Capítulo 24
En los días que siguieron a su regreso al departamento, Jimin se mantuvo atrapado en una densa nube de silencio y soledad. El recuerdo constante de la pérdida de sus cachorros era tan devastador que sentía cómo el dolor le resquebrajaba el alma.
Incapaz de volver al nido, se refugió en el cuarto de invitados, donde permanecía recostado, envuelto en mantas. A menudo se acariciaba el vientre plano, como si aún pudiera sentir a sus bebés creciendo dentro de él. Parecía haber dejado una parte de sí mismo en aquel hospital y, ahora, en la quietud de su hogar, todo le resultaba extraño, vacío.
Jungkook estuvo a su lado durante todo el proceso de recuperación, que duró un mes. Los médicos y los análisis de laboratorio indicaron que el omega había sufrido una grave complicación debido a la ingesta de una dosis alta de anticoagulantes, lo que provocó un desprendimiento placentario y la inevitable pérdida del embarazo. Solo un tratamiento de urgencia logró detener las hemorragias internas y estabilizar sus órganos vitales. A pesar de múltiples transfusiones y medicamentos, le indicaron que cuidara su cuerpo durante al menos cuatro meses, evitando esfuerzos y manteniendo una dieta ligera.
A su estado físico se sumaba el peso psicológico, que requería de su máximo esfuerzo. Su alfa debía apoyarlo, estimulando el vínculo y pasando tiempo juntos para ayudarle a superar el duelo. La pérdida de cachorros afectaba profundamente al lado animal, especialmente al gestante, dejando una herida que sumía tanto al humano como al lobo en una depresión destructiva. Por eso, la intervención de su alfa era vital.
Jungkook intentó acercarse, pero Jimin lo mantenía a distancia. Aunque ambos fallaron como padres, el omega prefería culpar a su alfa.
Cada vez que sentía su presencia, el pecho se le apretaba. Jimin había descubierto que le ocultó información sobre el hermano de Seokjin, y si hubiera sabido del peligro, tal vez nunca habría aceptado aquella bebida, lo que podría haber salvado a sus cachorros.
El alfa subestimó a su enemigo, y ahora pagaban el precio por ese error. Su relación se desmoronaba, y aunque quería hablar para arreglar las cosas, cada intento solo imponía una barrera más entre ellos.
Los días se volvían más difíciles, pero el alfa no perdía la esperanza. Aunque las palabras morían en su garganta cada vez que intentaba romper el silencio, ofrecía pequeños gestos que le aseguraran al omega que seguía presente para él: le llevaba comida, liberaba feromonas para consolarlo y lo cubría con mantas cálidas cuando lo veía dormido.
Una noche, mientras Jimin yacía mirando al techo con ojos vidriosos, Jungkook se sentó en el borde de la cama. Esta sería la primera vez que hablaría del tema desde aquel día fatídico. Deseaba borrar el pasado o hacer algo, lo que fuera, para aliviar ese dolor en los ojos de su destinado, que antes solían estar llenos de calidez.
―Jimin ―murmuró suavemente, inclinándose hacia él―. Por favor, déjame ayudarte.
El omega permaneció distante, su mirada perdida en un horizonte que Jungkook no podía alcanzar. Su voz, apenas un susurro, se quebró al responder:
―No puedes... No puedes arreglar esto.
Esas palabras se clavaron en el corazón del alfa, como un cuchillo afilado retorciéndose en su carne.
Tenía razón. Nada podría cambiar lo sucedido. A pesar de eso, no podía rendirse y permitir que Jimin se hundiera en la tristeza. Tenía que encontrar una forma de sanar lo que se dañó, aunque no supiera cómo.
De momento, lo único que podía hacer era seguir allí.
Sin importar lo pedregoso que se pusiera el camino, siempre había una manera de seguir adelante. La respuesta era poner un pie delante del otro hasta pisar suelo firme. Aunque no pudieran ver, debían dar cada paso juntos.
―Te amo, Park Jimin ―dijo, conteniendo las lágrimas―. Estoy aquí para ti. Dime qué necesitas, dime qué puedo hacer para ayudarte a estar mejor, y lo haré. Por favor...
―Nada en este mundo podrá devolverme lo que perdí.
El cuerpo más pequeño se giró, dándole la espalda, abrazándose a sí mismo en una posición fetal.
―Lo sé. Yo también los perdí ―respondió Jungkook, con la voz apenas audible.
Jimin esperó unos segundos antes de volver a hablar:
―Me siento tan... roto.
Las cicatrices que cargaba no eran solo internas, sino también visibles en su cuerpo. Estaba agotado de curar cada nueva herida. ¿Cuál era el sentido de tomarse tantas molestias, si una nueva volvía a aparecer al poco tiempo?
No podía sostener siquiera la felicidad, pues siempre se desvanecía. Era como si el mundo lo castigara por atreverse a tomar algo que no le correspondía.
El calor de Jungkook se fundió contra su espalda, sus brazos fuertes lo estrecharon mientras sollozaba profundamente contra su cuello. Las emociones invadieron el vínculo que compartían, y Jimin se encontró llorando junto a él, mordiéndose los labios para no desbordarse también.
―Te necesito, cariño ―habló el alfa, hundiendo su nariz entre los cabellos rosas―. Quédate conmigo, no me apartes.
―No sé si pueda hacerlo, Jungkook.
―Pediremos ayuda.
―Lo hicimos todo mal desde el principio ―susurró Jimin, con el corazón oprimido, soltando las palabras con dificultad―. Yo nos arrastré a esto...
Las emociones reprimidas explotaron de golpe en un llanto desconsolado.
―Lo resolveremos juntos, mi amor ―insistió el alfa―. Lo arreglaremos.
Jimin se incorporó en la cama, sorbiendo por la nariz mientras se restregaba los ojos antes de enfrentar a su prometido.
―¿Cómo podré mirarte a la cara y fingir que todo está bien?
Jungkook se enderezó, y respondió con calma:
―No lo hagas. Cúlpame si es necesario, asumiré la responsabilidad.
Estirando las manos, Jimin le acarició el rostro. Sus dedos, helados por el frío, eran un reflejo de la gelidez que asolaba su corazón.
Dejó caer el brazo y desvió la mirada.
—Creo que necesito un tiempo.
Jungkook se quedó petrificado. Entonces su lobo tomó el control, lanzándose sobre su omega y sujetándolo con fuerza, derribándolo en el proceso.
Jimin soltó un grito ahogado. Todavía tenía el cuerpo resentido, sensible, y el peso del alfa sobre él le causaba dolor. Intentó forcejear, removiéndose como pudo, pero Kook lo tenía bien sujeto de las muñecas. No podía zafarse.
—Me duele, Kook —exclamó.
El brillo feroz en los ojos del lado animal no se inmutó. Kook restregó la nariz contra la glándula de olor de Jimin, esparciendo feromonas ácidas mientras gruñía en desaprobación.
El más pequeño dejó de resistirse al sentir los colmillos de su alfa rozar la marca, rasgándole la piel. Contuvo el aliento, su cuerpo respondiendo al estímulo alfa por instinto, mientras Minnie rogaba por una nueva mordida.
Cerró los ojos, un gemido escapando de sus labios cuando la lengua áspera acarició la marca. Un segundo después, lo liberó.
—Estás siendo egoísta otra vez —gruñó Kook con voz grave, mientras Jimin trataba de recuperarse. De tan orgulloso que era, no pensaría en pedir disculpas por su arrebato—. Minnie necesita el cariño de su alfa.
Jimin lo desafió, altivo.
—¿Tú vas a decirme lo que mi lobo necesita? —se mofó.
Kook soltó una risa seca, carente de humor.
—La marca lo transmite todo. ¿Acaso lo olvidas?
—Entonces sabrás lo mal que me siento estando aquí —respondió Jimin—. Comprenderás lo mucho que me afecta.
—Te conseguiré otro lugar —dijo el lobo, con una calma inquietante.
El menor suspiró profundamente, pasando una mano por su cabello, exasperado.
—Necesito estar solo —respondió, cerrando los puños hasta clavarse las uñas en las palmas—. Si me quedo, terminaré lastimando a Jungkook, a Minnie... y también a ti.
—¿Y cuál es tu plan?
El silencio se instaló por un minuto. Desde la pérdida de sus cachorros, Jimin había reflexionado mucho sobre el futuro y lo que sería mejor para sanar su lobo y evitar romper definitivamente la unión con su destinado.
—Supongo que el hermano de Seokjin considerará saldada nuestra ofensa después de lo que hizo. No volvió a intervenir desde entonces, así que supongo que nos dejará tranquilos. Espero que no volvamos a tensar los hilos de algo que no podemos manejar y lo dejemos estar a partir de ahora.
Era su deseo. Que Jungkook no tomara represalias con esa gente peligrosa. Dar por terminado el asunto y avanzar.
—Venderé la casa de mis padres —prosiguió— y compraré un departamento con ese dinero. Buscaré ayuda terapéutica para asimilar el duelo junto a Minnie e intentaré retomar mi vida anterior. Si no pongo un freno ahora, el resentimiento acabará consumiendo el vínculo entre Jungkook y yo, entre tú y yo. Si él me presiona, podríamos enfermar.
»Sólo necesito... aire. Él no me dejará hacerlo, es su naturaleza como alfa. Tampoco puedo culparlo por todo, porque yo también fui responsable.
—Veo que ya lo tienes decidido.
—Cuando pasas por una cama de hospital por segunda vez, replanteas tus prioridades —suspiró—. Me di cuenta de que, si no fuera por los cachorros, nunca habría aceptado este estilo de vida.
»Quiero ser alguien —confesó, abriéndose al lobo porque temía que el lado humano no lo entendiera—. Retomaré la universidad, conseguiré mi título universitario. Solo así sentiré que soy un omega digno, independiente, capaz de mantener un vínculo igualitario.
—¿Cuánto tiempo crees que te llevará ese "descanso"? —preguntó el alfa, cruzándose de brazos, estudiándolo. Sabía que no podía ir en contra de los deseos de Jimin, por lo que se esforzó en comprenderlo.
Sus impulsos le dictaban marcarlo de nuevo y forzarlo a mantener relaciones, pues en su mente primitiva, un nuevo embarazo era la respuesta a la pérdida. Contentar a Minnie con nuevos cachorros. Sin embargo, sabía que el cuerpo de Jimin no estaba preparado todavía.
—No lo sé. Lo que sea necesario para volver a ser yo mismo —respondió el pelirrosa, encogiéndose de hombros. Aspiró fuerte, intentando contener una nueva oleada de llanto—. Quiero cumplir las expectativas y sueños que dejé de lado tras la muerte de mi familia.
»Debo dejar ir a mis padres y a Yoongi. Es hora de vivir mi vida, dejar de aferrarme a lo que ya no está. La casa era lo único que me hacía sentirlos cerca, e hice tantos sacrificios para conservarla que me desvié de mi camino original. Terminé manchando los recuerdos que tenía de ellos.
Jungkook le levantó el mentón con suavidad, compartiendo el dolor de esos recuerdos.
—¿Y la marca? No creo que sea conveniente que permanezcamos alejados.
—Consultaré sobre eso también. Debe haber una manera de mantener el lazo a la distancia. Me halaga que te preocupes tanto por mí —sonrió débilmente Jimin.
—Solo lo hago por Minnie —Kook puso los ojos en blanco—. ¿De verdad vas a dejarnos solos en medio de esta pérdida?
Jimin asintió, y el alfa gruñó.
—Prometo compensarlo —dijo con suavidad, liberando feromonas para calmarlo. Se inclinó y le dio un beso lleno de cariño, casi como una caricia—. Quiero ser un mejor omega, estar a la altura antes de casarme y sentar cabeza. Debo sanar y crecer. Minnie y yo lo necesitamos. Hemos pasado por tanto en tan poco tiempo que nuestra relación humano-lobo está muy deteriorada.
—Supongo que no tengo derecho a réplica —respondió Jungkook, resignado. Recobró el sentido tras escuchar el descargo. Permitió que Jimin se desahogara y, aunque quería contestarle, respetaría sus deseos.
Lo sostuvo por la cintura y lo atrajo hacia su regazo, abrazándolo. Esta vez no hubo brusquedad, solo ternura. Se acariciaron mutuamente, en una prolongada despedida, y derramaron más lágrimas.
Jimin hizo el ademán de quitarse la sortija de compromiso para devolvérsela, a lo que Jungkook lo detuvo, envolviendo sus manos.
—Consérvalo. Será la única manera de marcar mi territorio si te vas a una universidad llena de alfas —bromeó.
—Mándame una camisa o una remera, mejor. Tu olor será más efectivo —dijo Jimin, haciendo un puchero sin darse cuenta—. Un alfa dominante tiene más presencia, ya sabes...
—Llámame si algún idiota te acosa —ofreció Jungkook, inclinándose sobre su glándula de olor—. Kook se encargará de él.
—Oh, estoy seguro de que lo haría.
Se recostaron de nuevo, envueltos entre brazos y piernas, fundidos en uno. Las feromonas que compartían los relajaron, lo suficiente como para que el sueño comenzara a invadirlos.
—Te amo, Jeon Jungkook. Sé lo difícil que será para ti ceder, y por eso te aprecio mucho.
El alfa lo recostó sobre su pecho y le acarició el cabello, mimándole.
—Eres un niño terco. Harías lo que quisieras de todas formas.
—Oye... —se quejó Jimin, dándole un ligero golpe.
Después de tanta angustia, liberar lo que tenía guardado dentro le concedió la calma que tanto necesitaba. Una nube de sopor lo envolvió, permitiéndole respirar sin la aplastante tristeza a su alrededor.
Bostezó y buscó una posición cómoda entre los músculos de su alfa.
—Conquista rápido tus sueños y vuelve a mí, Park Jimin —susurró el mayor tras los primeros ronquidos de su destinado—. Tenemos muchos cachorros que traer al mundo.
Lo que Jungkook no sabía era que Minnie lo había escuchado. El pequeño lobito se encargaría de cobrar esa promesa, aunque tuviera que seducir a Kook de nuevo.
Arco de evolución de Jimin: ON. Recordemos que, desde el principio, él siempre fue independiente, no aceptando ayuda de nadie. Si bien estuvo dispuesto a dejar de lado sus aspiraciones para criar a sus cachorros con todo el amor del mundo, sabe que no puede quedarse estancado en la pérdida y necesita salir adelante, por su bien y el de su lobo. Así que terminará su formación universitaria como logro personal y cuando se sienta preparado, volverá con su destinado 💕
Muchas veces es la persona correcta, pero no las circunstancias ni el momento oportuno. Y cada uno debe crecer y mejorarse a sí mismo antes de ofrecer una relación para toda la vida y presionar algo que podría romperse y terminar siendo doloroso para ambos. Porque lo ama y confía en él, Kook sabe que debe dejarlo ir, aunque Jungkook no lo asimile.
En fin, yo justificando mis desvaríos 😂
Les deseo una buena semana, bellezas! Gracias por su cariño de siempre. Cuídense mucho! 💖 Estaré intentando actualizar semanalmente a partir de ahora porque me lo han pedido y realmente no falta tanto para el final
-Neremet-
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