Hace dos pestañeos
Cuando entro en la cocina Ozzy está inclinado, mirando una pizza blanquecina a través del ventana del horno.
—Aun no está lista —le informo y me apoyo contra la isla.
Ozzy gira la cabeza para mirarme. Tiene el pelo aún húmedo y despeinado sobre la frente. Contengo las ganas colocárselo con mis manos para sentir la hebras castañas entre mis dedos. Cuando está serio parece enfurruñado, como un niño de morros, pero es solo porque sus bonitos labios son tan carnosos que dan esa impresión.
Aparta la vista de mi para volver a mirar su cena, debe estar hambriento y parece querer acelerar la cocción de la masa con sus propios ojos.
Aprovecho para observarle. Siempre he amado su perfil y llevo cuatro años sin poder mirarlo. Tiene un pendiente de acero negro en la oreja que le da un aspecto macarra y contrasta estupendamente con la dulzura de su rostro. Su cuello es largo y sexy. La mandíbula tiene una forma atractiva que acaba en una barbilla masculina gracias al pequeño hoyo que hay en el centro.
Debe registrar mi escrutinio porque me echa una mirada de reojo y aparto la vista. No se si le funciona con el horno, pero yo sí que parezco aumentar de temperatura cuando sus ojos se posan sobre mí.
—¿Quieres ver una película? —pregunto, echando un vistazo hacia el salón a oscuras. Se supone que mi madre está en Bolid por motivos de trabajo, pero yo sé que es solo una excusa para verse con uno de los miembros del parlamento con el que mantiene una relación secreta. El susodicho solía ser amigo de mi padre, pero no puedo culparla por su falta de escrúpulos. Parker nunca ha sido un marido ejemplar, y ahora que está en prisión... bueno mi madre está liberada.
Mi hermano y Tori han debido salir, porque no he visto luz bajo la puerta de la habitación de Evans, y Kyle debe estar en casa de Drake.
Ozzy no me responde, ni siquiera se gira para mirarme. Aun debe estar enfadado por lo de anoche. No espero que entienda mi relación con Arthur, pero tampoco quiero que esta afecte a la nuestra, por lo que abro la boca para repetirle que lo que vio entre Arthur y yo no significa nada. No llego a mediar palabra porque él se me adelanta.
—¿Para eso me has sacado del congelador? —Sus palabras me desconciertan. Dudo de si se refiere al hecho de que he congelado su edad durante cuatro años, sobre todo porque no se gira y no puedo ver la expresión de su rostro. También podrían ser las palabras de la pizza, pero eso sería extraño— ¿Para que vea películas contigo? —prosigue y entiendo que mi primera deducción es la correcta—. ¿Qué soy, Karen? ¿Tu puto oso de peluche?
Pestañeo sin entender muy bien porqué está enfadado justo ahora. Había anticipado su ira cuando al fin se despertara y entendiera que lo he tenido cuatro años durmiendo, pero anoche en el club nocturno no me reprochó nada en absoluto, y eso me había hecho albergar la esperanza de librarme de esa discusión.
—Aun no lo entiendes, pero lo harás —le respondo con tranquilidad.
Ozzy se da la vuelta y camina hacia mí con la aparente tranquilidad de un león al acecho de una presa que aún no se ha percatado de su presencia.
—¿Qué es lo que voy a entender?
Trago saliva.
—Que lo he hecho por tu bien, que esos dos no te quieren como te mereces. Que... —me detengo al ver que lo tengo encima. Me echó contra la pared y él se cierne sobre mí.
Se me acelera el corazón.
No es que le tenga miedo, porque le conozco bien y sé que sería incapaz de hacerme daño, pero han sido cuatro años durmiendo mientras su gente continuaba con sus vidas. Soy consciente de cuánto puede haberlo trastornado ese hecho, y aún no ha tenido tiempo para habituarse a la idea y para entender las ventajas.
—¿Y quién va a quererme como me merezco? ¿Tú? —. Oígo la violencia en su voz, a pesar de que es ajena a su naturaleza. Esta vez creo que he cruzado línea de lo que el bueno de Ozzy es capaz de soportar y estoy a punto de comprobar qué ocurre cuando eso pasa.
Mantengo los ojos en su barbilla e intentó tranquilizar mi respiración. No quiero mostrarme temerosa ante él, eso sería como admitir que la confianza entre nosotros se ha roto
—Te he hecho una pregunta.
—Sí —susurro—. Al contrario que Drake y Kyle, yo si te considero el número uno de mis lista. Yo sí sé que eres los mejor de este mundo.
Mis palabras parecen apaciguarlo un poco, o al menos evaporar parte de la violencia y la tensión acumulada en sus músculos. Aun así, no se aparta ni un centímetro de mí.
—¿A sí? —pregunta aun enfadado pero con cierto humor— ¿Por eso ayer ni siquiera estabas aquí para recibirme? ¿Por eso te encontré en un pista de baile, comiéndote al imbécil que te maltrató durante años?
Suspiro antes de responderle. Dicho así suena bastante mal, la verdad.
—Supuse que necesitabas tiempo para calmarte y hacerte a la idea —respondo con practicidad.
Ozzy suelta una risa exhalada.
—¿Hacerme a la idea de qué?¿De qué tu eres quien va a amarme en este futuro surrealista en el que he despertado? —Otra risa bufido —. Pero si eres un témpano de hielo conmigo, y ni siquiera puedes mirarme. ¿Estás cambiando de idea, pequeña Karen? ¿Estás decidiendo que el juguete que tanto deseabas hace cuatro años ya no te sirve?
A pesar de que mi corazón está desbocado, mis mejillas sonrojadas y mi respiración agitada, y odio que nadie me vea de esa forma, sin tener control absoluto sobre mis pconstantes vitales, me obligó a alzar los ojos hacia los suyos. La belleza de estos me provoca un dolor físico en el pecho. No tanto por como son, sino por el conocimiento claro y potente que tenog al mirarlos de que pertenecen al amor de mi vida.
—No te miro porque eres la electricidad que hace bombear mi corazón y temo que tomar demasiado me lo pare por completo —confieso en un susurro.
Sus ojos se agrandan chocados por mis palabras y lo veo dudar, pero enseguida parece recordar lo que le he hecho y aprieta los dientes aún más enojado.
—¿Y qué se supone que he de hacer yo, Karen? —su tono ha adquirido cierta indignación, pero pero su voz también suena más aguda, así que mis palabras le han afectado aunque no quiera admitirlo—. Abrir los ojos después de cuatro años y decir: ah mira, mi pequeña Karen ahora es una mujer. Para mí hace cuarenta y ocho que era una niña, pero ahora ya puedo meterle la lengua en la boca. ¿O quizá deba examinarte con mis propias manos? ¿Comprobar lo mucho que has crecido?
Exhaló ante sus palabras.
Me chocan.
Él jamás me había hablado así, siempre fue dulce y correcto conmigo. Irónicamente, no es el único que tiene que habituarse rápido a los cambios del otro.
Su cabeza baja un poco más y entiendo estupefacta que va a besarme, pero no lo hace, solo quiere intimidarme más.
—¿Eh, Karen? ¿Es así como te lo habías imaginado? ¿Pensaste que me metería entre tus piernas sin pensar siquiera en la niña que fuiste para mí hace dos pestañeos? Sin pensar en lo que has hecho.
Logro negar con la cabeza perdida en el fuego airado de sus ojos. No importa las fantasías que haya elucubrado en mi cabeza durante esos años sobre el momento en el que despertara, viera el tiempo que ha pasado y que yo me he convertido en una mujer, todas ellas están lejos de competir con la realidad. Su ira es algo que mi imaginación nunca pudo evocar, simplemente porque nunca le había visto así.
El bueno de Ozzy parece listo para hacer algo muy malo.
Resulta cómico que un momento de tanta tensión se rompa con el timbre del horno, pero al temporizador no le importa cómo de seria es nuestra conversación, sino avisar de que los minutos que Ozzy ha seleccionado antes de que yo llegara ya han pasado. ¿Cuántas pizzas se podrán hacer en el tiempo que él tardara en perdonarme?
Con el sonido, Ozzy parece despertar de su estado de cólera contenida. Se aparta de mí, saca la comida del horno y sin mediar palabra se marcha al salón.
Espero un poco y voy tras él. Después de haber mencionado meterse entre mis piernas, tengo claro que esta noche no habrá paz para ninguno de los dos en esta casa.
Buenas, no se si esta escena se quedará en el libro o si lo haré de otra manera, pero así es como me ha salido hoy.
Un abrazo
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top