HARUCHIYO AKASHI» ENTERTAINMENT
Advertencia ⚠️
Presencia de smut explícito
Kazumi no es tonta. Conoce tan bien a Sanzu que sabe, sin la necesidad de usar las palabras, que algo se trae entre manos el chico de cabellos roza al sentarse a su lado en el sofá, porque ver películas o series no es lo suyo. Se aburre. Su capacidad de concentración es tan baja como la de un niño de cinco años, razón principal por la que suele pasar de esas actividades o combinarlas con otras para no terminar tirándose por una ventana. Puede que intente disfrazar sus intenciones con una expresión de póker, pero Fukushima no ha nacido ayer, así que le dedica una mirada que le hace saber al chico que no confía en sus intenciones de solo estar con ella para ver juntos la televisión y que sabe que trama algo más. Lo presiente.
— ¿Qué pretendes?
— Nada. ¿Por qué? ¿Te molesta que me siente contigo? — ataca de vuelta, acariciando de forma ausente las sedosas piernas de su pareja, las cuales se hayan sobre su regazo y descubiertas debido al hecho de que solo está calzando unas bragas en conjunto a una playera larga para andar en casa.
Y es natural para ella en un domingo por la noche en donde salir no se encuentra entre sus planes. Solo desea relajarse antes de una larga semana. Disfrutar del tiempo que posee previo a tener que sumirse otra vez en sus agotadoras responsabilidades como una adulta semi responsable de la sociedad.
— No finjas. No te gusta ver series.
— Puede que esta vez quiera intentarlo — alega, fingiendo sentirse atacado por tanto cuestionamiento y consiguiendo que Kazumi solo revolotee los ojos para terminar asintiendo, debido a que es obvio que no planea confesar nada a pesar de sus insistencias porque ceder no es divertido.
Al menos, no para Sanzu.
— Bien, fingiré que te creo...
— Wow, no sé si decir gracias o irme enojado — bromea con una sonrisa sarcástica, desviando su mirada a la gran pantalla.
La de cabellos azabache le dedica una última mirada de desconfianza antes de copiar su acción, dispuesta a gozar los minutos que quedan de aquella serie que la ha mantenido en vela recientemente. Cada capítulo está lleno de drama y misterio, una mezcla peligrosa para alguien como Kazumi que suele obsesionarse con facilidad.
No está exactamente segura de cuánto tiempo es el que ha pasado, sin embargo, puede apostar de que no han sido más de tres minutos desde que dieron por finalizada su conversación hasta ahora, en que siente como una de las manos de Sanzu repta por su pierna izquierda hasta palpar, por encima de las bragas, su entrepierna. La intromisión la pilla con la guardia baja, consiguiendo que se gire a verlo de forma inmediata para encontrarse con el lindo perfil de su novio, quien pretende estar prestando toda su atención en la trama que se desarrolla en la pantalla, como si nada más estuviera pasando dentro de esas cuatro paredes.
— Hum... — se aclara la garganta Kazumi. — Sanzu...
— ¿Sí?
— Hum... Tu mano, está sobre mi vagina — le hace saber consiguiendo que ahora sí, el de largas pestañas, se gire a verla con una sonrisa traviesa bailando entre sus labios.
— ¿Oh? ¿En serio? Perdona, es que me he aburrido...
— Apenas... Llevas cinco minutos viéndola — se queja Fukushima, sin poder evitar contraer las piernas por las agradables sensaciones que provocan el movimiento de sus dedos al bailar por sobre la delgada tela que evita el contacto directo.
— Sí, es que la trama no me ha atrapado para nada. Pero hay otra cosita que sí... — susurra y, ejerciendo la presión exacta, su dedo índice marca un viaje recto hacia el sur, notando en el proceso la humedad que se empieza a generar ahí abajo y que le hace saber que sus acciones están siendo más que bien recibidas.
El primer suspiro se escurre de entre los labios femeninos, consiguiendo que las comisuras del contrario se eleven con egolatría.
— Intento ver la serie.
— Y me parece bien. Tú tienes tu entretención y yo ahora he encontrado la mía.
El hermano mediano de los Akashi se levanta de su lugar en busca de una posición más cómoda para hacer lo que sea que se le ha pasado por la cabeza, todo bajo la penetrante y lujuriosa mirada de Fukushima que. La chica de inmediato siente extrañar las caricias del contrario y contrae, inconscientemente, los labios en una ligera mueca de decepción que no pasa desapercibida por su pareja.
A pesar de que no lo dice en voz alta, su mirada refulgente grita que no le desagrada en lo absoluto el rumbo que aquello está tomando, por lo que proseguir es más que bienvenido.
— ¿Qué planeas? — cuestiona viendo, sin poner oposición, como su chico se encarga de deshacerse de sus bragas con gran facilidad, deslizándolas por sus piernas sin menores complicaciones.
— Tú sabes qué es lo que planeo — le responde, haciéndose un espacio en el lugar indicado para dar inicio con lo que sería su nueva entretención. El aliento de Haruchiyo le provoca un cosquilleo grato al impactar contra su sensible dermis y la expectación la consume, razón principal del porqué no puede quitar la mirada de su novio a pesar de que eso le esté provocando un pequeño malestar en el cuello por el esfuerzo que le conlleva mantener esa posición. — Solo continúa con lo tuyo, bonita... Que yo ya comienzo con lo mío.
Roza su nariz por la zona interna de su muslo derecho, tan cerca, pero a la vez tan lejos de ese lugar que ha empezado a implorar por su cautivador toque. Es un desgraciado en toda la definición de la palabra, porque ahora que ya se ha encargado de encender la llama, ha tomado la deliberada y desesperante decisión de juguetear alrededor, manteniéndola en la línea de la exasperación con cada beso y caricia que deja en su dermis de manera aleatoria. Infeliz.
— Sanzu...
— ¿Hum? ¿Qué pasa? Solo... no permitas que mis cosas te distraigan... — la intenta tranquilizar falsamente, burlón, sin siquiera girarse a mirarla.
— Claro, lo dices como si fuera muy fácil el ignorarte estando ahí metido... — responde la joven, percibiendo como la caliente lengua del pelirosa empapa su piel. Lento. Sin mostrar el menor ápice de querer subir un poco más. Crea expectativa y aviva la tentación, trayendo a la mente de la fémina lascivos recuerdos del pasado que solo hacen que la palpitación entre sus piernas aumente.
De la nada, suspira con falso cansancio. Apoya su cabeza en el rechoncho muslo de Kazumi y la mira de reojo, serio. En un cambio de humor brusco que podría extrañar a cualquiera que no lo conociera bien. Sus cambios de humor pueden ser como una montaña rusa y, pocas veces, puedes ser capaz de discernir con claridad si es real o no, ya que la actuación se le da excelente. Sin embargo, la joven no se preocupa por ello, debido a que lo conoce mejor de lo que cualquier persona podría hacer. Aquello es parte del acto y está funcionando, porque la imagen que le ha otorgado la sacude con fuerza y decide que grabarla en su memoria, es primordial para futuros usos secretos que solo le confesaría a él.
— Oh, ¿en serio? Bueno... Supongo que debo compensarte por las molestias — bisbisea, dejando escapar una ligera sonrisa antes de hundir su rostro entre sus piernas, dando en el punto exacto.
Profundo y lento. Su lengua viaja por todo su sexo en un recorrido de exploración, detallando todo como si fuera la primera vez que da un paseo por ese húmedo paraíso de sabor hipnotizante. Le encanta.
Intentando ahogar un gemido con su mano izquierda, Fukushima se deja caer de espaldas, quedando completamente recostada sobre el sofá y a merced de Sanzu tras recibir lo que tanto deseaba. Se ha entregado completamente, arqueando su espalda y demandado más, asegurándose de que la playera no estorbe el trabajo de Haruchiyo porque eso sería una atrocidad. Su mano derecha se enreda entre las teñidas hebras e, ignorando la televisión que ya solo sirve como un mero sonido de fondo para rellenar el ambiente, se permite disfrutar de las habilidades y lo travieso que puede ser su novio, detalle de él que le encanta. Su espontaneidad en combinación con la poca inhibición que tiene para hacer o decir cualquier cosa, es una debilidad para alguien como Kazumi que es retraída y cohibida, pero que posee esa llama interna de querer ser más salvaje cuando se le da la oportunidad.
— Creí que querías ver el programa, pero no te veo prestándole mucha atención — dice con tono soberbio.
Ella suspira, gimiendo al sentir como los largos dedos de Haruchiyo la penetran en un ritmo constante que no habla de apuros. Va con calma, porque la noche es larga y no tiene problemas en tomarse el tiempo de darle a Kazumi todo lo que quiere y necesita. En realidad, le gusta verla de esa manera. Sonrojada y sumisa, lloriqueando por más. Se le hace adorable. Una imagen que le gustaría enmarcar para colgar en medio de la sala y así ser capaz de admirarla todos los días porque se le hace esplendida.
— Puedo verlo más tarde... Tú solo... No pares, por favor... — pide con la voz quebrada de placer, cerrando los ojos y buscando más potencia, porque siente que lo que está recibiendo no es suficiente para saciar esa hambre que Sanzu se encargó de provocar.
Dejo esto aquí porque el siguiente ya está en progreso. ¿Tiene alguna idea de quién será el que viene? 👀
Gracias por leer 💙
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