Llueven Amigos
Unos días después, por la mañana, Pokemon Gijinka llegó hasta ciudad Calagua, la ciudad más grande de Hoenn. Sus calles principales eran anchas y coloridas, y sus casas y edificios agregaban un ambiente elegante y poderoso a la ciudad, sin quitarle un aire lúdico. Claramente se manejaba mucho dinero por ahí.
Según Brainy, varios soldados del equipo Aqua pensaron en esa ciudad mientras luchaban, por lo que debía tener cierto significado. Si tenían suerte, Pokemon Gijinka podría encontrar una pista de su paradero en ese lugar.
Como cada vez que llegaban a una nueva ciudad, se dirigieron al Centro Pokemon para reservar un par de habitaciones y descansar. Sin embargo nadie se encontraba cansado, por lo que decidieron salir a explorar la ciudad.
Primero caminaron por las calles principales y compraron un periódico en un kiosco para ponerse al día con las noticias. Tal y como Ruby se lo esperaba, Pokemon Gijinka apenas era mencionado en un incidente en el Monte Pírico que había tenido lugar unos días atrás. No había testigos de su presencia, por lo que solo se especulaba que ellos habían matado a las personas que habían aparecido fallecidas la mañana posterior a la pelea que se produjo. Ruby le agradeció en su mente a la anciana por su silencio.
El resto de las noticias eran pura basura: Concursos pokemon, declaraciones del Campeón Stone, pistas para entrenadores... y de pronto, al girar una página, Ruby se encontró con algo muy llamativo, un resquicio de reportaje. Un reportero realizaba entrevistas a los afectados por la catástrofe de ciudad Férrica. Esto le extrañó al muchacho, no recordaba haber dejado ninguna catástrofe tras de sí.
Leyó el artículo completo, y en la tercera línea del penúltimo párrafo, en la esquina de la hoja, encontró el nombre de una especie pokemon que lo dejó helado: "Typhlosion".
Ruby cerró el periódico y lo dejó sobre la mesa. Sus pokemon, tomando desayuno alrededor, lo miraron con curiosidad.
—¿Qué dice?— inquirió Smoky.
Ruby no pudo evitar suspirar antes de responder.
—Es Sunny. Parece que hace algún tiempo dejó una catástrofe enorme en ciudad Férrica.
Fiercy dejó su cuchara sobre el helado de bayas que había pedido.
—¿Y nosotros no hicimos lo mismo?
—No fuimos matando gente porque sí— argumentó Ruby— Por lo que logré entender, Sunny y su grupo barrieron con toda una calle, de principio a fin. No dejaron nada vivo.
Los pokemon abrieron mucho sus ojos. Se habían acostumbrado a sentir escalofríos al pensar en Sunny, pero algo así era mucho incluso para él.
Ruby pagó la cuenta del desayuno y se marchó, seguido de sus compañeros.
—Bueno, ya no tenemos hambre— intentó cambiar de tema para que sus niños dejaran de pensar en lo de Sunny— ¿Qué quieren hacer?
—¡Oh! Yo escuché a unas viejas hablar sobre un concurso que se iba a celebrar hoy.
—¿Así que aquí también hay concursos?— se extrañó Ruby.
—¿Sabes?— Brainy lo interrumpió antes que saliera con alguna idea para arruinar el espectáculo— Cuando gobernemos Hoenn, quiero que los concursos se queden. Después de todo, si los pokemon son libres, no hay nada de malo en que realicen espectáculos ¿No?
Ruby lo meditó por un momento.
—Sí, supongo que tienes razón. Los humanos también se suben a escenarios para dar espectáculos, y a nadie parece molestarle.
—¡Síiiiiiiiii!— exclamaron Brainy y Fiercy, dando saltitos.
—¿Por qué celebras?— le espetó Birdy a Fiercy— Aunque te disfraces y te maquilles, nadie va a querer ver... ¡Urgh!
Pero antes de poder terminar, Fiercy le dio un codazo en el estómago.
—Muy bien, pero eso será después de que derrotemos a Steven— les recordó Ruby— También, escuché que en esta ciudad hay un centro comercial muy grande, y si Calagua es una ciudad portuaria, seguramente también tendrá una playa ¿No creen?
—¡Oh, yo quiero jugar en la playa!— exclamó Beauty.
—Por supuesto que quieres— Smoky le acarició la cabeza mientras sonreía. Beauty se sonrojó y no se atrevió a decir nada más.
Pronto llegaron a un paseo cerca de la costa. La vereda exterior era más ancha que la calle, con patrones y diseños para atraer a los turistas. Caminando desde ahí se podía apreciar un hermoso cielo y, varios kilómetros más al frente, una enorme playa en donde se podía pasar todo el día jugando.
De pronto, Brainy esbozó una gran sonrisa. Intentó disimularla por varios segundos, pero Beauty terminó dándose cuenta.
—¿Por qué...— quiso preguntarle, pero algo más urgente llamó su atención.
—¡RUBYYYYYYYYYYYYYY!— se oyó una voz por sobre ellos, aproximándose a gran velocidad.
El muchacho apenas logró levantar la cabeza antes que ella le cayera encima. Ambos se desplomaron sobre el suelo con un sonido estrepitoso.
—¡Ourgh!— exclamó el aludido, sobándose la espalda.
Cuando se dio cuenta de lo que ocurría, él y Kitten se encontraban acostados en la acera, ella abrasándolo del cuello, muy apegada.
—¡Por fin te encontré! ¡Por fin te encontré!— celebraba ella.
—¡¿Kitten?!— exclamó el muchacho, atónito— Entonces...
Y como si las hubiera invocado, una majestuosa Altaria de cabellera azulada descendió suavemente frente el grupo. Apenas tocar el suelo, dos de las tres pokebolas que llevaba en su cinturón se abrieron solas, y de ellas aparecieron Robin y Jaws.
—¡Amigos!— los saludó el Vibrava.
—¡Pero si es el enano!— saltó Fiercy, contenta.
Jaws quiso reclamar, pero Smoky se lo impidió al abrazarlo con su tremenda fuerza. Pronto el resto de los pokemon también se le acercaron para acariciarlo o saludarlo individualmente, y luego a Robin y Aria.
Luego Brainy se giró hacia Kitten, la cual no se había despegado del cuello de su entrenador en todo ese rato.
—¿Kitten?— la llamó Brainy con un tono de irritación.
—¿Sí?
Brainy se cruzó de brazos, molesta.
—¿No crees que Ruby necesita un poco de espacio para respirar?
—Mira quién habla— musitaron Fiercy, Smoky y Birdy al mismo tiempo.
—¡No es lo mismo!— vociferó ella, más enojada.
—Ya, ya. Solo que los extrañaba— Kitten se separó de Ruby y se aproximó a Brainy para abrazarla también— Apenas fueron un par de semanas sin ustedes, pero se sintió como una eternidad.
Braniy se aguantó las ganas de llorar.
—Yo también te extrañaba. No tenía con quién mantener una conversación lo suficientemente inteligente.
—Hey— rezongó Fiercy— seguimos aquí.
Birdy se acercó a Aria.
—Me alegra ver que están bien ¿No tuvieron problemas?
Aria negó con la cabeza.
—Nadie nos encontró, aunque me alegra haber tenido la compañía de Kitten.
Birdy sonrió.
—Me alivia saberlo.
Cuando Ruby se vio libre de los brazos de Kitten buscó a Jaws con la mirada. Quería ponerse al tanto con él, pero entonces una figura se plantó frente a sus pies.
—Robin— la saludó con un tono animado— Me alegra ver que estás bien...
Pero Robin mantenía la mirada baja. Parecía querer decirle algo, pero al mismo tiempo estaba muy nerviosa para atreverse a hacerlo.
—Yo...— musitó, pero se detuvo en medio de la frase, como si una mano invisible hubiese atrapado su garganta— Yo... — miró hacia arriba, pero apenas logró hacer contacto con el ojo de Ruby.
Jaws, detrás de ella, se quedó en silencio para escuchar sus palabras. Aria también se giró, esperando. Pronto nadie hablaba, demasiado expectantes de las palabras de la muchacha.
—Yo...— continuó ella, más roja que un tomate al saber que todos le ponían atención— Ruby, yo... ¡Per... ¡Perdóname! Hice mal al esconder mi secreto, fui una tonta. No debí haberlo hecho, pero al principio no pensé que te volvería a ver, pensé que todo acabaría como lo dejamos, y luego nos volvimos a encontrar en ciudad Petalia, y no sabía cómo decírtelo, y entonces... y entonces...— Robin se cubrió la cara con las manos, avergonzada— Lo siento tanto. No sabía cómo decírtelo. Sabía que te darías cuenta, pero no podía simplemente contarte... yo... perdón.
En ese momento se atrevió a subir la mirada, y para su sorpresa, se encontró con los mismos ojos rojos de los que se había enamorado... bueno, por lo menos uno de ellos. Ruby le sonrió, posó una mano sobre su cabeza y la acarició.
—Te perdono— le respondió— Pero te advierto que soy hetero, así que...
—¡Ah!— Robin se volvió a sonrojar— ¡Sí, entiendo! ¡No volverá a pasar!
—Bien
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