12.- Esclavo
Wonsik aún terminaba de procesar lo que había pasado cuando Hongbin y Hyuk entraron a su habitación, trayendo consigo tres platones con sopa de algas.
Les platicó rápido lo que había pasado con Leo, mientras lo hacía Hongbin fue a revisar la bolsa que había dejado, una sonrisa burlona apareció en sus labios por lo que Wonsik lo miró con suspicacia.
―¿Qué ocurre?
Sin quitar su molesta sonrisa Hongbin sacó de la bolsa una pequeña cajita alargada para enseñarla a los otros, se trataba de un paquete de chocolates.
―Parece que no solamente te dejó ropa.
―Uy, que tierno,― se burló también Hyuk.
―¿Tierno? ¿Están locos? Lo más probable era que simplemente los robara pero, como no puede comerlos, los dejó ahí.
Ambos dejaron de reír y lo miraron extrañados, Hongbin dejó con cuidado la caja de chocolates en su lugar.
―Wow, alguien está de mal humor, ¿estás bien?
No, no lo estaba, desde que se había despertado con las caricias de Leo había sentido una molesta incomodidad que no dejaba de crecer. No podía definir exactamente qué era pero se sentía mal, tanto física como mentalmente; además estaba haciendo un calor de los mil demonios y desde que el vampiro ojiverde se fue, Wonsik se había destapado por completo sin conseguir refrescarse.
―¿Qué tienes? ―preguntó también el menor.
―¡No lo sé! ¿De acuerdo? Es solo que no me siento bien, además me duele la espalda y tengo mucho calor, ¿ustedes no?
Los otros dos se miraron sin comprender, la temperatura era bastante agradable estando dentro de la casa. Por el contrario Wonsik se veía pálido y sudoroso, asustado.
―Déjame revisarte ―pidió hongbin preocupado.
―No quiero que me revises, quiero salir de aquí, necesito aire fresco.
―Ravi, no estás en condiciones de salir, recuéstate y deja que revise tu espalda.
Wonsik hizo lo que le pedía, a pesar de la molesta sensación no quería contrariar a su amigo. Además, la sensación de ardor en su espalda crecía más a cada momento, tal vez Hongbin podría remediarlo.
Hongbin miró preocupado la espalda de su amigo, allí donde YongGuk solía morderlo siempre ahora parecía una herida infectada, estaba rojo e inflamado e incluso parecía recién abierta aunque hacía ya tres días que estaban alejados de él.
―Emm, Ravi, ¿dejaste que Leo te mordiera en la espalda?
―¿Qué? No, no dejaré que otra de esas malditas sanguijuelas me toque... ¡Ah, maldición, duele!
―No te muevas, voy a limpiarlo, tal vez se te infectó y eso te está ocasionando el malestar.
Pero ni él mismo se lo creía, una infección no podía llegar a ese grado tan rápido, además de que apenas un día antes lo había revisado y no estaba así. Solamente había tocado a Ravi con el algodón cuando éste lo alejó de un manotazo.
―¡Ah, no me toques! Duele.
―Lo sé, pero necesito limpiarlo Ravi, tiene mal aspecto.
―No necesito que me limpies, necesito salir de aquí.
Se sentía desesperado y, por alguna razón, en su mente estaba la idea de que saliendo al frío de la noche el ardor en su interior se calmaría.
―Necesito salir―repitió, pero se sentía demasiado débil como para hacer otra cosa.
―Es la marca, ―dijo una cuarta voz de pronto, haciendo que los tres humanos saltaran.
Leo había entrado al cuarto seguido por Ken, Leo era quien había hablado con su habitual tono neutro.
―La marca de YongGuk, ahora él lo está llamando para que vaya a su lado, su incomodidad no desaparecerá hasta que se reúna con su pareja.
―¡Ya dije que él no es mi jodida pareja! ―Wonsik golpeó la cama con desesperación―. No quiero, no quiero ir con él, me rehuso.
Con cada palabra el dolor incrementaba exponencialmente hasta hacerlo jadear.
―¿Y qué podemos hacer? ―preguntó Hyuk, asustado de ver a Ravi tan desmejorado.
―Solo hay tres maneras de desvincular una marca, la primera es que la criatura "libere" al humano, limpiando con su sangre la herida dejada.
―Pero dudo mucho que eso sea algo que aquel maldito quiera hacer, ―negó Hongbin.
―La segunda es que la criatura muera, en esos dos casos el humano se sentirá desdichado por un tiempo.
―Eso lo podemos arreglar, mataremos a ese tal YongGuk, pero no le dará alivio inmediato a Ravi-hyung ¿o si? ―Incluso Hyuk parecía preocupado.
―No, pero Leo, dijiste que había tres formas de librarse, ¿cuál es la tercera? ―preguntó Hongbin, aunque fue Ken quien respondió.
―No es algo muy bien visto entre los nuestros, pero una criatura con un poder mayor puede suplantar la marca del débil con la propia.
Los tres voltearon a ver a Leo con excepción de Ravi, quien parecía seguir inmerso en su propio dolor.
―Tú eres más fuerte que él ¿no es así? Por eso pudiste romper la orden que nos había dado primero. Puedes quitarle la marca de YongGuk y luego quitar la tuya.
―Lo soy, pero no es tan fácil. Si la marca desaparece antes de que el cuerpo humano se acople a ella la sensación de pérdida y depresión será aún peor de lo que está viviendo ahora.
―¿Y cuánto tiempo pasa para que "el cuerpo se acople"?
―Lo que un ciclo lunar... alrededor de treinta días ―especificó.
―Bueno, en ese caso la solución es sencilla ―habló Hyuk con aparente tranquilidad―, haz esa cosa del cambio de marca y que lleve la tuya, eso nos dará un mes para atrapar y acabar tanto con el vampiro como con sus subordinados. Al final podrás desmarcarlo y serán libres sin ningún peligro.
Leo suspiró pensativo, con un gesto se hizo hacia atrás el cabello negro que caía sobre sus ojos, aunque de poco sirvió pues de inmediato volvió a caer en el mismo lugar.
―Hazlo ―interrumpió de pronto la voz lastimosa de Ravi―, sólo haz que este dolor se detenga, por favor.
Ken miró sorprendido cómo Leo volvía a hacerse el cabello hacia atrás, sabía que aquel gesto indicaba nerviosismo o preocupación y hacía muchos años que no lo veía hacerlo. Luego de algunos instantes el mayor de todos habló.
―De acuerdo, lo haré, seguiremos el plan del joven humano.
―Me llamó Hyuk, ―se quejó el menor.
―Sí, eso. Ahora les pido que salgan y nos dejen solos.
―Eso no... ― Hongbin se había acercado a Leo pero Ken lo detuvo suavemente del brazo.
―Tranquilo, es lo mejor. Te aseguro que Leo-hyung no le hará ningún daño a Ravi.
Hongbin respiró profundo, mirando alternadamente a su amigo y a la criatura que los había rescatado, al final hizo un gesto de rendición.
―De acuerdo, pero te advierto que si le haces el menor daño voy a matarte.
Leo inclinó la cabeza hacia él, como si estuviera aceptando aquella amenaza de muerte. Cuando los tres salieron del cuarto Leo cerró la puerta y se acercó a la cama, donde Ravi lo miraba con ojos suplicantes.
―Tranquilo, mi dulce Ravi, haré que el dolor desaparezca pronto, ―susurró, acariciando su cabello como siempre hacía.
Para sorpresa del humano, Leo terminó de inclinarse para posar sus labios en los contrarios en un beso suave y lento.
**********
¿Me perdonan por dejarlos así? pero este capítulo se había alargado demasiado.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top