Las Membranas Pectorales del Amor
Descansaron y jugaron por el resto del día, sin preocuparse mucho de que alguien pudiera verlos, porque al parecer, en un pueblo remoto y alejado como ese, a nadie se le habría ocurrido pensar que se encontraba un terrorista famoso ¿Que cómo se llamaba? ¿Y quién se interesaba en eso? La actividad del volcán era mucho más importante.
Fue durante la noche.
Brainy se despertó con ganas de ir al baño. Fiercy le había advertido que beber tanto jugo antes de ir a dormir era mala idea, pero de todas formas negaría todo si le llegaban a preguntar.
De inmediato buscó el brazo de Ruby para reconfortarse, pero pronto notó su ausencia.
—Claro, elegimos habitaciones separadas.
Se había acostumbrado a que todos durmieran juntos a la intemperie, pero tampoco era tan malo dormir solo con chicas... excepto por Fiercy.
Brainy se levantó silenciosamente. No tenía que preocuparse por los ruidos de sus pisadas, puesto que había llegado a ser capaz de mantenerse un centímetro completo sobre el nivel del suelo, usando solo el poder de su mente. De esa forma se dirigió al baño, donde hizo sus necesidades.
Luego, mientras se lavaba las manos y recobraba lentamente la consciencia, hizo un recuento de los residuos mentales de sus amigos. Era algo que hacía sin darse cuenta, una evaluación involuntaria de cómo se encontraba cada quién alrededor de ella. Sus poderes psíquicos habían crecido tanto que hasta podía atravesar paredes y ver, al menos muy borrosos, los sentimientos que dejaban los sueños de cada uno. Advirtió divertida un poco de desconcierto de los sueños de Kitten y Birdy, y bastante felicidad proveniente de Smoky, Fiercy y Cloudy... pero ¿Y Ruby?
Al darse cuenta que solo podía reconocer cinco mentes alrededor, se concentró activamente en captar las ondas mentales de sus amigos, pero no lograba descubrir esa sexta.
Inmediatamente salió por la puerta, lo más silencioso que pudo, y se marchó hacia el pasillo superior del edificio. Había un par de desconocidos en otras habitaciones, incluso alguien despierto viendo televisión, pero no lograba dar con Ruby.
Preocupada, bajó las escaleras y aumentó su radio de visión. De diez metros pasaron a quince, luego a treinta, luego a cincuenta. Se deslizó por el suelo, atravesó la sala principal y se estrelló contra la puerta automática.
Su radio disminuyó al instante a su estado normal, mientras ella recobraba la concentración en su entorno inmediato. Se fijó en la puerta. Era automática ¿Por qué no abría? ¿Estaría descompuesta? Por su cabeza pasó la posibilidad de que alguien la hubiera saboteado para atraparla a ella en ese lugar... pero pronto se deshizo de esa posibilidad. Era demasiado tonto esperar que alguien la cazara a ella y que lo hubiera hecho de esa forma.
Examinó la puerta largo rato, sin entender cómo era posible que no se abriera. Ella estaba ahí enfrente, pero no pasaba nada. Se acercó hasta tocarla de nuevo, mas el silencio fue todo lo que obtuvo por respuesta.
Pasó tres minutos intentando dar con la solución, pero no entendía. Finalmente se rindió, y dio media vuelta para cobrar distancia y dispararle con un Rayo. No sabía si el vidrio se rompía con la electricidad, pero tenía que tratar.
Mas al darse la vuelta pudo ver su sombra ¿Su sombra? Pero era de noche. Entonces ¿Cómo... ¡Bah! Por supuesto que veía su sombra, dado que la luz de la luna entraba por el ángulo correcto al edificio. La sombra de Brainy era un poco más larga que su cuerpo, y al verla se fijó en sus pies, que no tocaban el suelo.
En ese momento quiso estallar en gritos y pataletas por lo tonta que había sido, pero se sacudió esos sentimientos y se recordó por qué se encontraba ahí en ese momento; Ruby. Tenía que encontrarlo, cuanto antes mejor.
Iracunda, dejó de levitar y depositó sus pies en el suelo, con lo que su peso activó el mecanismo de la puerta. Brainy pasó caminando, algo que se le hizo raro.
Corrió por el pueblo buscando a Ruby ¿Dónde había podido ir? No lo sentía, por mucho que aumentara el campo sensorial de su mente.
Hasta que de pronto algo llamó su atención. Al otro lado de la calle había una mujer deleitada y contenta por alguna razón. Era joven y caminaba hacia el Centro Pokemon ¿Por qué estaba tan contenta? Seguramente porque había visto a un joven atractivo. No era mucho, pero Brainy no podía descartarlo. Corrió hacia la niña, pasó de largo y continuó para encontrar a su entrenador.
Atravesó varias casas y un par de locales hasta llegar a una plaza. En la plaza había poca gente, de entre los cuales se encontraba un muchacho pensativo y melancólico. Más calmada por saber dónde estaba, Brainy se le acercó caminando, recobrando el aliento.
Pronto Ruby reparó en su presencia. Él se encontraba sentado en un banco, cerca de una fuente. Cuando ella apareció, un gran chorro de agua lanzado hacia el cielo celebró el encuentro de sus miradas.
—Brainy— la saludó él, más sorprendido de lo que dejaba ver su cara— ¿Qué haces aquí tan tarde?
—¡Eso te lo tendría que preguntar yo!— alegó ella, repentinamente irritada— ¡Me preocupaste!
Esta vez Ruby arqueó las cejas, dejando ver sus emociones.
—Lo siento, no pensé que fuera un problema— pasó su vista por los alrededores— Es que extrañaba pasear por un pueblo sin tener que esconderme.
—Para mí son un montón de ladrones y abusadores— comentó Brainy al sentarse junto a él, más cerca de lo estrictamente necesario.
Un segundo chorro hacia arriba celebró la pausa que se formó entre ambos, y los incitó a hablar cuando terminó.
—¿Y por qué te fuiste en medio de la noche? No me vas a decir que ya no quieres ser nuestro entrenador y estás buscando alguna forma de escabullirte ¿O sí?
—Je. Rayos, descubriste mi plan. Ahora tendré que volver.
Brainy sonrió, Ruby también. Ella depositó su cabeza en su pecho, con lo que pudo oír sus entrañas. Le gustaba hacer eso, sentía que todos esos sonidos eran una habitación que ella habitaba.
—¿Estabas pensando en Sunny?— le preguntó Brainy.
Ruby apretó los dientes, y se tomó unos segundos antes de contestar.
—Sunny o Lovely, o como sea que se llame, está en su derecho de atacarme. Es un demonio que yo mismo creé, y por lo mismo no me sentiré triste si un día de estos es él quien acaba con mi vida— en eso posó una mano sobre la cabeza de Brainy, y la acarició con suavidad— Pero no pienso dejar que lo haga antes de cumplir con nuestra meta. Tendrá que esperar.
Brainy vio la convicción desprendiéndose de las orejas de Ruby, y supo que decía la verdad. Parte de sus ondas mentales eran de culpa y remordimiento, pero no se comparaban a la fuerza de voluntad que desprendía.
—Que bien, porque no te aceptaríamos ninguna otra forma de pensar
Brainy se levantó para sentarse en el estómago de Ruby. Su nuca quedaba a la altura del mentón de él, mientras que sus piernas alcanzaban a reposar completamente sobre sus muslos
—Oye
—¿Sí?
—Me acuerdo una vez que dijiste que los humanos eran otro tipo de pokemon
—Sí, creo que lo dije.
—¿Y en serio lo piensas?
—Pues... sí.
—¿Entonces crees que humanos y pokemon podrían... podrían...— decirlo le tomó más tiempo y esfuerzo de lo que pensó en un principio— podrían casarse?
—¿Casarse?— Ruby meditó un rato— Pues no creo que sea un problema.
—¡¿En serio?!
—Es decir; sí, habría problemas. Principalmente sociales, pero solo por un par de décadas.
Brainy asintió, de acuerdo.
—¿Entonces crees que yo podré casarme con cierto hombre?
—Claro, si es lo que quieres...— Ruby lo fingió muy bien, pero sus ondas mentales lo delataban: Estaba nervioso— No sabía que tenías... atracción por sujetos como yo.
Pero Brainy negó con la cabeza. Se sentía más segura al percibir los nervios en constante crecimiento de su entrenador. Ella también lo notaba dentro de su cuerpo, pero por alguna razón lograba manejarlos con cierta moderación.
—No me interesan sujetos como tú, Ruby— Ya no había marcha atrás. Ese era el momento para decirlo. Al fin, después de tanto. Al fin se lo diría— Ruby, yo... te amo.
El muchacho pareció no sorprenderse. Esbozó una sonrisa complacida y abrió la boca para responder de forma que pareciera que no había entendido, pero Brainy lo cortó antes que pudiera hacer su movimiento. Le tomó una mano, se acercó a él y lo besó en la boca.
Fue un beso torpe, muy bruto para disfrutarlo. Quiso hacer lo que había visto hacer a otros humanos y pokemon, pero no se atrevió. Se limitó a darle un beso simple, mas pronto las manos de Ruby agarraron sus brazos y la separaron con un movimiento brusco.
Entonces se fijó en la expresión de desconcierto y un deje de tristeza en el rostro del muchacho. Quiso pensar que solo era la sorpresa, que en cualquier segundo estallaría en gritos de alegría, la tomaría en brazos y respondería el beso... pero los segundos pasaron como crueles jinetes sobre sus cabezas, y nada de eso aconteció.
—Brainy...— musitó él, atónito.
Solo la forma en que pronunció su nombre le dio a entender todo. De inmediato, como una represa derrumbándose, los sentimientos negativos que había estado reprimiendo salieron a la luz.
—¡No!— ella saltó hacia atrás para tomar distancia. Lo miró, desolada. En su cara no se veía ni rastro de alegría, solo pena por una desdichada Kirlia que había esperado más de lo que podían darle.
Avergonzada, humillada y con ganas de gritar hasta que sus tripas le salieran por la boca, Brainy echó a correr, lo más rápido posible, lo más lejos posible. Pronto sintió los pasos de Ruby detrás de ella, acortando las distancias. Pero no quería ver su cara de nuevo, no quería ser humillada otra vez. Solo podía huir. Huir de todas sus penas.
Corrió y corrió lo más rápido que pudo, y de pronto se dio cuenta que no necesitaba correr, pues sus pies flotaban a la suficiente altura para transportar su cuerpo a través del aire.
Ruby era rápido, por lo que continuaba acercándose, sin embargo Brainy al notarlo enfocó toda su mente en levitar a máxima velocidad. Eso comenzó a separar las distancias entre ambos.
Constantemente miraba hacia atrás, asegurándose que Ruby no la alcanzara. Pronto lo vio muy lejos, agitando las manos y gritando palabras que no alcanzaba a oír. Una pizca más aliviada que hace un momento, suspiró. Sin embargo había puesto tanta atención en Ruby que no se dio cuenta cuando un árbol apareció en su camino e impactó su cabeza. Brainy dio un par de tumbos, intentó recobrarse y no perder mucha ventaja de Ruby, pero al volver sus ojos al camino delante de ella se dio cuenta que ya no había camino. Se vio frente a un desfiladero demasiado alto e inclinado para agarrarse a algo. Vio la gran altura bajo sus pies, y supo que no podría hacer nada para evitarla ¿Levitar? No, apenas podía levantarse unos centímetros del suelo. Mucho menos podría aguantar esa gran altura.
Brainy cayó hacia el abismo negro bajo ella, sin poder hacer nada para evitarlo. Por un momento se preguntó qué tan alto estaría, y cuánto dolería sentir su cabeza partirse en varios trozos al chocar contra el suelo.
—Soy una tonta— se dijo.
De pronto sintió una presión en todo el cuerpo, su vista se nubló, y algo le tapó la boca y una oreja. Entonces impactaron en la ladera, y comenzaron a rodar dolorosamente hacia abajo. Brainy advirtió que aquello que la envolvía tenía un par de bultos que reaccionaban a los impactos, y al darse cuenta de que aquello era en verdad alguien, oyó su voz lanzando alaridos para soportar el dolor.
—Ruby— pensó Brainy, y en el mismo instante recordó las heridas que tenía por todo el cuerpo— ¡No puedo dejar que le pase nada!
Con esfuerzo logró mover el brazo de su entrenador que le tapaba la cara para poder mirar. Entonces giró su cabeza hacia el suelo y usó toda su concentración en formar una fuerza que los repeliera a ambos del suelo.
Después de poco más de un segundo cayendo, fueron depositados suavemente en tierra firme. Brainy se ocupó de recostar a Ruby, pues el esfuerzo le había pasado factura de cualquier manera. Él la miró, con lo que ella se sonrojó y desvió la vista. No quería verlo, no quería hablarle ni estar cerca de él. Se sentía demasiado estúpida, y no le agradaba sentirse estúpida.
Inmediatamente se levantó para buscar una salida, pero al mirar en todas direcciones se dio cuenta que en verdad solo habían caído la mitad de la altura del desfiladero. Habían tenido la suerte de encontrarse con una plataforma en medio de la ladera, lo suficientemente grande y sólida para no amenazarlos con derrumbarse en algún momento.
Pero lo importante era que Brainy no tenía salida. No podía huir de la mirada de Ruby.
—Brainy...— la llamó él.
Ella apretó los dientes, colérica. Odiaba la pena, odiaba la humillación, lo odiaba a él ¿Por qué la había dejado enamorarse tan fácilmente? ¿Por qué no le había dejado ver la verdad más sutilmente?
—No tengo nada qué hablar contigo— alegó ella, firme.
—Pero Brainy...
—¡Cállate de una vez!
—Yo también te amo, Brainy...
Esas palabras resonaron en su cabeza por más tiempo del que cualquier frase pudiera paralizarla. Necesitó de unos segundos para repetirlas en su mente y asegurarse de que había oído bien.
Desconcertada, se giró hacia él.
—¿Qué dijiste?
Ruby le sonrió.
—Yo también te amo, Brainy— extendió una mano para que ella la tomara, lo cual hizo— Eres irremplazable, y no estoy hablando del equipo. Eres irremplazable para mi corazón. Por favor, nunca te vayas.
Por alguna razón le pareció que Ruby decía puras tonterías ¿Cómo quería que se alejara? Pensándolo mejor, había intentado marcharse a toda costa hace unos momentos, pero tarde o temprano iba a darse cuenta de lo tonta que estaba siendo. En ese instante le pareció obvio. Quiso decirle esto y un par de cosas más, pero entonces su voz se encerró en una apretada garganta, al mismo tiempo que varias lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas. El llanto no la dejó hablar, por lo que Brainy posó su otra mano sobre la de Ruby, y aplico fuerza para darle a entender que nunca lo haría. Nunca se iría de su lado.
—Por favor, discúlpame— le pidió el muchacho— Nunca se me pasó por la cabeza pensar que podrías estar interesada en mí, por eso me tomaste por sorpresa allí en la plaza. Pero si casarte conmigo es lo que quieres ¿Por qué no?— le sonrió más ampliamente, con lo cual la contagió a ella— Y si el mundo no lo quiere, que se muera. Lo haremos de todas formas.
En ese momento se puso de pie, con cierta dificultad. Se detuvo un rato a observarla, extrañado.
—¿Estás más alta?— le preguntó.
—No, creo que el alcance de mi mente está aumentando.
—¿Y eso es bueno?
—¡Es excelente!
—Me alegro. Te felicito, entonces.
Ruby se agachó, acercando su cara a la de Brainy para besarla. Ella se sorprendió por un momento, pero luego vio su cara, y después de eso su mente.
Pero a diferencia de sus palabras, Ruby no podía simplemente cambiar sus emociones de un momento a otro. No podía simplemente enamorarse de ella porque quería, aunque él lo creyera así, aunque él lo deseara con todas sus fuerzas.
Brainy vio en su mente la sensación de sacrificio y de bondad. Vio cómo estaba dispuesto a entregarse a ella aunque en todo sentido, aunque no lo quisiera exactamente así. Brainy sintió un poco de la humillación y tristeza que había experimentado en la plaza, pero también le agradó. Pensar que Ruby estaba dispuesto a entregarse completamente y en todo sentido a ella ¿Eso no era amor?
Y de pronto vio la cara de Ruby frente a ella, estirando el cuello en una incómoda posición para darle un beso. Ella lo tenía esperando, y también tenía el poder de una decisión muy dura y muy difícil de hacer.
Por un lado podía ser egoísta: Hacer como que no había visto aquellos sentimientos en la mente de Ruby, besarlo y quedárselo para ella. Pero ninguno de los dos habría sido verdaderamente feliz de aquella forma. No, solo quedaba la otra opción.
Evitando su boca, Brainy se acercó a Ruby, se colgó de su cuello y lo abrazó con ternura.
—Mejor dejémoslo así— le susurró al oído.
—¿Estás segura?— inquirió el muchacho, sin moverse— Brainy, si te hace feliz, yo...
Pero ella se alejó un poco de él para mirarle la cara, y posó una mano sobre su boca para evitar que siguiera hablando.
—Yo soy feliz contigo tal y como estás— suspiró— Debí haberlo notado antes... gracias.
Ambos se miraron entre sí, un poco confundidos. De súbito, el cuerpo de Brainy se cubrió en un halo brillante, tan luminoso que Ruby debió taparse los ojos por momentos.
De pronto, dos largos brazos recorrieron su pecho hasta su cuello, y una hermosa cara casi a su altura lo miró directo a los ojos, sonriéndole.
—¿Brainy?
—Je, te has sonrojado— se burló ella.
Ruby se dio cuenta que tenía la boca abierta, por lo que la cerró de golpe.
—¿Eso fue una evolución?
—Parece que sí— miró su nuevo cuerpo, y luego dio una vuelta para modelar— ¿Cómo me veo? Dicen que los Gardevoir son de los pokemon más codiciados entre los pokéfilos.
—¡Yo... ¡Yo no pretendía...
Pero Brainy se echó a reír.
—Claro que no— se acercó a él para abrazarlo, y recostó la cabeza sobre su hombro para sentirlo cerca— Es solo que te vez más lindo desde este ángulo.
Ruby no supo qué decir. Pocas veces había visto a un Gardevoir, y tenerlo tan cerca en verdad se sentía como tener a una mujer al lado, aunque era mucho más delicada. Se sintió nervioso, pues no tenía idea de qué esperar de ella ni cómo debía reaccionar. Brainy, por su parte, se divirtió de conseguir cierta confusión en su entrenador.
—Entonces... ¿Quieres que nos vayamos ya?— sugirió él.
—¿Y cómo pretender que volvamos al pueblo?— alegó ella.
—Pues...— Ruby miró hacia arriba, pero la ladera era casi vertical y muy quebradiza. Siquiera intentar escalarla habría sido un suicidio— Supongo que tendremos que bajar con tus poderes, ir a los ascensores y recorrer todo el camino de nuevo hasta el pueblo.
—Eso nos tomaría un día entero— se negó ella— Mejor usemos mi método.
Antes de que Ruby pudiera preguntar, Brainy usó su mente para levantar su cuerpo y el de ella en el aire, y de esa forma llevarlos hacia la cima.
—¡¿Desde cuándo puedes hacer esto?!— preguntó alarmado, mientras aceleraban hacia el borde de la ladera.
—Desde hace un par de minutos.
Brainy los dejó en tierra firme como si nada hubiera ocurrido. Entonces se apresuró a tomar a Ruby por el brazo, como una pareja feliz, y conducirlo hacia el Centro Pokemon sin dejarlo ir.
—¿Brainy?— la llamó él, después de un rato de ir caminando pegados el uno al otro.
—¿Sí?
—¿No te parece que... podríamos caminar mejor si nos separamos un poco?
—Me parece una distancia óptima entre tú y yo.
—¿A qué te refieres?
—¿Cómo que a qué me refiero? Ruby, te quiero demasiado para obligarte a ser mío, pero te deseo demasiado para dejarte ir así como así. Hasta ahora he ido babeando detrás de ti en secreto. Desde hoy seré más abierta y más sincera con mis sentimientos. Creo que es lo mejor para todos.
Ruby no pudo más que maravillarse del inmenso cambio que había experimentado Brainy. Supuso que sería raro tener a alguien al lado haciéndole ojitos frente al resto del equipo, pero al final todo había salido bien ¿De qué podía quejarse?
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Gardevoir, el pokemon Envolvente:
—Peso: 48,4 kg
—Altura: 1,6 m
—Observaciones:
- Tiene la capacidad de crear un pequeño agujero negro con su mente
- Es capaz de sacrificarse para defender a su entrenador
- Puede levitar
- Puede usar telepatía
- Algunos especulan que así como todos los pokemon representan algún concepto o ser vivo, Gardevoir representa a un ángel guardián
...
*Como el fanfic es una versión alterna de los juegos de la tercera generación, no incluiré el tipo Hada para Gardevoir ni para ningún otro pokemon
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