«8»
Miércoles
POV De Emma
La alarma hace de las suyas y me levanto con pereza, arrastrando los pies camino hacia él baño, hoy seria un día pesado.
Cuando termine de bañarme me enrrollo en una toalla, camino hacia mi armario y elijo una falda negra con tablones y un suéter gris de manga larga junto con unas medias negras que se transparentaban pero poco.
Deje mi cabello suelto y no me maquille, me puse mis converse viejos negros.
Camine hacia la cocina y solo tome un vaso de leche, cuando termine me lave los dientes. Camine hacia él botuquin de primeros auxilios y me cambie de venda, me heche un poco de alcohol para que no se me infectara, también observe mis brazos, estos tenias ematomas y algunos rasguños, ¿La causa? Nicolás. Suspire, toque algunos, hice muecas de dolor, mierda todavía no sanaban. Acomode mi suéter para que no se vieran los golpes, guarde algunos libros en mi pequeña mochila para despues colgarla sobre mis hombros y salí de mi departamento, no sin antes cerrar con llave. Me subí al auto de Amanda y esta arranco hacia él instituto.
Íbamos cantando canciones en el trayecto del camino, era muy divertido.
Llegamos y bajamos del carro, fui a mi primera clase, me senté hasta él ultimo.
Mientras él profesor llegaba yo hacía rayones en mi libreta, hoy tendría que ir a la cafetería después de clases.
El profesor llego y empezó la clase, trataba de prestar atención a la clase pero sentía que alguien me miraba así que volte hacia ambos lados y observe a Cameron observándome sin pudor, hice una mueca y dirigí mi vista hacia él pizarron.
(...)
Ya habían terminado las primeras clases, estaba guardando mis libros, con prisa salgo del salón.
No queria toparme a Cameron, de cierta forma me incomodaba su presencia.
Camine rápidamente por los pasillos, pero vi a la estúpida de Karol con su séquito de perras andantes, me dispuse a dar la vuelta pero la estúpida ya estaba a mi lado.
¿Que no se cansa la gente de verme sufrir?
—Hola querida Emma —Dijo tocando mi cabello, la mire mal. Esto de cierta manera me estaba asustando.
—¿Que...quieres?—Dije algo tímida. Tenia algo de miedo.
—Te dije que no te acercaras a Cameron, por ahí me entere que él no te quitaba la mirada de encima, porque le estabas coqueteando maldita zorra —Dijo con desprecio.
¿Yo coquetearle a Cameron? Cuentenme otro chiste, por favor no soy del tipo de chica que le coquetea a cualquiera, se darme a respetar. Y si Cameron no me quitaba la mirada de encima es porque a la mejor estoy bien fea.
—Yo no hice nada, deja de decir esas cosas de mi. No soy tu para andarle coqueteando a cualquiera —Dije enojada, Karol me vio enojada y levanto su mano para darme una cachetada.
Cerré los ojos esperando el golpe, no era de las chicas que se sabían defender a golpes, tal vez de palabras si pero de golpes no. Él golpe nunca llego y eso me dio más miedo, abrí los ojos lentamente y vi a Cameron sujetando la mano de Karol, estaba casi lastimándola.
Cameron tenía su mirada fría en ella, y ella soltaba chillidos de dolor. No lo podía creer, Cameron Dallas él chico malo y frio del instituto defendiendome, parpadee varias veces.
—Cam cariño —Dijo Karol y Cameron soltó su mano bruscamente, se posicionó delante de mi.
—No me llames así Karol —Dijo Cameron frío.
—Pero Cam, tu y yo somos novios. No entiendo porque defiendes a esta zorra buena para nada —Dijo Karol recorriendome con la mirada, yo solo me limite a bajar la mirada.
—Tu y yo no somos nada Karol, confundes las cosas, solo fue un acoston, jamas andaría con tigo —Dijo Cameron con un tono de voz frío pero con una sonrisa burlona.
Me dolió cuando dijo acoston, pero que esperaría de alguien como él.
—¡Eso no es cierto! ¡Tu dices eso por esa zorra! ¡Por ella! —Dijo apuntándome con su dedo y mirandome furiosa.
Cameron río.
—Acepta la realidad cariño, eres una maldita puta regalada —Dijo Cameron, la verdad eso se escucho muy feo.
«Pero lo tiene merecido»
Cameron me tomo del brazo fuertemente mientras que yo chillaba de dolor, me estaba apretando en donde tenia los moretones.
—Sueltame, me lastimas mierda —Dije con miedo, me estaba apretando demasiado. Cameron se detuvo y me vio frío, después me tomo del brazo y elevo mi manga dejando ver mis moretones y rasguños, trague saliva.
—¿¡Quien mierda te hizo esto!? —Dijo enojado apuntando mi brazo. Mordi mi labio, no sabía que decirle.
—Yo...yo...me caí —Dije nerviosa. Cameron me miro enojado.
—¡Si claro Emma! —hablo sarcástico — esto se hace por recibir agresiones físicas, porque si te hubieras caído solo habría uno, pero no hay muchos en tus brazos, al igual que rasguños —hablo frío. Yo baje la cabeza, Cameron suspiro.
—Came...—Iba a decir algo pero Cameron me interrumpió.
—No digas nada, ya me voy —Dijo frío y se fue sin que le haya dicho un gracias.
Tal vez otro día le agradezca, estoy muy afligida, camine hasta la cafetería, me sente en una mesa alejada de todos, necesito tranquilizarme, la escena de hace rato me estaba volviendo loca, además de que no he podido dormir bien, estos días he tenido pesadillas.
—Hola Emma —Dijo Amanda sentándose conmigo junto con dos bandejas de comida.
—Hola Amanda —Dije con una sonrisa, me ofreció una bandeja y la acepte.
—Emma, lo siento mucho pero ahora no podre llevarte hasta tu casa, mi abuela esta enferma y tengo que cuidarla —Dijo Amanda triste, pero que linda amiga me he conseguido.
—No te preocupes Amanda, te entiendo pero como quiera no voy a ir a mi casa, iré a la cafetería para conseguir trabajo. Gracias por preocuparte por mi, enserio. Y espero y que tu abuela se mejore —Dije con una sonrisa, y la abraze.
—Muchas gracias Emma—Dijo y empezamos a comer entre platicas.
Le conté sobre lo que paso hace rato y Amanda no lo podía creer, le dije que era cierto y ella me aconsejó que tuviera cuidado con Cameron.
(...)
Ya era hora de la salida, tome mis cosas y me espere a que salieran todos, no quería que me aplastaran.
No me he topado a Cameron para poder agradezerle, sera mañana, sujete mi mochila con fuerza. Salí del salón no sin antes despedirme de Amanda y desearle suerte con su abuela, dijo que esta semana no iría a trabajar en la cafetería porque tomo vacaciones, queria estar cerca de su familia y su abuela, cosa que es muy buena. Me hubiera gustado tener una familia como la de Amanda, así de unida.
Las calles estaban algo habitadas, pues claro era tarde y él día estaba en su mejor punto. Después de caminar como media hora llegue sana y salva a la cafetería, le pregunte a una muchacha si estaba su jefa y me dijo que si, estaba en su oficina.
Temerosa camine hacia su oficina...
¿Y si no me aceptan?
¿Que haré?
Ya no tengo dinero y esto es mi única salvación.
«A ver Emma se positiva, esto no es él fin, se positiva», me repetía a mi misma.
«Se positiva»
Estoy nerviosa, jamas había pedido trabajo. Toque la puerta y se escucho un "pase".
—Buenas tardes. Venía para checar si usted podía darme trabajo, en verdad lo necesito y soy buena para recibir ordenes —Dije con mis manos sudorosas. Lo que aprendí con Nicolás fue a trabajar y que me diera ordenes, él me daba una orden y la tenia que hacer o si no me golpearía y no me daría de comer. En cierta parte fue bueno -Eso creo, siempre hay que verle él lado positivo a las cosas- pues me hacia más responsable.
La señora estaba debatiéndose en darme si si o si no él trabajo.
—Esta bien. Pero empiezas desde ahora, ¿esta bien? —Dijo con una sonrisa, si me dieron él trabajo, gracias a dios.
—¡Claro! —Dije entusiasmada.
Deje mis cosas en un pequeño armario y me puse mi uniforme, empecé de mesera.
(...)
Ya pasaban de las doce, me quede ayudando a Irma, así se llama mi jefa. Dijo que si la ayudaba a limpiar y hacer unas cuentas me daría paga extra, y eso es lo que necesito, dinero.
Así que acepte, pero ahora es muy noche y hace frío. Y yo traigo falda, ahora es cuando me arrepiento de traerla. Las calles estaban demasiado oscuras, iba a llover, las nubes estaban grises.
En la tarde estaba bonito el día y ahora esta una mierda.
Para llegar a mi departamento tengo que pasar un callejón pero se escuchaban voces, con temor camine hasta ahí. Logre observar que estaba una pandilla de borrachos, ahí no. Esto me traía recuerdos, de cuando Nicolás traía a sus amigos borrachos y tenía que esconderme para que no me hicieran nada.
«Tu puedes Emma»
A paso temeroso camine por él callejón pero no podía faltar sus groserías.
—Hola chiquita —Dijo un señor que parecía de unos treinta y algo, me miraba de arriba a abajo, no pude evitar llorar.
Odiaba ser tan débil, pero la vida me hizo débil y no había marcha atrás.
—Vamos a divertirnos —Dijo otro, de pronto sin darme cuenta ya tenia a cuarto hombres rodeándome, no puede ser.
—Por...por favor no me hagan nada —Dije susurrando y con lágrimas.
Estaba llorando, me sentía enferma y eso que solo me veían, de pronto siento que me empiezan a tocar.
—¡Dejenme! —Grite tratando de salir de ese maldito callejón. Pero los hombres fueron más rápidos y me tomaron de los brazos, forcejeaba pero no podía safarme de su agarre.
—¡Quedate quieta! —Dijo él líder dándome una cachetada, gemí de dolor.
Esto solo me pasaba a mi, mi vida era una mierda, desearía estar muerta.
—Dejenme...—Dije débil, un chico se acerca con una jeringa en la mano, lo mire asustada.
Me iban a drogar y que iba a hacer de mi.
Grite y grite pero nadie me escuchaba, aquel hombre puso la jeringa en mi cuello y después de eso mi vista se nubló y vi todo negro.
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