Rebelión (6/7)


Las puertas se cerraron tras sus espaldas. Pokemon Gijinka llegó a la sala del campeón: una amplia arena, tan amplia que se oía el eco al hablar muy fuerte. Los vitrales en las paredes, largos y coloridos, mostraban a los seis pokemon más fuertes del campeón con gráciles posturas y calmadas expresiones. El mármol en que estaba construida reflejaba un color agradable a la vista, semejante al damasco.

Al otro lado de la sala, sentado en un trono de la misma piedra, Jirachiman descansaba plácidamente. Por su máscara negra no se notaba su cara, pero su postura era de lo más relajada. Ni siquiera parecía querer reaccionar a la llegada de sus enemigos, como si estuviera durmiendo. Bajo sus pies, tirada en el piso como una muñeca de trapo, Robin permanecía quieta, cubierta de un charco de sangre. Su vestido manchado, su largo cabello impregnado en rojo.

Al ver todo esto, Ruby dejó de pensar. Echó a correr hacia Jirachiman a toda velocidad, se paró sobre los posabrazos del trono y alzó un puño para romperle el casco a golpes. Sus pokemon le gritaron algunas palabras, pero él no comprendió, estaba demasiado empecinado en terminar con todo de una vez por todas, demasiado irritado con Steven. Ya no lo aguantaba más.

Y sin embargo, algo lo detuvo.

—Yo no haría eso si fuera tú— le susurró una voz al oído, una voz masculina.

Ruby saltó del susto, pues no había sentido a nadie aproximarse tanto para hablarle tan cerca. En ese momento se dio vuelta y encontró a... ¿Robin? No. No era Robin, era un hombre más alto que ella, más alto que Ruby. Era Steven, disfrazado con el vestido de Robin, una peluca y manchado con pintura roja. Ruby no se había fijado, pero el vestido le quedaba apretado. A través del escote se veían sus pectorales musculosos.

El muchacho no pudo hablar, anonadado.

—Estuviste a punto de matarla— le hizo ver Steven.

—Pero... tú...— musitó Ruby.

El resto de Pokemon Gijinka se acercó, rodeando al campeón. Este no les prestó mucha atención y continuó hablando con su líder.

—Jeje. Sí, quería ver si caías con esa.

Acto seguido, Steven hizo a Ruby a un lado y tomó el casco de Jirachiman para revelar la cara de Robin detrás de la máscara. Fue en ese momento que Ruby reaccionó.

—¡¿Hiciste todo esto para darme un susto?!— alegó, indignado.

—Uno de los mejores sustos que he dado, debo admitir.

Ruby hizo un gesto como si quisiera estrangularlo, pero Steven dio media vuelta a tiempo y se alejó un poco para comenzar a desvestirse.

—Muy bien, supongo que es hora de nuestra batalla épica y todo eso. Me disculparán, pero necesitaré cambiarme.

Sin avisar, se quitó el vestido de un tirón, como si se encontrara solo. Brainy, Aria y Beauty miraron para otro lado, sonrojadas. Entonces, desde una puerta lateral, apareció su Metagross con sus ropas y se le acercó para que se vistiera. Mientras el campeón no lo miraba, Ruby le dirigió un vistazo a Brainy.

¿Puedes leer su mente?— le preguntó.

No— contestó ella— Es como si su cráneo estuviera hecho de acero.

El chiquillo maldijo por lo bajo. No saber qué planeaba ese sujeto lo ponía nervioso.

—Dime, Ruby— continuó Steven, mientras se abotonaba la camisa— ¿Piensas enfrentarme con todos esos pokemon? ¿No crees que es un poco injusto para mí?

Ruby lo miró con cara de pocos amigos.

—¿A qué quieres llegar?— gruñó.

—Una batalla normal, seis contra seis, uno tras otro ¿Qué te parece?

—No veo por qué debería darte el gusto— contestó Ruby.

—Oh, vamos— insistió Steven, sonriente— Puedo perdonar que no hayas conseguido todas las medallas para abrir la puerta del juicio, o que hayas dejado a algunos de tus amigos peleando con el Alto Mano en tu lugar, pero no puedo cederle el puesto de campeón a alguien que no pelee una batalla justa contra mí.

—Nunca esperé que me cedieras el puesto, Steven. Vengo a tomarlo por la fuerza.

Steven rodó sus ojos.

—Metagross.

Inmediatamente el sirviente reapareció tras Steven, con Robin en sus brazos, aún inconsciente.

—Metagross ¿Qué tan rápido puedes aplastar el cráneo de una persona?— le preguntó su entrenador.

—Mi record es 0.4 segundos, maestro— contestó el pokemon, sin un hilo de emoción en su voz.

Ruby apretó los dientes.

—¡Es tu propia hermana!— le gritó, furioso.

—Es una peligrosa asesina— indicó Steven— y más encima homosexual ¿Por qué debería tolerarlo?

—Bien, como quieras— alegó Ruby— Jugaremos a tus juegos, pero de todas formas nos darás el título de campeón cuando te pateemos el trasero.

Steven sonrió, y con un ademán de la mano, le indicó que eligiera a los pokemon que fueran a participar en la pelea. Ruby los miró a cada uno, y pensó un momento antes de tomar una decisión.

—Kitten, Aria y Birdy a la banca. Los demás, prepárense para pelear.

—¡¿Yo?!— exclamó el Swellow.

—Steven tiene pokemon de acero y roca— le explicó Ruby, apuntando con un dedo a los vitrales— Estás en desventaja

Birdy quiso seguir protestando, pero entonces Aria posó una mano sobre su hombro.

—Pelearemos— le aseguró— Créeme que tendremos que pelear.

Birdy se cruzó de brazos y se quedó callado. Él junto a Aria y Kitten retrocedieron, mientras que sus demás compañeros se dirigieron a ocupar el lugar de los retadores, a un extremo de la arena de combate. Steven y su Metagross se pararon al otro extremo, este último sin soltar a Robin.

—Elige a tu primer pokemon— le indicó Steven.

—Ya sé a quién enviaré— alegó Ruby— ¿Están listos, niños?

Todos golpearon su palma contra su puño en respuesta.

—Muy bien, entonces...— Steven tomó su primera pokebola y la envió al centro de la arena— ¡Ve, Skarmory!

De la cápsula apareció el mismo pokemon en que lo habían visto volar tiempo atrás, un sujeto cubierto en metal, con alas rojas como la sangre y pico afilado para atravesar el cuerpo de sus víctimas con facilidad.

—Sunny, ya sabes qué hacer— le espetó Ruby.

El aludido se sorprendió. No esperaba ser el primero, pero en vez de hacer preguntas tontas avanzó y se plantó junto al Skarmory, listo para destruirlo con el calor de sus llamas.

—Bien ¡Qué comience!— bramó Steven— ¡Skarmory, usa...

Pero antes de poder dar la orden, Sunny apareció justo frente a su contrincante y lo mandó a volar con un explosivo Puño Fuego. El Skarmory cruzó la sala en un instante y se impactó a toda velocidad contra la pared de atrás, causando una grieta. Por un segundo todos callaron, sorprendidos, hasta que Steven se volteó para ver a su pokemon. Mientras tanto, Sunny levantó los brazos en señal de victoria, dejándose alabar por sus compañeros.

Steven se acercó a su pokemon, tirado en el piso, y se agachó junto a él para comprobar sus heridas.

—No podían haber elegido una mejor opción como contrincante— comentó mientras veía las quemaduras en el pecho y alas de su sirviente— Tienes muy mala suerte, viejo amigo. Dudo que puedas vencerlo a él.

Pero el Skarmory lo ignoró. En vez de eso se puso de pie, lentamente, y se quedó mirando a Sunny.

—No podía pedir un mejor rival— acordó— Maestro, por favor, esta vez déjeme pelear por mi cuenta. Le prometo que no lo decepcionaré.

Steven sonrió, y posó una mano sobre su hombro.

—Como quieras, solo no te sobre esfuerces.

El Skarmory asintió, y con eso regresó caminando a la arena de batalla. Su cuerpo metálico estaba abollado por el golpe y quemado por el calor, pero él se veía normal, como si nada le hubiera ocurrido. Miraba a Sunny a los ojos, deseoso de demostrarle de lo que era capaz. Sunny no ignoró esta mirada, los años de experiencia le habían enseñado a cuidarse de quien quiera que la poseyera.

Inmediatamente ambos se lanzaron uno contra el otro. Sunny le lanzó otro Puño Fuego, que hizo explotar el aire a su alrededor, pero Skarmory lo esquivó con su rápido vuelo, tomó altura y lo atacó con un Golpe Aéreo, sin embargo Sunny lo tomó de las alas, abrió la boca y le mandó un potente Lanzallamas en toda la cara. El fuego fue tan potente que se extendió hacia los vitrales y rompió dos.

El Skarmory cayó al suelo gritando del dolor, pero ni así dejó de pelear, y desde ahí escupió una sustancia morada a la cara de Sunny. Este se la quitó de los ojos con su brazo, momento que el Skarmory aprovechó para saltar sobre él y golpearlo con sus alas.

La espalda de Sunny estalló en llamas de furia. Seguidamente el Typhlosion lo agarró de la cola, mientras este intentaba hacer distancia, lo izo hacia sí y le mandó otro Puño Fuego en toda la cara.

El Skarmory salió volando otra vez, con mayor fuerza que la primera, pero Sunny no terminó ahí. Inmediatamente se disparó tras él, y en cuanto llegaron a la pared, Sunny procedió a llenarlo de golpes con sus manos en llamas, sin descansar, sin respirar, mientras la pared se agrietaba más y más, hasta que el Skarmory desapareció con una lucecita roja. Steven lo llamaba a su pokebola para evitar que lo mataran.

Sunny regresó casi jadeando a su puesto en la arena de batalla, mientras que el campeón elegía a su próximo pokemon.

—Muy bien, Typhlosion— lo felicitó Steven— Pocos pueden alardear de vencer a mi Skarmory, muchos menos hacerlo en tan poco tiempo.

—Solo saca a tu próximo pokemon— alegó este entre jadeos.

—Entonces, ve, Claydol— Steven lanzó su segunda pokebola, de la cual apareció un pokemon de muchos ojos sin párpados y cuerpo flotante.

—¡Usa Reflejo!— ordenó Steven.

Los ojos del Claydol brillaron, y un momento más tarde, una burbuja transparente apareció a su alrededor.

—¿Qué es eso?— inquirió Smoky.

Pero Sunny no esperó a entender nada. Sabía que era más fuerte que los pokemon de Steven, pero también sabía que no podría pelear contra todos uno tras otro, así que tenía que hacer la mayor cantidad de daño posible antes de caer agotado. Por eso acortó las distancias en un parpadeo, tal y como había hecho con el Skarmory, y golpeó al Claydol con un Puño fuego. Sin embargo esta vez fue diferente; el Claydol no salió volando, simplemente retrocedió unos metros, y nada más.

—¡Están usando Reflejo!— le indicó Ruby— ¡La potencia de los ataques de contacto se reduce a la mitad!

—¡¿Y qué hago?!— alegó Sunny, pues nunca se había visto en una situación semejante.

—¡Usa Lanzallamas!

Sunny asintió, y con eso inhaló profundo para vomitar su fuego interior sobre la cabeza del pokemon de tierra, pero entonces Steven le dio otra orden.

—¡Pantalla de Luz!— exclamó.

Entonces el Claydol creó otro campo de fuerza sobre el primero, justo antes que las llamas lo cubrieran por completo. Cuando Sunny desató toda su bocanada de fuego sobre su contrincante, este apareció sin mucho daño, de nuevo.

—¡¿Qué rayos te pasa?!— alegó un consternado Sunny.

—Tranquilo, ahora usaron Pantalla de Luz— explicó Ruby.

—¡Sí, sí lo oí!— alegó Sunny— ¡¿Pero qué significa?!

—¡Significa que también se protegen contra los ataques especiales!

—¡¿Y qué hago?!

—¡Sigue atacando! ¡Dale todo lo que tengas!

Sunny continuó golpeando al Claydol con Puños Fuego, uno tras otro. El pokemon de tierra bloqueaba sus ataques con todo lo que tenía, porque aunque solo recibiera la mitad del impacto, era una gran mitad.

Pero de pronto Sunny se detuvo, y para la sorpresa de Pokemon Gijinka, comenzó a toser, a toser mucho.

—¡Lovely!— exclamó un preocupado Ruby.

—Ah, parece que ya está haciendo efecto— observó Steven.

—¡¿Qué le hiciste a Lovely?!— bramó Ruby.

Steven le sonrió.

—¿No te diste cuenta? Fue un ataque de mi Skarmory.

Entonces Ruby comprendió. Esa sustancia morada que el Skarmory había lanzado a la cara de Sunny era veneno, y no cualquier veneno.

Sunny, por su parte, dejó de toser para continuar golpeando al Claydol, pero no se veía bien. Sus golpes pronto comenzaron a perder su poder, hasta que terminó desplomándose en el suelo, fuera de combate.

—¡Lovely!— gritó Ruby

—¡Sunny!— gritaron sus compañeros.

Inmediatamente Ruby se le acercó para arrastrarlo hacia su lado y poder tratarlo. Los demás se lo quedaron mirando, consternados. Después de todos los problemas que habían tenido para sobrevivir a Sunny, no esperaban que solo dos pokemon de Steven pudieran vencerlo. Esto indicaba la fuerza del equipo del campeón.

—Fiercy— la llamó Ruby.

—¡Sí!— contestó esta.

Avanzó hacia la arena de batalla, un tanto nerviosa por tener que enfrentarse al equipo que había derrotado a Sunny, pero no pensaba admitir esto frente a sus amigos, primero muerta.

Ruby le pasó un antídoto y un Revivir a Kitten, para que sanara a Sunny.

—Esto debería regresarle las energías por un tiempo— luego se giró hacia Fiercy y tomó su puesto de entrenador. No podía confiar en que Steven dejara a Fiercy tranquila mientras él no la veía— Bien, estoy listo.

Steven sonrió.

—¡Terremoto!— exclamó, sin previo aviso.

El Claydol levantó las manos para golpear la tierra bajo sus pies, pero entonces la voz de Ruby atravesó la sala entera.

—¡Golpe Bajo!

Antes que el Claydol pudiera completar su ataque, Fiercy corrió hacia él y le mandó una patada sorpresa al mentón. El Claydol cayó de espalda, si es que esas cosas tienen espalda.

—¡Terremoto, rápido!— bramó Steven.

Pero entonces Fiercy advirtió que la primera burbuja que envolvía a su contrincante desapareció en un parpadeo. Antes que el Claydol pudiera golpear la tierra, ella se subió encima de su gran cabezota y le mordió la cara con sus afilados colmillos.

El Claydol cayó fuera de combate, Fiercy sobre él, victoriosa. Sus compañeros la vitorearon, eufóricos, pero Steven no perdió su sonrisa soberbia. Con toda calma llamó a su pokemon, se guardó su pokebola y sacó otra para continuar el combate.

De pronto, detrás de Fiercy surgió un enorme Aggron, de brillante piel metálica. Sus ojos asesinos miraron a la Mightyena hacia abajo como un monstruo a punto de devorar su presa. Era el mismo Aggron que habían visto, el mismo que los había derrotado con tanta facilidad en la ruta 118.

—¡Usa Golpe Bajo!— exclamó Ruby, lo que avispó a Fiercy de su estupor.

La Mightyena saltó hacia el mentón del Aggron para darle un buen gancho izquierdo, pero al conectar, la cabeza del grandote apenas se movió. Fiercy aterrizó sacudiéndose la mano por el dolor.

—Es un poco duro— alegó ella— ¿Quizás si lo ataco por abajo?

—¡Ni se te ocurra!— bramó Ruby— ¡Espera a su movimiento!

—¡Garra dragón!— ordenó Steven

El Aggron levantó una de sus puntiagudas garras para arremeter a la Mightyena frente a él, pero al hacer contacto, esta bloqueó por un segundo su maciza mano. Tanto Steven como el Aggron parecieron sorprenderse de esto.

—¡No me subestimes!— exclamó Fiercy, sujetando el brazo del Aggron con todas sus fuerzas.

Steven abrió la boca para dar una orden, pero Fiercy fue más rápida que él, y de un movimiento tomó el resto del brazo del Aggron, describió un esforzado giro y levantó su enorme cuerpo sobre su hombro para arrojarlo de espalda sobre la arena de combate.

—¡Síiiiiiiiii!— vitorearon sus compañeros.

—¡Bien hecho, Fiercy!— exclamó Ruby.

Pero más pronto de lo esperado, el Aggron rodó en el suelo y se levantó, listo para otra ronda.

—Eso estuvo muy bien, debo reconocer— admitió— Pero no te permitiré hacerlo de nuevo— entonces miró a su entrenador— Maestro...

—Sí, ya sé— Steven se encogió de hombros— Haz lo que quieras.

El Aggron sonrió, y luego se lanzó hacia Fiercy con la fuerza de un tren. Esta no logró reaccionar a tiempo, por lo que terminó volando a través de la sala y se estrellándose contra una de las paredes.

—¡Fiercy!— gritaron sus compañeros.

Esta emergió de los escombros que comenzaban a salirse de la muralla. Se había roto un par de costillas en el impacto, y el dolor se hacía sentir.

No me queda mucho— pensó— Más me vale hacerle todo el daño posible.

Fiercy ignoró el dolor en su costado y comenzó a correr hacia el Aggron, quien la esperaba pacientemente. De pronto, cuando Fiercy se encontraba a menos de quince metros, el Aggron apuntó hacia el cielo para formar una enorme nube negra.

—¡No!— exclamó Fiercy.

En ese momento comenzaron a caer potentes rayos desde la nube hacia la tierra, como una lluvia eléctrica. Las descargas eran demasiado peligrosas para acercársele así, necesitaba encontrar otra solución.

Y entonces se le ocurrió. Sin pensarlo dos veces, se zambulló en el suelo y excavó tan rápido por la tierra que pareció que nadaba.

—¡No, Fiercy!— gritó Ruby— ¡Sal de ahí!

Pero Fiercy estaba debajo de la tierra y no podía oírlo. El Aggron sonrió, y con su enorme pie, pisó el suelo con tanta fuerza que las rocas y tierra debajo del campo de batalla temblaron y se removieron con violencia. No mucho después, Fiercy salió disparada desde adentro del piso, y cayó inconsciente junto a su equipo.

—¡Fiercy!— exclamaron algunos.

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