Muy Cansado
Le había tomado tiempo y mucho esfuerzo, pero por fin lo había conseguido. Después del funeral de su padre, todos sus familiares habían estado de acuerdo en que Zafiro tendría que ir a vivir a casa de sus tíos. Ella estuvo a punto de aceptarlo, hasta el supuesto día en que debió mudarse. De repente una idea le llegó a la mente, y sin pensarlo dos veces, puso sus cosas esenciales dentro de un bolso, agarró un Pokedex del laboratorio de su padre, la pokebola de Mudkip y se largó. Lo único que le quedaba por hacer era cobrar venganza.
Después de mucho vagar por las ciudades y pueblos por los que Ruby había estado, Zafiro salió del Bosque Petalia. Había entrenado duro a sus pokemon para hacerle frente otra vez a Ruby, y había capturado a dos más aparte de Mudkip. Esa vez no pensaba perder.
—/—/—/—/—/—
Ruby no tuvo más remedio que cambiarse la ropa, puesto que cualquiera que lo viera caminando tranquilo manchado con tanta sangre se daría cuenta de que había matado a una persona. Fiercy no logró sacarse una imagen de su cabeza, por lo que le preguntó.
—Ruby
—¿Sí?
—¿Cómo lograste matar a ese tipo de un solo ataque?
El entrenador se giró, sonriente.
—¿A qué te refieres?
—No creo que hayas matado a alguien antes ¿O sí?
—No, es la primera vez que lo hago yo mismo.
—¿Y cómo lo lograste tan fácilmente?
Ruby sonrió, y de su bolsillo sacó un disco.
—Máquina Oculta: Corte.
—¿Corte?— se extrañó Brainy— Suena como un ataque pokemon.
—Porque lo es— explicó Ruby— Verán, un pokemon puede aprender nuevos ataques por sí mismo, aprendiéndolos de alguien más, o usando Máquinas. Existen dos tipos de Máquinas: las Técnicas, de un solo uso, y las Ocultas, de infinitos usos. Estas máquinas se introducen en tu cerebro y te dan la experiencia de aprender cierto movimiento, aunque tú nunca hayas intentado algo parecido antes.
—¿Y tú usaste esa Máquina Oculta en ti mismo?— se sorprendió Brainy— Pero no eres un pokemon.
—Al contrario, Brainy. El que haya sido capaz de usar esta MO en mí mismo constituye una prueba irrefutable de que los humanos son, en realidad, pokemon.
Los tres pokemon lo miraron con la boca abierta.
—¿Y entonces qué tipo son?— inquirió Brainy, alucinada con la audacia de su entrenador.
—Aún no lo sé. Podría ser Normal, pero no somos inmunes al tipo Fantasma. Podría ser Lucha, pero la mayoría de los humanos son muy débiles para romper las rocas o el acero con sus propias manos.
—Podrían ser tipo Psíquico, Siniestro, Acero...— enumeró Fiercy— Fuego, Agua, Eléctrico.
—¿Cómo podrían los humanos arrojar rayos desde sus cuerpos?— le debatió Brainy.
—No lo hacen, pero pueden fabricar máquinas que sí lo hagan. Gracias a la tecnología, la mente y sus propios cuerpos, los humanos pueden ser cualquier tipo.
—La posibilidad de ser cualquier tipo ¿Eh?— Ruby pensó en sí mismo escupiendo un lanzallamas, y se rió con esa imagen.
Llegaron a Ciudad Férrica por la noche, donde el señor Arenque le pasó un sombrero de viajero y una túnica a Ruby, para pasar desapercibidos. Caminando sin hacer movimientos bruscos, lograron atravesar la ciudad y a algunas patrullas de policías. Al pasar junto a una tienda, vieron una fotografía borrosa de Ruby en la primera plana de un periódico, y junto a ella, un retrato hablado.
—¡Ah, eres tú!— lo llamó una voz, una vez que intentaban cruzar una esquina.
Ruby no se giró, esperando que no fuera para él, pero antes de poder arrancar un tipo lo agarró del hombro y lo giró. Era el mismo tipo del terno verde, como si nada.
—¡Casi no te reconocí con esa ropa que llevas!— se expresó. Ruby maldijo por lo bajo— ¿Lograste atrapar a ese ladrón?
—No, no. Se escapó con lo que fuera que te robó. Lo siento.
—¡Ah, no te preocupes! Al fin y al cabo solo eran cosas materiales ¿No?
—Qué optimista
—Oye, has sido muy amable conmigo y yo no he podido pagarte los favores. Pásate por mi oficina mañana. Trabajo en la Compañía Devon, la más grande compañía de tecnología innovadora en Hoenn —seguidamente le indicó cómo llegar— ¿Te parece? Te esperaré con un regalo de agradecimiento.
Ruby le sonrió, y apresurado, se despidió para alejarse lo antes posible de ese tipo.
—¿Era un amigo tuyo?— le preguntó el señor Arenque
—No. Solo de esas personas con las que no quieres toparte y de todas formas lo sigues haciendo— Ruby se fijó en que el señor Arenque comenzaba a caminar más despacio. El viejo estaba cansado, y él también. Por muy fugitivo que fuera, tenían que hacer un alto— ¿No quieres ir a dormir ya? Es bastante tarde.
—¿Qué pasa? ¿Ya te estás cansando?— se burló el señor Arenque, aunque él no podía más— Esta juventud de hoy en día no sabe lo que es verdaderamente caminar.
—Vamos, viejo. Ahí hay un Centro pokemon. Todavía tenemos que atravesar el Bosque Petalia para llegar a tu bote.
—/—/—/—/—/—
Sin embargo, durante la noche Ruby se quedó pensando en lo que le había dicho el tipo de terno verde. Una compañía dedicada a tecnología innovadora. Eso sonaba muy sospechoso, sobre todo porque muchos de los grandes inventos de la humanidad debían su existencia a la explotación de pokemon.
Por eso, alrededor de las cinco de la mañana, Ruby despertó a Smoky.
—¿Qué pasa?— preguntó el pokemon, soñoliento.
—Voy a investigar esa compañía Devon. Es muy probable experimenten con pokemon ¿Vienes conmigo?
Smoky bostezó.
—Claro, lo que digas.
Por lo que Ruby y Smoky marcharon sigilosamente hacia Devon S.A. Al llegar, se encontraron con un descomunal edificio moderno. Había un par de autos en el estacionamiento, seguramente alguno que otro guardia de seguridad. Ruby y Smoky tuvieron que rodear el edificio para dar con una ventana mal cerrada, por la cual entraron.
Se deslizaron por los pasillos hacia las áreas restringidas, en donde encontraron algunos objetos bastante raros.
—¡Mira este sombrero!— exclamó Smoky, poniéndose un casco metálico con luces en la cabeza.
Ruby se extrañó de la forma de tal aparato.
—¿Dónde lo encontraste?
—En esa sala de ahí— el pokemon señaló una puerta con una garra.
Ahí, Ruby encontró un cuaderno con notas sobre el aparato. Tras hojearlo un poco, se dio cuenta de que el casco era una especie de receptor de vivencias, más conocido como "Repartir Experiencia": Un aparato diseñado para darle a un pokemon la experiencia que otro aprendía en batalla. Se oía como algo práctico para cualquier entrenador, pero el solo proceso en que el casco se metía en el cerebro del pokemon receptor era simplemente nauseabundo. Los científicos aún estaban probando si acortaba la vida de los pokemon o les causaba alguna especie de daño mental irreparable.
Ruby le quitó el Repartir Experiencia a Smoky, temiendo que los segundos en que lo había llevado habrían sido suficientes para causar efectos.
—Esta compañía está mal— dijo— Toda esta compañía. Hay que destruirla.
—¿A la compañía entera?— se alarmó Smoky— ¿Cómo vamos a hacerlo?
Ruby sonrió.
—/—/—/—/—/—
Más tarde, cerca de las 7:30, ambos aparecieron por la puerta del Centro pokemon. Se encontraron con el señor Arenque y los otros pokemon tomando desayuno, por lo que se les unieron.
—¿En dónde andaban?— les reclamó Fiercy.
—Estuvimos a punto de ir a buscarlos— declaró Brainy.
—Salimos a...— Ruby y Smoky se miraron— hacer ejercicio ¿Cierto, Smoky?
—Sí, por supuesto.
—Ahora que es tipo Lucha, no puede dejar de pensar en entrenar— reclamó Ruby— Todo es volverse más y más fuerte ¡Cielos!
Terminaron su desayuno, pagaron la cuenta y se marcharon del Centro pokemon. A la lejanía, detrás de las casas y edificios, se podía ver el edificio más alto de todos ardiendo en llamas.
—Es un incendio— se extrañó Fiercy— ¡Un momento! ¿Ustedes...
—Tranquila, nos aseguramos que no hubiera nadie adentro— aclaró Ruby.
Pero Fiercy y Brainy reclamaron tanto que Ruby tuvo que contarles por qué habían ido a la compañía y por qué la habían incendiado.
Pasaron sin ser vistos por casi toda la ciudad, hasta que llegaron a la entrada sur. Ahí, de la nada, un pokemon rojo se abalanzó sobre Ruby, derribándolo.
—¡Torkoal, usa ascuas!— exclamó una voz conocida.
El pokemon, frenético y lleno de rabia, abrió su boca frente a Ruby para atacarlo directamente. Este se alarmó, y comprendió que si no hacía nada, podría fácilmente morir ahí. Intentó quitárselo de encima, pero era muy pesado para levantar en la posición en la que se encontraban. Para su suerte, Fiercy y Smoky embistieron al Torkoal juntos. El pokemon enemigo giró hasta quedar sobre su caparazón, de donde no logró moverse.
—Rayos— Ruby se levantó con ayuda de sus pokemon
—¿Estás bien?— le preguntaron.
—Sí, sí— miró hacia el frente, donde una figura se había plantado.
La reconoció de inmediato.
—Te estuve buscando, Ruby— le espetó Zafiro— Entrené muy duro con mis pokemon para vencerte ¡Esta vez no perderé! ¡Torkoal, levántate!
Todos miraron al pokemon que había atacado a Ruby, pero este no se movió.
—¡Torkoal! ¿Por qué no me obedeces?— alegó Zafiro.
Ruby se le acercó para examinarlo. Todo su cuerpo estaba magullado, algunos de sus huesos estaban rotos, y sus labios secos indicaban falta de agua. Hasta los pokemon de fuego necesitan cierta ración de agua diaria.
—Esto no lo hicieron mis pokemon— aseguró Ruby.
Seguidamente tomó al Torkoal de los hombros, y lo sacudió un poco para que despertara, pero no lo hizo. Luego se le ocurrió tomarle el pulso.
—¡Está muerto!— se sorprendió.
—¿Mataste a mi Torkoal también? ¡Maldito! ¡Te haré pagar!— exclamó Zafiro.
Ruby se puso de pie, con el seño fruncido. Ella arrojó otra pokebola, de la cual salió un magullado pokemon ave.
—¡Tailow, ellos fueron los que mataron a mi padre, y también mataron a Torkoal!— afirmó Zafiro— ¡Usa ataque ala en el tipo de gorro blanco!
—Torkoal...— musitó el Tailow, fijándose en su compañero. Luego miró a Ruby, y corrió hacia él.
Sus pokemon intentaron ponerse en su camino, pero Ruby se adelantó a todos, recibió el ataque de Tailow y lo agarró con sus brazos.
—Estás demasiado dañado— le advirtió— Tu amigo murió porque ya no podía más. No cometas el mismo error. Déjame llevarte a un Centro pokemon.
—¿Qué dices?— el Taliow intentó zafarse, pero Ruby no le dejó. Luego intentó picotearlo, provocando heridas en el pecho del entrenador, pero este no cedió— ¡Suéltame!
—No has intentado volar— observó Ruby— No es porque no quieras. Tus alas están tan maltratadas que ya no te soportan ¿O sí?
Tailow no contestó, absorto. Estaba demasiado débil para salir de los brazos de Ruby, incluso para contestarle. Zafiro, iracunda, sacó su última pokebola.
—¡Mudkip, ve!
El Mudkip de Zafiro apareció, tan cansado y herido como cualquiera de los otros dos pokemon, pero ya fuera por orgullo o porque estaba acostumbrado, se mantenía en pie como si nada.
—¡Mudkip, usa pistola agua en ese Combusken!
Mudkip se fijó en Smoky, y se sorprendió de encontrar a su viejo compañero de laboratorio ya evolucionado. Se sintió débil y atrasado.
—Hola, Mudkip— lo saludó Smoky.
—Hola, Torchic ¿O debería llamarte Combusken?
—No. Ahora tengo un nombre, un verdadero nombre— se preparó para recibir el ataque de Mudkip— Me llamo Smoky, Mr. Smoky.
Mudkip arremetió con una pistola de agua, que las rápidas piernas de Smoky eludieron con facilidad. En menos de un segundo acortó la distancia hacia él, y lo atacó con una doble patada.
—¡Ruby, ve ahora!— exclamó Smoky.
—Sí.
Ruby agarró a Tailow en sus brazos y se preparó para llevarlo al Centro pokemon, pero Zafiro se interpuso en su camino.
—¿A dónde vas con mi pokemon?— le preguntó.
—No puede ser tuyo si muere ¿No? Déjame pasar.
Ruby intentó rodearla, pero ella lo detuvo con su cuerpo. El chico podría haberla esquivado fácilmente, pero en ese momento no podía realizar movimientos bruscos con Tailow en brazos.
—No tengo tiempo para esto— levantó un pie, y le mandó una patada en la zona inferior de las costillas, donde se quita el aire. Zafiro cayó de rodillas, sin poder respirar— Fiercy, Brainy: Asegúrense de que no me siga.
—Sí— contestaron a coro.
Ruby corrió hacia el Centro pokemon. Era muy arriesgado, sobre todo con el edificio de Devon S.A. en llamas y tantos policías investigando, pero abandonar al Tailow significaría que su viaje no tenía sentido.
Para su fortuna, no ocurrió nada por el estilo. Ruby logró recuperar a Tailow a tiempo, y este no sintió más ganas de atacarlo.
Tailow se bajó del mostrador, en donde la enfermera androide terminó de examinarlo.
—Gracias por esperar. Tu equipo se ha recuperado completamente ¡Vuelve cuando quieras!
Ruby miró al Tailow, y este lo miró a él, avergonzado.
—Emh... disculpa por los picotazos que te di.
—No es nada, olvídalo. Me alegro de que no te haya pasado nada.
Tailow suspiró.
—No llegué a conocer mucho a ese Torkoal, apenas nos presentaron hace un par de días, pero...— unas lágrimas se le resbalaron por las mejillas— Rayos, esperaba con tantas ansias sobrevivir a ese infernal entrenamiento por el que nos sometió esa harpía.
Ruby le acarició la cabeza.
—Tranquilo. Ahora podrás ser libre otra vez.
—Sí, supongo...
Ambos salieron del Centro pokemon y caminaron hacia el sur.
—¿Qué harás ahora?— le preguntó Ruby.
—No sé. Alejarme de personas como ella, creo— se encogió de hombros— Gracias por salvarme... emh... debo decir que me sorprendió que recibieras el golpe por tus pokemon.
—¿Qué golpe? Ah, tu ataque ala. En verdad estaba más preocupado por ti que por mis pokemon.
—Ah, ya veo— sonrió— gracias.
Caminaron un rato más en silencio, hasta que Tailow no lo aguantó más.
—¿Es normal que los entrenadores exploten así a sus pokemon? ¿O son todos más como tú, que se preocupan por nosotros?
—Yo diría que la mayoría son como ella— admitió Ruby— Yo también lo era, hasta que me di cuenta que pensar así estaba muy mal de mi parte— se giró, sonriente— Así que creé Pokemon Gijinka.
—¿Pokemon Gijinka?— repitió Tailow— ¿Qué es eso?
—Una organización creada únicamente para liberar a los pokemon de la opresión a la que son sometidos por los humanos.
Tailow abrió los ojos de par en par, consternado.
—¿Y tú y cuántos más son miembros?
—Actualmente somos cuatro.
—¿Cuatro entrenadores?
—¿Qué? No, cuatro en total. Mis pokemon y yo.
Tailow se quedó quieto, anonadado. Ruby lo advirtió, por lo que se detuvo también.
—¡Quiero entrar!— alegó.
—¿Estás seguro?
—¡Déjame entrar! Si lo que dices es cierto, podré evitar que lo que me pasó a mí ocurra de nuevo a otro pokemon.
Ruby se agachó, muy serio, para mirarlo a la misma altura.
—¿Qué edad tienes, chico?
—Doce años.
—¿Sabes que si te unes a Pokemon Gijinka, te harás enemigo del mundo?
—Sí
—¿Sabes que recorrerás toda la región, enfrentando muchos peligros, y te convertirás en un criminal?
—Sí, rayos. Lo tengo claro. Déjame entrar.
Ruby no pudo evitar reírse con su valentía.
—Bien. Entonces bienvenido al equipo. Me imagino que Zafiro no te habrá puesto un nombre, por lo que desde ahora te llamarás... Birdy. Mr. Birdy.
—¿Birdy?
—¡Ruby!— exclamó una voz a su espalda.
El aludido se giró, encontrándose a sus pokemon.
—Hola ¿Cómo les va?
—Zafiro escapó— le informó Smoky, apenas llegar— Y el señor Arenque dijo que esperaría en la floristería en el camino.
—¡Excelente! Yo también les tengo buenas noticias— depositó una mano sobre Birdy— Les presento al nuevo miembro de Pokemon Gijinka: Mr. Birdy.
—¡Oooooooh!— exclamaron los tres.
—Hola— saludó él, un poco tímido.
—Así que estás en nuestro equipo— Smoky le tendió una garra para saludarlo— Pues me alegra. Bienvenido.
—¡Bienvenido!— exclamó Fiercy
—¡Bienvenido!— la siguió Brainy— ¿Podemos irnos ya? Hemos perdido bastante tiempo, además...
—¡Ahí está!— exclamó un hombre a lo lejos
Cuando se giraron, advirtieron que una patrulla de policía se acercaba peligrosamente a ellos.
—Rayos ¡Brainy, confúndelos!— ordenó Ruby.
Brainy atacó al policía que conducía la patrulla. El auto chocó contra una toma de agua, con lo que la organización criminal consiguió tiempo. Ruby agarró a Brainy en brazos y todos partieron a máxima velocidad hacia la salida de la ciudad.
—/—/—/—/—0—\—\—\—\—
Tailow, el pokemon Pequebuche:
—Peso: 2,3 kg
—Altura: 0,3 m
Curiosidades:
—Son conocidos por ser muy valientes, pero a veces se pone a llorar en la noche porque se siente solo
—Su dieta consiste en Caterpies y Wurmples
Equipo de Ruby:
1._ Combusken: Mr. Smoky. Naturaleza Gentil
2._ Poochyena: Ms. Fiercy. Naturaleza Audaz
3._ Ralts: Ms. Brainy. Naturaleza Impaciente
4._ Tailow: Mr. Birdy. Naturaleza Valiente
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top