«Escombros»

El día ha llegado.

Una vez cada año, mandan a un grupo de doce personas, tanto hombres como mujeres lo suficientemente capacitados para ir al "hogar" del dragón de escamas doradas y acabar con su vida.

Después de más dos meses desde la desaparición de Mason Pines o simplemente Dipper, de buscar en las aldeas vecinas e intentar buscar rastros en el mar lo más que se puede y llegar a la conclusión que sí está en el castillo del dragón o estuvo ya que creen que está muerto, ha llegado el momento para asesinar al dragón Dorado. Ya que siempre creen que tendrá victoria y no perdidas. Que han mejorado desde el último año.

Y esta vez Mabel irá, al ya tener la mayoría de edad-siendo una de las personas más jóvenes en ir- no sólo para demostrar lo preparada que está, también para vengar a su hermano supuestamente muerto.

—¿Estás lista? — pregunta su padre. No niega estar preocupado, pero también orgulloso. Además que ahora le tiene más rencor a los dragones por que creé que le han quitado a las personas que más ha querido en esté mundo, su esposa y su hijo, ya que como ya dije, creé que él está muerto.

Ahora sólo le queda su hija y tampoco quiere perderla. Él estará ahí también junto a algunos otros jóvenes adultos que suelen poseer más de 20 años.

—¿A qué hora partimos?— pregunta ella decidida.

—Dentro de una hora. Calculando el tiempo que nos llevará de aquí a la isla y si con suerte no tenemos algún contra tiempo, tardaremos unas seis horas. Mientras embarcamos y descansamos por el viaje y lo que nos espera, pongamos que otras seis horas. Y al estar listos mientras nos escondemos hasta llegar a entrar al castillo, unas dos o tres horas. En resumen, mañana a las ocho de la mañana ya estaremos luchando contra el dragón. — concluye su padre con serenidad.

—Perfecto.

—Solo quiero que escuches, que yo sé que tú hermano estaría muy orgulloso de tí. Y sé que fui muy duro con él, pero no perdonaré jamás su muerte.— dice con una mirada nostálgica recordando el error que cometió hace semanas al haber tratado tan duro a su hijo.

Aunque lo que no saben, es que gracias a eso es que ahora, Dipper está en su verdadero hogar.

—Lo sé papá. Lo sé... — dice para abrazar a su padre compartiendo el mismo sentimiento de nostalgia e ira.

[...]

Sus pequeños y tibios dedos recorren cada facción del contrario. Admirando su rostro calmado, serio y si él quiere, juguetón.

—Osa mayor...— pronuncia el Cipher con suavidad, ése apodo suena como algo delicioso salir de sus labios.

—Dime.— dice divertido y con una sonrisa agradable. Risueña. Esas que tanto fascinan al rubio.

Ambos se hayan en su habitación descansado de el recorrido que hicieron ayer y la caza para poder comer. En esos momentos ya nos le importa ser alguien en la vida. Lo único que desean es estar ahí para el otro. Pasar el mayor tiempo posible junto a su alma gemela.

—Eres mío. ¿Cierto? Eres mi todo.— dice persistente el rubio mientras recarga su mentón en los esponjosos cabellos castaños, embriagandose con su fragancia. Mientras sus brazos rodean la cintura del menor.

—Bill, yo soy todo tuyo así como tú eres todo mío. Somos una familia. ¿Entiendes? Jamás me separaré de tí.

—Una familia...— repite pensativo para luego formar una sonrisa satisfactoria.— Me gusta como suena eso.— dice para abrazarlo con un poco más de fuerza.

El amor que siente por Dipper es algo incomparable, él es el primer ser que le da un verdadero hogar cálido. Su razón para regresar seguir con su existencia y el motivo por el cuál su vida se ha a completado.

Admira en un agradable silencio como el Pines está recostado en su pecho, su respiración calmada y sus pómulos destellantes. Sus mejillas adornadas de un rubor adorable.

—Solo nos faltan nuestras crias y estaremos completos. ¡Seremos una gran familia!— articula mientras apega su nariz al cuello del castaño y la mueve de un lado a otro. Generando así un cosquilleo en esa parte. Llevando sus manos debajo de la prenda para poder rozar su piel con las llemas de sus dedos. Acariciando su cintura.

—Hehe, Bill, me haces cosquillas.— dice sin poder omitir algunas risas angelicales que para el Cipher son melodías agradables.

—¿Cómo llamarías a nuestros retoños?— pregunta después de dejar de hacerla cosquillas al contrario y poniéndole atención. Apreciando como Osa mayor se sonroja por la mención de eso que todavía considera inexistente.

—Mm... Igual que su padre. Billy. Y si es mujer... Morgan.— contesta después de haberlo pensando un poco.

Por un momento un pensamiento cruza en su mente. ¿Y si su padre se enterará sobre la relación que mantiene con un dragón? Y si de verdad tuviera hijos, ¿Cómo se lo tomarán? Conociendo a su melliza probablemente saltará de alegría, por la noticia de ser tía. Pero su padre... Es otra cosa muy diferente. E incluso aunque la posibilidad de que su padre no lo acepte, le daría lo mismo. Por qué él ya tiene a Bill, y no abandonaría a su hogar. Su verdadero hogar.

—Me gusta Morgan.  Y Billy no es mi nombre. —añade el oji miel al menor.

—Es para no confundirlos. Además suena tierno. ¿No lo crees? Aunque es muy pronto para pensar en eso.

—Nunca es pronto para nada~— menciona como un ronroneo suave y con cariño.

—¿Desde cuándo ya no eres tan serio?— interroga Dipper arqueando una ceja curioso.

—Desde que me enamoré de un adorable saco de carne humana con olor a pinos.— contesta divertido y encogido de hombros. Su posición actual ha regresado a su mentón encima de la cabeza del Pines. Dipper vuelve a sentir esa opresión en su pecho y la felicidad en su cuerpo al escuchar lo dicho por el mayor.— ¿Y tú? ¿Desde cuándo eres tan tierno?

—¿Huelo a pinos?— cuestiona confundido y un poco sorprendido. Ignorando la pregunta del Cipher.

—Si. Ya que lo noto, estás un poco más hinchado de tu cintura. ¿Sabes que puede significar?— dice mientras aprieta su cintura con adoración y diversión causando unos leves quejidos en el menor.

—¿Qué soy un cerdo? — dice como si nada, despreocupado. Pensando qué tal vez ha comido de más en los últimos días.

—Arruinas los momentos románticos Dipper.— añade con una sonrisa divertida.

—Yo creo que es por qué de verdad comí mucho puerco.— dice mientras observa las supuestas lonjas que según sobre salen de su cintura. Le da un poco de vergüenza hacer eso en presencia de otro. Aunque el Cipher piensa que está exagerando.

—No me importa que tan rellenito estés, te amaré y serás tan adorable.— dice Bill mientras lo abrazaba un poco más fuerte. Imaginándose brevemente la imagen mental de su Dipper rellenito.

Aspira más el aroma del castaño, que le es tan dulce que puede enloquecer. Tan familiar y cálido.

—¿Me estás diciendo gordo?— suelta ofendido, haciendo un tierno puchero en sus labios. Bill no evita sonreír divertido.

—Te quiero Dipper. Ma haces tan feliz... Nunca pensé en encontrar el amor en alguien como tú.— dice para unir sus labios en los del menor. Algo inocente y cariñoso.

Otra vez ése sentimiento de seguridad, protección y felicidad recorrer sus cuerpos.

—Menos yo. Eres técnicamente de otra especie, y aunque sea raro y nuevo, no cambiará mis sentimientos hacía tí. Te quiero mucho Bill.— dice con aprecio una vez finalizando aquel puro beso entre ambos.

Su amor puede no tener límites...

—¡Eres tan pachoncito y calientito Dipper!— dice juntando su mejilla con la del otro sin deshacer en ningún momento el abrazo tan afectuoso.

—He estado pensado que... No sé qué haría si te perdiera. Estoy preocupado Bill. No quiero que ellos te m-maten. Y-Yo...— dice realmente preocupado, temiendo en que en alguna ocasión, alguien consigue hacerle daño así como él estuvo tan cerca de hacerlo hace varios días.

—No me pasará nada Dipper. Yo también tengo miedo de que algo te pase, pero juro que te protegeré. Nuca te abandonaré. Siempre estaré ahí para tí.— dice con seriedad y optimismo. Haciendo aquello una de sus metas, proteger a su todo.

—Sabes... También he pensando en que mi gente dejé de odiar a tu especie. Pero también necesitaré tu ayuda para que hables con los tuyos. ¿Entiendes?— comenta son seguridad. Haciendo planes para poder hacer que su gente entienda que los dragones pueden dejar de ser el enemigo, para así ser un aliado, o hasta un amigo para el ser humano.

Aunque lo único que sigue siendo su prioridad es Bill. Y también en tal vez regresar con su familia, puede que las cosas entre él y su padre hayan terminado bastante mal, pero sus tíos y su melliza es otra cosa. Los extraña. Ellos siempre lo apoyaron a pesar de todo, tuvieron esperanzas en él. Pero aparte, ahora solo necesita brindarle al solitario dragón lo que le ha faltado desde hace años. Un hogar.

—Claro, tú sólo dime cuándo.— dice el Cipher sonriendo con naturalidad y confiado.

—Bien, por el momento solo quiero pasar más tiempo contigo. Nunca me he sentido en tanta paz.

—Yo tampoco. Eres alguien tan especial para mí.— le llena de más besos en su rostro.

—Tengo otra duda. — dice para resivir un  asentimiento de Bill para que continuase.— Bueno, de los tantos rumores o mitos que decía mi gente y no sé si lo inventaron es un poco cierto, por eso te lo pregunto yo.

—Continua.— dice mientras detiene sus besos para escuchar con atención lo que diría. Observando con atención no sólo los labios del menor moverse para emitir palabras de su suave voz, también para detallar cada uno de los gestos del castaño. Desde como movía sus cejas, arruga su nariz y el destello en esos ojos que parecen estrellas en ése inmenso cielo. Estrellas que forman constelaciones, así como aquella que tiene grabada en su frente.

—¿Es cierto que si matas a un dragón te cae un hechizo o alguna maldición?— dice con interés recordando uno de los tantos mitos que ha escuchado en las aldeas.

—Depende del dragón y la razón por la que se mató. Digo, el humano que asesina a un dragón resivira algo, depende si mató al dragón por una razón buena o mala. Si se lo merecía o no.

—¿Es como el karma?

—Se podría decir que si. A veces puede tener cosas leves, como estar enfermo por cierto tiempo, no ser afortunado en el amor, o alguna otra cosa no tan grave. Pero a veces, puede ser peor, incluso puede perder a un familiar. Así es la magia del dragón. Y también depende lo poderoso que es el dragón.— explica con naturalidad sin despejar en un momento su vista de su amado. Siente que puede estar así de calmado por siempre.

—No quiero que pase pero, ¿Qué sucedería si alguien te quita la vida? ¿Qué le ocurrira a esa persona? Jamás se lo perdonaría.

—No lo sé Dipper. Cómo dije, desde que nací no conocí a alguien más de mi especie. Y lo poco que escuchaba de otros dragones sobre los míos nunca decían algo sobre que le sucede a un humano si mata a un dragón  dorado. Así que no se qué clase de maldición se le puede dar al humano.— dice para formar una mueca inquietante. Pero sin tomarle tanta importancia al asunto.

—Ya entiendo...

—Pero si llego a morir, puede que reencarne. Mi alma renacerá en alguna otra criatura. Hasta en un ser humano.— dice con poco interés, aunque para ser sincero, tampoco está del todo seguro en eso. Sólo lo comenta para no preocupar mucho a su castaño.

—Pero no recordarías nada de tu vida pasada...— dice con melancolía.

—No se cómo pero, aún así, algo me diría que te amo. Eres mi hogar, mi familia Dipper. Te cuidare. Y a mis retoños por supuesto.— sonreír con cariño hacia su Osa mayor. Si lindo humano de rasgos únicos y especiales.

—Te estás volviendo muy sentimental, ¿No te parece? — cuestiona con algo de burla.

—A mí me parece que tú también quieres.— opina sonriendo provocativamente. Para proseguir a que aquel sonrojo en Dipper aumente.— ¿O no? ¿No te gustaría tener bebés míos?— dice haciendo una cara de inocencia demasiado tierna para Dipper. Causando el efecto de que el rojo en sus mejillas se intensifique tal y como el rubio esperaba.

Por qué el Cipher le gustaría sentirse en verdad en aquella calidez de la que muchos presumen tener. Un familia, con el ser que más ama. Tener algo tan preciado y familiar con su Osa mayor.

—Ca-Cállate Bill. — dice muy avergonzado Dipper. Siente entonces como es volteado con cuidado por el mayor, quedando frente a frente. Las caricias del rubio bajaron desde su espalda hasta sus caderas. El castaño se mantiene sentado en el regazo del mayor, con sus piernas a los costados. Un calor agradable recorre por esa zona donde es acariciada con suavidad.

—Hahaha, eres muy divertido. — dice para después perderse por unos momentos en un vacío. Hasta que reacciona por las palabras del Pines.

—Cla-Claro que me gustaría que fuesen tuyos, tonto. Te quiero.— se acerca para darle un suave beso al rubio que se convierte de inmediato en un beso más fuerte y húmedo. Donde sus lenguas se encuentran en la eterna compañía de la otra. Queriendo recorrer la cavidad del contrario en busca de algo más íntimo.

Que su felicidad al fin ha sido encontrada gracias al otro.

Y que el destino les prepara cosas maravillosas...

[...]

Otro día más se situaba en ése pueblo.

Para unos significa un día donde pueden triunfar.

Para otros donde temen tener más pérdidas de sus conocidos.

Y solo para dos almas que han encontrado un profundo amor duradero significa un día más en sus vidas donde pueden estar con el otro y demostrarse su eterno amor.

Dipper Pines se encuentra ahora solo en el castillo, ya que el Cipher no solo fue de caza, también hablar con los suyos.

Entonces el Pines escucha como la puerta es abierta con lo que se supone debe ser sigilo. Baja con rapidez, pues sabe que Bill nunca ha intentado ser silencioso a la hora de llegar, al contrario, es muy ruidoso  para que se haga saber en el lugar  que ha llegado; se sorprende al ver que es la gente de las aldeas...

Divisando a su padre y a su hermana.

Entonces cae en cuenta, que hoy es el día en que vienen ha matar al dragón. Una vez al año.

Se le ha olvidado por completo, pensando que falta un poco más para eso.

Que equivocado estaba.

Y no sabe si resivirlos abiertamente para hablar con ellos sobre los acontecimientos (omitiendo sobre su relación íntima con Bill) o esperar a que el dragón llegué. Se siente entre ansioso y nervioso.

Al final se acerca a ellos, por lo que todos se sorprendieron pues pensaron que estaba muerto. Pero sus familiares lloraron de alegría al verificar que seguía en vida.

Por lo que ellos solo llegaron a la conclusión de que Dipper ha acabado con la vida del dragón dorado. Su padre pide disculpas, y el corazón tan amable del menor lo perdona, por qué lo sigue queriendo a pesar de todo, sigue queriendo su aceptación y orgullo. Por lo que se queda mudo al saber que todos ellos creen que ha acabado con la vida del dragón que habita ahí.

Y egoístamente, con miedo, se deja llevar por las adulaciones de la gente. Y por las palabras de su familia al decir lo orgullosos que están de él. Por qué creen que ha matado al dragón.

Él quiere decirles la verdad, pero una cosa llevo a la otra, olvidando casi por completo la situación actual. Olvidando que Bill pronto hará su aparición. Sin saber cómo terminarán las cosas.

A una velocidad increíble hacen un banquete con la comida que traen en uno de los comedores de alguna habitación del castillo. Su padre insiste en que cuente sobre su gran asaña al haber "asesinado" al dragón con valentía. Dipper volvió a ver esa mirada en su padre que le transmitía cuanto lo aprecia. Aquella llena de felicidad, arrepentimientos pero orgullo. Como mencioné, se deja llevar con facilidad, pero, ¿Quién lo culpa? Si siempre ha querido ser amado por su familia y no ser una vergüenza. Los ha extrañado tanto. Y ahora que tiene ése momento no lo piensa desperdiciar.

El ser humano es imperfecto por naturaleza. Comete errores. Pero a veces esos errores pueden costarle su felicidad.

Cuando le preguntan sobre cómo consiguió acabar con la vida del dragón, con lujo y detalle, esté dice sobre su estupenda trampa que le tendió. Y que sólo fue cuestión de acercarse para clavarle el arma en su corazón.

Gritos de emoción y alegría se escuchan por el lugar. La manera en que Dipper les cuenta sobre la trampa que le tendió y lo demasiado cerca que estuvo del dragón con vida, es fascinante. Ellos le piden que continúe con su narración. Y es ahí donde el chico se queda pensativo con las palabras en el aire al recordar que él nunca hizo nada más allá de eso... No lo mato. Se acobardó.

Ahí es cuando va a decir la verdad, nervioso y con temor, esperando que lo aceptarán. Se la está pasando tan bien, cómodo y al fin aceptado no solo por su familia (en especial su padre), también por la gente del pueblo que sólo quiere disfrutar un poco más del momento.

Un vacío se instala en sus ojos, al mismo tiempo que una mueca insegura en sus labios. Su hermana se preocupa, su padre le pregunta que le sucede, y después de un corto tiempo adicional, cuando Dipper apunto de decir que el dragón no está muerto y demás cosas, se escucha con fuerza la presencia de alguien entrar al castillo, una criatura para nada pequeña.

Todos corren a la entrada, para ver al que en un principio, creen que está muerto.

Miran desconcertados a Dipper, pero no dura mucho, no piden explicaciones y quizás lo hagan hasta después, pues ahora solo se centran en su enemigo, en la amenaza. Y con sus armas recién tomadas van atacarlo.

Bill no piensa atacarlos al principio, creé que es familia de su castaño que por alguna razón están ahí. Que él había hecho su movimiento y estaba hablando con su gente. Pero al ver como reaccionaron para querer matarlo, entonces no hizo más que defenderse.

Dipper intenta detenerlos, pero ninguno hace caso, y menos su padre o hermana. Quien decepcionados y confundidos, lo apartan del camino.

Él no quiere nada de eso. Ni que la batalla terminen con resultados sangrientos, ni decepcionar a su familia.

Ellos no lo escucharán.

Sólo le queda Bill. Su amado dragón de escamas doradas y mirada penetrante. Pero amorosa.

¿Cómo puede llamarle la atención en un momento así? Donde al menor descuido pueden hacerle daño. Entiende que él también sé está defendiendo. Pero no quiere ni perder a Bill, ni a su familia...

¿Qué debe hacer?...

«Pero debes sacrificar a uno de ellos. ¿No es así?»

«¿A quien te atreves a salvar?»

«"¿Vas a sacrificar a tu familia que te ha criado desde que naciste, que quieren lo mejor para tí... Sólo por un ser que ¿dice amarte? ¿Te lo ha demostrado de alguna otra forma?"»

«"Te ha quitado tu virginidad, y dice hablar de proteger a la familia, entonces...¿No piensas proteger a la tuya?"»

Esos y más pensamiento inundan su mente. Una voz demasiado persuasiva que hace dudar de su amor y de lo que debe hacer. Además que la situación en la que está tampoco le hace pensar con más razonamiento alguna otra cosa.

Entonces como si cuerdas lo manipularan, y su mirada perdida ha sido alejada de todo aquello que se cuestiona, en un bolsillo cargando aquello que puede que termine la guerra, se acerca con astucia quedando en medio de ambos bandos, aunque en uno sólo sea un solo individuo.

Grita para que se detenga, funciona pero no por mucho tiempo.

Su gente lo mira, aturdidos.

Su dragón se detiene a duras penas, para no lastimar a su amado. Lo único que quiere ahora el Cipher es que toda esa gente se largué de su hogar, si ellos no pueden comprender su amor no le importa, lo único que desea es tener de vuelta a su amado entre su cuerpo y no soltarlo jamás. Acurrucarse en su nido y hablar por horas hasta agotarse. Hacerle el amor para que jamás olvide de su amor.

Todos miran aún más confundidos lo que sucede ante sus miradas.

Dipper Pines está frente a frente del dragón y esté no lo ataca, no saben si sorprenderse o gritar en irá y confusión. Y más al ver como el castaño posa una de sus manos en el rostro del dragón quien bajó su cabeza al notar las intenciones de su Osa mayor. Dejándose acariciar por la pequeña, suave y cálida mano de su hermoso humano. Soltando un grave ronroneo  gustoso por el agradable tacto que dura algunos  pocos minutos.

—Todo estará bien... Te lo prometo, solucionaré esto... — dice bajo, pero algunos de los presentes más cercanos lo oyen a la perfección. El dragón parece asentir.

—¿Qué está sucediendo?— pregunta su padre temeroso, pero en alto, ganándole la palabra a Mabel quién estaba apunto de exigirle una respuesta a su hermano, preocupada.

Dipper le hace una seña con su mano libre para que aguarde un poco más de tiempo.

La gente sigue desconcertada, y sólo atinan a guardar silencio. Pero algunos hacen sus movimientos en silencio para querer dañar al dragón mientras el chico lo distrae.

—Protegeré a mi familia... No dejaré que ésto empeore... — le dice, entonces Bill se tranquiliza por las palabras de su Dipper, aún estando alerta de cualquier cosa que hagan los otros. No desconfía de su amado, pero si de ellos. Aún así sigue centrándose más en esos ojos que le han hipnotizados. Llenos de curiosidad... Pero...¿Vacío? Apenas puede ver rastro del un ligero azul en el intenso café que cubre su iris.— Está es la única opción... Lo lamento.— se disculpa, y no comprende lo que quiere decir.

Por un vago momento, parece no ser Dipper quién está frente suyo.

No digas eso, si lo lamentarás entonces no lo hicieras. Se dice así mismo con resentimiento.

¿Por qué?¿Por qué Dipper le ha atacado? Clavando el arma que al parecer guardaba en su bolsillo en uno de sus ojos con mucha fuerza y precisión. ¿Por qué le ha hecho eso? Eso duele mucho.  ¿Qué no iba a proteger a su familia? O es que... ¿Acaso no se refería a él ni a sus futuros retoños de su inmenso amor?

¿¡Por qué le hace ésto!?

¡Duele!

Distraído por el dolor en su ojo, mientras los otros ven lo que sucede aún en silencio y sorprendidos. Queriendo ayudar pero el hermano del rey los detiene, diciendo en murmuró que su hijo se encargará de eso. Sin entender mucho lo que sucede, sólo observan el escenario de cómo Dipper al tener al dragón distraído, vuelve a moverse para su próximo ataque. Aliviados de que el Pines al fin decida proteger a su familia como el hombre que debe ser.

¿Por qué siempre creen que ésa es la manera correcta? No sé dan cuenta que están destruyendo un hogar.

Fuego se presenta al rededor de ellos, provocado por el mismo dragón pero sin hacer mucho daño a uno de los presentes. Pero se alejan más de ellos dos que han sido rodeados por las llamas del infierno. Mientras que unos salen para buscar agua y calmar el fuego, otros pocos se quedan viendo lo que pasa. El fuego y humo les hace difícil observar mejor lo que sucede. Apenas algunas sombras se hacen presentes.

Entonces Dipper se trepa al cuerpo del dragón y le clava una espada que creé alguien le tiro por el otro lado para acabar con todo eso, y sin más le clava profundamente donde está el corazón de Bill...

Para así, acabar con su vida.

Ha muerto el Dios del caos.

Cipher se confió mucho en él, y aún así después del daño en su ojo, no quiso dañar a su Osa Mayor, pero eso le llevó a la muerte de su amor. Que traición. Le duele más que su amado le haya hecho eso cuando apenas iniciaban su vida juntos compartiendo su amor. ¿Acaso hizo mal en enamorarse de un humano? ¿De amarlo demasiado? Quiere creer que eso esa una pesadilla de la cuál necesita despertar.

Bill cae por completo.

Dipper apenas consiente de lo que acaba de hacer. Un extraño y poderoso sentimiento de superioridad y ambición crece en su interior.

El humo comenzaba afectar poco a poco sus pulmones.

En eso él humo se esparce más.

Y pude divisar derepente, frente suyo, un dragón no tan grande.

De escamas blancas, como los copos de nieve. En algunas extremidades sobre salen unas grandes plumas como de algún ave. Y sus ojos... Tan penetrantes, color carmín. Como la sangre fresca de aquel que fue su amado. Parece observarle con detenimiento y casi sonriendo le. Sus fuerzas disminuyen, siendo incapaz de pelear más.

Pero al dragón blanco parece no querer atacarlo.

«Lo has hecho Osa Mayor... Haz acabado con el dragón...»

No entiende de dónde proviene esa voz, y le parece tan increíble que sea del mismo dragón blanco.

Tan irreal y espeluznante. Tan confuso y temerario.

Se siente mareado, cae de rodillas al suelo, ve borroso frente suyo pero solo por unos momentos, hasta que su vista mejora y observa que el dragón blanco ha desaparecido entre el humo y el poco fuego que comienza hacer extinto por al agua que recién llega con ayuda de su gente.

Todo parece haber terminado.

Y sigue sin comprender por qué.

Un dolor al fin amenaza en su pecho. Llenándolo ya de arrepentimientos. De preocupaciones y un sufrimiento para nada agradable. Queriendo morir en el instante por lo que hizo... Y su única absurda excusa es que se sintió controlado por unos momentos... Pero eso no sacia la gran culpa que siente por haber destruido aquel ser que tanto ama.

¿Hizo bien? Protegió a su familia de lazos de sangre de una tragedia aún mayor. ¿No? ¿Hizo lo correcto? Ni el puede creerse eso.

Quiere desmoronarse. Hasta ser olvidado... Pero su familia cude al rescate para tranquilizarlo y abrazarlo.

Ahora en serio parece que todo ha terminado...

¿O no?

Después de que el humo se haya ido y ningún rastro de fuego siga vivo, Dipper casi derrama lágrimas por lo sucedido. Pero su familia y demás lo llenaron de alagos y demás cosas para apoyarlo. Para calmarlo y solo sacia su angustia y que la culpabilidad disminuya. Para que crea que sí hizo bien en matar a un dragón para proteger a su gente...

Gente que lo ha humillado y tratado en ocasiones mal.

Pero todo eso puede quedar en el pasado y ser perdonando.

Sólo debe olvidar a Bill Cipher .

Aquel ser que le iba dar un cálido hogar...

Y una familia que ahora, ya no existe. O en todo caso fue rota

Por qué la realidad es una ilusión.

[...]

Sólo fueron unos minutos para que retomarán de nuevo el tema y el cuerpo del dragón dorado fuese movido, planeando usarlo como trofeo. Un gran trofeo que brinda honor a la familia Pines. No le pidieron explicaciones al castaño de lo que pasó hace unos momentos, sólo volvían a festejar y brindar por la grandeza del menor de los Pines.

Dipper sonríe forzadamente en todo el nuevo banquete, aunque esta vez hay más frutas que carne, pero no se puede quejar. Cuando regresen a la aldea informaran sobre su gran asaña y así, hacer un banquete de verdad ya que al fin recuperó el castillo del rey, y mató al dragón dorado.

Está apagado. Intenta que la felicidad y el orgullo de los demás le contagie, pero es una tarea difícil más no del todo imposible.

Pero el Karma debe hacer de las suyas. ¿No?

Algo estruja su corazón con fuerza, vuelve a sentirse mareado. Todo se torna extraño, su vista comienza a fallarle. Cierra sus ojos con fuerza, empieza a sudar frío, se retuerce llamando la atención de los demás. Preocupados, intentan ayudarlo.

Pero ése es un error.

Mató a Bill queriendo proteger a su familia, y ahora... ¿Quién protegerá su familia de... Él?

No reconoce a nadie. No sabe que sucede. Todo están extraño y confusos.

Los seres diminutos lo atacan.

Normal, pues ver a un nuevo dragón de escamas azules que se hizo presente cuando Dipper se envolvió en llamas de fuego dolorosas, están impactante.

Él se defiende de esos desconocidos, casi parece perder la consciencia del conocimiento. Expulsa fuego de su boca, increíblemente rápido aprende a utilizarlo para sobrevivir.

Sólo se está defendiendo de esa gente que lo quiere dañar.

Son ellos... O es él.

No permitirá que lo asesinen, no recuerda parte de razonamiento. Debe seguir con vida para..

¿Para qué?

No recuerda, pero ahora solo arrasa con ellos como si sólo siguiera su instinto que busca desquitarse y descargar su frustración. Sin darse cuenta de lo que está pasando en realidad. Sin darse cuenta que ha cambiado. Sin darse cuenta...

Que ya lo perdió todo.

El universo es un holograma.

Y al darse cuenta, al reaccionar al fin de lo que ha hecho, complica mucho las cosas. Aturdido y triste.

Arrasó con todos ellos.

Su tamaño aumento considerablemente. No es el dragón más grande, pero sí que aumentó su estatura y fuerza. Probablemente la sorpresa en los presentes hizo con más facilidad que acabará con ellos.

Por qué su familia se preocupó al ver como desapareció "Dipper Pines" para ser remplazado por un nuevo dragón jamás antes visto. De escamas azules como el océano en el atardecer. De ojos  profundos color cafés y algo más...

Un misterio por qué la aldea no sabe quién es el nuevo dragón azul, de dónde salió.

Sólo saben que es peligroso porque mató al grupo de personas que asistieron.

No saben si también mató al dragón dorado o eso fue cosa de su gente. Pero sí que arrasó con todos.

Por suerte cuando investigaron el lugar del nuevo residente, no estaba.

No encontraron el cuerpo de Dipper Pines, quedando entonces en un misterio, o que de plano estuvo en el estómago del dragón dorado o azul.

Entonces comprendió lo que Bill le dijo acerca de la maldición...

Ha comprendido con mucho dolor que acabó con todo.

Que hizo pedazos  tanto su relación... Así como todo a su alrededor.

Ya que todo quedó destruido. Efectivamente en escombros.

Ya nadie volvió a visitar esos alrededores.


Compra oro

Dejándolo con su única compañía, la soledad. El lamento y el arrepentimiento. Reflexionando tantas cosas.

Perdiendo el amor de un gran ser como lo fue Bill Cipher. Quién le entregó todo para hacerlo feliz y especial.

Aún intentando reconstruirse así mismo. Y aunque el dolor no sanará, sólo queda vivir su nueva vida como un ser "mágico".

—Ojala pudiera regresarte devuelta Bill...

Hizo su vida algo maravilloso y destructivo.


Adiós

Todo se hizo escombros.









Fin de la octava parte.

Fecha de publicación:

Viernes 19 enero 2018.

Parte:

08

¡Ya está cerca!
¿Que cosa?
El final de está historia :v

¿Ahora ya saben por qué la historia se llama Escombros?

Se que están un poco... Destrozados?, Pero todo ésto tiene una razón.

Aún falta una parte más.

Quizás no todo se perdió como creyó.

Y el tiempo fue su tortura.

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