La Energía del Rayo


Los desnudaron, los pesaron, los midieron, les revisaron los dientes y los lavaron con fuertes chorros de agua fría. Luego les colocaron un collar alrededor del cuello. Les explicaron que si intentaban escapar, esos collares se activarían y los electrocutarían hasta la muerte. Finalmente les dieron ropas de sirvientes, que acostumbraban llevar los pokemon pertenecientes a gente de altos ingresos.

Cuando todos estuvieron listos, apareció nuevamente ese anciano panzón de risa molesta. Los miró a cada uno, y luego les mostró un interruptor alrededor de su muñeca con la forma de una práctica pulsera.

—¿Saben lo que ocurre si oprimo este botón?— les preguntó.

Ninguno contestó, por lo que Wattson procedió a oprimir el botón. Inmediatamente todos recibieron una descarga eléctrica tan grande que sus piernas flaquearon, y cayeron de rodillas. Smoky se fijó en Brainy, quien pareció ser el más afectado. Después de ese choque eléctrico apenas parecía poder respirar.

—¿Conocen el movimiento Rayo? Pues eso fue lo que sintieron justo ahora. No es suficiente para matarlos, pero sí para mantenerlos a raya. Por supuesto, el ataque se adapta a la masa de cada uno, pero aun así considera fortalezas y debilidades, como la de su amiguito ave aquí presente. No me veré en la necesidad de usar esto si ustedes cumplen todas mis órdenes sin rechistar.

—¿Y crees que de esa forma nos vas a apresar?— alegó Smoky— Ruby no te lo permitirá.

—¡Juajuajuajua!— rió excéntricamente Wattson— ¡Pero si tu amiguito está en la cárcel! Me pregunto cuánto tiempo se tomarán antes de ejecutarlo.

—¡¿Qué?!— saltaron los pokemon.

—¡Oh, vamos! No es como si no se lo hubieran imaginado ¿O sí? Ese tal terrorista es bastante grande para aceptar responsabilidad de sus actos, además de que ha demostrado ser muy peligroso para la sociedad. Un criminal así merece morir, indiscutiblemente.

Fiercy preparó sus garras y se inclinó para echar a correr hacia él, pero Smoky la detuvo.

—No te precipites. Es lo que él quiere.

Wattson echó a reír otra vez.

—Bien pensado, muchachito. Ahora, me han dicho que pelean muy bien. Quiero verlos pelear.

—¿Qué?

—Vamos, peleen. Me basta con ustedes dos— apuntó a Smoky y Fiercy— Vamos ¿Qué esperan?

Los dos pokemon se miraron el uno al otro, consternados.

—¡No voy a pelear contra ella!— exclamó Smoky.

—¿En serio?

Wattson apretó nuevamente un botón en su pulsera, con lo que Brainy y Birdy estallaron en gritos de dolor. Un par de chispas azules se entrevieron desde sus collares, indicando lo que ocurría.

—¡Detente!— alegó Fiercy.

—¿Yo? Ustedes dos son los únicos que pueden detener el dolor de sus compañeros... verán, no pienso castigarlos a cada uno por sus propios errores. Cuando me desobedezcan, aunque sea en el más mínimo aspecto, será uno de sus amigos quien reciba el castigo.

Smoky y Fiercy miraron nerviosos la pulsera de Wattson y a sus compañeros.

—Si no se apresuran, me temo que se quedarán sin amigos— alegó— ¿Dónde está la perilla para aumentar la potencia?

—¡De acuerdo, de acuerdo!— exclamó Fiercy— ¡Lo haremos, así que deja de hacerles daño!

Wattson se encogió de hombros y los señaló a ambos con las manos, sin interrumpir la descarga contra los otros dos.

Smoky miró a Fiercy.

—Dame el primer golpe.

Fiercy apretó los dientes, miró su garra, luego la hizo un puño y atacó a Smoky con toda la fuerza que tenía. Su amigo cayó al suelo, sorprendido, y al mismo tiempo Wattson cortó el flujo eléctrico que emanaba de los collares de Brainy y Birdy.

—¡Bien, bien! ¡Sigan!— los alentó.

Entonces se le acercó otro pokemon, de piel azul, pelo amarillo y cara de quien no suele mostrar sus emociones, y le dijo algo al oído a Wattson.

—¡Ah, cierto! Dejen de pelear, eso es todo por hoy.

Fiercy exhaló una gran bocanada de aire, aliviada.

—Se me había olvidado que mañana habrá una fiesta— les indicó Wattson— No puedo mostrar a mis pokemon todos magullados al público, así que no más peleas por hoy. Pueden retirarse.

Los pokemon comenzaron a marcharse por donde los guardias, otros pokemon como ellos, les indicaban, cuando Brainy se detuvo y se giró hacia Wattson. Este le sonrió, con lo que a ella se le heló la espina. Había podido percibir la sensación que le producían sus propios planes para con ella, y no le gustaba. Wattson estaba ansioso por el día siguiente, y eso no podía ser bueno.

—Ah, esperen, se me olvidaba algo— los detuvo el líder de gimnasio.

Todos obedecieron al instante, nerviosos. Entonces, un pokemon con un extraño aspecto de máquina depositó una especie de casco sobre la cabeza de Brainy.

—Okey, eso era todo. Por poco se me olvidaba. Pueden continuar, no se preocupen por mí.

Smoky, Fiercy y Birdy miraron preocupados a Brainy, la cual parecía sentirse incómoda con el casco, mas no adolorida.

Esa noche los pokemon durmieron amedrentados, dudosos de su destino y el de Ruby. Quizás ese había sido el fin de su aventura.

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Desde muy temprano en la mañana, comenzó la preparación para la fiesta que se celebraría en la tarde.

—¿Te sientes bien?— le preguntó Smoky a Brainy, cuando enviaron a ambos a poner mesas y sillas en el gran y lujoso patio de Wattson, para los invitados.

—Sí.

—¿Entonces ese casco no te ha dañado?

—No, pero desde que me lo pusieron, mis poderes psíquicos han dejado de fluir. No puedo percibir los sentimientos de la gente, y me siento encerrada. Es como si te vendaran un ojo.

—¿Y no te quita la habilidad para pararte de puntas?

Smoky miró a los pies de Brainy, pero estos no habían cambiado.

—No, al parecer no afecta mi semi levitación.

—Qué increíble que puedan inventar cosas así.

—Me dijeron que se llama el "Escudo Siniestro", porque funciona de la misma forma que el cráneo de los pokemon siniestro contra mis ataques.

—Ya veo... espera ¿Entonces...

—Es lo más probable. No sería la primera vez que usan cuero de pokemon para hacer ropa.

Smoky desvió la mirada, sorprendido. Se preguntó cómo se estaría sintiendo ella al vestir el cadáver de otro pokemon.

—Tranquilo, esto no es nada comparado con lo que Wattson les hizo a ti y a Fiercy anoche. Ahora quien más me preocupa es Ruby.

—¿Crees que venga por nosotros?

Brainy abrió la boca para contestar, pero fue interrumpida.

—Oigan, ustedes dos— les llamó la atención un pokemon de pelo verde— Suficiente charla, pónganse a trabajar.

No pudieron seguir hablando. Smoky se quedó con la duda.

—Tú— el pokemon de pelo verde apuntó a Smoky— ¿Has recibido órdenes de Manectric?

—¿De quién?

—Manectric, el mayordomo.

Smoky recordó a ese pokemon estirado de piel azul que había estado junto a Wattson la noche anterior.

—Ve con él para recibir órdenes— le indicó el pokemon eléctrico.

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Wattson le encargó a Manectric darle instrucciones por separado a los cuatro pokemon nuevos, incluso si tenían que trabajar juntos. Así se aseguró que no intentaran rebelarse antes de la fiesta.

De esa forma, cuando los invitados comenzaron a llegar, Smoky, Fiercy y Birdy se encontraron repartiendo canapés y sirviendo copas, pero no lograron ver a Brainy por ningún lado.

—¿Dónde estará?— inquirió Smoky.

—Tranquilo, viejo— intentó calmarlo Birdy— Quizás se encuentre en los estacionamientos.

No pudieron continuar hablando, pues tenían que trabajar. El lugar estaba lleno de invitados, la música no era especialmente ruidosa y permitía a la gente conversar sin tener que alzar mucho la voz. Los tres se daban palabras de aliento entre ellos, cuando se topaban, pero mientras caminaban buscaban desesperadamente con la mirada a su amiga faltante. Hasta que hicieron pasar a los invitados al patio.

Ahí, en medio del terreno, encerrada en una cúpula de cristal, se encontraba Brainy. Danzaba y danzaba sin parar, bajo las órdenes del líder eléctrico. La gente, maravillada, comenzó a amontonarse a su alrededor para verla aunque fuera por un momento. La familia evolutiva de Ralts podía resultar verdaderamente esquiva, y no todos los días se podía apreciar el espectáculo de ver un Kirlia bailando.

Smoky, Fiercy y Birdy caminaron hacia Brainy, pero en eso se encontraron con el alto mayordomo, Manectric. Este los miró con cara de pocos amigos.

—¿Qué hacen? Vayan y atiendan a la gente, que por algo están aquí.

De esa forma no tuvieron de otra que unirse a los Magnamites y Electrickes que ayudaban a la gente a sentarse a la mesa para almorzar.

Entonces, sin querer, Fiercy oyó una conversación a lo lejos. Un hombre de aspecto muy refinado conversaba animadamente con Wattson.

—¿Y en cuánto me la dejas?

—Oh, no sé. No estoy acostumbrado a este tipo de cosas.

—Vamos, Wattson. Sabes que al final me la llevaré de todas formas.

—Está bien, como quieras. Pero tú eres el experto en Kirlias ¿En cuánto debería vendértela?

—¿Vender a Brainy?— se alertó Fiercy, y se acercó un poco para seguir oyendo.

—Pues no tienen tan buen precio como las Gardevoir, pero de todas formas sí valen su ojo de la cara... veamos, dijiste que esta era una terrorista ¿No?

—¿Me quieres decir el precio o me quieres regatear antes de que sepa de cuánto estamos hablando?

—Está bien, está bien... veamos, veamos... creo que un Kirlia común se vende aproximadamente a... Cinco grandes.

—¡¿Cinco?!

—¿Trato hecho?

Wattson no pudo reprimir su sonrisa de complacencia. Fiercy vio horrorizada cómo se estrechaban la mano para hacer el trato.

—Tengo que hacer algo— pensó Fiercy.

Rápidamente se dirigió hacia Brainy, pero en eso apareció Manectric, seguido de Birdy.

—Ah, justo te estaba buscando a ti. Tú y tu amigo son perfectos para este trabajo.

—¿Qué trabajo?— inquirió ella.

Pocos minutos después, ambos se encontraban corriendo a esconderse de los invitados que habían decidido participar del juego de cacería.

—¿Y qué se supone que tenemos que hacer, además de correr y escondernos?— preguntó Fiercy.

—Creo que nada más— Birdy se encogió de hombros.

De un momento a otro, una bala de pintura le llegó al ala, obligándolo a aterrizar forzosamente.

—¡Birdy!— exclamó su compañera, pero este la alejó con una mano.

—Huye, es solo un juego.

—¡Pero tu brazo sangra!— alegó ella.

—Es solo pintura ¡Ve!

Fiercy le hizo caso, pues no le pareció que ese juego fuera pensado para ser letal, incluso para los esclavos. De esa forma corrió hasta esconderse en la copa de un árbol, pero entonces un choque eléctrico de su collar la paralizó, y la botó hasta el suelo. Ahí, un montón de balas impactaron en todo su cuerpo repetidamente hasta que se puso de pie, adolorida, y se escondió detrás del tronco.

—¡Ah, maldición!— exclamó por el dolor— ¡Ese Wattson solo quiere vernos sufrir!

Smoky vio todo esto desde lejos, y se sintió mal. Sin Ruby cerca, él era el más fuerte del grupo y también el más capacitado para ser de líder, pero aun así no podía hacer nada para proteger a sus amigos. Ese collar y ese hombre tenían total control sobre su equipo.

Miró hacia Brainy, buscando algo de consuelo en su danza, cuando se dio cuenta que no estaba.

—¿Brainy?— exclamó, anonadado.

Miró hacia Wattson y Manectric. Ambos estaban lo suficientemente distraídos con el juego de la caza para resltarle atención a él en ese momento. Smoky corrió hacia la cúpula de vidrio en donde ella había estado, miró en todas direcciones, pero no encontró nada. Brainy había desaparecido, y no le gustaba.

—¿Qué le ocurrió al Kirlia que bailaba aquí?— le preguntó una señora regordeta a un Magnamite.

—Fue vendida al señor Blitz, madame.

—¡Oh, claro!— exclamó la señora— Cierto que ese pervertido también está en la fiesta.

—¿Pervertido?— se extrañó Smoky— ¿Qué significa pervertido?

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Brainy, por su parte, había sido metida a una pokebola de contención sin saber qué estaba ocurriendo. Tuvo que esperar un buen rato sin poder ver u oír a través de su pokebola, hasta que fue liberada en una habitación oscura.

—¿Qué es esto?— se preguntó.

Las cortinas gruesas estaban cerradas y apenas permitían que la luz se filtrara por los bordes de la ventana. Al medio había una cama de dos plazas, y varias velas rodeándola para crear un efecto de iluminación tenue.

Entonces oyó una respiración detrás de ella, lo cual la asustó. Estaba acostumbrada a percibir los pensamientos de los seres vivos antes siquiera de poder oírlos a la distancia.

El sujeto detrás de ella era un humano adulto. La miraba de forma ansiosa y perversa, pero Brainy no comprendió sus intenciones, pues le sonreía, y una sonrisa indicaba buenos pensamientos ¿No? Rayos, cómo extrañaba su telepatía.

—El señor Wattson te vendió— le anunció el hombre— Ahora yo soy tu maestro. No te preocupes, soy un buen maestro. Todo estará bien conmigo.

—Ah... bien. Yo soy Brainy ¿Y usted?

—¿Brainy?— repitió él, como si hubiera encontrado un chicle pegado a su zapato— ¿Quién te puso ese nombre?

—Ruby, mi verdadero maestro.

—Querrás decir tu antiguo maestro.

—No, él es mi verdadero maestro. La verdad no me importa si pagaste mucho por mí, algún día Ruby vendrá, y me iré con él.

—¿Qué? ¡Pero eso es ilegal!

—Oh, bueno... sí, supongo que sí.

No tenía ganas de discutir con un hombre tan extraño y cerrado de mente como él. No se esperaba que este sacara una pulsera igual a la de Wattson y apretara el botón para electrocutarla. Brainy cayó de rodillas, hasta que el flujo se detuvo.

—Ahora yo soy tu maestro ¡Dilo!

—Usted es mi maestro— repitió ella, amedrentada.

Blitz sonrió.

—Bien ¿Lo ves? Si haces lo que te digo, no saldrás lastimada ¡Así de fácil! Ahora desvístete, pero hazlo lentamente.

—¡¿Qué?!— saltó Brainy— Pero... pero...

—Vamos, no seas tímida— le reclamó él con una sonrisa— Vamos... ¿O acaso será? ¿Es tu primera vez?

—¿Primera vez para qué? ¡No entiendo!

La sonrisa de Blitz se ensanchó hasta casi salírsele de la cara.

—Ese Wattson, siempre omitiendo los mejores detalles.

Seguidamente el señor Blitz puso sus manos en los hombros de Brainy. Esta no necesitó leerle la mente para percibir su excitación, ni para saber que algo malo estaba por ocurrir.

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Smoky estaba entrando a preocuparse, cuando vio que Wattson se le acercaba. Se quedó quieto para recibir órdenes, pero de repente un estruendo captó la atención de todos.

Desde la entrada, una camioneta vieja y destartalada pasó a toda marcha por encima de mesas y sillas, sin siquiera intentar esquivar a la gente frente a sí. El vehículo describió un par de curvas, hasta que pareció darse cuenta de algo. Entonces fue directo hacia su objetivo: Wattson.

—No puede ser— se dijo Smoky, intentando ver quién conducía la camioneta. Pero cuando giró para dirigirse hacia el líder de gimnasio pudo verlo claramente— ¡Ruby!

Miró a Wattson con la confianza de la victoria, y de la misma forma esperó ver la cara de sorpresa y derrota del anciano, mas no fue precisamente eso con lo que se encontró. En vez de correr horrorizado, el viejo se quedó donde estaba, sonriente.

—Ven conmigo, Combusken.

Smoky dudó un instante, hasta que el anciano le mostró su pulsera.

—De acuerdo, de acuerdo.

Smoky se acercó a Wattson a medida que la camioneta atravesaba el patio hacia ellos. Para la sorpresa de todos, el viejo agarró a Smoky por los brazos y lo plantó delante de él.

La camioneta aceleró un poco, pero Wattson no se quitó del camino, ni dejó ir a Smoky.

—¿No quiere correr?— le sugirió, pero el viejo se rehusaba.

Finalmente la camioneta dio un giro, frenando en una distancia tan corta que salió humo de las ruedas. Luego, de ella se bajó un muchacho flaco y cubierto con una capa y un sombrero de ala ancha.

—¡Ruby!— exclamó Smoky.

Este alzó la vista para ver a su pokemon, y luego a Wattson.

—¡Soy Ruby, líder de Pokemon Gijinka!— anunció al aire— Y ese pokemon que tienes aprisionado es mi amigo. Te doy tres segundos para liberarlo.

Wattson soltó a Smoky, el cual corrió junto a su entrenador. Seguidamente el líder de gimnasio echó a reír de forma tan fuerte que todos en el patio pudieron oírlo.

—Bien, muy bien. Pero hay un problema: A ninguno de tus pokemon le interesa volver contigo ¿No es así, Combusken?

Ruby miró a Smoky. Este abrió la boca para reclamar que era mentira, que todos ansiaban el momento en que Ruby llegara y le diera una paliza a ese hombre panzón, pero entonces Wattson le mostró su brazalete, y luego con la cabeza le mostró a Fiercy y Birdy, que eran traídos por Manectric. Ambos se veían bastante maltrechos después del juego de cacería.

Smoky apretó el pico, impotente. No tenía de otra.

—Es cierto— musitó.

—¿Qué?— alegó Ruby, no había oído bien.

Smoky apretó sus garras. En verdad no quería decir esas palabras.

—¡Ya no nos interesa volver contigo! ¿Qué no ves? ¡Estamos bien aquí!

Ruby lo miró a él, y luego a los otros dos.

—¿Dónde está Brainy?

—¿Qué no escuchaste, muchacho?— alegó Wattson— ¡Combusken, dile otra vez!

—Wattson, no me interesa oír lo que tú quieres que ellos me digan— le contestó Ruby— Si crees que no conozco a mis pokemon, si crees que no puedo saber lo que piensan al mirarlos, entonces ni siquiera mereces el título de líder de gimnasio. Niños ¿Dónde está su hermana?

—Cielos ¿Quién te crees?— reclamó Wattson— Combusken, te ordeno pelear contra ese terrorista y vencerlo ¡Ahora!

—¡¿Qué?!— saltó este.

Ruby apretó los puños, los llevó a la altura de su cintura y gritó lo bastante fuerte para que todos en el patio lo oyeran.

—¡Me gustaría que me trajeran a mi Kirlia, sana y salva!

Todos lo miraron, extrañados. Este se cruzó de brazos, algo sonrosado.

—Espero que Kitten entienda la indirecta— pensó, preocupado.

—¡Combusken! ¿Qué esperas?— alegó Wattson— ¡Haz lo que te ordené!

Sin esperar más, electrocutó a Birdy y Fiercy.

—¡Entonces era eso!— exclamó Ruby.

Inmediatamente echó a correr hacia el anciano, pero Manectric se interpuso en su camino.

—¡Vamos, Combusken!— lo alentó Wattson.

Smoky tuvo que tragarse sus deseos, y correr junto a Manectric para enfrentar a Ruby.

—Lo siento— dijo, y seguidamente le mandó un combo a su entrenador en la cara.

Luego se volteó. Wattson había cortado la corriente con ese puñetazo. Sus compañeros volvían a estar seguros.

—Ya veo— musitó Ruby— Ese viejo los está controlando por medio del dolor de ver a tus amigos sufrir.

—Ruby... yo...— Smoky quiso disculparse, pues no podía soportar pelear contra él, pero entonces Ruby le sonrió.

—Bien hecho, Smoky— entonces se sacó la capa y el sombrero, y las arrojó al suelo— En verdad, desde que evolucionaste he observado que ya estás en condiciones de vencerme, pero nunca supe decir quién ganaría, entre tú y yo— se acomodó los hombros, subió los puños y comenzó a dar pequeños saltitos para ponerse en ritmo.

—¡Ruby, no!— alegó Smoky.

—¿Qué haces, Combusken?— le reclamó Wattson— ¡Pelea!

Ruby lanzó un combo a la cara de Smoky, pero este logró eludirlo con facilidad, y luego contraatacar con una patada a su muslo. Ruby retrocedió, dolido. Smoky se detuvo por momentos, paralizado ante la imagen de su amigo dañado por él, por lo que no logró bloquear el gancho izquierdo que su rival le lanzó a las costillas.

Fiercy analizó rápidamente la situación: Ruby y Smoky combatiendo entre ellos por designio de Wattson, los collares que los tres pokemon llevaban, la pulsera de Wattson. Había una salida. Sí tenían una forma de salir de su desventaja y vencerlo, pero para eso necesitaría a Birdy de su lado, y mucha resistencia.

Pensó en contarle su plan, por lo que levantó la mirada hacia él, pero al ver sus ojos valientes comprendió que él estaba más que dispuesto a un par de choques eléctricos por ver la cara de Wattson llena de moretones. Ambos se sonrieron, confirmando el plan. Era simple, pero difícil. Solo tenían una oportunidad.

Fiercy le mostró tres dedos a la altura de su cadera. Transcurrió un segundo así, cuando escondió uno.

—Una cuenta regresiva— comprendió Birdy.

Pronto bajó otro dedo. Quedaba un segundo.

—¡Ahora!— exclamó, tras bajar el último dedo.

Ambos le mandaron un codazo en la nariz a Manectric, tomándolo por sorpresa. Inmediatamente se arrojaron hacia Wattson con garras y dientes. Este se llevó la mano hacia la muñeca, pero en ese momento Birdy y Fiercy le metieron un dedo en la boca. El choque eléctrico les llegó desde sus collares, atravesó sus cuerpos y electrocutó al anciano. Solo duró un segundo, pero fue lo suficiente para botarlo al suelo.

En ese momento Ruby se apresuró a esquivar a Smoky, acercarse a Wattson y darle un golpe en el cuello para botarlo nuevamente.

—¡Malditos!— exclamó el viejo, alejándose lo suficiente para volver a atacarlos con sus collares. Entonces buscó el botón en su pulsera, pero esta ya no se encontraba en su muñeca. El activador de los choques eléctricos había desaparecido.

—Oh, mira lo que encontré— Ruby levantó la pulsera de Wattson a la altura de su cara, y sin esperar, oprimió el botón de liberar.

Al instante, los collares de sus pokemon se desactivaron, se abrieron y se cayeron al suelo.

—¡Lo hiciste!— exclamó Smoky— ¡Ruby, lo hiciste!

—Lo hicimos— le corrigió este.

—¡¿Pero cómo?!— alegó Wattson— ¿Cuándo me robaste el control?

—¿Te refieres a esta pulsera?— Ruby se la guardó en el bolsillo— Es bastante fácil, cuando usas Ladrón.

—¿Ladrón?— se extrañó Wattson, y de repente comprendió— ¿Quieres decir la MT: Ladrón?... ¿Pero cómo? ¡Tú eres un humano!

—Sí, no creí que llegaras a entenderlo. Niños ¿Pueden ocuparse de este imbécil mientras yo busco a Brainy?

Los tres golpearon su palma contra su puño, ansiosos.

—Excelente. Tengan— les arrojó pociones, que ellos usaron instantáneamente.

—¡¿A dónde vas?!— reclamó el líder del gimnasio— ¡¿Crees que te puedes ir así, sin más?!

Entonces los pokemon y su entrenador se vieron rodeados por los invitados a la fiesta, todos con una o dos pokebolas en la mano.

—¡Juajuajuajua!— estalló Wattson en una carcajada— Eres un tonto, rufián. Caíste directo en mi trampa ¡Ahora todos, destrócenlo con sus pokemon! ¡No me importa si rompen la regla de uno contra uno, él no luchará justo!

—¡Ruby, ve por Brainy!— le pidió Smoky— Nosotros nos encargamos.

—Volveré enseguida.

Ruby corrió hacia Wattson, pero Manectric, siempre leal, le cerró el paso otra vez. Ruby intentó quitarlo de su camino con un puñetazo, pero el pokemon resistió el golpe en su lugar, y contraatacó con una descarga eléctrica.

—Soy el pokemon más poderoso del gimnasio eléctrico— pensó— Nadie puede resistir mi energía.

Pero Ruby se quedó donde estaba, mientras la electricidad recorría su cuerpo de forma descontrolada. Lentamente, acercó su otra mano a la cabeza de Manectric para agarrarla, y de un gran cabezazo lo arrojó al piso. En ese momento otros entrenadores intentaron retenerlo, pero él saltó, agarró su cuchillo de su estuche y les hizo cortes lo suficientemente profundos en sus cuellos para desangrarlos. Luego continuó su camino para buscar a Brainy.

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Blitz desgarró las ropas de Brainy, ansioso por probar su carne. Ella, asustada, corrió a refugiarse sobre la cama, contra la muralla.

—¡¿Qué haces?!

—Tranquila, mi amor. Yo te convertiré en una mujer ¿No quieres ser adulta?

Blitz se acercó calmadamente hacia Brainy. Esta intentó sacarse el casco, pero no pudo.

—Jejeje— rió el hombre— No podrás quitarte esa cosa, están diseñados para salir con una llave... y adivina quién tiene la llave.

Eso era mentira. Solo se necesitaba apretar cierto botón especial en la zona de la nuca y el casco se saldría solo, pero Brainy tenía los brazos muy cortos, y Blitz quería jugar con su mente un rato.

El hombre se subió a la cama babeando.

—Si haces lo que te digo, te daré la llave.

—No necesito mi sensibilidad psíquica para saber que mientes— se mofó ella— Sí que eres imbécil.

Blitz apretó los dientes, enojado. Estiró su mano para agarrarla de la pierna, pero ella saltó, cayó en el piso y se arrastró debajo de la cama para que no la alcanzara. Él se bajó también, plantó la cara contra el suelo y estiró una mano para asirla.

—¡Suéltame!— reclamó ella, cuando la sujetó de un pie.

Fue arrastrada por el suelo hasta afuera, en donde la colgó de su pierna como una presa de caza. Entonces la arrojó de nuevo sobre la cama, pero antes de que ella pudiera escapar, saltó sobre su diminuto cuerpo y la apresó entre sus piernas.

—¡Sí que eres traviesa! Voy a tener que enseñarte unas lecciones, muchachita.

—¡Suéltame, estúpido! ¡Me niego a ser tratada así por alguien de tan poco coeficiente intelectual!

Pero Blitz ya no la escuchaba, demasiado ansioso por su carne. Rápidamente se desamarró el cinturón, se bajó los pantalones y le mostró su pene erecto. Al verlo, Brainy gritó con todas sus fuerzas.

—Esto te va a gustar— le espetó Blitz.

La agarró de la cabeza, la sujetó con otra mano, y se preparó para penetrarla. Recién en ese momento Brainy comprendió lo que quería hacer, aunque su joven mente no podía dar con una razón que lo llevara a hacerlo.

De repente un estruendo detuvo a Blitz de cometer su crimen. La ventana que daba a la habitación se rompió. Enseguida las cortinas se corrieron, dejando pasar a una muchachita rosa. Esta miró a Blitz, y luego a Brainy. De nuevo a Blitz, y su cara se desfiguró hasta parecer un demonio.

—¡Sal de aquí!— exclamó Kitten, y al instante se lanzó a arañar la cara de Blitz.

Brainy le hizo caso, agradecida con la extraña. Salió de la habitación corriendo, cubriendo sus partes íntimas con sus manos.

Pronto llegó a un pasillo conocido, pero pensó mejor. No podía dejar a su salvadora sola. Miró hacia atrás, en donde Blitz arrojaba a Kitten contra el piso. Luego intentó pisarla, pero esta corrió junto con Brainy.

—¡¿Qué haces?! ¡Corre!— la apremió.

Ambas comenzaron a escapar del pokéfilo a toda marcha, por lo que pronto llegaron a una sala de estar, llena de sofás, plantas y unos cuantos efectos eléctricos de adorno. Al final había una puerta, pero al intentar salir por ella, se dieron cuenta de que estaba cerrada.

—¿Qué hacemos?— inquirió Brainy.

Kitten miró a todas partes, y la llevó a esconderse detrás de un sofá. Entonces llegó Blitz, sujetándose los pantalones con las manos. Estaba agitado, pero sonrió.

—Mi pequeña Kirliaaaaaaa...— la llamó— ¿Dónde estás, mi querida Kirlia? ¿Recuerdas que ahora soy tu dueño? No te puedes escapar de tu dueño, eso es totalmente ilegal.

Caminó por la sala lentamente, buscándola con la mirada. Sabía que la puerta estaba cerrada, pues él misma lo había hecho. Las ventanas ahí tenían rejas. No había forma de que hubieran ido a otro lugar.

Entonces Kitten agarró la cabeza de Brainy, y apretó el botón para desactivar su casco. Este cayó pesadamente al suelo, lo que le indicó a Blitz dónde estaban las pokemon.

Brainy y Kitten se pusieron de pie. La primera agitó su cabeza para que su cabello respirara, y seguidamente fijó su mirada en su actual dueño.

—¡Ahí estás! Ven, ven con papi— le sonrió él.

—No...— Brainy negó con la cabeza.

Blitz, al verse traicionado, buscó su pulsera controladora debajo de su manga, pero ella lo atacó primero con un poderoso Psíquico. El tipo cayó al piso sujetándose la cabeza mientras gritaba de dolor. Seguidamente Brainy usó una tanda de Confusiones, una tras otra, hasta que el hombre terminó viendo borroso.

—¡Vaya, eres fuerte!— exclamó Kitten.

—Sí, pero no lo habría logrado sin ti. Muchas gracias.

La Skitty sonrió.

—Supongo que tú eres Brainy ¿Cierto? Porque si no, hay otra Kirlia que debo rescatar.

—Sí, yo soy Brainy... ¿Pero cómo lo sabes? ¿Y cómo supiste cómo liberarme de ese casco?

—Yo soy Kitten— le tendió la mano para estrecharla— Soy la sexta miembro de Pokemon Gijinka. Encantada, Brainy.

—¡¿Qué?!

En eso un estruendo las alarmó. Alguien golpeó la puerta con una fuerza tremenda.

—¡Ah, rayos!— se oyó por el otro lado.

Ambas sonrieron al reconocer esa voz. Otro golpe más fuerte que el anterior derribó la puerta por completo, dejando pasar a un agitado Ruby.

Este echó a correr apenas tener un agujero por donde pasar, cuando se detuvo en medio de la habitación, y se giró. Se quedó un momento mirando a Kitten y a Brainy, anonadado.

—¡Niñas!— exclamó, y corrió a abrazarlas— ¡Me alegro tanto de verlas! ¿Están bien?

—Gracias a ella, yo estoy bien— contestó Brainy.

—Lo mismo digo— apuntó Kitten.

Ruby las dejó en el suelo, repentinamente serio.

—¡Brainy, estás desnuda!— exclamó él.

—Te lo explico después— le aseguró Kitten— ¿No deberíamos ir con los demás?

Ruby le pasó su camisa a Brainy, que le quedó como un vestido, y luego asintió.

—¿Pueden pelear?

—¡Sí!— exclamaron ambas.

—Bien. Kitten, quédate cerca de mí. Brainy... ah, tú tienes este collar. Espera— sacó de su bolsillo la pulsera de Wattson, y volvió a oprimir el botón de liberar. El collar de Brainy se apagó y se cayó— Bien ¡Vamos, rápido!

Los tres se apresuraron a volver sobre los pasos de Ruby, recorriendo toda la mansión hasta el patio. Todos los secuaces de Wattson habían sido derrotados o simplemente huido. Los cuerpos vivos y muertos alrededor del campo de batalla eran prueba de ello. Fiercy y Birdy se veían muy lastimados, pero conscientes. Smoky era el único que podía pelear, pero tenía que hacer frente a los pokemon más fuertes de Wattson: Voltorb, Magneton y Manectric.

—¡Todos, usen Onda Voltio!— exclamó Wattson.

Los tres pokemon atacaron a Smoky con rayos ineludibles. Este lanzó un grito agudo al aire antes de caer inconsciente.

—¡Rayos! ¡Wattson!— exclamó Ruby, corriendo a socorrer a su amigo.

—¡Oh! ¡Ahí está ese malhechor! Rápido, Manectric: Usa Onda Trueno y paralízalo.

—¡Sí!— contestó este.

El pokemon corrió hacia Ruby, pero fue interceptado por Brainy. Ella le lanzó un Psíquico, que lo botó al suelo por el dolor.

—¡Maldita!— exclamó el Manectric al ponerse de pie.

Corrió hacia Brainy para atacarla con sus garras. Esta no pudo eludir el golpe, pero al momento de hacer contacto algo ocurrió con Manectric. Sintió un dolor muscular que le recorrió todo el cuerpo, y lo dejó inmóvil por momentos.

—¿Qué es esto?

—Je— Brainy se levantó, limpiándose la sangre de la boca— Tu habilidad es paralizar a quien te toque ¿Cierto?

—¿Cómo lo sabes?

Manectric intentó moverse, pero su cuerpo se había vuelto repentinamente torpe y lento.

—Porque mi habilidad es Rastro. Yo puedo copiar tu habilidad y usarla en tu contra.

Sin más, lo atacó con otro Psíquico. Mientras tanto, Ruby había puesto sus ojos directamente en Wattson, y corría hacia él.

—¡Oh, vamos!— reclamó Wattson— ¡Voltorb, usa Desenrollar!

El redondo pokemon comenzó a rodar en un mismo lugar para ganar velocidad, hasta que liberó toda la energía acumulada para salir disparado hacia Ruby, pero este lo eludió fácilmente.

—¡Rayos, rayos! ¡Magneton, usa Onda Voltio!

El pokemon obedeció, y repitió su ataque contra Ruby. Este recibió la descarga de pie, y cuando terminó, continuó como si nada.

—¡¿Pero qué?! ¡Magneton, otra vez!

Nuevamente el pokemon lanzó su ataque eléctrico a Ruby, pero esta vez él ni siquiera se molestó en detenerse. Corrió a toda prisa hacia Wattson, pero su pokemon saltó a protegerlo.

—¡No te entrometas!— vociferó Ruby.

Intentó dañarlo con un corte, pero apenas provocó una marca en la ropa de Magneton. Este alzó una mano para contraatacarlo con otra Onda Voltio, que hizo retroceder a Ruby.

—Rayos. Maldito tipo Acero.

Magneton se preparó para atacarlo de nuevo, pero antes de que lo lograra, Ruby lo agarró de los imanes y lo arrojó contra el piso. En eso apareció Smoky, el cual pateó a Magneton para dejarlo fuera de combate.

—¡Smoky!— exclamó Ruby

—¡Pero se supone que tú estabas frito!— reclamó Wattson.

—Lo estaba, pero esa muchachita rosa me despertó y me dio primeros auxilios— golpeó su palma contra su puño— No estoy al cien por ciento, pero puedo pelear.

Entonces oyeron algo acercándose a gran velocidad desde atrás. Era el Voltorb, quien regresaba usando desenrollar. Ruby y Smoky se prepararon para recibirlo, pero antes de llegar a ellos fue interceptado por Fiercy y Birdy, quienes lo mandaron a volar.

—¡Ustedes vayan a ayudar a Brainy!— les indicó Fiercy.

Ruby y Smoky asintieron al mismo tiempo, pero justo en ese momento apareció la aludida, trotando desde el lugar en donde había combatido.

—¡No fue problema!— aclaró, aunque tiritaba por la cantidad de descargas que había recibido.

Los seis miraron a Wattson, triunfantes. Habían derrotado a todos sus pokemon, lo habían derrotado a él.

—Estás acabado, viejo— le espetó Smoky— Entrega tu Certificado.

El anciano intentó alejarse a rastras, pero Ruby pescó su cuchillo y lo arrojó hacia su pierna, donde se enterró como una flecha. Wattson dejó de escapar para agarrarse la zona herida mientras gritaba de dolor. En eso Ruby se acercó, se agachó junto a él, lo aferró firme del cuello de la camisa y lo levantó un poco.

—¡De acuerdo, me rindo!— alegó el anciano— ¡Tú ganaste, maldito! Toma mi Certificado de líder. Está en mi escritorio, en mi casa. Solo tómalo y llévatelo.

Ruby miró a sus pokemon. Nunca los había visto tan maltrechos. Pensó en todo lo que ese anciano les había hecho pasar, y llegó a una conclusión.

—No. Personas como tú no pueden salir impunes de esto.

Ruby levantó su cuchillo, listo para asesinar a Wattson, cuando una chispa le paralizó la mano y le obligó a soltar el arma.

—No te lo permitiré— aseguró una voz a sus espaldas.

Todos se giraron, y se encontraron con Manectric. Estaba tan lastimado como todos ellos, sangraba abundantemente de la sien, y aun así se mantenía en pie, dispuesto a defender a su entrenador.

—No te dejaré hacerle daño al señor Wattson ¡No te lo permitiré!

Nuevamente atacó a Ruby, esta vez de forma tan fuerte que lo noqueó. Sus pokemon, furiosos, se acercaron a Manectric en un segundo, y le dieron el golpe final entre todos.

—¡Miren!— exclamó Kitten, señalando a Ruby— ¡Wattson ya no está!

Todos se voltearon a ver. El líder de gimnasio había desaparecido gracias a la intervención de su pokemon. De repente oyeron un motor echando a andar, y al levantar la vista, lo encontraron a él, huyendo en la camioneta que Ruby había robado.

—¡Se nos escapó!— exclamó Smoky.

—No importa— Fiercy se encogió de hombros— Lo importante es que estamos todos juntos otra vez ¿No? Además, le ganamos.

—Por una vez concuerdo contigo— le espetó Brainy— Me alegra volver a ver a Ruby. Aunque solo fuera un día sin él, se sintió como diez años.

—Sí, celebremos— concordó Kitten— Además ese tipo no alcanzó a violarte, eso es bueno.

—¡¿Violarla?!— exclamaron Fiercy y Birdy.

—¿Qué es violar?— preguntaron Smoky y Brainy a la vez.

—Ah, vaya. Parece que tenemos mucho de qué hablar— observó Kitten— En fin, mi nombre es Kitten, soy una Skitty...

De ahí pasaron a presentarse y a dar explicaciones. Tenían mucho de qué hablar con la nueva miembro de Pokemon Gijinka.

Ruby no logró despertar hasta horas más tarde, pero eso es historia para otro capítulo.

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Manectric, el pokemon Descarga:

—Peso: 40,2 kg

—Altura: 1,5 m

Curiosidades:

—Descarga electricidad por la melena constantemente. Esto suele producir incendios en los bosques

—Por la electricidad que descarga, crea nubarrones encima de su cabeza.

—Los rayos caen cerca de donde está. Esto llevó a pensar que los Manectric nacían de los rayos.

Equipo de Ruby:

1._ Combusken: Mr. Smoky. Naturaleza Gentil

2._ Mightyena: Ms. Fiercy. Naturaleza Audaz

3._ Kirlia: Ms. Brainy. Naturaleza Impaciente

4._ Swellow: Mr. Birdy. Naturaleza Valiente

5._ Skitty: Ms. Kitten. Naturaleza Audaz

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