5.- Esclavo
Aun después de que las dos criaturas salieron del cuarto, Ravi permaneció hincado en la misma posición, procesando lo que acababa de ocurrir hasta que Hongbin entró apresurado a la habitación.
―Bueno, es un cambio agradable el encontrarte consciente ―dijo con una sonrisa mientras se acercaba a revisarlo―. ¿Cómo te sientes?
―Estoy... confundido. ―Respuesta con la que se ganó un golpe juguetón de su amigo―. ¿Qué?
―Me refería a cómo te sientes físicamente, no has tenido mucho descanso últimamente. Aunque, por lo que veo, ni siquiera te mordió.
Hongbin revisaba con la vista el cuerpo pálido de su amigo, estaba demasiado acostumbrado a las feas mordidas que le dejaban las criaturas, algunos incluso rasgaban la piel y dejaban morados chupetones bastante visibles en la piel blanca de Ravi. Ahora no había nada de eso.
Inconscientemente Ravi tocó con la punta de sus dedos la zona en su hombro en la que había sido mordido, recordando las intensas sensaciones que aquel vampiro ojiverde le había hecho sentir.
Volteó hacia ese mismo lugar, comprobando que en efecto no había el menor rastro más allá de un leve enrojecimiento.
―En realidad, sí lo hizo, pero fue algo totalmente diferente. Hongbin, él... cuando él me mordió... ―bajó la cabeza sonrojado, sin saber muy bien cómo explicar lo que había vivido―. No se sintió tan mal, además, no fue agresivo ni salvaje como los otros.
Hongbin acudió entonces en su ayuda, poniendo una mano tranquilizadora en su hombro.
―Tranquilo hombre, sé a lo que te refieres. Otros de los chicos me han hablado de eso, hay algunos vampiros que en realidad son sutiles cuando se alimentan y transmiten a su pareja un placer casi sexual, se supone que es para que no luchen contra la criatura mientras se alimentan.
Ravi suspiró mientras se ponía de pie ayudado por su amigo.
―Había otra cosa diferente en él. Sus ojos eran verdes ¿has visto alguna vez alguno así? Siempre muestran sus ojos morados cuando tienen hambre... que es siempre que me ven. Los de él brillaban igual de intensos, pero verdes.
Hongbin se quedó pensando mientras avanzaban hasta el cuarto de Ravi.
―No, en realidad sólo he visto criaturas con ojos violetas, o negros cuando lo ocultan, pero jamás de ese color. Tampoco recuerdo que nadie me haya dicho nada al respecto, pero preguntaré por ahí si alguien sabe algo al respecto.
―Gracias ―contestó solamente Wonsik mientras se dejaba caer en la cama, en realidad se sentía cansado, aunque no quería preocupar a su amigo.
Cerró los ojos un momento mientras lo escuchaba trajinar a su alrededor, pronto se acercó con un par de pastillas y un vaso de agua.
―Toma, vitaminas, te ayudarán a recuperarte.
―No quiero, quiero dormir ―dijo fingiendo un puchero.
―Anda, o me obligarás a ponerte el suero de nuevo. Y mira que después de tu última locura tu mano ya está lastimada como para volver a perforarla.
―Vale, vale.
Justo cuando se enderezaba la puerta del dormitorio se abrió con cierto estrépito, dando paso a un YongGuk con apariencia victoriosa.
―Lo has hecho muy bien mi delicioso bocadillo, lo has complacido completamente y me has conseguido el pase a la biblioteca. Eso hay que celebrarlo ¿no crees?
Ninguno de los dos humanos comprendió a qué se refería y, antes de que ninguno de los dos alcanzaran a reaccionar, YongGuk apareció frente a Wonsik y lo tomó con fuerza por el collar, logrando que terminara de levantarse de la cama.
―¡Lárgate! ―le gruñó a Hongbin con un tono tal que aquel sólo obedeció.
―¿Crees que no noté cómo disfrutabas el entregarte a él? ―dijo ahora a Ravi con un susurro amenazante.
―Fue tu orden... ―Wonsik intentaba detenerse del brazo del otro pues comenzaba a asfixiarlo con el collar.
De pronto fue arrojado con fuerza a la cama, quedando boca abajo. Antes de que alcanzara a levantarse ya tenía a YongGuk sobre él, sentado sobre su cintura. Enredó su mano en su cabello blanco y lo haló cruelmente, oprimiendo de manera que la cara que Wonsik quedó oprimida contra la almohada.
―Como sea, dije que era momento de celebrar y es justo lo que voy a hacer.
Sin soltar su cabello se movió para morder en su espalda, justo debajo de su hombro, donde siempre mordía él.
El grito de Wonsik se vio ahogado contra la almohada, al igual que los siguientes que salieron de su garganta mientras los colmillos de YongGuk rasgaban más y más su piel.
Una vez que comenzó a sentir que se asfixiaba hizo algo de fuerza hasta lograr girar su cabeza un poco. Cuando pudo respirar sin impedimento dejó de luchar, sabía que era inútil contra la fuerza del vampiro y mucho menos en aquella posición desaventajada en la que había terminado.
Cuando las flores negras comenzaron a florecer frente a sus ojos se dió completamente por vencido, pensando que quizá, ahora que YongGuk estaba tan enojado y luego de haber conseguido lo que quería, le daría el descanso que llevaba deseando desde hacía ya mucho tiempo.
Sólo lamentó dos cosas mientras la inconsciencia terminaba de devorarlo: el dejar a Hongbin y el no descubrir quién y qué era el vampiro de ojos verdes.
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Solo paso a decirles que ya estoy escribiendo los capítulos finales, así que comenzaré a subir de a dos capítulos por semana como en Adicción feérica.
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