El Dragón Interior


Ruby conducía por el desierto, lo suficientemente lento para que las dunas no los volcaran, pero lo suficientemente rápido para asegurarse de que Sunny no pudiera volver a encontrarlos. En el asiento del copiloto iba Brainy, usando toda su concentración para captar los pensamientos de sus amigos. Detrás estaban los demás: Allan y Ada sentados a un lado de la zona de carga de la camioneta, y Kitten junto a Cloudy al otro lado. Habían tenido que cambiar vehículos en el campamento, dado que el que habían estado usando estaba demasiado maltrecho. Para animar a sus amigos, Kitten iba contando la historia de Pokemon Gijinka, que para ese entonces ya la sabía de memoria.

—¡Y entonces encontramos a Birdy! ¡Y Ruby le dio un tremendo combo en el pico!— relató con cierta emoción— Y fue entonces que él nos explicó que había estado flirteando con ella— apuntó a Cloudy con la cola— Y Ruby dijo: "Oye ¿Quieres unírtenos?" Y Cloudy dijo: "¡Claro!" ¡Y fue tan simple! Les juro que tuve que aguantarme la risa, porque nadie más parecía divertirse...

Advirtió que ni Allan ni Ada se reían. Ni siquiera fingieron hacerlo, simplemente no parecía que lo encontraban divertido. Kitten se sonrojó, un tanto frustrada, y buscó apoyo en Cloudy.

—¿Te acuerdas cómo fue? Desde aquí tú puedes apor...— pero entonces advirtió que Cloudy se veía pensativa, algo verdaderamente extraño. Hizo memoria, y se dio cuenta que desde que escaparon de Sunny, ella no había dicho ninguna palabra— ¿Cloudy? ¿Estás bien?

—Para aparentar tanta audacia, a veces puedes ser muy lenta, mi querida amiga— contestó la aludida en tono misterioso.

Kitten supuso que podría haberse ofendido por ello, pero era Cloudy quien se lo decía, por lo que lo dejó pasar.

—¿Qué te sucede?

—Una pregunta más acertada, claro está, sin embargo no lo suficiente.

—Maldición, Cloudy ¿Qué quieres de mí?

La Swablu pareció sorprenderse de las palabras de su amiga, y la miró con cierto desconcierto. Luego meditó un momento, y finalmente llegó a una conclusión que no se molestó en revelar.

—Necesito tu ayuda. Pronto tendré que pelear contra alguien, será la pelea más importante de mi vida, al menos hasta el momento. Quiero que evites que los demás me detengan. Necesito esa pelea, no habrá otro momento ni lugar apropiados.

—¿Ah? ¿De... ¿De qué estás hablando?

—Ya lo sabrás, a su debido momento— terminó, con un aire misterioso.

Ada miró a Cloudy, y luego a Allan, y de nuevo a Cloudy, la cual le guiñó un ojo de forma que nadie más lo notara. Ada se amedrentó, sin saber qué pensar de aquello.

—/—/—/—/—/—

Birdy despertó sobresaltado. Se encontró con un desierto frente a sus pies, sin embargo él estaba a la sombra. Detrás de su espalda, una gran roca sobresaliente de la arena se encargaba de tapar el ardiente sol.

—¿Cómo te sientes, Birdy?— le preguntó una voz conocida.

Cuando se volteó, se encontró con Smoky, descansando junto a él. Más allá se veía a Fiercy, apoyada en su hombro muy cómodamente.

—Quise dejarte enterrado hasta el cuello, pero Smoky no me dejó— confesó una vocecita a su otro lado. Al voltearse, Birdy advirtió a Jaws.

—¿Ustedes dos... ¿Cuándo... ¿Cómo?

—Los encontramos desmayados sobre la arena. Fue una gran suerte, en verdad. Un par de minutos más y habrían sido devorados por esos Cacnea

—¿Cacnea?

—¿No te acuerdas? Son esos pokemon verdes con una coronita y espinas por todas partes.

—Ah, claro... en verdad fue una gran suerte. Gracias.

Obviamente no había sido suerte, y Jaws podía confirmarlo aunque no lo supiera. Fue su olfato desarrollado el que los había encontrado, pero como él era joven e inexperto, y no sabía casi nada, supuso que Smoky tenía razón.

Precisamente unos momentos más tarde captó algo familiar. Abrió la boca para advertir a sus compañeros, pero entonces Fiercy despertó de un salto.

—¡Al diablo con las hadas!— gritó, asustando a todos.

—¡Fiercy!— exclamó Smoky, consternado.

—¿Ah?— la aludida miró en todas direcciones, y sin hacer preguntas, posó sus ojos finalmente sobre el horizonte— Están cerca.

—¿Quién está cerca?

—¡¿Quién más?! ¡El resto del grupo, por supuesto!

—¿Todos los demás?— inquirió Birdy.

—¿Cómo quieres que sepa? Muchos, no sé si todos— olfateó un poco más el aire, pero entonces se llevó una mano a la nariz con dolor— ¡Argh! Mi nariz está seca.

—Con eso basta. Ahora me toca— se ofreció Birdy, y sin esperar las opiniones de los demás, echó a volar.

Él también se sentía mal. Estaba deshidratado y hambriento, pero podía aguantar un simple vuelo. Después de elevarse un poco consiguió ver una nube de polvo al horizonte. Se concentró un poco más en ese punto, y logró enfocar una especie de cuadrado negro... no. Era un vehículo, un auto todoterreno. No pudo ver a la gente en su interior, pero si Fiercy decía que los demás estaban ahí, pues le creía. Comenzó a describir círculos sobre la gran roca que daba sombra a sus amigos, esperando con todas sus fuerzas que quienes se encontraran en el auto lograran verlo.

—/—/—/—/—/—

—¡Los siento!— exclamó Brainy, sobresaltada.

—¿Para dónde?— preguntó Ruby.

Brainy le indicó con una mano que girara unos cuantos grados a la izquierda. Ruby giró aprovechando la curvatura de una duna, pisó el acelerador a fondo y apretó los brazos para evitar desviar la dirección del volante. En poco tiempo advirtieron una roca a lo lejos, lo suficientemente grande para ser vista a unos cuantos kilómetros.

Cloudy se paró en la zona de carga de la camioneta y contempló la roca por largo rato.

—Siéntate, te vas a caer— le advirtió Kitten.

—Ahí está— indicó, ignorándola.

Kitten miró en la misma dirección que Cloudy, pero no vio nada especial. El sol estaba muy fuerte, cegándola apenas levantar la mirada. Cloudy, en cambio, estaba demasiado concentrada en el punto negro sobrevolando la roca en círculos para dejarse molestar por una estrella. Sin pensarlo dos veces, se encaramó al techo de la camioneta.

—¡Cloudy! ¡¿Qué haces?!— exclamó Kitten.

Pero entonces Allan posó una mano sobre el hombro de Kitten.

—Ella sabe lo que hace. Su misión es noble.

—¿De qué estás hablando?— alegó Kitten, pero entonces recordó quién se lo decía.

—Allan tiene razón, Kitten— indicó Brainy, desde la ventana del copiloto— Deja que Cloudy haga lo que quiera, ella estará bien.

Kitten se encogió de hombros, resignada. Lo que decían los demás no era tan descabellado, después de todo.

Cuando estuvieron a pocas decenas de metros, Birdy se acercó a saludarlos, pero en ese momento Cloudy saltó de la camioneta y se abalanzó sobre él, derribándolo de un movimiento.

Cayeron juntos al suelo, una caída bastante dolorosa. Levantaron un poco de polvo y arena, y necesitaron un par de momentos para recuperar el aliento.

—Me alegra vert...

—¡Pelea conmigo!— le rogó ella, interrumpiéndolo.

—¿Qué?

—Que pelees conmigo. Aquí. Ahora.

Birdy miró a su prometida a los ojos, pero solo encontró una tozudez tan grande como la suya propia. Supo que Cloudy iba a obligarlo a pelear aunque todo el mundo intentara detenerla. Como siempre no había razón, no había causas. Cloudy hacía que las cosas pasaran, y las cosas pasaban. Había veces en que, aunque tratara, no lograba entenderla de ninguna forma. Estaba bien, así se habían conocido, lo aceptaba, pero no dejaba de sorprenderlo.

Aun así, las condiciones no eran las mejores.

—¿No puede ser mañana? ¿O pasado mañana?

—¡No! ¡Para entonces será muy tarde!

Cloudy se puso de pie y le tendió una mano para incorporarlo. Birdy lo pensó muy bien antes de aceptar. Lo hizo, no podía decirle que no. Quizás estaba agotado, pero podía permitirse sobrepasar sus límites de cuando en cuando por ella.

—Gusto verte, Birdy— lo saludó Ruby.

—Lo mismo digo— miró a todos lados. Los pokemon se saludaban y lentamente comenzaban a formar un círculo entre él y Cloudy, como si siempre hubieran sabido que se reencontrarían de esa manera— ¿No tendrás una poción o algo así para curarme? Al menos agua.

—Toma, se lo robé a unos perdedores— le tendió una botella con agua— Y ya no me quedan pociones, pero tengo esto— le mostró un par de bayas que sacó de su bolsillo.

Birdy se zampó todas las bayas de un bocado y se tragó la mitad de la botella. El resto lo usó para mojarse la cara, lo cual lo despertó un poco más.

—Okey, creo que estoy listo.

Ruby tomó la botella y se marchó para darles espacio. Birdy se fijó en aquella pequeña Swablu que había conocido no mucho antes. No supo si reír o permanecer serio, viéndola intentando asumir una pose de pelea. Ruby se plantó entre ambos para actuar de árbitro.

—Muy bien, este será un combate aéreo justo. Pueden usar todo lo que tengan a mano para luchar, excepto al público y la camioneta. No habrá límite de tiempo. Pueden rendirse en cualquier momento. Si uno de los dos cae y toca el suelo, perderá inmediatamente ¿Están listos?

Ambos asintieron.

—Bien ¡A volar!

Al mismo tiempo, ambos pokemon agitaron sus alas aceleradamente para elevarse en el aire. Cloudy abrió el pico para usar Rayo Hielo, pero entonces Birdy se disparó hacia ella, atravesó el aire como una bala y la embistió antes que pudiera lanzar su ataque. Cloudy perdió el equilibrio por momentos, pero se recuperó lo suficientemente rápido para usar otro Rayo Hielo, el cual Birdy eludió con bastante facilidad.

—¡Vamos, Cloudy!— exclamó Fiercy.

—¿Cómo puedes tomar un lado?— inquirió una consternada Brainy.

—No sé ¿Quizás porque es la más débil?

—Buen punto— observó Kitten— ¡Vamos, Cloudy!

Brainy se cruzó de brazos, algo molesta.

—Pues aunque entienda a Cloudy, me parece un poco cruel hacer pasar al pobre Birdy por todo esto.

—Parece que todos quieren que pierda— se dijo Birdy, mientras describía un semicírculo para volver a atacar a su novia. Tomó altura, y luego se arrojó en un ángulo de depresión de 45 grados para golpearla con sus alas. Ella lo vio venir, sin tiempo para recuperarse y escapar. Recibió el Ataque Ala de Birdy en todo el pecho.

El Swellow cruzó el aire detrás de la espalda de Cloudy como un rayo y luego preparó sus alas para volver a ganar altura, cuando un golpe helado increíblemente doloroso le dio por detrás. Eso lo tomó por sorpresa.

Intentó darse la vuelta, pero en ese momento Cloudy se arrojó sobre él, cambiando su dirección de vuelo hacia el suelo. Birdy quiso zafarse, pero las garras de Cloudy lo aferraban con más fuerza que nunca. Finalmente tuvo la idea de usar sus alas para levantar vuelo, pero a la velocidad que caían ya era muy tarde. La cara de Birdy recibió todo el impacto del Derribo, que lo dejó tirado sobre la arena.

—¡Birdy aterrizó primero!— anunció Ruby— ¡Cloudy es la ganadora!

Todos estallaron en vítores.

Cloudy, victoriosa, lo dio vuelta para mirarle la cara.

—Muchas gracias, amor— le sonrió.

—Cuando quieras...— musitó este, adolorido.

Se la quedó mirando un rato, feliz de que estuviera contenta. Le hubiera preguntado por qué no se quitaba de encima, cuando ella comenzó a brillar. Todos enmudecieron, atónitos.

—¿Qué está pasando?— exclamó Jaws, alterado.

—Cállate, mocoso— le reprendió Fiercy en susurros.

—Pero...

Mas Fiercy le dio un zape en la cabeza.

De pronto el brillo sobre Cloudy desapareció. Esta miró a Birdy, y le sonrió. Su cuerpo se notó más esbelto, sus ojos más calmos y sabios, e incluso sus plumas un poco más brillantes.

—¿Cloudy?— la llamó Birdy, sin saber qué decir.

—Quería reservar esta ocasión especial para ti— confesó— De haber evolucionado luchando contra cualquier otro pokemon, no habría podido volver a verte a la cara de la vergüenza.

Smoky se golpeó la cara con la mano, como solían hacer todos cuando Cloudy hacía algo muy loco, sin embargo Fiercy, Kitten y Brainy suspiraron de admiración.

—¡Que romántico!— exclamaron a la vez.

Smoky las miró de reojo, extrañado.

—Estas hembras sí que son raras— musitó para sí.

Ruby revisó de nuevo los datos de Altaria en su Pokedex, por si se le olvidaba algo.

—Ah, claro. Ahora eres tipo Dragón. Felicidades.

Birdy se encontraba absorto, demasiado embobado por la belleza de su pareja para hacer cualquier otra cosa. Ella se echó a reír, luego levantó su mentón de forma exagerada hacia el cielo, tomó aire y escupió un enorme chorro de llamas de color violeta hacia arriba.

—/—/—/—/—/—

Sunny no podía más. Nunca había tenido una pelea tan intensa ni a un oponente tan fuerte. Agotado, miró tranquilamente el cielo atardeciendo sobre él.

—Pronto tendremos que partir— dijo sin ninguna intención relevante.

—Pregunta: Ubicación del nuevo objetivo— inquirió Regirock, parado junto a él.

El Typhlosion giró su cabeza para ver a su nuevo compañero. Le había costado un par de moretones y una que otra herida, pero al final había conseguido reducirlo y hacerlo obedecer. Su cuerpo de roca se encontraba carbonizado en muchas partes, y agrietado en otras.

Sunny suspiró, y con toda la lata que tenía extrajo un papel de su bolsillo. Ahí había un mapa bastante mal dibujado, por lo que las localizaciones no eran exactas.

—Al oeste, al mar. Uno de tus hermanos está por ahí.

—Respuesta acertada. Localización de unidad 1011101001 confirmada en la dirección indicada— mencionó con su voz robótica.

—¿Para qué me preguntas si ya sabes dónde está?

—Objetivos del elegido desconocidos para unidad 01101...

—Sí, sí ¿Podrías dejar de llamarte así? Cada vez que empiezas a hacerlo me dan náuseas ¿Por qué no puedes decir "yo"?

Regirock se quedó parado sin decir nada. Transcurrieron varios segundos sin que Sunny obtuviera respuesta.

—¿Y qué te parece "Regirock"? Ese es el nombre que tienes hoy en día.

Los ojos del aludido se encendieron y apagaron velozmente, uno tras otro, y de pronto se detuvieron.

—Asignación aceptada. Unidad Regirock se encuentra bajo su comando, elegido.

—Así está mejor— Sunny se levantó de un salto, y posteriormente se acercó a su nuevo compañero para posar una mano sobre su hombro— Tú y yo haremos grandes cosas, amigo mío. Desde hoy seremos conocidos como los "Ubers", y todos los humanos nos temerán.

—Asignación secundaria aceptada.

—¡Así se habla! Ahora vamos por ese tipo en el mar... solo espero que pueda hablar de forma normal.

—/—/—/—/—0—\—\—\—\—

Altaria, el pokemon Cantor:

—Peso: 20,6 kg

—Altura: 1,1 m

—Observaciones:

-  Canta soprano de maravilla

-  Cuando vuela, parece una nube

-  Si establece un vínculo con una persona, lo envuelve en sus alas y le canta en susurros

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top