Jirachiman y Chico Gijinka
Ruby salió del gimnasio de Algaria junto a sus pokemon, aún sorprendidos por la decisión de no pelear de los líderes, Tate y Liza. Algunos de ellos habían planeado por dónde habría que escapar cuando incendiaran el lugar y la policía los persiguiera, pero ya no era necesario. Como no habían causado una conmoción, nadie había notado que Pokemon Gijinka se encontraba en la ciudad.
—¿Ah? ¡Oh, Ruby!— lo llamó Smoky, repentinamente asustado.
—¿Qué ocurre?
Smoky se apretó la cara entre las manos, como si se hubiera dado cuenta de algo muy malo a lo lejos.
—¡No les pedimos la MO que necesitábamos!— recordó en ese momento.
Todos los demás se giraron a verlo, y sus caras cambiaron de la ligera sospecha a la incontenible alarma
—¡Oh, rayos!— exclamó el entrenador.
—¡Tenemos que regresar!— se apresuró a sugerir Brainy.
—¿Pero ustedes creen que nos la den así de fácil?— preguntó Fiercy, desconfiada— Parecían muy tensos con nuestra presencia.
Ruby suspiró con cansancio.
—Brainy tiene razón, no tenemos de otra que ir y pedírselos. Quizás nos la den si les explicamos para qué la necesitamos.
Todo el grupo estuvo de acuerdo, por lo que dieron media vuelta, mas no avanzaron ni tres pasos cuando una figura saltó desde el techo del gimnasio y se plantó entre ellos y la puerta.
Pokemon Gijinka se detuvo ante el hombre, extrañados de su apariencia y su actitud. Estaba vestido con un disfraz blanco que se moldeaba a su delgado pero esculpido cuerpo, con una jota muy vistosa cruzándole el pecho y una capa de color dorado en su espalda. Su casco, también dorado, contaba con tres pequeños cuernos, haciéndolo parecer una especie de estrella, y contaba con una visera negra, permitiéndole ver afuera sin que los de afuera pudieran ver su cara.
Poco después de caer frente a Pokemon Gijinka, aprovechando su estupefacción, el hombre disfrazado comenzó a realizar extraños movimientos con poses que recordaban a un físico culturista.
—¿Quién... quién eres tú?— preguntó Ruby, saliendo de su estupor— Si no te quitas, tendré que...
—Ruby el pirómano, por fin nos vemos las caras— lo saludó el hombre— Me presento: ¡Soy Jirachiman: Defensor de los deseos de Hoenn!— y al decir esto, realizó una pose de súper héroe, a lo que le siguió una vistosa explosión de humo amarillo detrás de su espalda.
Ruby y sus amigos se lo quedaron viendo como el bicho raro que era.
—¡Además!— exclamó, sin permitirles hablar— Tengo algo que ustedes necesitan.
Ante las caras estupefactas de Pokemon Gijinka, Jirachiman extrajo de su ropa una cajita transparente, con un disco azul dentro de ella. Ruby alcanzó a leer la inscripción en la caja: "MO Buceo".
—Bien...— Ruby se sacudió la estupidez de ese sujeto y le extendió la mano— ¿Podrías darme eso que tienes? Lo necesito para...
—¡No tan rápido!— exclamó Jirachiman, mientras realizaba otra pose de súper héroe— Si lo quieres, deberás ayudarme antes.
Ruby exhaló un gruñido.
—Escucha, no tengo tiempo para juegos. Si sabes quién soy, deberías saber que hacerme enojar es una mala idea. Así que dame esa MO ahora o no respondo por lo que te pase después.
—¡Jaja!— Jirachiman le quitó importancia con una risa exagerada.
—¡Suficiente!— bramó Ruby— ¡Birdy!
—¡Déjamelo a mí!— rugió el Swellow, justo antes de lanzarse como un misil hacia el extraño sujeto.
Pero cuando Birdy iba a arremeterlo con un Ala de Acero, Jirachiman se echó hacia atrás y lo esquivó como si nada. Birdy terminó estrellándose contra la pared del gimnasio. Seguidamente Jirachiman alzó el disco en alto para mostrarlo a todo el mundo.
—¡Carrera hacia el Centro espacial!— exclamó, antes de echar a correr como alma que lleva el diablo.
—¡Maldito payaso!— bramó Birdy, humillado.
—¡Atrapen a ese tipo!— ordenó Ruby.
Todos los pokemon echaron a correr tras el extraño hombre. Smoky logró alcanzarlo, y al hacerlo le lanzó una Patada Ígnea, pero Jirachiman lo eludió como si nada. Luego Aria y Birdy probaron atacarlo desde arriba, mas el hombre repentinamente desapareció de donde estaba y reapareció en el aire, junto a ambos pokemon. Estos intentaron alejarse, pero Jirachiman los golpeó fuertemente antes de aterrizar y seguir corriendo.
Y más o menos así continuaron por el resto del recorrido, mientras el sujeto guiaba a Pokemon Gijinka hacia el este. Sin importar el ataque que le lanzaran, los esquivaba o los bloqueaba con relativa facilidad.
Y cuando menos se lo esperaban, Jirachiman paró en seco. Ruby y sus amigos tuvieron que hacer un esfuerzo por frenar a tiempo y no chocar contra él, pues iban muy rápido.
—¡Por fin!— exclamó el muchacho, jadeante— ¿Te rindes?
—¿Qué? No, eso fue el calentamiento— contestó Jirachiman— La verdadera batalla comienza ahora.
Los pokemon se alarmaron por las palabras del súper héroe, y asumieron posiciones de combate, mas él los ignoró, al parecer más interesado en el edificio que tenía en frente. Ruby levantó la mirada, y advirtió que se encontraban en el centro espacial de Algaria, un edificio que abarcaba toda la colina.
—Escuchen con atención— les ordenó Jirachiman, repentinamente adoptando una actitud de militar superior— En este edificio se encuentra un grupo de científicos conocidos como el Equipo Magma ¿Por qué vinieron aquí? No tengo idea, pero sí sé una cosa, y es que no los quiero en mi ciudad. Así que entraremos ahí, patearemos el culo del equipo Magma en su cara y los mandaremos a llorar con sus madres.
Brainy se cruzó de brazos, intentando pensar en una forma de patearle el culo a alguien en su misma cara.
—Tendría que ser una persona muy elástica— supuso.
Ruby asintió.
—Entonces ¿Prometes que me darás la MO Buceo después que expulsemos al equipo Magma de ciudad Algaria?— le preguntó a Jirachiman
—Así es.
—¿Y por qué no lo haces tú solo?— alegó el muchacho— Parece que eres muy hábil peleando.
—Sí, podría hacerlo yo solo— concordó el héroe— pero quiero hacerlo contigo.
Ruby apretó los dientes, irritado. Si había alguien a quien quería patearle el culo más que a Magno o Aquiles, era a él, pero en ese preciso momento solo podía cerrar su boca y aceptar. Ya llegaría el día.
—¿Y después de que me lo des, nos atacarás?— continuó Ruby, pues nunca se podía estar suficientemente seguro.
—Oh, vamos— Jirachiman volvió a realizar una pose, con lo que sus músculos se inflaron— ¡Soy un súper héroe! ¡Yo nunca lastimaría a un compañero que lucha por la justicia!
—Un respuesta ambigua— pensó Ruby.
—¡Excelente!— exclamó Jirachiman— Pero si quieren trabajar para mí, deberán usar estos antifaces, para ocultar sus identidades.
Inmediatamente el héroe sacó varios antifaces negros, que arrojó a cada uno de los pokemon de Ruby, y a Ruby. Este agarró el suyo en una mano, rojo de la vergüenza.
—¡No voy a usar tu maldito...— intentó alegar, pero entonces Jirachiman le mostró la MO en su poder.
—¿Quieres Buceo? Entonces tendrás que seguir mis reglas, chico Gijinka.
—¡¿Chico Gijinka?!— exclamó Ruby, estrujando su antifaz en la mano.
Pero no tenía de otra, tendría que tragarse su orgullo y seguirle el juego a ese comediante por el momento. Todos se pusieron los antifaces, y siguieron a Jirachiman hacia el interior del centro espacial.
La primera sala era una zona grande, con un amplio espacio para que personal y visitantes pudieran caminar a sus anchas y admirar por completo el centro espacial. Los cubículos y computadores se encontraban apartados de la entrada, algunos incluso separados por sólidas paredes, para que los científicos trabajaran en paz. Sin embargo, en ese momento los civiles se encontraban agrupados y agachados en diversos rincones, reprimidos por varios soldados del equipo Magma.
—¡Que nadie se mueva, esto es un asalto!— entró gritando Jirachiman.
—¿Qué acaso tú no eras el héroe?— alegó Ruby, entrando detrás de él.
—Sí, es solo que siempre quise decir eso.
Pero mientras hablaban, los soldados del equipo Magma se les acercaron, pokebolas en mano.
—¿Quién rayos es este payaso?— alegó el que se encontraba más cerca.
Pero entonces los pokemon de Ruby aparecieron detrás de él, lo que causó que los soldados se detuvieran.
—Un momento...— exclamó uno de los Magma— ¿Una capa vieja? ¿Un parche en el ojo?— y aterrado, señaló hacia Ruby— ¡Él es Ruby el pirómano! ¡Corran!
—¡No corran, cobardes!— gritó una voz masculina.
Desde uno de los cubículos apareció un soldado Magma con una pequeña capa y el uniforme gastado. Parecía tener cierta autoridad frente a sus colegas, pues todos se voltearon hacia él en cuanto apareció.
—¡Somos muchos y ellos solo dos! ¡Somos la élite del equipo Magma! ¡Podemos vencerlos, si trabajamos en equipo!
Los otros soldados lo miraron con ojos de admiración. Ruby los esperó a que terminaran, relajado.
—Muy bien, chico Gijinka— le espetó Jirachiman— Me adelantaré hasta el segundo piso. Tú encárgate de esto por mientras.
—¡¿Así que planeabas abandonarme de todas formas?!— alegó el muchacho— ¡Entonces déjame la MO!
—¡Todo a su tiempo, pequeño aprendiz!
Y sin decir más, Jirachiman se fue bailando hacia las escaleras. Los soldados Magma intentaron atacarlo con sus pokemon, pero él los esquivó a todos con tanta facilidad que no parecía que lo hacía a propósito.
—¡¿A quién llamas aprendiz, maldito idiota?!— le gritó Ruby, mientras Jirachiman desaparecía hacia el segundo piso.
—¡Olviden a ese payaso!— bramó el comandante de los soldados— ¡Vengan todos! ¡Ruby es el pez gordo!
—¡¿Y tú a quién llamas gordo estúpido?!— continuó Ruby con su rabieta.
—No, él no dijo estúpido— lo corrigió Brainy.
Pronto los soldados del equipo Magma rodearon a Pokemon Gijinka. Ruby contó alrededor de cincuenta enemigos, al ojo.
—Muy bien, niño. Es tu última oportunidad de darte la vuelta si no quieres una masacre— le advirtió el comandante— Sin importar lo bueno que seas, no podrás con todos nosotros a la vez.
—Al contrario, son ustedes los que no tienen posibilidades— contestó Ruby— Personalmente intentaré no matarlos, pero no puedo prometer nada por mi amiga aquí— dijo, señalando a Fiercy— Hace tiempo que no come carne, y eso la pone un poco violenta.
La aludida sonrió. Esa era la forma de Ruby de darle permiso para matar a los que enfrentara.
—Lo tendré en mente— contestó en sus pensamientos.
—¡Muy bien, no tengo todo el día!— exclamó Ruby— ¡Niños a la carga!
—¡Equipo Magma, ataquen!— rugió el comandante.
Durante un par de minutos, en el primer piso del centro espacial llovieron los lanzallamas, los pokemon más débiles fueron derrotados sin miramientos, e incluso un par de cabezas salieron volando hasta donde se encontraban los rehenes.
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Mientras tanto, en el segundo piso, Jirachiman apareció de la nada, y como un rayo fue noqueando a cada uno de los soldados del equipo Magma que se encontraban ahí, como si se trataran de muñecos de prueba, de los que se usan en experimentos de choques de autos. Bailó sobre las mesas mientras repartía patadas entre pokemon y soldados, se deslizó por el piso derribando a las personas, y cuando no hubo nadie que derrotar, se puso de pie y se acercó al único hombre que no había atacado, un hombre pálido y de aspecto intelectual, con el cabello peinado hacia atrás.
—Señor Jirachi, debo asumir— lo saludó Magno, no muy feliz de verlo esta vez.
El aludido asintió.
—Supe que estabas en mi ciudad, y decidí venir a saludar— explicó Jirachiman— ¿Qué te trae por aquí, Magno?
—¿Qué me trae por aquí?— repitió el jefe del equipo Magma, irritado— ¡¿Cómo te atreves a preguntarme eso tú a mí?! ¡¿Cómo pudiste traicionarme de esta forma?! No sé quién seas, Jirachi, pero juro que cuando lo descubra, tomaré a mis tropas y...
—¿Oh? ¿Me estás amenazando?— lo interrumpió Jirachiman, con tono divertido— Vaya, el tímido Magno hablando como todo un padre cuyos hijos han sido apaleados... pero no hará falta que descubras nada.
Y sin darle tiempo para preguntar a qué se refería, Jirachiman se quitó su casco.
Magno retrocedió un paso, tembloroso. Toda su valentía y su rabia desvanecidas.
—¡¿Tú?!— bramó, contrariado— Pero... no tiene sentido.
—Oh, claro que tiene sentido— Jirachiman volvió a ponerse el casco, pues sabía que Ruby no se tardaría mucho con los soldados del primer piso— Siempre ha sido así, desde que era pequeño. Soy quien mueve los hilos, señor Magno, y soy el co creador de los equipos Aqua y Magma.
—Espera... ¡¿Qué?!— exclamó Magno— ¡¿Tú también ayudaste al equipo Aqua?! ¡Pero... pero...
—¿No tiene sentido?— repitió Jirachi— Ah, pero esa es parte de la diversión.
Magno apretó los puños con rabia. Quería golpear el casco de Jirachi hasta atravesarlo para poder matarlo a golpes, pero no podía hacer nada contra él. Había sido usado, y sin saberlo se había convertido en una muñeca de trapo, débil y prescindible.
Entonces Jirachi posó una mano sobre la cabeza de Magno, como felicitando a una mascota.
—Lo has hecho muy bien, peón, pero ya no te necesito. Ahora...
Sin embargo, en ese momento Ruby y sus pokemon aparecieron desde la escalera. Jirachi cambió rápidamente su postura, y con la mano que acariciaba la cabeza de Magno, lo agarró del cuello de la camisa y lo levantó con fuerza, como si lo hubiera detenido de cometer un crimen horrible.
—¡Jirachiman!— exclamó Ruby, al verlo— ¿Y Magno? ¿Qué haces tú aquí?
Pokemon Gijinka se acercó a ambos sujetos. Jirachi sacudió a Magno para obligarlo a contestar.
—Ya veo, ustedes dos son aliados— gruñó el líder del equipo Magma.
—Para nada— lo corrigió Ruby— No me asocies con este tipo, solo me pidió acompañarlo a cambio de una MO.
—¡Contesta, Magno!— bramó Jirachiman— ¿Por qué el equipo Magma vino al centro espacial? ¿Qué conseguirían con eso?
Magno apretó los dientes. Se sentía ya muy humillado, más encima tenía que contestar preguntas como esa.
—Combustible para cohetes— respondió— Planeamos robar el combustible para cohetes de la central espacial y llevarlo al monte Cenizo. Eso provocaría una erupción volcánica, y con ello se expandiría la tierra.
Jirachiman y Ruby se lo quedaron mirando con cara de asesinos impacientados.
—¿Planeabas causar una erupción solo por unos cuantos metros cuadrados más de tierra?— alegó Ruby, consternado— Oye ¿Sabes cuánto destrozo causa una erupción? ¿Sabes cuántos morirían por las consecuencias?
Magno desvió la mirada.
—¿Y qué querían que hiciera? Después de despertar a Groudon me quedé sin ideas.
—Espera ¿Qué?— lo cortó Ruby
—Me quedé sin ideas.
Pero Ruby lo pateó en el estómago.
—¿Despertar a Groudon? ¿Quién es Groudon?
—Vaya, tú en verdad no sabes qué está ocurriendo en Hoenn ¿O sí, niño?
—Groudon es un pokemon legendario— explicó Jirachiman— Groudon, señor de la tierra, y Kyogre, señor de los mares. Son dos pokemon mitológicos, que se dice vivieron hace millones de años. Ambos tenían poderes de dioses, Groudon siendo capaz de destruir islas y provocar terremotos con sus puños, y Kyogre con la capacidad de producir maremotos y olas del tamaño de montañas de un aletazo. Si cualquiera de los dos apareciera de repente en el mundo moderno, las consecuencias serían catastróficas.
—Así es— confirmó Magno— El verdadero objetivo del equipo Magma era despertar a Groudon. Con su poder, podríamos haber esparcido la tierra por todo el mundo, y habríamos avanzado la evolución de la humanidad un paso más.
Ruby tragó saliva. De repente los estúpidos equipos Aqua y Magma parecían mucho más problemáticos que antes.
—¿Y dices que ya despertaste a esa cosa?— inquirió, preocupado.
Magno sonrió.
—Yo no tuve ninguna posibilidad de controlarlo, pero mi asistente sí lo logró, y ahora mismo está aprendiendo a manejar tamaño poder. Pronto nadie se interpondrá en nuestro camino, ni siquiera el mismísimo campeón.
—Esto está mal— Ruby no necesitó meditar mucho para darse cuenta de cuáles eran los planes del equipo Aqua— Jirachi, esto no es un juego. Necesito esa MO para llegar con Aquiles y evitar que despierte a Kyogre.
—Claro, lo has hecho muy bien, aprendiz— lo felicitó Jirachiman, e inmediatamente le entregó el disco azul con la mano que tenía libre.
—Gracias— entonces se giró hacia sus pokemon— ¡Niños, tenemos una misión qué cumplir!
—¡Sí!— contestaron todos.
Sin más retrasos, Pokemon Gijinka se dirigió a las escaleras para marcharse del centro espacial.
Cuando se vieron solos Magno y Jirachi, el último lo liberó del agarre. Entonces Magno se recostó contra la pared y suspiró, cansado.
—Muy bien, mi cuerpo está listo— anunció Magno.
—¿Ah? ¿Para qué?— inquirió Jirachi
—¿Cómo que para qué? ¿No me vas a matar, ahora que sé tu secreto?
Pero Jirachi solo se echó a reír, una risa corta, pero sincera.
—No, no soy de los que asesinan a los peones que ya no le sirven— posó una mano sobre su hombro— No morirás pensando que has dejado a tu equipo listo para la victoria. No. Te mantendrás vivo y verás cómo aplasto tus sueños. Ya verás, será muy divertido.
Magno apretó los dientes, furioso. Nadie lo había hecho enojar tanto como aquel sujeto, ni siquiera Aquiles, ni siquiera Ruby. Pero tenía la victoria asegurada ¿Cómo pensaba Jirachi que podía revertir los papeles?
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Mientras Pokemon Gijinka caminaban por la ciudad hacia la costa, los pokemon conversaban sobre lo que habían visto en el centro espacial.
—Ese tipo Jirachi sí que era raro— comentó Fiercy— Espero que no tengamos que verlo nunca más.
—A mí me pareció divertido— admitió Jaws— Aunque me pregunto cómo será debajo de la máscara.
—¡Sí, yo también!— exclamó Smoky— ¡El tipo era súper misterioso! ¿Y por qué ocultaba su cara? Brainy ¿Tú lograste leer su mente?
—Ah, no muy bien, su casco era metálico— admitió ella— Aunque...
—¿Aunque?— todos se giraron hacia ella, curiosos.
—¡No me digas que es alguien que conocemos!— reclamó Fiercy, emocionada.
—¿Se refieren a Jirachi?— inquirió Ruby, el cual caminaba delante de todos— ¿Qué? ¿Nadie más notó que era Steven Stone?
Una lúgubre pausa se formó en el grupo. Los pokemon se giraron hacia su entrenador, tan sorprendidos que apenas podían creerlo.
—¿Dijiste...— comenzó a preguntar Smoky.
Brainy suspiró.
—Yo no lo reconocí, pero al leer la mente de Ruby todo se me hizo claro.
El muchacho se encogió de hombros.
—Pensé que era obvio, por eso no dije nada.
—¡Pero entonces...— los pokemon se acercaron a Ruby, aún contrariados— ¡¿Entonces estuvimos peleando junto a Steven todo este tiempo?!
Ruby asintió.
Smoky, Birdy y Fiercy se agacharon a un costado, repentinamente deprimidos.
—No puedo creer que ni siquiera pude conectar un golpe— se lamentó Smoky.
Ruby suspiró.
—A mí también me molestó bastante que solo jugara con nosotros, así que cuando termine todo este lío de los pokemon legendarios, nos tomaremos un tiempo para entrenar como se debe ¿Entendido?
—¡Sí!— contestaron los pokemon, serios.
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En la cima del centro espacial, Jirachiman se encontraba parado, mirando al horizonte.
—¿Qué pasará? ¿Kyogre despertará o Ruby detendrá al equipo Aqua?— se preguntó.
Seguidamente se quitó el casco, revelando su cara a nadie, pues solo un tonto sube a un edificio a contemplar el paisaje. Steven dejó el casco junto a sus pies, con cuidado. Se encontraba en el borde del edificio y tenía la vejiga llena, por lo que solo había una cosa qué hacer. Sin pensarlo dos veces, se bajó el cierre del pantalón, sacó su miembro al aire y comenzó a orinar desde la gran altura a la que se encontraba.
—Bueno, en verdad no importa— se dijo— De todas formas, será muy emocionante.
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***La siguiente es una escena extra que escribí para celebrar 300 reviews en fanfiction.
*Aparece Kitten en un vestido rosa, en el escenario de un concurso pokemon
—Ah... eh...— balbucea sonrojada— Me dijeron que les viniera a dar las gracias por sus reviews, aunque no tengo idea de qué son, ni por qué son 300 ni nada ¿Por qué soy yo la que tiene que hacer esto?
*Un brazo robótico aparece desde un lado del escenario y se extiende hasta Kitten, para entregarle una carta. Ella abre la carta y la lee.
—Ah, es porque los Skitty tienen el n°300 en la pokedex nacional... espera ¡¿Solo por eso?! ¡Yo ya evolucioné, maldición!
*Aparecen hartos flash, que la enceguecen por momentos. Kitten recorre todos los asientos con la mirada, y nota que Ruby está en uno de ellos, apuntándola con una cámara.
—¡Ruby!— exclama, roja como una baya tamate.
—Esto se va para el álbum de fotos— asegura Ruby, sonriente.
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