30DCC #13
Antes de enseñaros la portada de hoy, dejad que os cuente la historia que hay detrás:
En mi casa había dos perros, Rufino y Cuchi-Cuchi (al segundo le puse yo el nombre... era pequeña, vale?!), que, por circunstancias de la vida que no vienen a cuento, murieron. Luego, una vecina de mi abuelo o algo de eso, nos regaló un cachorro. Lo llamé Oreo (era blanco y negro XD). El muy porculero no paraba de ladrar y llorar por las noches bajo la ventana de mis padres y luego se puso malo, no sé qué pilló... Total, que adiós a Oreo. Y ya no quedaron muchas ganas de tener perro en casa.
Y, entonces, vino él.
Hace... un año y pico (joder, cómo pasa el tiempo), apareció en mi casa un perrito, queriendo meterse en la cocina. Mi madre dijo que había visto entrar antes un coche por el camino, como si fuera a dar la vuelta, pero se metió hasta muy adentro... Raro. Las piezas encajan bastante bien, ¿no? Alguien abandonó al perro y él llegó hasta mi casa.
Como he dicho antes, no queríamos tener más perros... pero él seguía ahí, ladrándonos al principio, estaba asustado, le dimos algo de comer y, a saber cómo... se quedó con nosotros :)
Yo quise ponerle Oreo pero no me hicieron caso XD y, gracias a un psiquiatra que salió en la tele (?, mi madre decidió ponerle Pimpo; Pipo según mi padre y Pimpico pa los amigos XDD
Pimpo llegó, se quedó y cambió la forma en que veíamos a los perros en casa: para empezar, antes estaban con una cadena (qué mal suena decir encadenados...😓), mientras que él se quedó suelto en la placeta (¿la palabra "placeta" la entendéis? XD).
Se convirtió en la cosita hiperactiva que nos recibía al llegar a casa del instituto, tirándose a 'abrazarnos'y dejándome las huellas de sus patitas estampadas en las mallas negras, en un invasor de cocina y un meador de losas XD; una tarde, para que no siguiera a mi madre y a mi hermano hasta la casa de mi abuela, se quedó conmigo dentro de casa y le estuve dando galletas TostaRica. Ahí ya nació un amor entre nosotros pa siempre 💘💘
Como dije en un reto anterior, yo les tenía algo de miedo a los perros. Pero Pimpo, dejándose acariciar y haciéndose querer, cambió eso. Es más, cambió a mi hermano, lo más antiperros que podía existir, que veía a uno al otro lado de la carretera y tardaba na y menos en coger una piedra como para tirársela. De eso pasó a llorar a lágrima viva cuando, a principios del verano, Pimpo se puso muy malo y parecía que se iba a morir (tranquilos/as, que se curó y está perfectamente, corriendo y peleándose medio en broma con la gata, Misi). Eso a mí me movió algo por dentro, en serio.
Pimpo llegó, se quedó y nos cambió, y sigue siendo la misma cosita hiperactiva de ojazos marrones, solo que ahora más grande, y sigue quedándose como hipnotizado cuando se pone panzarriba para que le acaricie la barriga XD
Esa es la historia de esta portada; ahora, os presento a Pimpo ^^
ADVERTENCIA: La siguiente imagen contiene cantidades altamente letales de adorabilidad.
Día 13: Una portada con una foto tomada por ti
Qué cosica, por favorrrr :'3
No hay mucho que decir que no haya dicho antes, solo un detalle de las letras: no sé si se notará, pero tienen como relieve, que lo consigo poniendo el texto un poco transparente y con una sombra muy oscura y muy pegada (me explico de lujo, lo sé).
Y este es Pimpo un tiempo después, para que veáis lo que creció el jodío XD
En resumen, la portada de hoy es el resultado de no tener apenas fotografías en condiciones en la galería del móvil: de la nevada del año pasado (nieve en Murcia, una cosa demasiado épica), alguna de mi graduación, varias tartas, vehículos clásicos en las fiestas de mi pedanía, unas amigas haciendo equilibrios o yoga o a saber lo que era eso... y Pimpo, muchas de Pimpo porque no había huevos a que mirara a la cámara XD
Y ya está bien por hoy... ¡Lametones perrunos para todos/as! 🐕🐕🐕
Rosa Mari
(25/11/17)
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