ELLA Y ÉL

El lugar estaba atestado de gente, la campana de la puerta no dejaba de sonar cada vez que entraba un nuevo visitante. Había mucho alboroto y tan solo era las 9 de la mañana, ella esperaba que después de que todos fueran a trabajar el local se vaciara y poder leer en paz.

En el mostrador estaba el pobre joven de un lado a otro recibiendo y entregando pededidos. Las personas chocaban entre sí a la hora de salir y entrar. Pero ella se olvidó del mundo por completo, se sentó en la última mesa, se coloco sus ipods, saco su libro y comenzó a leer para si misma.

No se había  dado cuenta que tiempo pasó leyendo, miro a us alrededor y ya todos se habían ido. El joven estaba cansado y tenía más tiempo para respirar, habían dos mesas llenas nada más y por el cristal los rayos del sol penetraban. Por fin había paz.

-Hola señorita, desea algo - dijo el joven tocando el hombro de la chica, ella se quita sus ipods y hace una seña para que el chico vuela a repetir
-¿Qué desea?.

-Ponme un café por favor - le contesta ella con una sonrisa sincera en su rostro, el chico asiente dando su espalda a buscar la nueva orden.

El local era una presiosura, ella tubo la suerte de encontrarlo. Todo estaba muy rústico, la barra era de madera completa, lámparas blancas y sencillas cuelgan del techo, la puerta y la ventana son de cristal, en la entrada principal hay un cartel grande con lo que ofertan, más unos cuantos dulces de chocolate en vidrieras. Está adornado sencillo, se aprecian cuadros en las paredes, afuera también hay pequeñas mesas para pasar el rato, pero adentro es más cálido y acogedor.

Después de unos tres minutos, le traen su pedido junto a unas deliciosas galletas de chocolate, ella agradece con un acentimiento de cabeza mientras sonríe. De vuelta a su lectura. Ella se compró ese libro en una biblioteca que queda cerca de su casa allá en Londres; le dijeron que era de un nuevo escritor, y se puede decir que hoy por hoy se lo ha leído unas ¿5 veces?. Hace ya tres días vino a  Alemania, por asuntos de familia, vino a visitar a su tío abuelo.

Deja su lectura de lado un momento para pedir más galletas y otro café. Desde que empezó en la universidad, es adicta al café. La campana de la puerta suena de nuevo en el momento que ella se vuelve a sentar satisfecha con lo que pudo conseguir.

Al otro lado del local se encuentra un joven con gafas leyendo un libro, al igual que ella prefiere que el local esté en silencio. Despega su vista de su libro y ve a la chica que está al final, al esta levantarse reconoce el libro que lee y eso hace que sonría.

Ella agarra su libro y sigue con su lectura, mientras que pequeños ciscos de galletas caen en su camisa azul celeste.

-"Los que se sientan solos, toman café y leen un libro en un lugar apartado, les falta aventura" - escucha a sus espaldas, ella sonríe y él sabe de lo que habla.

-"Las personas que buscan conversación sobre un tema que no saben sufren de autofobia" - ella habla girandose, para encontrarse con un chico alto, castaño de ojos negros, ella se queda embelesada mirando sus ojos mientras le sonríe.

-"Que tu sonrisa sea de verdad, que no esconda ningún dolor tras de ella"  -  ella niega y hace que su sonrisa sea más grande.

-Veo que lees mucho y que tienes buen gusto - habla ella y él sonríe, él le hace un gesto de que si se puede sentar a lo que ella asiente - Un placer Amybeth Clarke.

-Wyatt Morgan - se saludan dándose la mano - Tu nombre es raro ¿De  donde es? - pregunta el muy curioso, a lo que ella alsa sus hombros.

-Tu nombre no se queda atrás tampoco - Le dice ella, mientras el sonríe - Veo que ya leíste "Lo raro de la vida".

-Si, es un buen libro, me gusta cada frase que dice y es, como decirlo "¿raro?".

-Sin duda, yo me lo he leído una cuantas veces ya, y a decir verdad, espero que no me tomes por una come libros - dice ella en forma de broma.

-Beth, ¿te puedo llamar así verdad - le pregunta a lo que Beth asiente - "Leer te lleva a ver lo más maravilloso del mundo, te permite conocer al escritor y sus gustos ."

- Lo malo es que la persona que escribió esto lo hiso de manera anónima - réplica ella triste de verdad.

No hay nada mejor para ella que un buen libro, un buen café y poder conocer al escritor en persona de sus libros favoritos.

-Si es una lástima - dice un entristecido chico.

-Bueno creo que ya es momento que me vaya, tengo una comida que me espera - dice ella recogiendo todas sus cosas a la par que ambos se ponen de pie - Si te apetece mañana a la misma hora aquí, para charlar otro rato más, claro si quieres.

-Me encantaría, así que mañana a la misma hora.

Ella asiente sonriente, se cuelga la mochila al hombro y sale corriendo del local, llega al pequeño parqueo que hay frente al café. Se peina su corto cabello negro, para colocarse un casco, mientras que se sube a su Honda  haciendola  rugir. Todos a su alrededor la miran y más el chico que está con la boca abierta en la entrada.

Paso una semana y los chicos seguían encontrándose a la misma hora en el mismo lugar, hablan de libros y sobre sus vidas para conocerse un poco mejor. Amybeth estaba super feliz, había encontrado a alguien que le gustara lo mismo que a ella, ya que donde vive su grupo de amistad es más de  fiestas que de libros .

Wyatt sentia paz, ya era tiempo que se tomara una breves vacaciones de su trabajo, necesitaba descansar y conocer a esa chica bella de ojos oscuros le facilito las cosas.

Esta vez se sentaron en las sillas de afuera, era una mañana estupenda y hacia un poco de frío, el clima que le encanta a Beth, mas a Wyatt le gustaba más el calor, estar sentado frente a la chimenea, tomando café caliente mientras toca un poco de guitarra.

-Hoy el día está estupendo - habla ella mirando para el cielo.

-Para ti estará bueno, yo lo odio - dice él acurrucandose en su abrigo de lana negra. Ella rie mientras niega con la cabeza, él la observa, como se lleva su taza de café a los labios y antes de probar sopla un poco, el humo que sale indica que está caliente;pega sus labios al borde y da un pequeño sorbo, a la par que hace mil muecas porque está caliente. Él ya se acostumbro a ver su mueca ya que siempre le pasa igual. Y es una cosa que ella no nota, que lo hace con toda la inocencia que hay.

-Sabes una cosa que me fije - dice ella dejando su taza sobre la mesa y mirándolo a los ojos, él se rubirisa un poco por como lo mira ella - Tus ojos son negro espejo.

-¿ Y eso es malo? - pregunta él,  a lo que ella niega repetidas veces.

-Eso me encanta - susurra, pero consiguió que él lo escuchara, a lo que le responde con una sonrisa - Es verdad, cuando te miro a los ojos, veo mi reflejo en él. Se que si te acercas a cualquier par de ojos siempre verás tu reflejo pero...... - Ella vuelve a mirar directo a sus ojos y sonríe - Pero los tuyos son espejo, me encanta no poder ver tu pupila y ver mi reflejos en ellos.

Las horas pasan entre risas, anécdotas y cafés, muchos cafés. Al despedirse intercambiaron números y ella sabía la razón del porqué.

Pasaron dos días, el día está pésimo como para salir y ella decidió quedarse en la habitación del hotel; sentada en la ventana, con los pies por fuera y releyendo el libro ota vez.
Mientras él descansa sobre su sillón en su enorme biblioteca, con un par de medias azules, un chandal negro y su abrigo, todo muy calentito, mientras usa su teléfono, indesiso si llamarla o no.

Se me olvidó decirte mañana me voy de regreso a Londres.

Recibe él un mensaje de ella, algo dentro de él extralla ¿que será? Que pasa? ¿Por qué me siento así?  Piensa él asustado.

Cómo así, porque no  me avisastes con tiempo. ¿Pasó algo malo?

Él estaba impasiente por qué le respondiera, sus manos temblaban y ya se le había quitado el frío. Mientras que ella bajó de la ventana, se acostó entre sus mantas calentitas mientras con nerviosismo escribía una respuesta.

No pasó nada malo, yo vine por pocos días, y ya llegó el momento de partir.

Ahora si Wyatt sintió como se le derrumbaba todo, no puede creer que todas las novelas de amor que él leyó se estén haciendo realidad.

Pero no te preocupes, vamos a estar en contacto y talves otro día pueda regresar y también me puedes acompañar temprano en la mañana al aeropuerto.

Algo dentro de él sabia, que ella no iba a regresar jamás, pero ella si sabía que haría todo lo posible por volverse  a encontrar.

Esta bien mañana temprano te paso a recoger para acompañarte.

Y así llego el final de la conversación, ella le mandó dos emojis de besos, mientras que el ponía un corazón.
Llegó la esperada mañana, ya iban juntos en el taxi para el aeropuerto, ella miraba por la ventanilla, él repasaba su rostro de nuevo. No la iba a olvidar jamás. Llegaron al aeropuerto y llegó la hora de la despedida, ambos se miraron a los ojos y tenía lágrimas de alegría.

-Te prometo que nos volveremos a ver - habla ella mientras que se separa del abrazo.

-Eso espero - dice él un poco triste, ella le alsa el rostro y une sus labios con los de él en un beso inocente - Recuerdame siempre - dice y saca de su mochila el  libro que los unió y de ahí saca un marca libros y se lo entrega - Esto para que no te pierdas mientras lee.

-Gracias - agradece ella mientras lo toma, es una foto de ella en el café, lo mira impresionada  cuando le abra tomado esa foto. El parlante del aeropuerto suena anunciando su vuelo. Ella lo abraza, coge su maleta y sale caminando sin mirar atrás.

-No huyas de la realidad - grita él, ella sonríe para si misma y se voltea.

-Sólo me voy a escapar unas horas - grita ella enseñándole el libro que tiene en sus manos - Recuerda que así es como único escapo.

Ella sigue su camino, mientras que él mira su espalda. Nunca miro atrás.

Afuera está nevando y hace un frío invernal. Wyatt se encuentra tras su mesa de trabajo en la biblioteca, con su laptop encendida. A su lado tiene una café, que le sale humo, tiene la calefacción puesta y las cortinas abiertas. Mira hacia afuera como la nieve cae sobre la hierba, mira a la pantalla y abre una carpeta llamada "secreto"

Fija su vista en la única carpeta que hay, llamada "Lo raro de la vida" su más reciente éxito, sonríe al recordarla, ella que amaba leer y también le encantaba vivir al máximo en su moto.

Abre un nuevo documento World, vuelve a mirar por la ventana y sonríe, baja su vista al teclado y escribe "Escapando de la realidad"

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