Capítulo 18
Minnie permaneció recostado en el nido que creó en la cama matrimonial de Taehyung. Le dieron el alta en el hospital hacía unos días, de manera que estaba recuperándose en el departamento del millonario gracias a la ayuda de una enfermera de confianza de Nayeon, quien lo asistía.
No podía evitar sentirse alicaído.
Le faltaba su alfa, y las prendas robadas del ropero no eran suficientes para llenar el nido con su aroma. Poco a poco se iba desvaneciendo el café amargo, cubierto por el persistente olor a frutillas ácidas. El embarazo lo ponía de malhumor y le hacían falta mimos y besos.
Taehyung continuaba encarcelado en la comisaría. Los fiscales argumentaron que era una medida preventiva mientras se seguía desarrollando la investigación. Corría riesgo de fuga del país ya que disponía de los medios y el dinero suficiente como para escapar de la justicia si así lo quisiese.
Minnie sabía que, aunque tuviera la oportunidad, su alfa no escaparía. Era un hombre apegado a las leyes, centrado y correcto. Dejaría que las cosas siguieran su curso, aceptando cualquier resolución que fuera justa y correcta.
El problema era su grado de implicación en el incidente. Estaba acusado de ser el autor intelectual en un homicidio con premeditación y se estaba investigando la participación de la segunda persona que intervino en el asesinato. Se sospechaba de Kim Namjoon, a quien también arrestaron por ser su empleado y una persona de su entera confianza, con conocimiento en manejo de armas y sus contactos en inteligencia del servicio secreto.
Después de ser sometidos a varios interrogatorios cuyo objetivo era quebrarlos, ninguno cedió. Aunque, después de tantos días, se rumoreaba que Namjoon estaba a punto de confesar.
A Minnie le preocupaba porque, si bien se especulaba que Namjoon se entregase a sí mismo y limpiara la imagen de Taehyung, no era algo seguro. Lo único que le quedaba era esperar, monitoreado y seguro dentro del departamento.
Porque otro inconveniente que surgió fue que cuando se notificó a la familia de Kim Seokjin del fallecimiento, comenzaron a llegar las amenazas dirigidas a Jimin y a la familia de Taehyung. Por eso se resolvió mantener al omega en un lugar donde no corriera peligro, a salvo bajo el circuito cerrado de monitoreo del edificio y con una enfermera que lo ayudara.
Era bien entrada la mañana cuando Nayeon apareció en el umbral de la puerta, saludando con una mano al cabizbajo Minnie, refugiado hasta la cabeza en prendas de su alfa.
–Buenos días, Jiminnie –dijo ella, acercándose con una bolsa cargada en sus manos–. Escuché que ya puedes comer alimentos sólidos así que quise traerte algo rico de la panadería.
Saludó a la enfermera que estaba sentada en la esquina y le pasó la pequeña bolsa al omega. El olor a bollos de canela le llegó a Minnie antes de que sintiera el calor de la bolsa sobre sus manos.
Sus ojos se agrandaron y no tardó mucho para que se pusiera a devorar el contenido, sosteniendo un bollo en cada mano. Hacía tiempo que no disfrutaba de algo que no fuera comida sosa, casi líquida y con caldo, además de los complejos vitamínicos para nutrir a su cachorro. Conseguir un poco de azúcar era como estar en el cielo.
–Tranquilo, come despacio –bromeó Nayeon. Se acomodó en un extremo de la cama y observó al omega con cierta seriedad.
El estado de Minnie no era el mejor.
Tras una serie de pruebas, no pudieron dar con el motivo por el cual su parte humana no se manifestaba y la ausencia de su alfa, volvía el embarazo inestable. El omega necesitaba de su alfa, de su olor y contención para llevar adelante la gestación. Eran almas destinadas que ni siquiera contaban con un vínculo de mordida fuerte para transmitir sus sentimientos y alentar su compañerismo y el lobo de Jimin estaba pagando el precio.
Las heridas no estaban cicatrizando como deberían, los análisis daban valores bajos a pesar de estar tomando las vitaminas necesarias y su cuerpo se estaba resintiendo, tomando la falta de su alfa como un rechazo. Esto ocasionaba que sus defensas disminuyeran, que el feto no recibiera los alimentos para su adecuado desarrollo y que su mente entre en una fase de depresión, creando una severa complicación para su cuadro.
Lo ideal era que Minnie visitara a Taehyung y al menos renovaran la marca temporal. Pero la policía contaba con eso para presionar la confesión del empresario. No permitían las visitas de Minnie. Sólo le permitían ver a su familia directa y su abogado.
–¿Pudiste hablar con Taehyung? –le preguntó Minnie a Nayeon, con la boca llena de bollos. Lucía adorable con todo el azúcar alrededor de sus labios y las mejillas rechonchas, como si fuera un niño pequeño.
–Sí. Lamenta mucho esta situación y no sabes cuánto desea poder regresar contigo –dijo ella, sacando un pañuelo de la cartera que sostenía en el regazo para limpiar la comisura de la boca de Minnie.
El omega agachó la cabeza. La tristeza se sintió en el aire con sus feromonas y Nayeon se sintió culpable por no poder hacer nada por la joven pareja.
Minnie terminó de masticar, dejando los bollos a medio comer dentro de la bolsa.
–¿Cuánto tiempo más?
–No tengo idea. Sólo puedo decirte que estamos esperando algo –confesó ella–. Gente cercana a Namjoon nos contactó para informarnos que se iban a ocupar del asunto. No especificaron cómo, sólo pidieron paciencia y garantizaron que se iba a resolver.
–¿Qué quieren decir con eso? –frunció el ceño el pelirrosa.
–Kim Namjoon tenía relación con el servicio secreto, Minnie. Altos cargos con mucha influencia. Sospecho que están moviendo hilos para liberarlos. Lamentablemente, el caso se hizo muy público, así que no es algo sencillo de hacer y tendrán que tener un chivo expiatorio.
El pelirrosa caviló sobre lo que Nayeon le dijo. Se limpió los dedos llenos de dulce con el pañuelo que le tendió ella y luego se acarició el vientre, tratando de llevarle calma a su cachorro.
–¿Cómo te sientes? –preguntó la omega.
Minnie había escuchado esa pregunta tantas veces durante los últimos días que le ponía de malhumor. ¿Cómo podía sentirse un omega embarazado con su destinado lejos de su alcance?
La visión se le empañó con gruesos lagrimones que trató de esconder en vano.
La estaba pasando horrible. Reconocía los síntomas de la depresión, aunque los demás se lo ocultaran y tenía miedo de hasta qué punto eso afectaría a su cachorro, que necesitaba disponer de un entorno sano y agradable en el momento más importante de su crecimiento. Los primeros tres meses eran claves para que se fijara en su vientre.
Si Minnie abortaba espontáneamente a su cachorro, sería devastador. Quizás terminara por perder del todo el vínculo con Jimin y ya no podrían recuperarlo. Ni Nayeon ni los médicos podían predecir qué sucedería en ese caso, y les aterraba sopesar esa posibilidad.
La omega abrazó al pelirrosa, dejando que se desahogara. Lo escondió contra su pecho y llenó el ambiente con sus feromonas reconfortantes. Los sollozos eran desgarradores, lastimeros. Había tanto desconsuelo en esa pobre criatura que la hermana de Taehyung se replanteó presentar otra queja ante el tribunal para que le permitieran a la pareja tener al menos diez minutos juntos. ¿Cómo podían ser tan insensibles? Tanto el cachorro como Minnie corrían riesgo de vida. Eso debía contar para algo.
Taehyung fue escoltado por dos agentes de la policía a lo largo de un pasillo estrecho, iluminado sólo por tubos fluorescentes, hasta llegar frente a una puerta. Era la primera vez en más de dos semanas que lo llevaban en una dirección diferente, lejos de los cuartos de interrogatorios.
Su cuerpo ya no tenía energías para luchar. Caminaba como un zombi, arrastrado a donde fuera, sintiendo el peso de las esposas en sus muñecas. La ropa de recluso dejó de ser de su talla para quedarle grande, demostrando la pérdida significativa de peso y masa muscular, porque llegó al punto en que ni siquiera podía comer ni dormir, preocupado como estaba por varias cosas al mismo tiempo.
El lobo en su pecho transitó una primera etapa de rabia cuando lo encarcelaron, donde obligó al cuerpo de Taehyung a destruir todo lo que tenía a mano dentro de su celda en reclamo por ser separado de su omega y cachorro. Poco a poco fue apagándose esa rabia desmedida, como si fuera perdiendo las fuerzas para luchar a medida que pasaban los días.
La conexión entre la pareja generada por la mordida temporal terminó por esfumarse. No obstante, había un hilo casi insignificante que seguía uniéndolos como almas destinadas, que fue el causante de que tanto el alfa como el omega entraran en depresión al mismo tiempo.
Uno de los agentes abrió la puerta para dejar pasar al alfa, y apenas se despegó la hoja del marco, las feromonas del otro lado lo golpearon con la fuerza suficiente como para levantar a Tae de su decaimiento.
El dominante reaccionó por instinto queriendo lanzarse para reconfortar a su omega, que lloraba impaciente en una esquina de la habitación, esperando por él en brazos de Nayeon, pero recordó que estaba apresado tras la espalda y un policía lo retenía.
Tragó saliva con fuerza, sin quitar la mirada de Minnie, que parecía igual de obsesionado por verle. Ambos se relajaron un poco al olfatear sus feromonas.
Luego, fue liberado de las esposas y le indicaron sentarse en una silla de oficina en el otro extremo de donde se encontraban su hermana, el esposo de ésta y su omega, separados por una larga mesa de reuniones.
Por su parte, al lado del empresario estaba su abogado, los policías que le escoltaron y el comisario a cargo de la investigación, que fue el primero en hablar:
–Buenos días, señores, señora –se inclinó ante Nayeon–. Los convoqué hoy debido a los numerosos reclamos y solicitudes de reunión para la pareja de destinados aquí presente. Tras recibir una orden del juez a cargo, se le concedió la inmediata libertad bajo fianza al señor Kim Taehyung, después de que la evidencia confirmara que su participación en el homicidio de Kim Seokjin sólo fue como testigo presencial del hecho.
Taehyung parpadeó con confusión, pasando a mirar al comisario con ciertas dudas. Los demás también estaban tan desconcertados como él.
–¿Testigo presencial? –preguntó sin comprender por qué le rebajaban el grado de participación.
El comisario se aclaró la garganta con nerviosismo, se acercó a la mesa de reuniones donde reposaba una carpeta atiborrada de hojas con la información recabada durante el caso y se concentró en informar adecuadamente.
–Así es. Usted fue un testigo ocular que presenció el hecho desde el asiento trasero de la camioneta que Kim Namjoon manejaba, acompañado por un cómplice. Durante los interrogatorios, usted colaboró con su propia versión, que concuerda con la proporcionada por Kim Namjoon. Gracias a esto y a la confesión del señor Namjoon y su cómplice, queda en libertad, exonerado de todo cargo. Le pedimos disculpas por mantenerlo privado de su libertad durante todo este tiempo y le agradecemos su contribución para la resolución de este caso, señor Kim.
Taehyung se quedó con la boca abierta, pasmado ante lo que acababa de escuchar.
En definitiva, Namjoon arriesgó su propio pellejo y se entregó a la policía, arrastrando a un subordinado con él para librarlo de ir a la cárcel. No dudaba de que habría hecho un trato con algún conocido a cambio de que lo eximieran del cargo acusado, un acto completamente descabellado de su parte.
Si bien tenía miedo de tener que cumplir una sentencia que lo alejaría de su omega por muchos años, el empresario no contaba con que su propio empleado se echara la culpa.
Quizás fue por eso que Namjoon no le permitió dispararle a Seokjin en aquel momento. Se encargó él mismo en caso de que fueran descubiertos, para poder hacerse responsable y desvincularlo, pero ¿por qué haría eso por él?
Su relación siempre fue buena. Se conocieron hace años, cuando Namjoon solicitó un puesto en su empresa sin tener las capacidades necesarias. Taehyung vio las carencias de un hombre recién salido del ejército, sin familia y en situación casi de calle y no dudó en crearle una ocupación como chofer, más adelante como su mano derecha en asuntos personales. ¿Namjoon creía que le debía sólo por eso?
No cabía duda de que el empresario no se quedaría de brazos cruzados y haría lo posible por sacarlo de prisión. Por lo pronto, además de su felicidad por su liberación, había algo importante que estaba impaciente por hacer: abrazar a su omega.
Se les concedió unos minutos a solas, posterior a la firma del papeleo correspondiente, que no involucró una audiencia pública en un juzgado frente al juez para evitar la interferencia de los medios. Apenas se retiraron todos, Minnie saltó a refugiarse entre los brazos de su alfa y refregó su rostro contra la glándula de olor de éste, que liberó más feromonas para reconfortarle.
Minnie se sentía como drogado, en el paraíso. Las feromonas le acariciaban la nariz y sentía finalmente el calor de su alfa contra su esbelto cuerpo.
–Mi omega –gruño Taehyung, casi asfixiándole con la fuerza con la que lo estrechaba.
–Estaba tan preocupado por ti –lloró Minnie–. Te extrañé tanto, alfa tonto. No vuelvas a hacer una estupidez como esa, ¿te queda claro?
Le golpeó entre las costillas y Taehyung gimió.
–Muy claro, mi amor –rio el alfa.
Se separaron un poco y lo primero que hizo fue tocar el vientre del omega, apenas abultado. Su cachorro seguía ahí. Podía sentir el cambio en el aroma de Minnie, donde las agradables frutillas tenían un leve tinte amargo haciendo alusión al cachorro, que con el tiempo desarrollaría su propio olor mezclado con el de su padre omega.
–No te has alimentado como corresponde ni dormiste bien –se quejó el alfa al observar a detalle las oscuras ojeras bajo los ojos celestes y las mejillas ahuecadas por la pérdida de peso. Su lobo agachó la cabeza con tristeza por ver a su destinado tan abandonado.
–Tú tampoco, alfa –le recriminó Minnie, acariciándole la mandíbula, donde la barba incipiente de hace varios días le raspó los dedos.
–Bueno, estás de suerte hoy, porque pienso invitarte a comer para celebrar. Tú elige el lugar que quieras.
El pelirrosa sonrió, contento.
Su vida volvía a recuperar la tranquilidad. La protección y cuidado de su alfa se mantenían ahí, como la vez que se encargó de él durante el celo. El cariño incondicional le reconfortaba, estaba empapado del café amargo de las feromonas y estaban juntos de nuevo, queriéndose como si el tiempo no hubiera transcurrido.
–Tengo antojo de pastel.
–Oh, ¿mi precioso omega está empezando a tener antojos? –sonrió Taehyung.
Tomó la mano de Minnie y lo arrastró hacia la puerta, ansioso por escapar de la comisaría donde lo tuvieron retenido. Tuvo que pasar por la odisea más extenuante de su vida, encerrado entre cuatro asfixiantes paredes, con la única conexión con el exterior ofrecida por una ventana de treinta centímetros de lado. Sus visitas ocasionales eran mayoritariamente las de su abogado, luego las de Nayeon y en dos ocasiones, sus padres. Estar tanto sin la compañía de su omega casi le hace perder la cabeza.
Iban a salir por la puerta, cuando Taehyung notó un tirón de su mano por parte del omega. Se giró alarmado para ver qué ocurría.
Quedó de piedra cuando un par de ojos grises le devolvió la mirada.
–Jimin –tartamudeó, impactado por el cambio.
–¿Pasaste semanas sin vernos y no eres capaz de darnos un maldito beso? Tienes que estar bromeando. ¿Qué clase de alfa eres tú? –el pelirrosa se cruzó de brazos, simulando estar ofendido. Una sonrisita burlona lo delató.
Taehyung rio, sin poder creerlo y se lanzó directo a reclamar con deseo los afelpados labios de ese omega arrogante que tanto amaba. Ahora sí, todo estaba en orden.
Bueno, bellezas, tengo que informar que estamos en la recta final de la historia. No le quedan más que unos pocos capítulos y nos iremos despidiendo de esta pareja bonita. Les dejaré ser felices después de tantas idas y vueltas 😍
Esperen el delicioso para el próximo capítulo porque al fin Tae y Jimin están en sintonía. Saludito y buena semana para todxs! Cuídense 💖😘
-Neremet-
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