007: Mina

Tan pronto me lancé sobre la cama el sol volvió a salir y desperté ya parado cerca de esta.

— … No recuerdo haberme levantado.

Mi cuerpo no se sentía descansado, después de todo solo "dormí" diez minutos. Aunque tampoco era un problema ya que apenas iba poco más de una hora dentro del juego. Pero quería descansar este día.

— Bueno una siesta más no hará mal a nadie.

Me acerqué a la cama dispuesto a tirarme nuevamente, sin embargo al intentar echarme sobre esta me resbalé y caí del otro lado. Fue de una manera tan anormal que estaba seguro no fue un descuido mío.

— ¿Pero qué?

Esta vez me senté sobre la cama primero y empecé a recostarme lentamente, sin embargo antes de que mi espalda pueda tocar la cama terminé cayendo al suelo.

— ¡No me fastidies! ¿En serio? ¿Solo porque es de día no puedo acostarme a descansar en la cama?

Maldije un rato entre dientes hasta que tuve una idea, agarré la lana que me sobraba y la puse en el suelo de la base, luego me acosté y pude descansar.

— ¡Ja! Toma esa, juego de cubos, eres mucho más fácil de lo que aparentas —Bufé.

Tal como lo había decidido ese día la pasé descansando mientras dejaba cocinar algunas carnes, el juego no tiene mecánicas de caducidad de alimentos pero quería comprobar algo. Dejé un filete fuera de la casa y esperé hasta que la luna me cubrió con su manto oscuro.

— … Debí suponerlo.

El item desapareció, me sentí muy tonto por intentar el experimento, todavía tenía un poco en el cofre y otro guardado en un horno, todavía podía tener respuestas con eso.

— Apenas sea de día iré a la mina —Me mentalisé mientras me acostaba en los bloques de lana.

Cerré los ojos esperando dormir pero no pasó nada, tampoco es que puedanconsiliar el suelo rápido, solo que para cuando sentía que estaba por dormirme el sol volvió a salir.

— Joder…

De mala gana me levanté y agarré un pico de piedra, salí por otra puerta aquel daba a la entrada de la cueva y bajé, las antorchas a mi derecha iluminaban mucho más de lo que aparentan permitiéndole ver como si fuera luz de un atardecer.

Bajé y bajé hasta que encontré una mena de carbón, no eran mi objetivo ya que no tenía espacio para llevar así que lo dejé pasar y seguí encontrando por fin, a la vuelta de una esquina, menas de hierro.

— ¡Genial! Vengan con papi.

Levanté el pico y quité las seis menas que estaban pegadas. Mis brazos, espalda y cintura terminaron agotándose con eso.

— Este cuerpo, como siempre, es un problema…

Sin energía para seguir decidí dar la vuelta y volver. Con las antorchas a mi izquierda supe en qué dirección volver. Para mi sorpresa mientras regresaba me percaté de varios caminos que antes no había visto y de los cuales se escuchaban sonidos extraños.

La oscuridad era absoluta, tanto que parecía absorver la luz. Algo me decía que no estaba preparado para las minas pero con unas cuantas antorchas supuse sería distinto.

Regresé a casa con mi botín junto con la noche, de tire al bloque de lana para dormir pero fue lo mismo, el día llegó pero no pude dormir.

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