Con Cariño: Aredia
Smoky le lanzó tres patadas voladoras a Ruby, que este esquivó por los pelos. En eso Fiercy se acercó por detrás y lo agarró para inmovilizarlo.
—¡Te tengo!— exclamó.
—¡No cuentes con eso!— exclamó Birdy, el cual apareció desde atrás de Fiercy.
La agarró de los hombros y la obligó a inclinarse hacia atrás. Smoky aprovechó la confusión para volver a atacar, pero Ruby lo previo, y lo agarró de un pie para hacerlo caer con fuerza.
—¡Maldición!— exclamó Fiercy.
De un manotazo se quitó a Birdy de encima y embistió contra las piernas de su entrenador, haciéndolo caer. Ambos rodaron unos metros, hasta que se detuvieron, ella sobre él.
—¡Te tengo!— aseguró, victoriosa.
—¿En serio?— se burló Ruby.
Fiercy había puesto tanta atención en Ruby que para Birdy resultó fácil agarrarla de una pierna y elevarla por los aires. Agitó sus brazos desesperadamente para aferrarse a algo, pero fue inútil; estaba a merced de Birdy.
—¡Rayos!
—Creo que ganamos— se atrevió a evaluar Ruby.
—¡Ya, ganaron, pero bájame! ¡Rápido, bájame!
Birdy no pudo evitar reír.
—¿Le tienes miedo a las alturas, Fiercy?
—¡No, pero aun así estamos muy alto! ¡Ni se te ocurra dejarme caer!
—Okey, tranquila. No haría eso.
La dejó junto a Smoky, y ambos se cruzaron de brazos en derrota. Birdy y Ruby chocaron manos para celebrar su victoria.
—¡Lo hicimos!— exclamaron.
—Jo ¡Para la próxima yo quiero ser con Ruby!— alegó Fiercy.
—¡No se vale! ¡Ya te ha tocado con él tres veces seguidas!— reclamó Smoky— Me toca a mí.
—Creo que sería mejor descansar— propuso el muchacho— Llevamos entrenando mucho tiempo. Descansar es tan importante como ejercitar.
En eso se les acercaron Brainy y Kitten, con unas bayas que habían recolectado por ahí.
—No se vale— alegó Brainy— Necesito a Ruby para mi entrenamiento mental, y ustedes vienen y lo cansan. Es el único que aguanta mis poderes.
—Además de mí— puntualizó Fiercy.
—El hecho de que seas insensible a la telepatía por genética no te hace más inteligente que yo— aclaró Brainy.
—Yo nunca dije eso.
—Lo dijiste de forma implícita.
—¿No puedes hablar conmigo sin pensar que te estoy atacando?
—¿Y tú no puedes hablar conmigo sin apelar a mis debilidades?
—¡¿Por qué siempre tienes que ser tan complicada?! ¡Basta con un sí o un no!
—¡¿Por qué parece fascinarte intentar limitar mis respuestas o acciones a tu conveniencia?!
Fiercy alzó su garra, lista para atacar, pero en vez de hacerlo se dio la vuelta y se marchó. Brainy pudo haber dicho muchas cosas más, pero eligió callar. Sentía la pena de Ruby al verlas a ambas peleándose, y eso también le dolía a ella.
Kitten miró con angustia a su entrenador, pero este le sonrió con calma.
—¿Tienes hambre?— inquirió él, y a ella se le iluminó la cara
—¡Sí!
—¡Pues a comer!
Como siempre, no había más que bayas para cenar. Todos hicieron un círculo y comieron alegremente. En su momento, Ruby se fue a acompañar a Fiercy y darle su parte, por lo que dejó a los cuatro solos.
Y se produjo un gran silencio incómodo.
Al principio las peleas entre Fiercy y Brainy no parecían más que berrinches, choques por las personalidades y tipos de ambas, pero cada vez se volvían más frecuentes y más bulliciosas, y los demás comenzaban a preguntarse si debían interferir. Eso no contaba para Kitten, por supuesto.
—Qué extraño que tú y Fiercy no se lleven bien— comentó, dirigiéndose a Brainy.
—¿Por qué lo dices?
—Porque hasta el momento eran las únicas mujeres en el grupo ¿No? En las series y películas que he visto, siempre las mujeres que viajan juntas con otros hombres comparten un lazo muy estrecho de amistad.
—Quizás eso sea lo normal, pero dudo que algo así resulte con ella. Es simplemente muy altiva y descarada para ser amigable, siquiera apreciable.
—¿En serio?— saltó Birdy, asombrado— ¡Qué bien! Creí que era por... ejem... aquello.
—¿Qué "aquello"?— se extrañó Brainy.
—Ya sabes— movió su cabeza de lado un par de veces— "Aquello"
—Te juro que no sé a qué te refieres, Birdy.
—Que a ambas les gusta Ruby, y están celosas la una de la otra— pero al ver el sonrojo en la cara de Brainy, intentó apaciguarlo— Ah, disculpa. Pensé que era lo más lógico.
—¡Estás enfermo!— exclamó Brainy.
—Entonces no era eso— pensó Smoky— Ya veo.
—Esperen –alegó Kitten— ¿Entonces Ruby es...
—No, no es pokéfilo— aseguró Smoky.
—¿Cómo lo sabes?— inquirió Birdy.
Smoky se sonrojó.
—Una de las tantas veces que le robamos a un tipo en el camino, antes de conocer a Brainy, Ruby encontró una revista peculiar en la mochila de nuestra víctima, y se la quedó. Pero la escondió de Fiercy y esperó a que ella se durmiera para volver a verla. Yo estaba muy cansado también, por lo que solo recuerdo verlo a él a lo lejos hojeando esa revista de lo más entretenido, antes de quedarme dormido. A la mañana siguiente, cuando Fiercy no nos veía, Ruby me la pasó y me pidió incinerarla para que no quedaran pruebas. Fue entonces que pude verla; en todas las páginas no había más que mujeres desnudas. Me sorprendí mucho, pero Ruby me dijo que no era nada malo.
Cuando terminó, todos lo miraban rojos, boquiabiertos. Kitten quiso decir algo, pero en eso sus orejas se movieron hacia atrás, al percibir pasos acercándose.
—Hola, niños ¿Todo bien?— los saludó.
Ruby regresó junto a ellos y volvió a sentarse entre Brainy y Kitten, pero por alguna razón nadie lo miró hasta que terminó la cena.
—¿Sucede algo?— inquirió.
Pero todos negaron enérgicamente, por lo que no tuvo más remedio que creerles.
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—Hola— la saludó Ruby, y se sentó junto a ella.
Fiercy contestó con un gruñido.
—Te traje la cena— su entrenador le pasó un plato con muchas bayas, pero ella ni lo miró.
De esa forma se quedaron un buen rato sentados en silencio, el uno junto al otro, pensando, hasta que Fiercy no lo aguantó más y golpeó el suelo con un puño.
—¡Si vas a sermonearme, hazlo de una vez!
Ruby la miró con las cejas arqueadas, curioso.
—No tengo pensado sermonearte.
—¿Y entonces por qué viniste aquí?
—Para darte la cena— se encogió de hombros— y hacerte compañía, claro.
Fiercy se rascó la nuca.
—¿Y... quieres que me disculpe por lo que le dije a Brainy?
—No. Brainy todavía es muy inmadura para entender que te respeta mucho. En verdad quiere sentir que aporta en algo al grupo, pero cuando se para junto a ti se siente insegura de que todos puedan ver su potencial. De ahí que quiera mantenerte a raya.
Ella se abrazó las piernas.
—Eres demasiado bueno, me haces querer darte un combo en la cara.
Ruby sonrió.
—Soy el papá, tengo que ser buenón.
—Lo que digas.
Fiercy se apoyó contra el pecho de Ruby, y descansó un poco ahí. No quería admitirlo, pero le gustaba ese lugar. Se sentía segura.
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Ruby llegó con sus amigos a Pueblo Pardal a la mañana siguiente. Hacía calor, y el ambiente era feo como ningún otro pueblo; prácticamente no había vegetación, y todo el piso estaba fabricado a partir de un tipo de piedra rojiza volcánica.
Para su fortuna, la gente no pareció reconocerlo. El chiquillo se marchó directo hacia el Centro Pokemon. Sin embargo, antes de poder curar a sus pokemon se topó con una persona frente al mostrador, seguramente otro entrenador pokemon.
Como era costumbre entre entrenadores, Ruby se paró detrás de la persona misteriosa para esperar a que terminara. Usaba un abrigo largo y un sombrero, por lo que resultaba difícil identificar su género.
Sin embargo, pronto se giró para marcharse, con lo que dio la cara hacia Ruby. En ese momento él pudo ver su rostro, aunque fue solo por un momento. Ella también lo miró, y pareció sorprenderse inmensamente, pero no dijo nada. Simplemente se marchó a zancadas.
Extrañado, el chico curó a sus pokemon, fue a ver algo en el PC y luego se marchó hacia su habitación para descansar los pies.
Se sorprendió a sí mismo cuando pidió dos habitaciones, pues ya no cabían los seis en una sola. Además, el grupo estaba perfectamente dividido entre hombres y mujeres, por lo que no tendrían problemas. Aun así, resultaba raro.
Pero de todas formas las niñas fueron a la habitación de los niños a pasar el rato. Transcurrieron un par de horas entre juegos y risas hasta que cayó la noche.
—Ya, niños. Es hora de dormir— anunció Ruby.
—¡Una ronda más!— le rogaron todos.
—Ni hablar, ya van seis veces que dicen lo mismo— para demostrar su voluntad, se puso de pie y caminó hacia la puerta para echar a las niñas, pero en eso se fijó en un papel misterioso a los pies de la entrada.
Curioso, lo recogió y lo examinó. Sus pokemon advirtieron qué ocurría, y se acercaron para ver.
—¿Qué es?— inquirió Birdy.
—Es... ¿Una carta?
Ruby la abrió y la leyó en voz alta.
"Mi querido Ruby:"
—¡¿Cómo que "mi querido Ruby"?!— saltó Brainy, iracunda.
—Vamos, no interrumpas— le pidió Smoky.
El muchacho se aclaró la garganta.
"Mi querido Ruby:
Casi no te reconocí al verte, has crecido mucho. Sé que tienes muchos enemigos, y que por eso no puedes fiarte totalmente de lo que escribo en esta carta, pero si te puedes dar ese lujo, por favor ven a mi casa en la ruta 114. Quiero mostrarte algo que te puede ayudar en tu viaje. Te esperaré mañana para almorzar.
Con cariño, Aredia"
Todos miraron confundidos a Ruby, mas este no estaba mucho más al tanto de lo que sucedía.
—¿Quién es Aredia?— inquirió Smoky.
—Ni idea.
Entonces recordó la mujer a la que había visto en el Centro Pokemon. Seguramente había sido ella, eso explicaba que hubiera abierto los ojos como sorprendiéndose de verlo... aunque quizás cualquier persona que hubiera visto las noticias recientemente se habría sorprendido al verlo tan de cerca.
—¿Y qué piensas hacer con ella?— le preguntó Kitten.
—¡No vayamos! ¡Es una trampa!— le advirtió Brainy.
—Sí, es muy posible que sea ese Cops haciéndose pasar por algún aliado— supuso Ruby.
—¿Quién es Cops?— inquirió Fiercy.
—Ah, cierto. Ustedes no lo conocieron.
—¡Era un tipo increíblemente fuerte!— les aseguró Kitten— Ruby lo enfrentó, pero al final le ganamos.
—Sí, de no haber sido por Kitten, seguramente ese tipo me habría enviado al calabozo más oscuro de la cárcel— recordó Ruby— Parece que es el que nos capturó en Ciudad Portual.
—¿Pero qué vas a hacer con la carta?— lo apresuró Brainy.
—Ah...— Ruby se rascó la cabeza, luego suspiró— Supongo que podríamos ir a ver.
—¡¿Qué?! ¡¿Por qué?!— saltó ella, enojada.
—Bueno, de todas formas tenemos que ir por la ruta 114 ¿O no? No hay otro camino, a menos que quieras regresar.
—¡Ni muerta!
—¿Y qué dicen ustedes?— Ruby se giró hacia los demás, los cuales mostraron su aprobación en distintos grados de emoción respecto a la posible trampa.
—¿Pero podemos ir al cuarto gimnasio por este camino?— preguntó Birdy— Creía que iba a ser en la cima del volcán o algo así, y hasta ahora solo lo hemos estado rodeando.
—Yo creo...— Ruby desplegó el mapa, y les indicó el final de la ruta 114— No logro entender muy bien esta parte, pero después de mucho pensar, me imaginé que esto puede ser la entrada a una cueva. Supongo que llevará a la cima del volcán ¿O no? Porque no veo otro camino.
Todos asintieron, sin sospechar lo mucho que se equivocaban.
De esa forma, a la mañana siguiente se marcharon temprano de Pueblo Pardal hacia la ruta 114, a averiguar cuáles eran las intenciones de la tal Aredia.
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Equipo de Ruby:
1._ Combusken: Mr. Smoky. Naturaleza Gentil
2._ Mightyena: Ms. Fiercy. Naturaleza Audaz
3._ Kirlia: Ms. Brainy. Naturaleza Impaciente
4._ Swellow: Mr. Birdy. Naturaleza Valiente
5._ Skitty: Ms. Kitten. Naturaleza Audaz
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