6,2 metros de Pura Belleza


Ruby llegó finalmente junto a un árbol dentro del bosque, bastante cerca de donde sus pokemon habían levantado su propio campamento antes de ir a rescatarlo. Necesitó asegurarse de que nadie lo siguiera.

—Okey, ya pueden salir— les indicó.

Inmediatamente sus cinco amigos salieron de sus pokebolas. Se veían cansados, pero a la vez contentos de haber logrado su objetivo, aunque hubiese costado tanto conseguirlo. Ruby los miró, más orgulloso que nunca, y les sonrió, también cansado.

—Ustedes lograron hacer lo que yo nunca pude— les espetó— Se organizaron magistralmente, corrieron riesgos de muerte y lucharon con más fuerza que nunca. No podría estar más orgulloso, mis niños. Muchas gracias por sacarme de ahí.

—Bueno, yo no diría que nos organizamos "magistralmente"— bromeó Smoky, mirando a Birdy de reojo.

Este se cruzó de brazos, un tanto molesto, aunque sabía que se lo tenía merecido.

—¿Por qué?— inquirió Ruby

—Yo...— Birdy habló antes que sus compañeros lo señalaran con el dedo— Tuve ciertas... discusiones con el resto. Se podría decir que los abandoné. Lo siento.

—¡Pero apareciste en el último momento!— lo animó Kitten.

—Y además detuvo al único niño que Norman mandó a llamar a la policía— apuntó Brainy.

—¿Percibiste mis pensamientos desde tan lejos?— se sorprendió Birdy.

—¡Claro! Desde antes de comenzar con la operación advertí tu presencia en las cercanías— se vanaglorió Brainy— Estabas preocupado por nosotros ¿Verdad?

Birdy bajó la mirada al mismo tiempo que su cara se enrojecía. Los demás rieron. Les gustaba tener a Birdy de vuelta.

—Y también, Smoky— Ruby le dirigió la mirada, curioso y orgulloso de su nueva forma— Te felicito por evolucionar. Ahora te ves mucho más fuerte.

El aludido sonrió, halagado. Era verdad que había cambiado bastante por la evolución. Sus piernas estaban cubiertas de una espesa capa de plumas. Sus músculos se habían endurecido, incluso salían llamas de sus muñecas. Su cabello se alargó y bifurcó en dos ramas que a primera vista parecían alas.

—¡Sí, y eres súper alto!— exclamó Fiercy.

—Y te ves mucho más guapo— observó Kitten— Te pareces un poco a...— pero entonces se detuvo, repentinamente incómoda.

—¿A quién?— inquirió Smoky, curioso.

—Nadie, no viene al caso

Entonces Kitten miró a Brainy de reojo.

Ni se te ocurra decirlo— le dijo en sus pensamientos.

¡No lo iba a hacer!— reclamó.

—Te pareces a Sunny— observó Fiercy.

Kitten y Brainy se golpearon la cara con la palma. Los demás se giraron, un tanto extrañados. Luego Ruby y Birdy se fijaron en Smoky, y asintieron con la cabeza.

—Tiene como un aire— admitió Birdy— Pero si es por eso, también se parece a Ruby.

—¿En serio?— sonrió este, un tanto halagado.

—Sí. Es como...— pero Birdy no encontró las palabras— es difícil de explicar

—Los tres dan la sensación de que tienen un gran potencial para la destrucción— le ayudó Brainy.

—¿Leíste mi mente?— alegó un ofendido Birdy

—Por favor, Birdy. Aunque fueras de tipo Siniestro podría saber lo que piensas fácilmente. Solo expongo lo obvio.

Smoky y Ruby se miraron, extrañados. No se habían enterado de esos aspectos hasta el momento. Birdy se cruzó de brazos por el comentario de su compañera, claramente irritado. Los demás rieron con ganas.

—¿Y qué haremos a continuación?— inquirió Brainy, impaciente como siempre— Ciertamente no nos quedaremos a vivir aquí ¿O sí? Nací y crecí cerca de esta ciudad, pero ciertamente solo me trae malos recuerdos.

—Supongo que iremos detrás del próximo líder de gimnasio— apuntó Birdy— Es lógico.

Ruby se puso a pensar. Por mucho tiempo había imaginado que su futuro se trataría sobre sus vanos intentos por encajar en un instituto correccional, por lo que ni había contemplado la posibilidad de continuar con su aventura.

—Flannery nos dijo que los dos líderes de gimnasio más cercanos eran Norman y... ¿Quién más?

—Winona— apuntó Kitten— Es bien conocida por toda la región, incluso entre quienes no son entrenadores pokemon.

—Yo no la conocía— alegó Fiercy.

—Sí, porque no fuiste criada por humanos— le recordó Kitten— Winona es la líder de gimnasio más influyente, y era la más fuerte antes que Norman apareciera, al menos es lo que se cuenta.

Smoky sacó el mapa de la mochila de Ruby, y lo extendió sobre el suelo para que todos lo vieran. Luego pescó un marcador y tachó las ciudades por las que habían pasado.

—Ya vencimos a los líderes de ciudad Férrica, Petalia, Malvalona, y pueblo Azuliza y Lavacalda. Nos quedan... ay, no sé dónde quedan los otros gimnasios.

Kitten se acercó a Smoky, y le apuntó una ciudad.

—Aquí es donde se encuentra el gimnasio de Winona— mencionó con el dedo sobre ciudad Arborada, la primera ciudad al lado este de la región. Para llegar hasta allá solo había una ruta disponible: La ruta 118.

Smoky se vio un tanto perturbado por la cercanía de Kitten, hombro con hombro, los pelos de sus orejas rosando sus plumas, su olor familiar y a la vez extravagante. No era la primera vez que se sentía un tanto incómodo, ni sería la última. Sin embargo, pronto desechó tales pensamientos, un tanto avergonzado.

—¿Y cómo llegamos allá?— Smoky trazó con el dedo el primer camino que se le ocurrió, a través de la ruta 103.

—No, por allá no— alegó Fiercy— En ciudad Petalia nos estarán esperando con todo, ahora que matamos al líder de gimnasio. Además, no quiero volver por esos lados.

—Ciertamente, no es nuestra mejor opción— la apoyó Ruby.

—Además, por la ruta 103 hay un río— continuó Fiercy— No hay forma de atravesar ese río nadando. Es muy grande. Necesitaríamos un bote o un pokemon de agua muy grande que pudiera transportar gente. No todos los pokemon de agua pueden hacer eso.

—Eso solo nos deja con una opción— Brainy suspiró, hastiada— Tenemos que ir por el norte y de ahí virar al este. Tenemos que volver por ciudad Férrica.

Todos lanzaron un quejido al aire.

—¡Argh! ¡Otra vez no!— reclamó Fiercy.

—¡Tú eres la que dijo que no quería ir por la ruta 103!— alegó Smoky.

—Sí, pero... rayos ¿Otra vez ciudad Férrica? Creo que hemos pasado por ahí como mil veces.

—Pues si no hay otro remedio...

—Esperen ¿Qué es esto?— apuntó Brainy.

Todos miraron a su dedo, a la derecha de ciudad Malvalona, la única brecha por tierra que unía a Hoenn del oeste con Hoenn del este. Ahí, en la ruta 118, se encontraba una pequeña franja azul.

—Dime que eso no significa lo que creo que significa— rogó Kitten.

—Un río— observó Ruby— Sea como sea, necesitaremos cruzar agua para pasar al otro lado de Hoenn... Pero es un tanto raro ¿No hay puente que una ambos lados?

—No que yo sepa— contestó Kitten.

—Yo no veo ningún puente en este mapa— advirtió Brainy.

Ruby se rascó la cabeza, pensativo. Todos sus pokemon asumieron posiciones reflexivas, intentando dar con una solución. Se quedaron ahí un rato, pensando en silencio, hasta que una vocecita apenas audible les llamó la atención.

—Em...

Todos levantaron las cabezas, curiosos.

—¿Quién dijo eso?— inquirió Birdy.

—Creo que vino de...— Kitten miró a Brainy, y luego a la cintura de Ruby. Todos siguieron su mirada, donde encontraron una pokebola ajustada al cinturón.

—¡Es cierto! ¡Con todo el alboroto de hoy se me olvidó que estabas aquí!— exclamó Ruby.

Inmediatamente cogió la pokebola y liberó al ser dentro de ella. De esa forma todos vieron con sus propios ojos al pokemon más feo que hubieran visto en sus vidas.

—¡Aaaaaaagh! ¡Un bicho feo!— gritó Fiercy.

Feebas la miró, sorprendida. Luego bajó la mirada, triste, y se encogió.

—¡Fiercy!— Kitten le dio un ligero golpe en la cabeza.

—¡Ay!

—No le hagas caso, querida— le pidió Brainy a la Feebas— ¿Querías decirnos algo?

—Pues... sí. Yo sé una manera fácil en que pueden cruzar el agua.

—¡¿Cómo?!— saltaron los demás, emocionados.

—¡Aaaah!— chilló la Feebas, amedrentada.

—Niños, trátenla con más cuidado. Es muy tímida— les hizo ver su entrenador.

Los pokemon, un tanto consternados, se echaron para atrás con respeto.

—Ahora, Feebas ¿Nos podrías decir cómo llegar al otro lado?— le preguntó Ruby.

—Pues... yo... am...

Un tanto nerviosa de hacerlos esperar, Feebas decidió cortar la charla y mostrarles. De los harapos que Ruby le había conseguido para que se vistiera, sacó un pequeño disco de color azul. Todos lo miraron con detenimiento por un instante.

—¿Eso no es un...— preguntó Birdy.

—Una MT— contestó Kitten.

—No. Eso es una MO— le corrigió Ruby.

Tomó el disco de las manos de la Feebas, y después de examinarlo unos segundos, encontró una palabra gravada muy sutilmente en una de las caras: "SURF"

—¿Surf?— se extrañaron los pokemon, mas el ojo de Ruby se iluminó.

—¿Qué significa?— inquirió Smoky.

—Esta es la MO para nadar. Permite que los pokemon lleven personas a través de la superficie del agua, además de proveer de un poderoso ataque en las batallas. Es de las MO más útiles que existen. Sabía que se encontraba en Johto y Kanto, pero no estaba seguro de que la tuvieran en Hoenn.

—Supongo que aquí es bastante más necesitada— adivinó Brainy— Hoenn es de las regiones que más dependen del mar.

—Esto es excelente, Feebas... pero desafortunadamente ninguno de nosotros puede usarla.

—¡¿Qué?!— exclamaron los demás, al borde del ataque de rabia.

La Feebas abrió mucho los ojos.

—¡Yo...

—¿Tú?— inquirió Ruby, con una sonrisa de oreja a oreja. Ya sabía lo que se avecinaba.

—¡Yo puedo usarla! ¡Yo soy un pokemon de agua!— aseguró.

—Pero si nos ayudas a cruzar el río, entonces pasarás a ser una criminal— le hizo ver— Mi niña, ya te dije que te daría la oportunidad de elegir en cierto momento, y ese momento finalmente ha llegado, así que elige: ¿Te marchas y vuelves a ser un pokemon salvaje o vienes con nosotros y enfrentas una vida de luchas y peligros?

—¡Me voy con ustedes! ¡Quiero irme con ustedes!— exclamó sin dudar. A Ruby le extrañó tanta convicción viniendo de ella.

—¿Estás segura? Te juro que no siempre es bonito.

—Quiero estar contigo— confesó, un tanto sonrosada.

Los demás miraron a Brainy, la cual no pudo reprimir un pequeño tic en el ojo. Ruby se echó a reír.

—¿Y por qué quieres estar conmigo?

La Feebas bajó la mirada, un tanto avergonzada.

—Porque tú me das seguridad— musitó.

Ruby se cruzó de brazos.

Pues me gustaría ser tan popular con las chicas como lo soy con las pokemon— pensó, muy en su interior.

Engreído— oyó la voz de Brainy en su cabeza.

Ruby la miró, un tanto sorprendido. Ella se notaba algo ofendida. Él sonrió.

Nadie podría reemplazarte a ti, mi querida Brainy, si eso es lo que te molesta.

Brainy entonces se sonrojó, sorprendida, y desvió la mirada con tanta timidez como Feebas.

Consíganse un cuarto— pensó una irritada Fiercy— o hagan menos obvio que están coqueteando frente a todos ¡Maldición!

Le hubiera dicho un par de cosas a Brainy por telepatía, pero como siempre, dado su tipo Siniestro, le era imposible conectarse a la red telepática de la que disponían sus compañeros.

—Bien— concluyó Ruby, y luego posó una mano sobre la cabeza de la horrenda pokemon— Desde este momento eres oficialmente la nueva miembro de Pokemon Gijinka. Somos una organización que lucha contra el sistema para proporcionarle a los pokemon los mismos derechos que tienen los humanos.

Feebas abrió la boca de la impresión. Era de esperarse, en todo el tiempo que había compartido con Ruby, no le había preguntado por qué había sido encerrado.

—¿Y ahora?— inquirió Kitten, sonriente.

—¿Ahora qué?— preguntó Birdy.

—Toca la iniciación— recordó Fiercy, expectante.

—Ah, cierto, la iniciación— asintió Ruby.

—¿Qué... ¿Qué iniciación?— quiso saber la Feebas, de pronto nerviosa.

—A ver, ella es más difícil que todos ustedes, así que denme un tiempo— Ruby se cruzó de brazos para meditar.

Había pasado varias horas cada día de su encierro intentando dar con un nombre apropiado para la pokemon de Agua, pero simplemente no llegaba con ninguno. Entonces, extrañada de que costara tanto, Fiercy abrió la boca para establecer lo obvio.

—¿Y qué tal Ms. Ugl...— pero en ese momento Kitten y Brainy, junto a ella, le taparon la boca para que detenerla.

—¿"Ms" cuánto?— preguntó la Feebas.

—¡Nada, nada!— se apresuró a contestar Brainy. Ruby rio calladamente.

—¿Ms. Eyebrows?— sugirió Birdy.

—No está mal— observó Smoky.

—¡De ninguna manera!— exclamaron Kitten y Brainy.

Ruby advirtió que no llegaban a nada, por lo que decidió interrumpirlos con un pequeño recreo.

—Okey, gente. Quizás podamos pensar mejor con comida en el estómago. Todos a buscar bayas.

Todos asintieron, y comenzaron a levantarse perezosamente para comenzar la tarea de encontrar comida. La Feebas, por su parte, se dirigió a la mochila de Ruby y extrajo una bolsa llena de pokecubos de color azul.

—¿Y eso?— inquirió Brainy. Todos se voltearon a curiosear.

—Ah, cierto. Ella solo come pokecubos— recordó Ruby.

Apenas Ruby mencionó esto, Feebas abrió la bolsa y se echó unos cuantos pokecubos secos a la boca para tragarlos.

—Nunca había visto a un pokemon comiendo pokecubos con tanta naturalidad— aseguró Fiercy— ¿Pero por qué son todos azules?

—Los pokecubos tienen distintos efectos, dependiendo de su color. Los azules aumentan la belleza— aseguró Kitten.

—¿Qué? ¿Y cómo lo sabes?

Al recibir esa pregunta, Kitten le mandó una mirada a Fiercy de "¿En serio tienes que preguntarlo?"

—Claro, debiste de haber comido bastantes antes de que nos conociéramos— meditó Fiercy.

Entonces giró su cabeza hacia Brainy, pero esta ya no se encontraba a su lado, sino que inclinada cerca de la Feebas. La miraba con inocente curiosidad, con lo que la Feebas le devolvió la mirada, extrañada.

—¿Me das un poco?— le pidió.

—Sí, claro.

Feebas le ofreció la bolsa, con lo cual Brainy agarró un puñado, quizás demasiado grande, y se lo echó todo dentro de la boca. Kitten y Fiercy se golpearon la cara con una palma, mientras que Smoky y Birdy no se interesaron mucho en eso.

—¿Pero por qué solo come pokecubos?— inquirió Smoky, claramente intrigado— Digo, también puede comer bayas ¿O no?

—Hace mucho tiempo que no como bayas— admitió la Feebas— Todos mis amos humanos me daban de comer esto. Al final me terminé acostumbrando.

—¿Incluso Norman?— inquirió Birdy.

—Incluso él.

Ruby se cruzó de brazos, más extrañado que antes.

—Si todos tus amos te daban los mismos pokecubos, debe haber alguna razón. No creo que sea coincidencia. Es más, los pokecubos son bastante caros. Casi no tiene sentido que te dieran algo tan delicado en vez de comida normal.

Mientras él hablaba, ella seguía comiendo. Finalmente la bolsa se le acabó, mucho más rápido de lo que hubiera esperado. La Feebas, un tanto melancólica, agarró el último pokecubo y lo examinó detalladamente.

—Este es el último que me comeré en mucho tiempo— supuso— Creo que los extrañaré.

Y se lo echó a la boca.

—Muy bien, gente. A buscar comida— les mandó Ruby.

Todos se voltearon para comenzar la búsqueda de bayas, pero en ese momento un resplandor los detuvo de la impresión. Se giraron, sorprendidos, y se encontraron con que el resplandor provenía del cuerpo de la Feebas.

—Tiene que ser broma— exclamó Brainy.

El cuerpo de la pokemon creció casi dos veces su tamaño, alargando todas sus extremidades. Luego de unos segundos la luz se apagó, y pudieron volver a posar sus ojos sobre ella. Su pelo largo ahora tenía un color rosado, su piel era suave y brillante, y de un tono vainilla. Sus ojos, antes pálidos y atemorizantes, habían pasado a ser rojos y enternecedores.

Todos se quedaron un rato paralizados. La pokemon, más consternada aun, se miró las manos, luego los pies y la cola azul.

—¡Aaaah!— chilló, asustada— ¡¿Qué... ¡¿Qué es esto?! ¡¿Qué me está pasando?!

—Tranquila, solo evolucionaste— la calmó Ruby— Y qué evolución.

—Es un pokemon totalmente distinto— observó Kitten.

—No se parece en nada a la forma de antes— apuntó Fiercy— ¿Cómo es que ahora es tan... tan...

—¿Atractiva?— la ayudó Brainy.

La pokemon sin nombre se sonrosó.

—¿En serio piensan eso?

Todos asintieron. Kitten le pasó un espejo de bolsillo para que se mirara, con lo cual ella también se sorprendió.

—¿Para qué llevas un espejo?— le recriminó Fiercy.

—Los espejos son muy versátiles. Solo tienes que saber cómo usarlos.

Ruby aprovechó para sacar su Pokedex.

—Aquí dice que eres un Milotic.

—Pero no entendí ¿Cómo es que evolucionó?— alegó Birdy— Todo lo que hizo fue comerse unos pokecubos.

Todos intentaron pensar en una respuesta, pero no tenían forma de saber cómo afectaban los pokecubos el desarrollo de Feebas, por lo que se encogieron de hombros y le restaron atención al tema.

—Sea como sea que evolucionaste, creo que ya tengo un nombre apropiado para ti— afirmó Ruby.

—Ahora es mucho más fácil pensar en uno— admitió Fiercy.

—¡Bienvenida al equipo, Ms. Beauty!

—¡¿Beauty?!— la aludida se sonrojó, anonadada.

Entonces Ruby golpeó su puño contra su palma. Inmediatamente después sus otros pokemon hicieron lo mismo. Beauty, emocionada, los imitó torpemente. Estaba ansiosa, y a la vez un tanto temerosa, de ser parte de algo tan estrecho como la relación que había visto que Ruby tenía con sus pokemon. Quería ser parte de eso.

—/—/—/—/—0—\—\—\—\—

¡Y ya llegamos a los 151 reviews! Supongo que no necesito explicarles la importancia de este número. En verdad van 157 hasta la última vez que revisé, pero no dejaré de celebrar porque me pasé por 6. Muchas gracias a todos

...

Milotic, el pokemon Tierno:

—Peso: 162 kg

—Altura: 6,2 m (no sé ustedes, pero para coherencia de la historia prefiero imaginarla de una altura aproximada de 2 m)

—Observaciones:

-  Puede calmar sentimientos negativos como el miedo y la hostilidad

-  Es considerado por muchos el pokemon más bello

-  Sus escamas tienen todos los colores del arcoíris. Cambian de color según el ángulo de visión

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top