21.- Libre
Recostado ya sobre su cama, Wonsik recordaba cómo había terminado aquella reunión con su Leo, él le dijo que habían llegado alrededor de 5 criaturas a la ciudad, respondiendo a la llamada de caza que había lanzado contra YongGuk; y había dado sus frutos pues ya habían encontrado algunas pistas de su presencia en la zona oriente de la ciudad.
Aunque cuando Ravi se emocionó y comentó que le avisaran a Hyuk para ir contra él, Leo lo detuvo.
"―Tranquilo, sé que quieres tu venganza pero es demasiado peligroso para ti y yo no puedo alejarme demasiado de la biblioteca, lo mejor es esperar a ellos. Cualquier noticia se las informaré."
Le había dicho él con su típica tranquilidad, y antes de que pudiera quejarse le había ganado un bostezo. Razón por la cual Leo propuso volver a casa, cuando lo hicieron y poco antes de entrar Leo le agradeció por haber pasado tiempo con él.
Wonsik se había quedado impresionado por aquello, pero Leo se había alejado a la biblioteca antes de que pudiera contestarle, así que mejor se fue a acostar; pero no había podido dormir, se había quedado pensando en todo aquello, no solo en lo que había pasado sino en cómo se había sentido.
De pronto el ruido de alguien rascando en la puerta distrajo su atención, y la insistencia le impidió sólo ignorarlo así que se levantó para abrir. Sus sorpresa fue mayor al encontrarse con el gato negro de pequeñas orejas que siempre rondaba a Leo y que lo desdeñaba a él. El animal sólo se quedó mirándolo con sus enormes ojos amarillentos.
―¿Qué ocurre pequeña bestia? Leo no está aquí ―abrió completamente la puerta para que pudiera ver dentro.
El gato soltó un maullido bajo y dio media vuelta, pero luego de un par de pasos giró la cabeza y volvió a maullar hacia Wonsik.
―¿Qué? ¿Qué quieres?
No fue hasta que dio un paso hacia afuera que el gato volvió a avanzar, por lo que supuso que quería que lo siguiera, cosa que hizo.
Sin saber hacia dónde se dirigían Wonsik caminó detrás del gato negro, bajando dos pisos hasta que llegaron a una gran puerta de metal, que el pequeño comenzó a rasguñar como había hecho con la de él.
Wonsik le abrió y con la poca luz que se colaba pudo notar que se trataba del dormitorio de Leo, allí estaba él, dormido sobre la cama. Sin mayor gesto de agradecimiento el gato se adentró al cuarto para acostarse en una orilla de la cama.
―Vaya, pues de nada ―rezongó Wonsik, aunque antes de cerrar la puerta una idea cruzó por su mente.
Entró de nuevo al cuarto y, luego de cerrar tras de sí, utilizó su teléfono para alumbrarse un poco mientras se acercaba a la gran cama. Justo en medio y boca arriba estaba su TaekWoon, descansando como siempre hacía cuando el sol estaba fuera, ni siquiera la luz lo importunó.
Se tomó algunos momentos para acariciar su cabello tan intensamente negro y que descubrió era muy suave, también tocó su rostro con cierta reverencia, incluso parecía inocente en ese estado relajado del sueño bajo la poca luz.
Quitó un poco la cobija y movió una de las manos de Leo hasta estirarla hacia donde estaba, con una sonrisa traviesa se metió a la cama. Tuvo que jalar un poco el otro brazo hasta que logró que todo el cuerpo se moviera a un lado, de manera que quedaron ambos recostados de frente con Wonsik entre los brazos de Leo.
Una vez en aquella cómoda posición respiró profundo para embriagarse de su aroma. A fin de cuentas Leo ya lo había visto y tocado muchas veces cuando estaba dormido y ya habían dormido en una posición similar con anterioridad, no pensó que aquello lo molestara.
Y estando solo con su mente, podía admitir que estar ahí se sentía bien, que haber pasado el tiempo con él y notar cómo se esforzaba por cuidarlo también se sentía bien.
Cuando recién llegó había pensado que los consideraba un estorbo, que no quería pasar tiempo con él incluso después de que lo marcara, pero la noche anterior lo había escuchado hablar con Ken y había comprendido su sentir.
No había terminado de procesar lo que aquellas palabras habían significado para él cuando escuchó que Ken le ofrecía su sangre y algo en su interior se agitó. No, en realidad no quería que su Leo lo mordiera ni a Ken ni a nadie más, no quería que otros vivieran el placer que él había experimentado con su Leo, por eso había intervenido.
No podía mentir más, al menos no a sí mismo y menos estando allí, entre los brazos de su Leo, se sentía bien a su lado y quería permanecer ahí. No le importaba que tuvieran que permanecer en la biblioteca, si se lo permitía con gusto se quedaría a su lado, y dejaría que bebiera su sangre cuando lo necesitara, pero esta vez no sería un esclavo, esta vez se quedaría por propia voluntad.
Eso sí, no dejaría que nadie más le diera su sangre, sólo él podría vivir con su Leo la pasión que sus mordidas podían ocasionar. Aunque lo importante en ese momento era acabar con YongGuk, él aún seguía suelto y podía ser un peligro para cualquiera de ellos.
Se decidió entonces, una vez que las otras criaturas cazaran a YongGuk y Leo le ofreciera quitarle la marca como habían acordado, entonces le propondría dejar la marca y permanecer con él. Si lo aceptaba mucho mejor, si no... bueno, si eso pasaba ya vería qué hacer, no quería pensar en una opción tan triste estando así rodeado.
Con esos pensamientos en mente terminó por quedarse dormido.
Hongbin dormía de lado en su cama cuando un movimiento lo despertó, antes de que pudiera voltearse unos brazos lo rodearon mientras otro cuerpo se pegaba a su espalda.
―¿Qué? ―preguntó aún somnoliento.
―Sh, no digas nada hyung, ―susurró la voz de Hyuk a su espalda, su aliento haciendo cosquillas sobre su nuca.
―¿Hyuk, qué haces?
―Nada, solo quería acostarme aquí.
―Pero, nuestro trato...
En realidad, Hongbin no quería que Hyuk se fuera, se sentía cálido y confortable estar así abrazado, pero temía no poder controlarse y arruinar las cosas. No había podido terminar de decidir sobre sus propios sentimientos hacia el menor, sin embargo el saber que eran correspondidos ayudaba a alimentarlos.
―No lo estoy rompiendo, te aseguro que no haré nada más. Sólo quiero estar aquí, así.
Hongbin casi podía imaginarlo haciendo un puchero detrás de él, lo que ocasionó que riera con ganas.
―De acuerdo, pero con dos condiciones.
―Tú y tus condiciones, ¿de qué se trata ahora?
Sin dejar de reír Hongbin se volteó y levantó un poco para tomar una de las almohadas pequeñas que había en la cabecera de la cama. Puso dicha almohada en el hombro de Hyuk, que para entonces había quedado boca arriba, y volvió a acostarse sobre él, esta vez de frente de manera que podía abrazarse a la cintura del menor.
―¿Ves? Así es más cómodo, esta era mi condición, dormir así. La segunda es que mañana me acompañes temprano a la tienda de videojuegos, va a salir una versión conmemorativa que quiero alcanzar.
Hyuk sonrió y abrazó con fuerza a Hongbin, de manera que se acurrucaba en su pecho. Había visto a Ravi en camino al cuarto de Leo y se le había ocurrido la idea de hacer lo mismo.
Y allí, descansando cómodamente con su hyung entre sus brazos, no se arrepentía de nada.
***
Un capítulo bastante meloso que espero disfruten... porque se viene lo bueno muajaja
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top