Preparativos


Brainy, Kitten y Cloudy se encontraban acostadas sobre la arena, mirando el cielo estrellado. Durante el día había estado nublado, pero las nubes no tardaron en disiparse al caer la noche.

—¿Creen que Ruby aproveche la oportunidad que le dimos?— inquirió Kitten.

—¿Quién sabe?— suspiró Brainy.

—Vamos, Brainy ¿Tus poderes sensoriales no los alcanzan?

—Puedo dejar de "mirar" hacia cierto lado a voluntad, y en verdad creo que es mejor así. No quiero inmiscuirme en su relación.

—Jeje. Vaya, sí que has madurado.

—Más de lo que me gustaría admitir... pero eso no quiere decir que nunca sienta curiosidad sobre qué pasa por sus mentes.

—¿Nos lees la mente?

—¿Te molesta que lo haga?

Kitten se tomó un segundo para darle el peso que se merecía.

—Nah, en verdad no. Mientras no les digas a los demás lo que yo pienso, creo que está bien.

—¡Metiche!— exclamó Cloudy.

Brainy se echó a reír.

—Sí, quizás lo sea, pero no me parece malo ¿Qué piensas en verdad de mi habilidad, Cloudy?

—Lo más irónico de todo es que se lo preguntas— observó Kitten.

—¿Por qué me preguntas a mí?— inquirió Cloudy.

—Porque creo que eres la más inteligente del grupo. Es más, creo que nosotras tres somos lejos las mentes más brillantes de Pokemon Gijinka.

Kitten miró a Cloudy de reojo.

—Es verdad. Te haces la payasa, pero siempre que alguien te necesita, apareces y le dices lo que de verdad necesita escuchar— se sobó la mejilla que Cloudy le golpeó una vez, en pueblo Lavacalda.

Cloudy rio calladamente.

—Rayos, a veces se me olvida actuar así... aunque supongo que tarde o temprano se darían cuenta de mi fachada.

—¿Pero por qué actuabas?— inquirió Brainy.

—¿En serio no le has leído la mente?— se extrañó Kitten.

—Con todos es bastante fácil, sus mentes son como libros para niños— repuso Brainy— Pero el cerebro de Cloudy es muy complejo, muy borroso. A veces no sé si está divagando o elaborando un plan extremadamente complejo, e incluso la he pillado con la mente en blanco.

La Altaria se sentó en la arena, tan rápido que asustó a sus compañeras.

—Hace mucho tiempo, tuve un entrenador— comenzó a relatar.

—¿En serio?— saltó Kitten. Ella y Brainy se sentaron también para oírla.

—No fui capturada, desde que nací le pertenecía a ese sujeto. No me trató mal, en verdad no recuerdo ser especialmente desdichada en mi infancia. Mis padres también habían sido pokemon suyos, ambos muy fuertes. Por eso los casó y los hizo tener un hijo, esperando que ese cachorro tuviera las fortalezas de los dos.

—Eso es horrible— bramó Brainy.

—No lo creas, en verdad no lo fue— la corrigió Cloudy— Mis padres no se tenían especial aprecio antes de tenerme, pero cuando yo nací comenzaron a ponerse atención el uno al otro, y terminaron enamorándose. De esa unión, sin que nadie lo esperara, apareció otro huevo. Yo había heredado la inteligencia de mi padre, pero mi pequeña hermana sobrepasó la fuerza de mi madre, que es lo que mi entrenador pretendía lograr.

>>>Cuando el resultado de su fuerza se volvió evidente para todos, a mí me abandonaron, pero tampoco fue tan malo como se oye. Me sentí triste por no poder ver de nuevo a mi familia, ni a mis amigos pokemon, claro, pero ya era bastante grande para mantenerme sola, además de que había desarrollado mi mente mucho más que la gran mayoría de los pokemon. Puedo actuar, engañar, elaborar planes y estrategias, resolver problemas y hasta hacer creer a los pokemon con telepatía que soy una inofensiva y atolondrada Altaria.

>>>Cierto día me encontré con una bardada de Swablu, todos aves muy estúpidas. Me sorprendió su bajo nivel de inteligencia, pero me acogieron bien, y pronto pasé a ser una figura importante dentro del grupo. Desde entonces transcurrieron varios años, hasta que encontré a Birdy.

>>>Birdy es... ¿Cómo decirlo? Me recuerda a mi padre. Quizás porque también era un Swellow. Pero padre era mucho más cauto y reservado. Por su personalidad me recuerda más a mi madre. Siempre se arrojaba de pico a las peleas sin pensar en las consecuencias, y era igual de competitiva. Por primera vez me enamoré, y no supe bien qué hacer. Cuando apareció Ruby y me ofreció ir con ellos, no pude contenerme. Tenía que aceptar. Tenía que hacerlo, o quizás nunca lo volvería a ver.

>>>Para ese entonces, yo ya había perdido las esperanzas de volver a ver a mi familia. Me habría parecido un disparate incluso pensar que se encontraran con vida. Pero de pronto, poco después de unirme a ustedes, luego de esa pelea en ciudad Férrica, apareció ante mí. La reconocí de inmediato, mas dudo que ella se haya fijado un poco en mí...

Cloudy se quedó callada por largo rato. Kitten y Brainy esperaban ansiosas saber el resto de la historia, mas al fijarse en su cara advirtieron que lloraba. Cloudy derramaba lágrimas en silencio.

—¿Qué ocurre, Cloudy?— preguntó Kitten, preocupada— ¿Quién era esa Altaria?

—Era mi hermana...— soltó de pronto, entre sollozos— Era mi maldita hermana. Mi entrenador nunca planeó criar una Altaria para él. Quería una Swablu fuerte para darlo de regalo a alguien cercano.

Entonces Brainy y Kitten comprendieron. Rápidamente intentaron recordar a la Altaria que Robin había pedido prestada para sacarlos de apuros en ciudad Férrica, cómo Cloudy se había interesado en ella.

—¿Pero por qué no le dijiste nada?— inquirió Brainy.

—¿Cómo querías que le dijera algo?— contestó ella, secándose las lágrimas— "Oye, soy tu hermana mayor. Deja de servir a tu entrenador y vente conmigo" ¿No viste lo feliz que parecía? ¿Acaso viste alguna cicatriz en su cuerpo? ¿Acaso no viste lo limpias y fuertes que eran sus plumas? ¿No viste el brillo en su pico? No, ella tiene un entrenador de las mil maravillas. Quizás sea alguien que desprecia de la misma forma a los pokemon como los entrenadores que enfrentamos todos los días, pero a ella la cuidan bien... y eso es todo lo que necesito saber.

Kitten y Brainy quedaron boquiabiertas, sin saber qué decir. No lo necesitaron, pues poco rato más tarde un batir de alas a la lejanía las alertó. Birdy y los demás se acercaban con la madera, felices de la vida, hablando de lo más animados.

—Hola, niñas— las saludó Birdy, al aterrizar frente a ellas. Los demás se acercaban por detrás.

Cloudy corrió a interceptarlo, y antes de darle tiempo a reaccionar, tacleó a Birdy con tanta fuerza que lo derribó. No le fue muy difícil, pues ella era más grande que él.

—¿Y a qué se debe tanto cariño?— alegó Birdy, medio en broma, entre la arena y la Altaria.

—Te quiero.

—¿Y tienes que derribarme para decírmelo?

—Sí

—/—/—/—/—/—

Robin se presentó ante el gimnasio con una cámara. Pensó que en la entrada encontraría una especie de recepción, pero lo único que había era una sala con dos puertas a ambos lados de la pared contraria, lo cual la confundió un tanto.

El silencio dentro de la habitación era tan denso que podría haberse usado para fabricar un martillo. Algo muy dentro de sí le advirtió que no era buena idea poner un pie ahí.

—¿Por qué titubeas?— le preguntó una voz poderosa y viril detrás de su espalda.

Robin pegó un salto del susto, y se dio vuelta sin soltar su cámara. Frente a ella se encontraba un sujeto de corto pelo negro, moldeado cuerpo y peligrosos ojos. Parecía que en cualquier momento podría matarla de un solo golpe.

—¿Y-y-y-yo?— tartamudeó— Yo... ¡Yo soy Esmeralda, señor! ¡Vengo del diario escolar para hacer un reportaje sobre el líder del gimnasio, señor!

—Ya veo— contestó el hombre— Yo soy Norman, el líder del gimnasio— le estrechó la mano sin quitar su mirada severa— Pregúntame lo que quieras, pero ve al grano y no te demores. Tengo muchas cosas qué hacer.

Robin asintió, interpretando el papel de una chiquilla asustada.

—Pues... lo siento, señor. Quedé con mi amiga para hacerle la entrevista, pero parece que ella no vendrá. Yo solo soy la fotógrafa, no hago las preguntas.

—Entonces puedes irte.

—¡Pero!— lo interrumpió— Pero... ¿Podría tomar fotografías de todas formas? Mi jefa es un poco estricta, y me matará si vuelvo con las manos vacías.

—Entiendo ¿Y de qué escuela dijiste que venías?

—De... — Robin tuvo que pensar rápido— de los Zangoose Rabiosos, señor.

—¿Los Zangoose Rabiosos? Ah, esa que está a unas diez cuadras al oeste.

Robin sonrió. El padre de Ruby era listo, demasiado listo, pero ella no pensaba caer en sus trampas.

—No, señor. Creo que se confunde. Pero está bien, mi escuela no es muy prestigiosa, y se encuentra en ciudad Férrica. Estoy en un viaje de excursión y hoy es nuestra última noche en Petalia. De ahí la urgencia de tomar las fotografías.

Norman borró todo lo parecido a una sonrisa que podría encontrarse en su cara, y regresó a adoptar la cara impasible y severa de siempre.

—Entonces te doy mi permiso de tomar todas las fotos que quieras, con dos condiciones. Uno: No le apuntarás con tu cámara a mis alumnos que no te hayan dado expresamente su permiso para tomarles fotos. Dos: Te daré diez minutos. Después de ese lapso de tiempo, si vuelvo a encontrarte aquí, te trataré como a cualquier otro retador y te atacaré con mis pokemon ¿Alguna pregunta?

Robin se irguió instantáneamente, dejando ver el miedo que debería haber causado el tono de Norman en una muchacha de quince años.

—¡Ninguna, señor!

—/—/—/—/—/—

Ruby caminaba por una de las calles de ciudad Petalia, muy concentrado en un mapa en sus manos. Junto a él, Kitten iba atenta tanto a la gente delante de ellos como a los sonidos sospechosos que encontrara por detrás. Iban por el distrito comercial, camuflados entre la gente para pasar desapercibidos, cuando Kitten agarró a Ruby de un brazo para detenerlo.

Sin decirle nada, apuntó hacia un lugar a pocos metros de ellos. Al mirar, Ruby divisó a un par de policías recostados contra una pared, mirando a la gente y bromeando entre ellos.

—¿Qué hacen aquí?— se preguntó Ruby.

Sin aminorar la velocidad o cambiar su rumbo, el muchacho y la Delcatty pasaron de largo, intentando ocultarse de la mirada de los policías.

—¿Quieres que los elimine?— inquirió Kitten.

—No, no nos serviría de nada...

¿Pero por qué esos policías se encontraban ahí haciendo nada, simplemente mirando a la gente? Ruby se puso tenso mientras intentaba averiguarlo. De pronto recordó que Robin había mencionado puntos de control de la policía. Miró a Kitten, y supo que había pensado lo mismo. Que la policía hiciera eso significaba que sabían que él estaba cerca ¿Lo habrían rastreado basándose en las localizaciones de sus atentados? No, imposible. Se había asegurado de esparcir sus migajas de pan. Debía de haber otra razón.

En cierto momento Kitten se detuvo.

—¿Qué sucede?

—Hace un rato que no los oigo.

—¿A quién?

—¡A los policías!

Ruby hizo el ademán de sonreír como si fuera una broma, mas en eso se dio cuenta de lo que realmente significaba. Si Kitten ya no oía a los policías conversando contra la pared, solo podía significar que se habían quedado callados ¿Y por qué dos policías buscando a un criminal en las calles se quedarían callados? Porque lo habían encontrado.

[...]

Los policías no eran nada especial, simplemente un par de agentes de una pequeña ciudad. Un par de robos por acá, un par de borrachos por allá; delitos pequeños eran el pan de cada día. Sin embargo, cierto día su jefe les encomendó la misión de buscar al peligroso terrorista que había estado saliendo en las noticias. Okey ¿Por qué no? Nadie creyó que realmente asomaría su cabeza por ahí.

Pero de pronto, una mañana en que vigilaban, el agente más anciano advirtió a un muchacho, uno demasiado parecido al que se encontraba en la fotografía que le habían pasado para que lo buscara. También iba con un Delcatty, uno de los pokemon del terrorista.

Sorprendido, se lo comentó a su compañero, bastante más joven, pero este solo rio y dijo que no se parecía en nada al de la fotografía.

—Vamos de todas formas, solo para estar seguros.

Comenzaron a seguirlos, curiosos y listos para sacar sus garrotes si hacía falta. En cierto momento el Delcatty se detuvo, mas fue solo por un momento. Luego de eso el muchacho y su pokemon se dirigieron hacia un lado de la calle mientras avanzaban.

—¿Están escapando?— se preguntó el policía más joven.

—No te apresures.

El policía más viejo le indicó con una mano que continuaran sin sacar sus armas. Ambos aumentaron el paso. El chiquillo también prosiguió su camino, pero de pronto, cuando se dieron cuenta, su pokemon ya no se encontraba con él ¿A dónde había ido? ¿Cuándo había desaparecido?

Extrañados, decidieron seguirle la pista al muchacho. Lo siguieron y lo siguieron, hasta que lograron encontrarse con un espacio abierto entre ellos y el niño.

—Oye, chico. Espera— lo llamó el policía más joven, mas este continuó su camino sin voltearse— ¡Chico, espera!

Ruby echó a correr. Inmediatamente los policías se apresuraron para no perderlo de vista. El muchacho se deslizó a través de los espacios entre la gente como si se tratara de un Taillow entre las ramas de los árboles, les resultó bastante difícil mantenerlo a la vista. El policía más anciano corrió lo más rápido que pudo, pero entre seguir al delincuente y esquivar a la gente, pronto se quedó atrás. El más joven logró seguirlo a través de dos cuadras enteras, hasta que dobló en una esquina hacia una callejuela, en donde se encontró con que el muchacho había decidido detenerse. Lo miraba de lado, inexpresivo, pero listo para correr o atacar si la situación lo requería.

—Chico, no deberías correr de un oficial de policía— le recordó el oficial.

—Lo siento— contestó el muchacho— pero deberé castigarte por cumplir con tu deber.

Nada más terminar de decir esto, Ruby miró hacia un lugar por encima de la cabeza del policía y asintió. Este, confundido, no tuvo tiempo ni de levantar su cuello cuando sintió un par de garras que se le enterraron por debajo de la mandíbula y tiraron todo su cuerpo hacia arriba.

Menos de un minuto después, el policía más anciano apareció en el mismo callejón, sin embargo no encontró nada. Su compañero y el chico habían desaparecido.

—/—/—/—/—/—

Esa misma noche, en la playa, Brainy esperaba a los demás en el campamento. Había estado todo el día ahí, junto a Birdy, pero este se había marchado también para recoger provisiones en el bosque. Por esa razón fue la única que se encontraba en el lugar de reunión cuando Robin apareció repentinamente por su espalda.

—¡Brainy!— la llamó, quitándose el sombrero de piel de Mightyena.

—¡Ah!— exclamó una sorprendida Brainy— ¡Robin! ¿Por qué sigues usando esa aberración de prenda?

—¿Esto?— alzó su boina— Pero nuestros enemigos podrían estar espiando. No eres la única Gardevoir en Hoenn.

En eso Robin tenía razón, aunque era poco probable que la policía usara Gardevoir o algún otro pokemon psíquico para percibir a sus enemigos.

De pronto Brainy se dio cuenta que estaba sola con Robin, un momento que había estado esperando por largo rato. Tenía un par de preguntas qué hacerle.

—A propósito, no pude evitar leer tu mente unas cuantas veces mientras hablabas con Ruby.

Robin frunció el ceño. Ella también había bajado la guardia en un par de ocasiones.

—¿Y qué viste?— inquirió con una sonrisa postiza.

—Nada que me agrade recordar— apretó los dientes para darse valor de decir lo que tenía que decir— No vi todo, pero sí muchas cosas que me dejaron sorprendida.

Robin dio un paso hacia atrás, flexionó las piernas y apretó las manos.

—Cuidado con lo que dices, Gardevoir. No me agradan los que se pasan de la lengua.

—Si quieres matarme, adelante, pero a Ruby no le gustará.

—Dime lo que viste.

—Ya te dije, nada que quiera recordar.

—¿Piensas decirle algo a Ruby?

—No— y con esto Robin se relajó— pero tarde o temprano tus secretos saldrán a la luz, en donde todos podrán verlos. No estarás segura por siempre.

—¿Es eso una amenaza?

—Yo no haré nada, Robin. Solo es una advertencia. Odio admitirlo, pero eres más beneficiosa para Ruby y todos nosotros así como eres: Una bonita mentira.

Robin suspiró. Se veía triste.

—Ruby me dijo que no me abandonaría.

—Entonces no lo hará.

Robin abrió los ojos, un tanto sorprendida.

—¿Eso crees?

—Ruby puede ser muy inocente a veces y no planificar sus acciones, pero no es tan tonto como para dar promesas vacías. Él no te fallará, aunque no puedo decir lo mismo de ti, y yo estaré allí para reparar su corazón roto cuando tú te vayas.

Robin guardó silencio. Brainy en verdad tenía todo planeado, la había subestimado hasta ese momento.

—/—/—/—/—/—

Después de eso hablaron poco, en parte porque pronto apareció Birdy, seguido de cerca por los demás. Todos comieron y rieron, como casi todas las noches, y luego se centraron en el plan de ataque.

Ruby marcó en su mapa las zonas en donde había visto policías, así como las áreas que les indicaban sus pokemon.

—Entre esta y esta calle vi muchos agentes— anotó Smoky.

—Pude oler su miedo al vernos— agregó Fiercy— Creo que sospecharon de dos pokemon caminando sin un entrenador. No quiero ser mal agüero, pero es posible que ya sepan que estamos aquí.

—Lo mismo me temo— contestó Ruby— Hay más policías en la calle de los que esta ciudad necesita normalmente. No quiero admitirlo, pero parece que alguien adivinó que nos dirigíamos aquí por estos días.

—O quizás alguien nos está espiando— advirtió Brainy.

Todos la miraron por momentos, sin saber si lo que había dicho había sido una broma o había ido en serio.

—Me dio la misma impresión a mí— Robin desvió la atención de todos, mostrándoles su cámara— Tu padre sí que es de temer, Ruby. Por momentos pensé que iba a matarme. Es como si supiera que estás cerca, pero no cuenta con pruebas para respaldar su intuición.

—Es probable— Ruby apretó sus dientes, irritado por lo difícil que resultaba tratar con Norman— Puede ser testarudo y cruel, pero nunca le tomó mucho trabajo leerme como un libro abierto. Puede incluso que estimara la fecha en que nos encontraríamos el mismo día en que supo que yo era el terrorista.

—Suena como un hombre terrible— opinó Kitten.

—Porque lo es.

—Quisiera saber un poco más de tu padre— pidió Smoky, sentándose junto al chico.

—¿Ah?

—Sí, yo también— se apuntó Jaws, sentándose al otro lado.

—Creo que sería bueno para todos— aclaró Brainy.

Ruby suspiró, miró un momento al cielo estrellado, y se tomó unos segundos para recordar.

—Norman es de esos hombres inalcanzables. Puede ser una bosta como padre y marido, pero es un excelente líder, y un luchador sin igual. Si hay algo que odie es perder, y los débiles también. Por eso se entrena todos los días, incluso obliga a sus pokemon a atacarlo todos a la vez. Dice que es un entrenamiento especial, pero estoy seguro que solo es para jactarse de su fuerza.

>>>No recuerdo una sola vez que hubiera jugado conmigo, o que me hubiera dicho algo amable, siquiera que me haya abrazado. Mamá decía que padre me quería mucho, pero tengo la ligera impresión de que ella lo decía para que yo no me sintiera tan desdichado. Tampoco lo vi muy cariñoso con Mamá, pero sí se ponía muy celoso cuando algún hombre le hacía un cumplido... y creo que eso es todo.

Los pokemon se quedaron callados luego de que Ruby terminara de compartir sus recuerdos.

—Vaya, es incluso peor que el mío— musitó Robin.

—Suena más terrible ahora que antes— opinó Kitten.

—No te preocupes. Norman es fuerte, pero no invencible. Mañana lo tomaremos por sorpresa— golpeó su palma con su puño— y tendremos su certificado de líder de gimnasio antes del almuerzo.

Todos los pokemon imitaron el gesto de Ruby, motivados. Robin se les unió, divertida.

—¿Y cuál es el plan?— preguntó Birdy.

Ruby abrió el mapa de Petalia en su regazo, y todos se le acercaron para verlo. Comenzó apuntando a un lugar en específico de la ciudad.

—Aquí hay un gimnasio abandonado.

—¿Un gimnasio pokemon?— saltó Fiercy.

—¿Dos gimnasios en una misma ciudad?— exclamó Kitten

—No, no es un gimnasio pokemon, es solo un gimnasio. Ahí la gente va para ejercitarse. Este gimnasio es muy viejo, solo tiene una entrada y le han sacado todas las máquinas, así que podremos establecernos como nos dé la gana. Todos se quedarán ahí, esperando, excepto Birdy y yó.

>>>>Mi padre seguramente piensa que iré a pelear de frente, entrando por la puerta principal. Birdy, tú te pondrás detrás del gimnasio, justo al lado de la sala del líder del gimnasio, y esperarás a mi señal. Yo iré al gimnasio solo, pelearé con él, y él me vencerá. Cuando parezca que definitivamente perderé, me metes en una pokebola y sales volando de ahí. Debes elevarte lo suficiente para que Norman no te atrape, pero no demasiado, para que te sigan la pista.

>>>>Volarás hasta el gimnasio abandonado, donde los demás estarán esperando. Norman y seguramente un grupo de entrenadores y policías te seguirán, y entrarán al gimnasio pensando que es nuestro refugio. En ese momento los atacaremos con todo lo que tenemos, aprovechando su confusión.

—¿Una emboscada?— observó Robin

Ruby asintió.

—¿Creen que funcione?

—¿En serio tu padre es tan terrible para que necesitemos una estrategia así de cobarde?— alegó Fiercy.

—Si pudiera pensar en una estrategia más cobarde aun, créeme que la elegiría. Nuestro objetivo no es ganar una pelea, sino quitarle el certificado de líder de gimnasio a Norman. Si algo sale mal y ordeno la retirada, usaremos estas vías de escape para perder a los enemigos— mostró en el mapa varias rutas pre dibujadas— y nos encontraremos aquí, en el campamento ¿Entendido?

Todos asintieron. Esa misma noche partieron hacia el gimnasio abandonado.

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