GETŌ SUGURU » CHANCE

Contrario a lo que cualquiera que los viera pensaría gracias a las miradas cómplices que comparten sin darse cuenta, aquello no es más que un encuentro fortuito creado por el destino que no para de unir sus caminos sin cesar, dándoles a entender que, después de todo, sí parecen estar destinados a estar juntos ya que las oportunidades y los escenarios predilectos se les son arrojados a la cara uno tras otro sin descanso. Pareciera ser que una fuerza mayor está desesperada por unirlos y, cansados de hacer ojos ciegos y oídos sordos tanto a esta como a la palpable atracción mutua que comparten desde que se conocieron, ambos deciden dar un paso hacia adelante en pro a un beneficio mutuo.

Diana sabe a ciencia cierta que no siempre las casualidades son agradables, pero toparse a Getō dentro del desolado salón de música, lejos de las miradas curiosas de sus conocidos y desconocidos, parece ser un regalo caído del cielo que piensa recibir agradecida.

Las palabras sobran para ambos, o eso es lo que parece ser cuando rompen la distancia que los separa con una urgencia abrumadora. Se lanzan a los brazos del otro y sus bocas no tardan en encontrarse entre sonrisas traviesas. Suguru, sin abandonar su labor de invadir con su lengua la boca contraria, doblegándola, la presiona con su cuerpo para avanzar de espaldas hasta que la espalda femenina impacta contra la pared más próxima. Diana no lo ve, pero es capaz de oír el suave deslizamiento de la puerta siendo cerrada junto a ella, dejando del otro lado a cualquier intruso dispuesto arruinarles la diversión. Tienen poco tiempo. El receso no es eterno y gastarlo dando explicaciones o a la espera de que alguien capte la situación no, está entre los planes del joven azabache y está seguro de que ella comparte su pensar.

Getō suspira bajo el tacto de las manos traviesas que se inmiscuyen con habilidad bajo su camisa, palpando y adorando su marcado abdomen mientras que sus labios se dedican a realizar un seductor recorrido por el cuello ajeno con olor a vainilla. Lame, chupa y muerde en un ritmo autoimpuesto que hace delirar a la chica. Continúa de esa forma hasta llegar al valle de sus senos en donde la blusa le prohíbe el paso. Deposita un beso largo y duradero ahí, en la unión de ambos pechos mientras su muslo derecho se abre paso entre las piernas de ella, presionando dulcemente en esa zona baja que aclama atención.

El primer movimiento de caderas es involuntario y suave, en parte tímido, y eso le saca una sonrisa a Suguru, quien vuelve a subir para susurrarle en el oído.

— Móntalo con confianza, corazón. Estoy ansiando oírte...

Su cuerpo se estremece ante la declaración y el vello de su nuca se eriza con la mordida juguetona en el lóbulo de su oreja. Lo mira y se topa con esa sonrisa suave característica de él. Tiene el cabello alborotado y los labios hinchados, luciendo jodidamente sexy sin siquiera ser consciente de ello, al igual que siempre.

El siguiente movimiento llega. Al tercero, las manos firmes de Suguru se unen a sus caderas para ayudarle en la búsqueda de su propia satisfacción. Los sonidos nacen desde el fondo de su garganta conforme la presión en el vientre bajo aumenta. Si bien aquello no era lo que esperaba, montar el muslo de Suguru tampoco es que sea una mala opción. En realidad, el agradable roce contra la estable y blanda superficie le hacen pensar que podría volver a hacer aquello si la oportunidad se le presenta y, por la expresión de satisfacción que observa en el rostro del contrario mientras monta, le hace suponer que sí sucederá. 

Dedicado a la hermosa drakicy que siempre me apoya y que anda re enamorada de este hombre. Espero te haya gustado, reina 💙

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