Capítulo 2. Busca una forma de amar

Atsushi había buscado hasta el cansancio una manera de salir y no, la única era por la puerta, cansado termino durmiéndose frente a la puerta, pues había pasado dos horas intentando descifrar el código de la puerta, con la llegada del azabache serio al verlo agotado, eran casi las cuatro de la mañana cuando llego, - Rashoumon – llamo, su ropa materializo, tomo al albino y a paso lento llegaron a la habitación, Atsushi seguía dormido, para eso, el azabache aprovecho, bien había dicho que quería revisarlo, quito el suéter del chico, su corto short y medias – así que te lastimaron – menciono molesto – había ordenado que te quería sin heridas y limpio – dijo molesto. El azabache salió de la habitación, su llamada iba a ser muy estruendosa.

Atsushi estaba despertando cuando lo notó, el azabache estaba a su lado, se sorprendió primero haciéndose hacia atrás y con ello cayendo al suelo, dejo el suelo para sentarse y tallar su espalda, sus ojos se llenaron de sorpresa, incluso frustración... llevaba otras ropas, completamente diferentes, estas eran más amplias, una camisa grande y larga, y no sintió nada por debajo, abrazo sus propias piernas, se quedó allí sin moverse ni hacer algo, con unas dos horas después el azabache despertó y aunque lo busco no lo hallo hasta que se asomó al otro lado de la cama, allí seguía en el suelo – Jinko ¿Qué haces allí? – Pregunto y el albino le evito la mirada – te dije que dormiríamos juntos y eso implica despertar juntos – dijo molesto pero una vez más no tuvo respuesta – te dije que hablaríamos hoy – menciono molesto – Rashoumon

Atsushi vio aquella tela negra cobrar vida, grito de primera instancia y de segunda, corrió, Rashoumon lo había tomado rápidamente, Atsushi intento zafarse de ella, estaba asustado, la tela le dejo encima de la cama, Atsushi temblaba por aquel suceso – se llama Rashoumon – menciono el azabache al ver al albino temblar - ¿has oído de los humanos con habilidades especiales? Pues soy uno, es por eso que en la mafia se me solicita, mi Rashoumon es voraz e implacable – sonrió ligeramente – pórtate mal y te devorará – menciono haciendo a Rashoumon envolverlo ligeramente no le toco ni le apretó, solo grito a su alrededor y Atsushi volvió a gritar para autoprotegerse – pórtate bien y él será bueno contigo – sonrió el azabache – entonces ¿hablamos?

― S-si – respondió Atsushi temeroso

― Lo vez, eres buen chico – sonrió Akutagawa

― Ahora dime ¿te gusta el lugar?

― E-e-es li-lindo – respondió una vez más con miedo

― No respondas con miedo, hazlo natural – ordeno el mafioso y Atsushi trago saliva, desactivo a Rashoumon y vio como el albino se relajó un poco – bien, ¿quieres algo en especial?

― ¿po-por qué me tra-trajo a mí? – pregunto Atsushi por fin y el azabache lo miro serio

― Me gustaste – dijo claro y sin ningún reparo – eras el único que se veía diferente en el catálogo, simplemente por eso, si eres buen chico no te mataré

― Entiendo...

― ¿Por qué tienes tantas heridas?

― Yo...

― ¿intentaste huir?

― To-toda mi vida señor

― Ya veo, algunas dañan tu piel, es una lástima ya que tienes piel suave – menciono y el albino se cubrió a el mismo – no te toque, solo te cambie, no le veo el sentido a hacerlo si no estás consiente

― ¿seré su concubina?

― Por el momento, si no eres desobediente ni intentas escapar, podría concebirte el matrimonio

― ¿tengo que quedarme siempre?

― Te compre, eres mío – se quejó molesto - ¿Qué más quieres?

― Ser libre...

― Puedes tener una falsa libertad si obedeces – menciono – puedes salir y hacer lo que quieras, pero siempre debes volver a esta casa y serme fiel

― Co-comprendo...

― Ahora sigamos, hay que aprovechar que tengo permiso

― ¿permiso?

― Si, dos días para estar juntos – menciono el azabache para tomar la muñeca del albino – y conocernos

Atsushi trago saliva, bajo la cabeza y sintió como aquellas manos heladas acariciaban su cuello y espalda, sintió como su camisón era alzado y su cuello besado, estaba por entrar en un shock, apretó los ojos, mordió sus labios, solo debía ser obediente un poco y obtendría su libertad, solo le bastaría con salir una vez para escapar y jamás volver. El azabache lo recostó en la cama, Atsushi se sentía nervioso, asqueado

Akutagawa lamia sus pezones, le hacía sentir el éxtasis y eso solo le hacía sentir peor, ¿Cómo sucumbía a los placeres que un mafioso le daba? Sintió una punzada cuando un dedo entro y grito fuerte cuando el segundo entro, le estiraba y acariciaba por dentro ¿Qué tipo de situación era esa? Habían golpeado su piel, atravesado su piel, mañugado su piel y quemado incluso tanto con frio como calor pero por dentro era una sensación que no podía evitar, una sensación de dolor pero era más el placer...

Miro fijo los ojos oscuros de su dueño, lo miraba fijo y decidido, acerco sus labios a los del chico y le beso, una nueva sensación invadió a Atsushi, sintió como la lengua lamia sus labios y la timidez invadió su cuerpo nuevamente, el de ojos oscuros se separó ligeramente y lo está vez hablo – abre la boca

― Sé si-siente extraño – menciono el albino

― Si me obedeces lo sentirás mejor

― Se-Señor A-Akutagawa... es-estos tra-tratos...

Akutagawa aprovecho las palabras de Atsushi para besarlo una vez más y esta vez dejando entrar su lengua, bien dichas fueras las palabras del azabache pues Atsushi aun cuan extraño, se dejó guiar con la lengua del mayor, enbortizado por la distracción no sintió como el mayor saco sus dedos y colocaba su gran miembro frente a su carnoso anillo, Atsushi aun tembloroso se permitio acercar sus manos a los brazos del mayor, su cuerpo temblaba y se aceleraba, actuaba por si mismo, quería apretarlo y sentir esa sensación más suave... Sus ojos se expandieron en grande y un grito dejo salir, el azabache había entrado y con ello, no solo apretaba al mayor, también le había rasguñado por el dolor. Akutagawa chasqueo la lengua, más permitió al menor hacerlo, sus signos de dolor e inexperiencia solo le daban a entender que efectivamente era virgen y ahora suyo, por lo menos cumplieron una de sus peticiones y momentáneamente se arrepintió de haberlos matado a todos anoche... Nah.

Sus embestidas llegaron al pequeño chico, dejándole gritar, gemir y patalear, la sensación era idéntica a la de morir y vivir al mismo tiempo. En cuanto lograron terminar, el azabache sonrió al ver el cansancio del menor, lo dejo reposar y descansar, acaricio su cabello mientras tanto. – has sido el primero en entrar en está habitación – menciono alegre – espero te quedes por siempre... Atsushi – le llamo y aunque el menor dormía sonrió – más tarde te enseñaré todo lo demás.

Sí fue correcta su idea, el azabache no escatimaba en nada, ni perdía el tiempo, en cuanto Atsushi despertó, le hizo tomar un baño, y vestirse con las ropas que había comprado, está vez había sido un conjunto de overol y una playera blanca, le indico a Atsushi sus comidas favoritas y horarios, también le presento a los miembros del condominio, entre ellos un castaño y un pelinaranja, demasiado habladores para su gusto, pero debía ser obediente y escuchar, pues además de todo eran los jefes de su dueño. Aprendió rápido, día tras día vestía, cocinaba y esperaba todo para Akutagawa, pronto el azabache le dejo salir solo a hacer las compras, aunque en su primera salida notó que Chuuya le seguía, compro lo necesario y volvió a casa.

Día a día encontraba algo nuevo, aprendía algo nuevo y analizaba algo nuevo, los años fueron pasando, Atsushi abandonaba la idea de huir ¿Por qué? ¿Tan difícil era? Sinceramente no, Atsushi ya sabía cómo huir sin ser descubierto, sabía los horarios y los movimientos pero – estoy en casa – escucho

― Bienvenido – sonrió Atsushi desde la cocina, se acercó a la puerta y abrazo al azabache – hoy llegas temprano

― Si, termine antes para poder verte – menciono besando la cabeza del albino y esté sonrió

― Ryu, hay té de granada, y estoy por terminar la comida, por favor lava tus manos

― Está bien, pero me gustaría ponerme cómodo

― Si – sonrió Atsushi – dejo ropa cómoda en la cama – menciono alegre

― Atsushi realmente haces más de lo que deberías

― ¿hacer más? – pregunto el albino confundido y sonrió – simplemente... me encanta estar aquí – dijo sonriente

Así era pues, Atsushi dejo de ver la casa como una prisión, se dio cuenta que todo lo tenía, y sus ojos se iluminaron un día que desobedeció y entro al despacho de Akutagawa, su comprador había estado solo toda su vida y perdido a su familia, no eran tan diferentes, pronto Atsushi miro a Akutagawa más como un compañero, alguien en quien apoyarse, estando ambos solos en la vida, poco a poco pudieron acercarse el uno al otro y así fue como Nakajima Atsushi se fue enamorando

Era una tarde normal, Akutagawa estaba trabajando, Atsushi leía en la biblioteca que tenían, no pudo escuchar el elevador y mucho menos el bullicio, de repente la puerta se abrió y Atsushi se asustó, digo, estaba solo obviamente se asustaría. Era Rashoumon quien había abierto, y Atsushi sonrió – Rashoumon ¿Qué haces aquí? – pregunto divertido una vez que se calmó. Se levantó y fue con la tela, le siguió hasta el pasillo de entrada - ¿Ryu? – Pregunto sonriente y escucho como soltaron bombas de confeti encima de Atsushi y miro confundido la situación, en medio de todos estaba Akutagawa - ¿Ryu? – pregunto y el azabache sonrió

― Jinko, llevamos juntos 3 años

― L-lo ha-hacemos – dijo Atsushi mirando a Dazai y Chuuya sonrientes - ¿qu-que pasa?

― ¿recuerdas las reglas que te dije cuando comenzaste a vivir aquí?

― S-sí, no podía huir, serte fiel y

― Si, si, ahora no necesito que las digas – dijo el azabache – te dije que si eras obediente te concedería el matrimonio ¿no? – menciono y el albino lo miro sorprendido – Nakajima Atsushi, sinceramente creo que debería pedirte si tú ¿me concederías tu mano en matrimonio? – pregunto y el albino se sonrojo miro al castaño y al pelinaranja

― Ryunosuke, siendo sincero... durante los primero seis meses en esta casa solo busque una forma de huir, obedecía solo para poder salir solo, llegue a esta casa con la esperanza de ser libre, de escaparme... - Atsushi se acercó a Akutagawa y le abrazo tiernamente – ahora todo lo que quiero es estar a tu lado... eternamente Ryu

― ¡Tendremos una boda! – grito Chuuya y Dazai le siguió en la celebración

Akutagawa sonrió mientras besaba la frente de Atsushi y este devolvió la sonrisa – hubiera deseado encontrarte antes Jinko

― Aaish que no me llames Jinko – se quejó Atsushi y los tres chicos comenzaron a reír

Era cierto, Atsushi ahora era parte de la gran familia de la mafia, y pronto, eso sería oficial, los días siguieron, la boda también, y no, Atsushi no escapaba de nada, pues era libre, salía a donde quería, viajaba siempre que quería, estaba siendo con el chico que le libero, estaban realmente felices juntos, era era simple y más sincera verdad. 


Fin.

¡Gracias por leer!

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