipher. Él se supone que ya tenía una plan de vida, antes de conocer a Bill claramente. Seguir estudiando si ya no lograba el cometido de ser un guerrero como su padre quería. Trabajar quizás de médico de la aldea. De hecho, eso suena muy bien para alguien como él. Después conseguir a alguien a quien despojar, comprometerse, tener familia, envejecer juntos y así hasta la muerte. Pero todo eso se hecho a la borda al conocer al dragón dorado.
¿Qué está pasando aquí doctor García? Le hubiese preguntado al médico de su aldea. Él de seguro le comprendería.
Pero ahora, comparte con el rubio la misma sensación de no querer parar. Su cuerpo comienza a tentarse extrañamente. Y las caricias que le proporciona el Cipher por sus anchas caderas y en su espalda no ayudan de mucho más que en regocijarse por tan agradable sensación.
Pero puede continuar. Más que una pregunta en su cabeza suena a una afirmación. ¿A que debe temerle? Los dragones pueden ser más fieles a sus parejas no como la especie humana. Además ya no... Quiere ser egoísta y quedarse con él para siempre.
¿Pareja? Ni siquiera han aclarado ése punto. Se supone que son solo unos seres que empezaron como desconocidos y ahora, están tan cerca de hacer el amor.
Hacer el amor. Suena realmente bien cuando lo piensa así. Quizás para los dragones se dice diferente. Quiere mantenerse unido a ése dragón tan ardiente como el sol en verano. Estar en sus brazos y cada mañana despertar junto a él.
Así como su madre y su padre, antes del accidente. Ellos eran tan felices y agradecidos en tener una familia, un hogar cálido.
Entonces, ¿Puede encontrar un hogar a lado del dragón?
—Lo único que quiero ahora, es entregarme a un ser hermoso como tú que dice quererme.— especula Dipper con una adoración en sus ojos que Bill puede percibir y al fin una gran felicidad por qué esté correspondiendo a lo que quiere, se cumpla.
Los nervios en el menor siguen abundando, y más al sentir choca en su vientre, la hombría de Bill que está más que dura.
¿Cómo no ponerse nervioso nivel Dipper Pines con eso chocando con su vientre y poco más arriba?¿¡Dónde mierda están esos pantalones!? Oh cierto, por algo están desnudos en la laguna. Al menos ya no tendrán que preocuparse por la ropa más adelante.
—Bueno, querer es muy poco. Lo que siento por tí es algo más grande que todo el universo. Pero sé que ustedes le dicen así, desear, querer, amar...— comienza a mencionar mientras sus labios recorren desde su cuello hasta esos pequeños frutos que comienzan a ponerse duros. ¡También son rosados! Así como algunos de sus rubores, su nariz o sus labios. Sí, tan deseables como sus labios.
—Eres tan sorprende. Mira que está zona de aquí es muy sensible, apetecible y es del dulce y bello color de tu nariz y tus mejillas cuando se ponen rosas. — comenta juguetón pero lujurioso.
La lengua de Bill, no sabe si por ser ya de por sí un dragón en su forma humana, es casi tan larga como la de una serpiente. Tan viscosa que quiere que recorra mucho más en todo su cuerpo.
—¿P-Por q-qué...?— pregunta quedando lo demás en el aire. Las gotas de lluvia no ayudan a que ése calor en sus cuerpos baje.
—Quiero... Que te haga sentir bien. Que lo goces. Tanto así como para siempre necesitar de mí para complacerte. Para que no me dejes nunca.
—Bill... Yo no te dejare.
—Y creo que en está parte es donde las madres le dan alimento a sus crías. Oh~ ¡Podemos tener retoños!— exclama con adoración jalando más esos frutos que amenazan con hincharse más. Incluso parecen que están tan gustosos por la atención del mayor que les da con esmero.
—En las mujeres se usan para que al tener hijos los alimenten con la leche materna. Pe-Pero yo no podría por qué s-soy hombre.
—Lo eres Osa mayor, pero no olvides que tienes de amante a un dragón poderoso como yo. Todo es posible.
—¿Q-Qué me tr-tratas de decir?
—Nada, nada. Sólo creó que no te debes de sorprender por si llegamos a tener retoños. Ojalá sean tan adorables como tú.
—¡No digas eso! Por el momento solo quiero vivir feliz contigo, sólo nosotros dos, ¿Si? Además soy muy joven. Sólo quiero que estemos bien los dos juntos...— le dice intentado sonar serio.
—Si tú lo dices...— Bill lo alza, tomando sus voluminosos glúteos para llevárselo a la orilla, donde la tierra aún no se forma lodo por las gotas de lluvia. Las finas y delgadas piernas del castaño le rodean su cintura para mantener más firme el agarré.
Lo lleva a un árbol cercano, con un roble admirable y que por la cantidad de las hojas, disminuye bastante las gotas de lluvia.
Varios suspiros salen de ambos, Bill atina a cargar al menor entre sus brazos para llevarlo a descansar en un lugar mejor. Piensa que ya debe de empezar a hacer un nido para él y su Osa Mayor.
Agotado, cansado y sin muchas energías más que para respirar, decide cerrar sus ojos para caer profundamente dormido. Cipher sólo se lo queda observando, le da un afectuoso beso en sus labios. Más cariñoso e inocente. Y ahora en lo que único que piensan, en que al fin ya tiene una familia que proteger. Un hogar que no merece ser destruido.
Tal ves necesiten otro baño.
[...]
Quizás fueron cinco o seis horas, pero al despertar puede fijarse que se haya nuevamente en aquella espaciosa y cómoda cama. Por un momento, creé que todo lo que le sucedió es un sueño-un genial sueño si me dejan agregar- ya que las escenas tan íntimas que vivió con el dragón pasan una y otra vez en su cabeza, invadiendo lo de un sentimiento reconfortante y un sonrojo en sus mejillas.
Pero al intentar ponerse de pie para ir al baño, siente el punzante dolor en sus caderas y por su trasero. Además que sus piernas todavía exigen descansar un poco más.
¿Se arrepiente? Claro que no. Quizás aún esté un poco confundido pero, al fin se siente amado. Al fin creé que ha encontrado aquella persona- o dragón en esté caso, su ser- que le ha entregado su amor. ¿Por qué está tan feliz? No puede evitar curvar una sonrisa contento, marcando sus hoyuelos y un sonrojo en sus mejillas al imaginar cómo su nueva vida va a comenzar a lado de Bill.
Un sentimiento de calidez que le inunda el pecho y, quiere seguir experimentando.
Y antes de preguntarse donde puede estar su dragón, la habitación es abierta por el rubio quien al parecer le trae en lo que parece una cacerola, algunos deliciosos frutos y en otra, carne fresca que merece ser cocida adecuadamente.
Dipper le sonríe mientras le abraza, diciendo que después de limpiar el maravilloso desastre escurriendo desde su entrada hasta sus piernas-un poco seco- se acostaran juntos comiendo de los frutos y después tomará el honor de cocer la carne del animal que puede jurar, es de algún rebaño de alguna aldea.
Y sinceramente, ya le da igual. Lo único de lo que debe preocuparse es que Bill venga todos los días sano y a salvo, sin que esos humanos le hagan algún daño. Pero tal vez, podría demostrarle a su pueblo que los dragones no son los villanos aquí, pero eso es algo que ya verá luego. Ahora solo quiere pasar más tiempo con su dragón.
Sólo quiere seguir disfrutando del hogar que le está brindado Bill a su lado.
Fin del séptimo capítulo.
Fecha de publicación:
Jueves 11 enero, 2018.
Parte: 07
:3
Espero haya sido de su agrado,
Todavía no viene lo mejor :)
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