19.- Libre
Wonsik observaba la escena sentado cómodamente en una esquina de la biblioteca, para ese momento vestía un elegante traje de damasco negro que Leo le había prestado; él mismo le había ayudado a vestirse hasta que obtuvo una presentación tan notable como su propia imagen. Él también vestía la misma tela pero de un color azul bastante oscuro.
Ravi se alegró de ello cuando las dos criaturas aparecieron en el umbral de la puerta, Leo fue a abrirles y él había permanecido en todo momento a su lado, solo un paso por detrás.
Leo presentó brevemente a SiHyuk y a JYPark, ambas criaturas parecían exudar poder aunque en ningún momento fueron groseros o irrespetuosos, incluso inclinaron la cabeza cuando Leo lo presentó como su pareja.
Luego de eso los cuatro se dirigieron por fin a la biblioteca, donde Wonsik tuvo que contener su sorpresa ante la magnitud que ostentaba, no quería avergonzar a su Leo. Justo cuando iban entrando él le hizo una seña hacia una de las esquinas y, al entender su mensaje, Ravi fue a sentarse allí.
Mientras tanto Leo se había sentado en una especie de trono alto justo al medio de una de las paredes, y Wonsik no pudo dejar de admirar su porte, se veía realmente magnánimo sentado así: con ambas manos entrelazadas, los codos recargados en las rodillas y los vibrantes ojos verdes que no se despegaban del par recién llegado.
En efecto, no pasó más de media hora antes de que encontraran lo que estaban buscando y luego de revisarlo juntos, informaron que debían partir, Leo solamente asintió para después seguirlos hasta la salida.
Una vez solos aquella aura de poder pareció encogerse e introducirse en el mismo cuerpo de Leo, como si se convirtiera en una energía potencial capaz de explotar en cualquier momento. La criatura cerró los ojos por un momento y al abrirlos estos volvían a ser negros.
―Listo, gracias por acompañarme ―dijo Leo con su típica voz tranquila y baja―, ¿aún deseas salir a comer?
―Gracias a ti por dejarme verlo, en realidad ha sido bastante... interesante ―concluyó, sin querer decir otra palabra que lo avergonzara―, y sí, aún me gustaría salir, aunque no tengo mucha hambre en realidad.
Leo se quedó pensando algunos momentos antes de esbozar una breve sonrisa.
―Creo que tengo el lugar perfecto, ¿quisieras cambiarte por algo más cómodo antes?
―¿Será un lugar muy elegante?
―No en realidad, es una simple cafetería.
―Bueno, entonces dame unos minutos ―salió corriendo hacia su cuarto.
No sabía muy bien por qué pero quería verse bien para salir con Leo, él siempre se veía elegante y guapo aún cuando vestía con ropa deportiva, si iba a estar a su lado quería estar a la altura, pero tampoco quería exagerar.
Tardó un poco pero, al final se decidió por un suéter gris y un pantalón de mezclilla. Se miró unos momentos en el espejo, se maquilló un poco los ojos y se colocó los pendientes. Su cabello ya había crecido pero aún podía peinarlo hacia arriba para verse menos formal que con el traje y el peinado hacia abajo.
Bajó por fin, esperando no haberlo hecho esperar demasiado, y con satisfacción se dio cuenta que Leo también se había cambiado y se veía galantemente informal con su suéter verde y pantalón café. Wonsik pudo darse cuenta entonces que Leo paseó su mirada de arriba a abajo por su cuerpo para luego lamerse los labios en un movimiento rápido, gesto que logró sonrojar a Ravi.
―¿Estás listo? ―preguntó Leo.
―Em, sí, lo estoy.
Leo abrió el paso así, simplemente salieron de la casa y cruzaron la calle, frente a la casa había aún abierta una cafetería familiar. En cuanto se acercaron a la puerta una chica camarera se acercó a ellos, luego de hacer una larga reverencia.
―Buenas noches, bienvenidos señores. ¿Puedo ofrecerles una mesa en el interior o en el exterior? ―dijo visiblemente nerviosa aunque sin despegar los ojos de Leo.
―En el exterior está bien, gracias. El ambiente es agradable. ―contestó el mayor, aunque volteó a ver a Wonsik para pedir su opinión, a lo que él asintió.
―Por aquí, por favor.
La mesera los guió hasta una pequeña mesa con sombrilla en la parte abierta de la cafetería. Les dejó entonces los menús y aunque seguía intentando llamar la atención del pelinegro este no pasaba de la formalidad hacia ella. Cuando por fin se alejó Wonsik suspiró.
―¿Ya habías venido aquí antes?
―No en realidad, no tengo necesidad; pero seguido veo este lugar, ―señaló hacia la casa de enfrente, justo a la ventana de su estudio.
―Oh ya, es sólo que pareciera que la mesera te conoce ―tanteó, a lo que Leo se encogió de hombros.
―Quizá me ha visto salir de la casa, pero es la primera vez que vengo aquí como cliente.
Ante su última aseveración otra idea cruzó por la mente de Wonsik, una que tampoco le gustaba.
―¿Te has alimentado de ella? ―preguntó antes de poder contenerse―, no, lo lamento, no necesitas contestarme, no es de mi incumbencia.
―No te preocupes, puedes preguntarme lo que quieras. Y respondiendo a tu pregunta no, nunca me he alimentado de ella ni de nadie de los alrededores.
La mesera volvió a aparecer entonces para tomar su pedido, Wonsik pidió un capuccino con crema de avellana y una rebanada de pastel de chocolate, Leo sólo pidió un café americano.
Ambos se quedaron en silencio mientras esperaban, Wonsik pensaba en lo que le había dicho y en sus propios sentimientos, ¿por qué se había sentido molesto al pensar en su Leo mordiendo a alguien más? Mientras tanto él sólo lo observaba.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando la mesera volvió con su orden, Wonsik estaba algo molesto con su insistencia mientras le servía el café a Leo e insistía en dejarle suplementos o en si quería algo más. Después de sus intentos infructuosos tuvo que retirarse, y aunque Wonsik se sentía molesto Leo no parecía darse cuenta de las acciones de la chica; simplemente se dedicó a rodear la taza con ambas manos para disfrutar de su calor.
―¿En serio puedo preguntarte lo que quiera? ―preguntó de pronto Wonsik.
―Adelante, contestaré a lo que pueda, ―aceptó Leo sin dudar.
―Tus ojos, ¿por qué son diferentes de los del resto? ―inició para ir tanteando el terreno.
―Es la marca del bibliotecario.
―¿Y eso qué significa? ¿Eres diferente a los otros?
―En esencia somos la misma raza, si bien este linaje tiene algunas diferencias, como la fuerza, la velocidad o la comunicación con otras criaturas.
―Es cierto, Ken comentó algo de que podías comunicarte con otros mentalmente o algo así ―recordó Wonsik de pronto.
―Todas las criaturas pueden hacerlo en cierta medida, pero el bibliotecario tiene una mayor potencia en ese sentido, lo cual me permite recopilar la información importante de todo el mundo y poder plasmarla por escrito.
―Suena mucha responsabilidad, aunque explica algunas cosas. Entonces tu linaje es de ojos verdes y con mucha más potencia que la de otros vamp... perdón, la de otros como tú.
―Así es, si yo convirtiera a alguien más, ese alguien también tendría los ojos verdes.
―¿Y qué pasaría contigo entonces? ¿Podrías dejar la biblioteca y andar por el mundo libremente?
―No, sólo puede haber un bibliotecario en el mundo.
―Espera ¿Qué? ¿Eso significa que si crearas a alguien más... ?
―Sí, si creara a alguien más es porque ocuparía mi lugar y yo desaparecería
―¡Pero eso no parece justo!
―En realidad tiene lógica, no solo tenemos un poder mayor sino que portamos los conocimientos de miles de años además de algunos secretos muy importantes, no es posible que alguien así ande libre por ahí. Ni siquiera puedo alejarme demasiado de la biblioteca.
Ravi hizo un puchero ante aquella perspectiva tan injusta.
―Pues pareciera otro tipo de esclavitud.
―No es así, se trata de una responsabilidad con la que estuve de acuerdo cuando accedí a que me convirtieran.
―Pero ¿No te sientes solo? Yo al menos tenía a Hongbin a mi lado, ―lo último lo comentó más para sí mismo, pues se estaba poniendo en el lugar de TaekWoon.
―Es diferente, yo hago esto por propia voluntad. Además tengo a Ken, él ha vivido conmigo desde hace mucho y aún antes de él estaba tan concentrado en mis deberes que no podía sentirme solitario, ―apareció de pronto una sonrisa en sus labios―. También están los gatos, desde siempre han estado en la biblioteca y son una bella compañía.
―Ah cierto, tu dichoso protector felino ―dijo Wonsik intentando ocultar su desdén, desde aquella noche que durmió con Leo, el gato de orejas pequeñas seguía sin quererlo, cada vez que intentaba acercarse a él le bufaba y, en el peor de los casos, Ravi terminaba arañado.
―Sí, pero ahora es mejor, ahora te tengo aquí conmigo, los tengo a los tres así que es incluso más interesante.
Aquellas palabras terminaron por enternecer a Wonsik hasta hacerlo sonrojar, bebió un sorbo de su café para intentar ocultarlo.
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Capítulo un poco largo, pero con mucha información.
Por cierto, hubo otro easter egg, le dedicaré el siguiente capítulo a quien me diga quiénes eran los vampiros que acudieron a la biblioteca (Creo que esa está un poco más fácil.)
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