SENJU AKASHI» KISS

Kazumi no tiene ni idea de si ella es consciente de aquello o, simplemente, lo está haciendo adrede en busca de que las señales que le ha estado dando desde los últimos días sean más claras que el agua, pero, Senju Akashi, es pésima disimulando sus sentimientos. Ya van casi cinco minutos en los que Fukushima la ha atrapado en más de una ocasión — con solo dedicarle una mirada de reojo tras sentir una atención innecesaria sobre ella— observándola fijamente, sin ningún ápice de vergüenza hasta que sus ojos terminan colisionando en un encuentro fatal que solo consigue teñir las mejillas de la líder de Brahman de una manera absurda.

No entiende si es que no aprende de sus errores o le importa poco ser atrapada. Aunque lo último le parece dudoso, ya que aquello se vuelve muy contradictorio con sus infructuosos intentos por disimular sus acciones al desviar con rapidez su mirada a otro lugar. De cualquier manera, sea lo que sea, está haciendo que Fukushima llegue al límite de su paciencia porque es incapaz de concentrarse en su lectura con la de cabello pastel mirándola de esa forma y desde tan cerca. La distrae. No la deja comprender el texto que se haya entre sus manos y, si sigue de esa forma, el receso terminará antes de que pueda haber avanzado, aunque sea un poco, en su lectura diaria.

— ¿Qué es lo que quieres? — cuestiona rendida, incapaz de continuar intentando ignorarla.

Kazumi baja el libro y se gira para enfrentarse a esos grandes y lindos orbes color verde menta que reflejan su repentino pánico por la confrontación. Detalle que le parece irónico a la castaña viniendo de alguien que ama meterse en peleas.

Como incomodarla es su manera de hacerle pagar por lo que le ha hecho pasar hasta ahora, se inclina ligeramente en su dirección, acortando aún más la poca distancia existente entre ellas gracias a los bancos unidos. Lo que prosigue es una imagen inusual; que pocas personas serán capaces de admirar en sus vidas porque no es la forma en la que Senju se suele comportar ni un lado que suela exteriorizar por diversas razones. Sin embargo, para Kazumi, ya se ha convertido en algún común de apreciar. La de hebras lilas se inclina un poco hacia atrás, luciendo como un corderito asustado por la repentina proximidad que afecta su sistema nervioso más de lo que desearía.

— ¿Ah? ¿Yo? Na-nada... ¿Por qué preguntas eso? — suelta en un tartamudeo adorable, porque su corazón ha comenzado a latir tan rápido que le ha arrebatado el aliento por unos segundos.

— Porque no paras de mirarme, Senju. No soy idiota — le hace saber con una dulce serenidad. — Solo dímelo. ¿Qué es lo que quieres de mí?

La de ojos verdes pasa saliva con pesadez, debatiéndose mentalmente en si dejar salir lo que pasa por su cabeza es una buena idea o no. No se suele definirse a sí misma como una cobarde, pero, extrañamente, esa valentía de la que suele fanfarronear por todos lados se evaporiza alrededor de Kazumi. Es como si ella fuera Superman y Fukushima su kryptonita, porque no puede evitar sentirse débil y torpe cada vez que está a su lado.

— ¿Y bien? — cuestiona la castaña, alzando las cejas en un acto retador que remueve el estómago de Senju y que hace que se muerda la lengua, porque las palabras están a un paso de salir. — ¿No dirás nada?

— Un beso.

A Senju el corazón se le detiene y siente como las orejas le arden de forma brutal, razón por la que termina agradeciendo mentalmente que su cabello sea lo suficientemente largo como para ocultarlas de la dueña de sus suspiros. Se arrepiente de haberlo dejado salir pero a la vez no. Es un sentimiento confuso y arrollador que solo parece darle tregua cuando ve una pequeña sonrisa dibujada en el rostro contrario, que va seguido de un suave encogimiento de hombros.

— Si quieres besarme, solo tienes que hacerlo, boba — le hace saber, consiguiendo que las mariposas en el estómago de la contraria muten de forma extraña a elefantes bailando break dance. Un completo caos.

En parte le molesta que Kazumi lo haya dicho como si fuera la cosa más obvia del mundo. Como si fuera tan fácil como tomar y llevar. Y puede que lo sea para alguien con experiencia en el mundo de las relaciones, pero no para Senju que es toda una primeriza y que con solo tomarla de la mano ya siente que su día ha sido bendecido.

Como no se le es posible encontrar su propia voz debido a la adrenalina que ha azotado su cuerpo, termina por asentir y dejarle en claro a la castaña que ha entendido. Que sabe que tiene el permiso y que ahora solo debe hacerlo. Y, probablemente, Senju ni se ha percatado de ello, pero el movimiento que ha hecho con la cabeza es torpe; denota nervios en toda su expresión y eso solo hace que la sonrisa en los labios de Fukushima se ensanche, porque no puede evitar pensar que la chica es de lo más adorable.

Le da un par de segundos para ver si puede con la presión de tomar la iniciativa, de acercarse a ella y unir sus labios, y se regocija al percibir sus manos temblorosas cuando la toma por las mejillas. Sus alientos chocan y Fukushima, a pesar de que está lista para tomar el mando cuando sea necesario, decide que ahora es mejor no hacer nada y dejar que la de cabellos lilas se tome su tiempo para adaptarse a las nuevas sensaciones. Que se acostumbre a la nueva distancia que ha creado entre ambas; a estar tan cerca, pero a la vez tan lejos de lo que desea.

Pasan los segundos y quiere reír, porque pareciera que Akashi se ha congelado mirando sus labios. No se ha movido y aunque no le molesta tenerla tan cerca, deben apresurarse si no quiere que la campana le arrebate la oportunidad que le ha otorgado.

¿Lo vas a hacer o te has acobardado ya? — le murmura, dándole una media sonrisa que parece ser lo que necesita Senju para dar el último paso y unir sus labios en un beso que sacude todo su sistema.

Le gusta. Le gusta mucho como se ha sentido aquello.

Aunque Senju se separa de Kazumi no le suelta las mejillas y, antes de que la chica pueda preguntarle el porqué de aquello, la de cabellos lilas se acerca otra vez para robarle un segundo beso y luego un tercero.

Dios, le encanta la sensación que le produce cada vez que sus labios rozan y no quiere dejarla ir.

La campana suena y, a regaña dientes, la de ojos verdes se aleja de Kazumi, con los pómulos teñidos de un dulce carmín.

— ¿Podré besarte cada vez que quiera? — cuestiona, negándose a dejar ir el rostro de la contraria sin recibir antes la respuesta que desea oír.

— Claro, cada vez que quieras, boba — le asegura.

Senju sonríe, enseñando su hermosa dentadura porque aquello ha conseguido llevar su estado de ánimo a otro nivel. Está fascinada por la noticia y ya no puede esperar a que las clases terminen para poder volver a posar su boca sobre la de Kazumi y, quién sabe, tal vez aprender algo nuevo. 


Este es el primer escenario que he escrito tan rápido. Estoy sorprendida jaja

Esto está dedicado a artwithuwu, espero que te guste bb 🤧💙

Muchas gracias por leer.

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