Rescatar a Peeko


Ruby caminó hacia las afueras de la ciudad, esperando poder salir a través de la ruta 116 hacia Pueblo Verdegal, pero en el camino se encontró con una cara conocida. El mismo tipo de terno verde que había salvado accidentalmente en el Bosque Petalia, corría desesperadamente mientras pedía ayuda para atrapar a un ladrón.

Ruby intentó pasar desapercibido, pero sin importar cuánto se esforzó, el tipo de terno lo vio y corrió hacia él pidiendo ayuda.

—¡Tienes que ayudarme, muchacho!— le suplicó— ¡Por favor, me han robado!

—¿Y no puedes ir y atrapar al ladrón tú solo?— reclamó Ruby— Yo tengo mis propios problemas.

—Espera ¿No eres ese chico que me salvó en el Bosque Petalia?— el tipo lo examinó bien— ¡Sí, eres tú! Casi no te reconocí con esas ropas que llevas. Por favor, ayúdame.

Ruby comprendió que no llegaría a nada simplemente negándose, por lo que aceptó, y luego se marchó en la dirección que el tipo indicaba.

—¿En serio le vas a ayudar?— se extrañó Brainy.

—Claro que no. Solo le dije que sí para no tener que oírlo más. Ese tipo en serio que debería aprender a solucionar sus propios problemas.

Ya en la ruta 116, Ruby sacó a sus pokemon para que estiraran las piernas. Entonces Fiercy y Brainy pudieron apreciar que Smoky había crecido bastante, que sus piernas se veían más fuertes, y que en sus manos habían aparecido garras.

—¡Vaya!— exclamaron Fiercy y Brainy, anonadadas.

—¿Cómo te sientes, Smoky?— le preguntó su entrenador.

—¡Perfectamente!— aseguró, y comenzó a dar saltitos alternando sus piernas— No sé por qué, pero siento que podría enfrentarme a diez Geodudes sin problema.

Smoky lanzó una patada al aire, emocionado por lo feliz que le resultaba equilibrarse y lo rápido que golpeaba. Se mantuvo en una pierna para lanzar todas las patadas que pudo con la otra. Lo hacía tan rápido que a veces parecía tener muchas piernas. Ruby, mientras tanto, sacó su Pokedex para ver la información sobre Smoky.

—Ahora eres un Combusken— explicó— ¡Y mira, cambiaste de tipo!

—¿Qué? ¿Eso se puede?— saltó Fiercy.

—Claro, mira— Ruby le mostró el aparato, en donde mostraba que Smoky era tipo Fuego y Lucha— Los tipo Lucha son fuertes contra varios otros tipos de pokemon: Normal, Acero, Hielo, Siniestro y Roca. Por eso Smoky pudo derrotar a ese gigante tan fácilmente después de evolucionar.

—¡Excelente!— exclamó Smoky— ¡Soy invencible!

—¿Fuerte contra Tipo Siniestro?— notó Fiercy— ¿O sea que es fuerte contra mí?

—Sí, sí— Ruby apretó unos botones— Pero también significa que ahora es débil contra Brainy.

Ruby se dio cuenta que tenía un trío de tipos: Lucha, Siniestro y Psíquico.

—¿Vamos? Tenemos mucho qué recorrer— los apresuró Brainy.

—¡Sí, vamos!— la secundó Smoky— ¡Vamos a entrenar y a robarle a la gente! ¡Vamos!

—Okey, okey, vamos.

Los cuatro retomaron su viaje hacia el este, en donde pillaron a varios entrenadores desprevenidos y les robaron su dinero. Brainy, quien nunca lo había hecho, lo encontró muy entretenido. Además, todo fue mucho más fácil gracias a que Smoky era más fuerte.

Por la tarde llegaron a donde parecía terminar la ruta. Lo único que vieron delante de sí fue una cueva, y junto a la entrada, un anciano muy magullado tirado en el suelo. Ruby y Smoky corrieron a socorrerlo.

—Oye, viejo ¿Estás bien?— le preguntó Ruby.

El anciano, luchando para mantenerse despierto y no desfallecer, agarró el hombro de Ruby con fuerza.

—Peeko...— musitó.

—¡Guarda tus fuerzas viejo!

—Se han llevado... a Peeko...— tosió un poco— ¡Sálvala, por favor!

—¿Dónde está?— le preguntó Ruby.

Con una mano huesuda y temblorosa, el anciano le apuntó hacia la entrada de la cueva. Ruby dejó al viejo suavemente en el pasto, se puso de pie y se encaminó hacia la cueva.

—Je— rió Fiercy— Creí que no ayudabas a la gente.

—Seré un poco malo, pero no dejaré botado a un viejo moribundo que pide ayuda para salvar a alguien más. Eso es respetable.

Corrieron a través de la cueva por una línea recta. Estaba un poco oscuro y había algo de niebla, pero las paredes y el piso se podían ver nítidamente. Después de harto correr, se encontraron con una pared de rocas y al mismo tipo del pañuelo azul que habían visto en Bosque Petalia. Con su mano llevaba a un pequeño pokemon blanco de alas delgadas. Al darse cuenta de la presencia de alguien más, el marinero agarró al pokemon como un escudo humano y le acercó un cuchillo al cuello.

—¿Quién eres?— le preguntó amedrentado a Ruby.

—Woah, tranquilo, viejo. No hay por qué llegar a tal extremo— le aseguró Ruby.

—Tú eres el tipo que me tendió una trampa en el Bosque— lo reconoció el marinero— ¡¿Qué quieres ahora?! ¿Vienes a hacerte el héroe? ¡Pues no lo creo!

Acercó más el cuchillo al cuello del pokemon, asustándola.

—Solo quiero sacar a ese pokemon con vida de aquí. Si has robado algo o te están persiguiendo, puedes marcharte en paz, yo no te haré nada.

—¡¿Crees que soy imbécil?! ¡¿Crees que no sé que la policía está por allá detrás?!

Ruby apretó los dientes, temiéndose lo peor. Tenía que calmar al marinero, o este mataría a la muchacha. Pero de pronto el mismo tipo soltó a Peeko y cayó de rodillas. Ruby se sorprendió, hasta que advirtió que eso había sido un ataque psíquico. Cuando se giró, advirtió a una concentrada Brainy detrás de él.

—¡Ahora, Peeko! ¡Corre!— le ordenó Ruby.

El pokemon corrió hacia él, mientras el marinero se sacudía la confusión de la cabeza. Al recuperarse, agarró una pokebola de su bolsillo y la arrojó hacia el frente.

—¡Defiéndeme, Poochyena!

El Poochyena corrió hacia Ruby, dispuesta a arremeterlo, pero Smoky se le adelantó y de una patada lo mandó contra la pared de la cueva. Ruby, sin perder tiempo, corrió hacia el marinero, agarró el cuchillo que se le había caído con el primer ataque, y de un simple tajo lo degolló.

Sus pokemon se sorprendieron con esto, pero aún más el Poochyena, el cual ya se había recuperado de esa patada.

—¿Qué... ¿Qué hiciste?— inquirió.

Ruby se levantó, aún con el cuchillo en una mano, y se giró hacia el pokemon del marinero.

—Te liberé. Ahora vete de aquí, y trata de no ser capturado otra vez por basura como esta— buscó un poco en el suelo, hasta que encontró la pokebola de Poochyena. Se la mostró, y acto seguido, la aplastó con el pie.

El Poochyena, horrorizado, retrocedió unos pasos, y luego se echó a correr lo más rápido que pudo hacia la salida. Ruby examinó un poco el cuchillo, y lo guardó por si acaso. Seguidamente volvió sobre sus pasos.

—¿Nos regresamos? Tenemos que devolver a la pequeña con el viejo.

Todos comenzaron a marchar en silencio, excepto por la chiquilla.

—¿El viejo? ¿Te refieres al señor Arenque?— su cara, antes aterrada por el asesinato que cometió Ruby, se mostraba ya alegre y optimista— ¿Está bien? ¿El señor Arenque está bien?

—Así que se llama Arenque— Ruby pensó un momento antes de responderle— Ven con nosotros, el señor Arenque te estará esperando.

Por lo que volvieron sobre sus pasos todo el camino hasta el principio de la cueva, donde Ruby se temía darle las malas noticias a Peeko de que su apreciado señor Arenque había fallecido.

—¡Señor Arenque!— exclamó Peeko, al verlo tirado en el suelo.

Lo tomó en brazos y lo llamó un par de veces más, hasta que el viejo volvió en sí, y la vio.

—¡Peeko! Estás a salvo— le sonrió, haciendo un gran esfuerzo por hablar.

—¿Estabas vivo, anciano?— se extrañó Ruby.

—Por supuesto ¿Por quién me tomas?— Arenque le sonrió— Muchas gracias, chico. Recuperaste a Peeko.

—Sí, de nada— Ruby se agachó junto a Arenque y lo roció en pociones pokemon.

—¡Oye! ¿Eso no es para pokemon?— le reclamó Peeko— ¿Por qué lo usas en el señor Arenque?

—¿Y quién dice que no funcione en humanos?

En eso, Arenque se sentó, repentinamente despierto, y se giró hacia su pokemon.

—¿Pero qué pasó? ¿Cuánto tiempo dormí? ¡Me siento como nuevo!

—Excelente. Entonces ya me voy— Ruby llamó a sus pokemon con gestos de la mano, pero antes de seguir, Arenque lo detuvo.

—Espera, joven. Salvaste la vida de mi pokemon. Déjame recompensarte con algo, cualquier cosa.

—Pues no creo que pueda hacer nada... a menos que tenga unas cuantas toneladas de dinamita bajo la manga. Así podríamos demoler la roca que nos impide el paso a Ciudad Malvalona.

—No tengo nada por el estilo— se disculpó el viejo— ¿Pero por qué vas a Ciudad Malvalona? ¿Quieres desafiar al líder del gimnasio?

—Seeeee...— Ruby se rascó la cabeza— Algo así.

—Pues no puedo llevarte a ciudad Malvalona, pero sí puedo llevarte a Pueblo Azuliza, donde está el gimnasio de Lucha en Hoenn.

—¿El gimnasio de Lucha? ¿En serio?

—¡Por supuesto! Tengo un bote en mi casa.

—¿Y dónde está su casa?

—Es una casa solitaria, al sur oeste del Bosque Petalia. Será un largo camino, pero es el trayecto más corto hacia el gimnasio más cerca desde aquí.

Ruby recordó entrar en cierta casa al sur del Bosque Petalia, en donde robó un mapa, pero decidió omitir ese detalle a Arenque.

—¿Estás seguro, viejo? Soy un criminal buscado en Ciudad Férrica. Si te pillan conmigo, te llevarán a prisión.

—¡¿Qué?!— exclamó Peeko, asustada.

Arenque no había pasado por alto las manchas de sangre fresca en las ropas de Ruby, por lo que no lo tomó por sorpresa.

—Entonces tú eres ese chiquillo del que toda la ciudad habla. Dicen que eres un pervertido que intentó hacerle todo tipo de cosas a la líder del gimnasio de roca.

—¡¿Qué?! Eso es mentira, solo le robé una pequeña cosita.

Arenque sonrió.

—Pues te creo, y además salvaste a mi Peeko. Te ayudaré a llegar a Pueblo Azuliza a como dé lugar, y cuando hallas "vencido" al líder del gimnasio de allá, te puedo llevar a Ciudad Portual. Desde ahí puedes caminar tranquilamente hacia Ciudad Malvalona.

—Cielos, gracias.

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Wingull, el pokemon Gaviota:

—Peso: 9,5 kg

—Altura: 0,6 m

Curiosidades:

—Nada. Es una gaviota.

Equipo de Ruby:

1._ Combusken: Mr. Smoky. Naturaleza Gentil

2._ Poochyena: Ms. Fiercy. Naturaleza Audaz

3._ Ralts: Ms. Brainy. Naturaleza Impaciente

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