1.- Esclavo

Wonsik despertó difícilmente, mientras las sombras de la inconsciencia abandonaban su mente. Guiñó varias veces para que sus ojos se acostumbraran y pudiera ver mejor en medio de toda aquella oscuridad.

En la penumbra lo único que brillaba ligeramente eran las cadenas de oro que lo mantenían colgado del techo, con los brazos estirados justo al centro de la maldita habitación.

Cadenas de oro.

Muñequeras de oro.

Collar de oro.

Todo aquel maldito lugar estaba repleto de oro, como si él mismo fuera parte de toda esa opulencia, un simple objeto más del qué presumir.

Claro que eso era justamente lo que YongGuk le había dejado en claro desde que lo recogió, que él sólo era un adorno más de su casa, una cara mascota de la cual presumir o, una mejor comparación, un platillo exótico y caro del que a veces presumía o compartía con sus amigos.

Tuvo aún algunos minutos para poder analizar su entorno y su propio cuerpo. Era delgado debido a todas las veces que le habían desangrado, aunque intentaba mantenerse en forma con la vana esperanza de poder defenderse algún día.

Su piel, igual de blanca que siempre y que se enrojecía con facilidad, sobre todo con los golpes que le proporcionaba el maldito YongGuk cuando se ponía demasiado intenso.

Hizo algo de fuerza, cerrando sus puños, pero no logró más que hacer tintinear las cadenas.

Fue todo lo que alcanzó a hacer antes de que la puerta se abriera, la luz intempestiva molestó sus ojos y le obligó a cerrarlos, aunque no necesitaba la vista para reconocer los pasos suaves que entraron a la habitación, dando paso a un elegante vampiro, quien prendió las suaves luces de ambiente del lugar, conocía muy bien la silueta que se había dibujado momentáneamente contra aquella molesta luz. Luego de esto dedicó a Ravi una mirada de arriba a abajo, comiéndoselo con los ojos antes de relamerse los labios.

Antes de que pudiera hacer o decir nada, YongGuk lo tomó por la barbilla y lo obligó a mirarlo, Ravi no pudo evitar quedar atrapado en sus ojos violeta.

—Ahora Ravi, vendrán dos posibles socios, no hablaras ni te resistirás a ellos, —dijo con su grave voz de mando, contra lo que Ravi no pudo hacer más que asentir.

Solo entonces lo soltó con la fuerza suficiente como para que la cabeza de Ravi cayera bruscamente hacia el frente. Gruñó molesto mientras el vampiro salía del lugar, sabía que solo tenía unos pocos minutos antes de que llegaran sus invitados.

Ahora con la luz pudo ver mejor a su alrededor, lo primero que notó fue que, de nuevo YongGuk le había quitado toda la ropa exterior, dejándolo solo en boxers negros. Desde que había logrado tonificar su cuerpo, YongGuk ya no solo presumía de su sangre sino también de su cuerpo, como si se tratara de un maldito trofeo.

Forcejeó de nuevo con las cadenas a pesar de que sabía que sería inútil, a pesar de todo el ejercicio que se esforzaba por hacer aún no podía vencer aquellas cadenas doradas, tampoco podía pelear contra la voluntad de las órdenes de su captor.

Suspiró con pesadez cuando la puerta volvió a abrirse, YongGuk entró seguido por otros dos vampiros, ambos compartían el cabello negro de su captor aunque el del más chico parecía incluso azul en su intensidad.

—¿Qué les parece mi pareja? —preguntó YongGuk señalando hacia Ravi, quien casi pudo sentir cómo la mirada de los otros lo recorrían.

—Muy bello, sí. Aunque no muy diferente a los otros tantos que hay en el mundo.

—Ah, ¿eso crees?

YongGuk se acercó y rodeó a Ravi, inclinándose un poco para pasar al lado de una de las cadenas. Ravi no despegó la vista de los otros hasta que sintió la mano del vampiro enredándose en su cabello blanco. Lo haló ligeramente, arrancándole un gruñido bajo, antes de empujarlo hacia abajo.

Así, con la cabeza hacia abajo, Ravi sintió el dolor agudo de los colmillos rasgando su piel en el mismo lugar de siempre. Fue solo un momento, antes de que YongGuk volviera a aparecer frente a él, sin embargo el eco del dolor permaneció.

Podía percibir a los otros dos olfateando el aire como animales, también podía sentir la gota que ya corría hacia abajo por su espalda.

—Les aseguro que no hay nadie como él en el mundo. Es mi platillo especial y ¿saben? suelo compartir la mesa sólo con mis socios más cercanos.

Los acompañantes de YongGuk se acercaron entonces a Ravi, olfateando con hambre. Y a pesar de la repulsión que sintió este, del odio que lo alimentaba, no pudo negarse a ellos gracias a la voz de mando del mayor.

Incluso cuando sintió la lengua húmeda del peliazul recorrió su espalda, él solo pudo cerrar los ojos y tensar los músculos.

—Así que ¿qué les parece chicos? ¿Les interesa hacer negocios conmigo?

—De acuerdo, sí, —afirmó el otro chico, quien se había arrodillado y que para entonces rozaba la nariz con su muslo.

—Bueno, en ese caso pueden compartir mi mesa. Hablaremos de negocios después —Ravi casi podía oír la sonrisa de satisfacción que la que YongGuk dijo aquello.

Llegaron entonces aquellos piquetes monstruosos, el de atrás se había movido hasta alcanzar su brazo derecho y aunque su muñeca estaba "protegida" por la muñequera de oro que lo detenía, el vampiro pudo encontrar la vena un poco más arriba.

Por su parte el otro chico había alcanzado la vena de su muslo. Ambas criaturas mordieron con fuerza hasta alcanzar la ambrosía prometida, ocasionando en Ravi un dolor intenso y, aunque ya conocido, no por eso manejable.

No pudo hacer o decir nada contra aquel ardor que laceraba su cuerpo, iniciando allí donde ahora las dos sanguijuelas succionaban ansiosamente. Ni siquiera pudo gritar gracias a la maldita orden de YongGuk, quien para entonces miraba toda la escena aún con esa infame sonrisa de satisfacción plasmada en el rostro.

Ravi apenas tuvo un par de minutos para verlo, para odiarlo y para odiar todo aquel momento; pronto su vista comenzó a nublarse al igual que su mente, aquellos vampiros bebían con demasiada intensidad y más siendo dos.

Agradeció que el dolor desapareciera en medio de las sombras de la inconsciencia. Apenas sintió cuando los vampiros lo soltaron, y el golpe que se dió contra el suelo cuando lo soltaron de las cadenas; después de eso, nada.

*****

Uuuh así empezamos esta nueva aventura ¿Qué les parece?

Hice un poquito de trampa poniendo "One shot" cuando se suponía que iban a ser puras canciones de VIXX como en Adicción feérica, pero quería que vieran a YongGuk y a los dos vampiros que lleva a alimentarse de Ravi, que son Himchan y Zelo.

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