(7)- Locura.
Zhandou se encontraba caminando, su siguiente objetivo son ciudades y ciudades, preguntando por su lejano enemigo Oogway.
Ya había dejado rastros de él en varios pueblos y ciudades, mucha gente lo vió y obviamente ya sabrán de el peligro que representa.
"Para qué preocuparse, nadie me vencerá fácilmente" pensaba para sí mismo. Buscaría y buscaría hasta encontrar a Oogway, le guardaba un rencor incontrolable, años y años atormentándolo.
...
Era una mañana tranquila en el Valle de la Paz. Po se había levantado más temprano que todos, le gustaba meditar y pasar el tiempo tranquilo, sin preocupaciones.
- ¿Tan temprano, Po? - Pregunta Shifu, que había aparecido de la nada, sorprendiendo a Po.
- Hola, maestro. Iré a meditar, ya sabes.
- Cada día estás más preparado, sigue así Po. Oogway te heredó el báculo, la fuerza de poder defender el pueblo, la sabiduría que abunda dentro de tí. Veo mucho futuro, Oogway está orgulloso de tí.
- Gracias maestro. Nos vemos.
Últimamente todos lo felicitaban a él, siempre le decían cosas bonitas. Apreciaba eso.
El lugar perfecto de Po eran las semicuevas, Shifu le enseñó la paz interior por primera vez allí. Desde entonces, medita cada día, mejorando y avanzando hacia la luz que termina su camino.
De repente, escucha un ruido proveniente desde el tejado del Palacio. Al mirar hacia arriba, ve una cola, que desaparece rápidamente. La duda abunda en él, así que decide seguir a quien sea que esté allí.
Corre y pega un gran salto, escala las paredes y ya está en el techo del Palacio. Mira hacia todos lados, no hay nadie. "Qué raro" decía, estaba desconcertado, ¿quién estaba allí? Como sea, no podía permitir que haya algún especie de espía en el Valle, debía de encontrarlo.
Sigue buscando, va hacia cada esquina del tejado, sin lograr hallar lo que buscaba. Su oído le ayuda a captar cada movimiento de aquel individuo.
- ¿A la derecha? - Observa a su lado, no hay nada. - ¿A la izquierda? ¿Arriba? ¿Abajo? - Po escuchaba pasos por todos lados, no sabía de dónde provenían.
Los pasos cesaron, haciendo al ambiente con más suspenso.
- El que quiera que esté escondido, ¡salga ya! - Advertía el panda.
Nadie salía, nada, ni las almas se aprecian a pasar por allí.
- ¿Me estabas buscando?
Po se da la vuelta rápido, pero recibe un veloz golpe que lo hace caer del techo al suelo.
El impacto con el piso ha sido fuerte, ha quedado aturdido, aunque en un par de segundos pasa.
Po observa hacia el techo, ve a un hombre parado, tiene túnica totalmente negra, pantalones y bandana, que cubre totalmente su rostro.
- ¿Quién eres? - Pregunta el panda, mientras intenta levantarse.
- Prefiero no responder esa pregunta.
Aquel hombre desconocido salta en dirección a Po, alzando una lanza con filosa punta.
El panda reacciona, esquivando por los pelos aquella lanza. Se reincorpora e inicia una batalla. Po demuestra superioridad, conectándole varios golpes en el rostro, desarmandolo. El sujeto, ya sin su arma, intenta golpear a Po, pero éste bloca cada uno de sus ataques.
- Peleas bien, muchacho - Decía aquel hombre, que estaba recibiendo una buena golpiza del panda.
Po, ya cansado, decide utilizar una técnica que la aprendió de Tai Lung. Po se prepara, espera, apunta y le conecta 4 golpes en el pecho, cada uno en los nervios, inmovilizando al hombre.
- ¿Qué me haz hecho? - Cuestiona el villano, sin poder moverse debido al ataque de los nervios.
- ¿Quién eres? ¿Y por qué me atacaste?
- Nunca lo sabrás. Después de todo ya mi objetivo se cumplió.
La intriga abunda en Po, ¿objetivo? No entendía, pero aquel sujeto que lo atacó, iría a prisión y sería interrogado.
- Bien, es hora de que vayas tras las rejas.
Po llevó al sujeto a la cárcel, la misma a la que había llevado a Zhen. Una vez encerrado, avisó a Shifu, que no dudó en prepararle un turno para la sala de interrogación.
La identidad de aquel sujeto fue descubierta; no se sabía su nombre, se negó a darlo, pero sabemos que es un lobo, robusto, de altura mediana. Detrás de la túnica negra que lo cubría yacía una armadura de hierro puro, con aspecto muy medieval, aparte de una espada. Le preguntaron el por qué de su visita, simplemente respondió con "la verdad sale a la luz con el tiempo". Sin más, lo devolvieron a la cárcel, lo mantendrán allí lo necesario.
Todos los amigos de Po ya se habían levantado, tomaron el desayuno y fueron a entrenar al salón de formación. Como siempre, Shifu los observaría, y cada mínimo error que tuvieran, el maestro les corregirá.
Así pasaron un par de horas, más de uno se llevó un enfado del panda rojo, pero aprendiendo de cada error.
El entrenamiento de la mañana ha terminado, ahora se bañarán, descansarán y volverán a entrenar, una rutina.
- ¡Alumnos! - Grita el maestro.
Todos acatan el llamado, parándose firmemente y agachando la cabeza en señal de respeto.
- Me parece que es tiempo de un cambio. Ya se ha hecho repetitivo el mismo método de entrenamiento, es hora de probar algo nuevo - Anuncia.
¿Nueva forma de entrenar? Todos estaban con dudas y emocionados, ¿cómo entrenarán ahora?
- He buscado e investigado en pergaminos de cientos de años de antigüedad, vi muchos, cientos de métodos. Y sólo hay uno que les servirá - Cuenta Shifu, los demás escuchan atentamente - Éste entrenamiento les hará ser más rápidos, corriendo, atacando y defendiéndose; obtendrán más fuerza y resistencia, nada ni nadie los parará.
- ¿Y qué haremos? - Cuestiona Zhen, que está impaciente. Ya quiere saber de que forma entrenarán.
- Lo primero: una vez se levanten, vendrán aquí, a la entrada del palacio, darán 65 vueltas alrededor del pueblo, sin parar, el primer paso - Explica.
¿65 vueltas? Los demás pensaban que no sería tan difícil. Pero para guerreros como Po, sería complicado.
- Su segundo paso será subir las escaleras, una vez hecho eso, harán 120 abdominales, seguido de 80 lagartijas. Al instante de terminar la serie, bajarán las escaleras y volverán a dar 65 vueltas al pueblo. Así pasarán todo el día, tendrán 2 horas de descanso una vez llegada la noche - Finaliza Shifu.
La sorpresa abunda en los rostros de todos, inclusive para Tigresa. ¿65 vueltas, 120 abdominales, 80 lagartijas, volver a hacerlo en bucle horas y horas? Estaban devastados de escuchar la noticia.
- Comenzarán mañana, así que preparen su físico, y muy importante, mantenerse calmados. El poder de su mente representará sus resultados, fijenlo en su cabeza. Nos vemos, alumnos.
- ¡Si maestro! - Gritan todos.
Una vez finalizado el discurso, cada uno de los presentes se dirige a bañarse. La suciedad conquistó el cuerpo de ellos.
- ¡65 vueltas! Me quieren ver muerto - Se queja Mono.
- Yo nunca he corrido. Quizás pueda volar, eso me cansa igual - Comentaba Grulla.
Casi todos tenían en mismo pensamiento, "está loco", "no podré con tanto esfuerzo", a excepción de uno.
- A ver, chicos. ¿Qué les pasa? - Pregunta Tigresa, parándose frente a todos.
- ¿Tigresa?
- Con esa actitud no lo lograrán. ¿Qué pensará Shifu si los escucha? ¿Acaso estaría orgulloso de que nosotros no confiemos en nosotros mismos?
Las palabras de Tigresa eran verdades puras, los demás lo sabían.
- Ella tiene razón - Interrumpe Po - Nosotros lo lograremos, ¡mírenme a mí! Ahora mismo Mono debe de estar riéndose porque yo piense que puedo lograrlo cuando solamente soy un gordo panzón, ¿pero qué? Si yo confío en que puedo conseguir completar el objetivo, lo lograré - Po infundía terror, su mirada era serenamente fría, su tono de voz representaba autoridad.
- ¡Mañana lo conseguiremos! No importa lo que hagamos - Concluye víbora, todos celebran, la confianza les llegó con la motivadora charla de Tigresa y la finalización de Po.
- Excelente, Po - Alaba la felina, que mira orgullosa a su amigo.
- Tú me inspiraste a ser inspirador, ¡hehe! - Responde Po con un tono sarcástico.
Tigresa suelta una pequeña sonrisa, los comentarios del panda no la hacían reír, pero aquel forzó a que esboze una sonrisa.
- Tú y yo encajamos, aunque no lo creas. Nos vemos, Po - Despide Tigresa, que se va al cuartel ha pegarse un buen baño.
Po queda sólo, tendría más o menos 30 minutos libres. Entre que sale de la ducha, almuerza, toma tiempo.
...
Zhandou seguía en su búsqueda. Preguntaba por Oogway por todos los pueblos a los que iba, todos les respondían un "no sé nada de él"
Entraba a una ciudad, bastante grande, con muchos edificios de gran altura.
- ¡Ey, tú, identifícate! - Ordena uno de los 5 guardias que custodiaban la entrada.
- No.
La respuesta de Zhandou fue corta pero clara, no daría su nombre.
- No te permitiremos entrar. Necesitamos identificarte - Explica.
- No lo repetiré dos veces, o habrán consecuencias - Advierte.
Zhandou camina, invadiendo el espacio restringido. Los guardias actúan, sus filosas lanzas "Guan Dao" forman una cruz delante, negándole el paso al cocodrilo.
- Un paso más y usaremos fuerza, puedes salir herido - Advierte uno de los guardias.
Zhandou los observa fijamente, 1...2...3, comienza atacando a los 2 primeros guardias que le impedían el paso, desarmandolos y tirándolos al suelo. Los 3 guardias restantes van directo a atacarlo, pero esquiva cada uno de los ataques. En cuestión de segundos, todos estaban desarmados, en el suelo. La mayoría había muerto, aunque uno yacía arrastrándose, intentando pedir ayuda.
- Te advertí que había consecuencias. Mi palabra tiene peso, yo no voy a echarme atrás - Fulmina Zhandou, que le aplasta la cabeza contra el suelo, derramando la sangre y esparciéndose por toda la zona, matándolo al instante.
Él pasa, tranquilo, la única seguridad que había en esa ciudad había sido aniquilada por Zhandou. Habían muchos ciudadanos caminando, unos iban a los comercios, otros paseaban, otros salían con los compañeros de la infancia, etc.
Zhandou comienza a preguntarle a los ciudadanos sobre Oogway, como siempre, la mayoría no sabía nada, pues a pesar de que Oogway fue clave en el Kung Fu, habían algunas regiones que desconocían del maestro.
Todo era lo mismo, nadie sabía nada del tema del que preguntaba.
- ¿Buscas a Oogway? - Una voz pregunta desde sus espaldas. Él voltea, ve a un anciano, es un panda, gordo y panzón, característico de su especie.
- ¿Tú sabes sobre él? - Cuestiona, emociando de que porfin alguien le diga dónde está su mayor rival.
- Exacto. Bueno, ¿Qué quieres saber?
- Dónde está. Él fue mi máximo rival durante décadas, necesito cobrar mi venganza.
- Él está muerto. Hace tiempo que no está con nosotros.
Tras escuchar esa noticia, un vacío abunda su cuerpo, ¿cómo puede ser de que esté muerto? guerreros le habían dicho en el reino de los espíritus que Oogway seguía vivo, aparte, ¿cómo pudo haber muerto? Nadie era capaz más que él de poder ganarle en un combate. Su cabeza sufre una decadencia mental descomunal, la frustración y la ansiedad le han invadido todo su sistema.
- Está bien... si Oogway no está vivo, significa que este mundo arderá en llamas. ¡Yo, Zhandou, mataré a todo el que se me cruce! Y comenzaré... con ésta ciudad.
Zhandou alza su brazo, prepara su puño y da un golpe descomunal en el suelo, haciendo que toda la ciudad tiemble.
Los ciudadanos entran en desesperación, Zhandou comenzaba a asesinar a cada uno que se encontraba. Su espada se mancha de rojo, su piel también. Comenzaba a destruir edificios con ataques de Chi, torres caían, destruyendo más y más aquella inocente ciudad.
Un niño que pasaba por allí, es atrapado por Zhandou. A él no le importaba si es mujer, hombre, niño, anciano, mataría a todo aquel que encuentre. Levanta su espada, la tragedia está a punto de suceder.
Una mano agarra la espada de Zhandou, dándole una patada tirándola al suelo.
- Corre hacia tu casa, niño - Ordena aquel hombre que salvó al pequeño.
- Con que muy valiente, no sabes con quién te metes - Una sonrisa aparece en el rostro de Zhandou.
El cocodrilo lanza una ráfaga de golpes y patadas, que fácilmente bloquea aquel sujeto desconocido.
- ¿Cómo vas, Lin? - Pregunta al fondo una voz femenina.
- ¡Tú preocúpate por la seguridad de las personas! Yo me encargo de él.
Lin y los demás en su viaje habían pasado por varias ciudades, pero justo llegaron en el momento exacto en donde Zhandou explotó de la ira.
Lin desenfunda su espada, intenta herir a Zhandou con cortes, pero lo esquiva con facilidad y le propina un puñetazo en la mandíbula.
Lin cae al suelo, pero se reincorpora rápidamente. Zhandou recoge su espada del suelo, un duelo empezaría.
- ¿Eres bueno con las espadas? - Pregunta Zhandou, mientras se acerca lentamente al Lince.
Lin no responde, sólo fija su mirada y atención en los movimientos del cocodrilo.
Zhandou ataca, Lin defiende. Las espadas chocan entre sí, lanzando pequeñas chispas de los dos metales cortándose uno al otro. El combate es parejo, los dos muestran una gran técnica con sus espadas, nadie cae ni cede tan fácilmente.
Lin se sorprende, aquel sujeto que no conocía luchaba bastante bien, fue capaz de burlar su defensa y conectarle un buen puñetazo en su rostro. Piensa en buscar un hueco en donde pueda atacarlo con éxito.
- No peleas bien, me sirves de calentamiento - Presume Zhandou.
Lin mantiene la calma, sabe que la intención del cocodrilo es hacerlo enfadar. Todo se pone en cámara lenta, Lin ve como su espada y la de Zhandou chocan, raspando el metal de cada una. En ese lapso de tiempo, ve una luz, una bien naranja que apunta hacia la pierna de Zhandou. ¡Eso es! El punto débil es la pierna.
Zhandou está confiado, no está luchando ni con su 50%, pero aquel muchacho le estaba dando pelea. De repente siente un golpe en su pierna derecha, cae al suelo y siente la punta filosa de la espada en su cuello.
Aquel sujeto encontró una brecha para atacarlo, muy ingenioso de su parte.
- Éste pueblo es inocente. Qué necesidad hay de atacarlo - Cuestiona Lin, tranquilo, ya que tiene controlada la situación.
- No importa si eres inocente o villano, siempre habrá alguien... que te querrá ver hundido e intentará todo lo posible para verte en la mierda - Tras ese pequeño discurso, Zhandou utiliza su gran boca para morder el brazo de Lin, haciendo que se aleje por el dolor.
Un pequeño chorro de sangre gotea del brazo derecho del Lince, que mantiene su espada en mano.
- Eres un fuerte guerrero, la verdad. Pero si Oogway sufrió conmigo, tú más.
Zhandou en un destello apuñala a Lin con su propia espada. Corrió directamente a él en una velocidad imponente, le quitó la espada y se la incrustó en el pecho.
Lin cae al suelo, Zhandou retira la espada del torso del Lince, provocando una hemorragia que si nadie la contiene, morirá en minutos.
- ¡Ésta ciudad no sé salvará, ni aunque vengan luchadores valientes a intentar detenerme!
- ¡Cómo te atreves! - Grita Hun, el oso polar desde detrás del cocodrilo, yendo a atacarlo con su maso.
Zhandou esquiva el ataque y ataca con una ráfaga de puñetazos en el torso y rostro del oso, que cae al suelo de tantos ataques juntos. Rekishi llega, manteniendo distancia y precaución, su objetivo es llevarse a Lin y Hun para auxiliarlos.
- Eres bonita. Quizás tenga compasión por tí - Comenta Zhandou, que da vueltas y vueltas alrededor de Rekishi.
- Sólo quiero ayudar a mis compañeros.
- ¿A éstos tontos? No valen la pena.
Rekishi se mantenía seria, no quería demostrar su miedo interno que la estaba agobiando.
- Puedes sonreír, disimular el temor que estás sintiendo al tenerme a mi en frente. Es notable tu miedo, lo siento.
Rekishi estaba más nerviosa, ya la habían humillado de la peor manera. No podía acercarse a sus compañeros, Zhandou seguía dando vueltas y vueltas.
- No creo que alguien como tú me cause problemas. Vete con tus amigos, ésta ciudad caerá en pedazos dentro de unos segundos - Advierte Zhandou.
Rekishi toma a sus compañeros, cargándolos. Comienza a correr hacia la salida, debía de salir lo más rápido posible.
Zhandou se posiciona en el centro de la ciudad. Comienza a medir la fuerza de su Chi, usaría una técnica de aniquilación, muy antigua. Los efectos serán fatales.
Zhandou coloca su mano en el suelo, posteriormente dice "Jianmien", haciendo que una onda expansiva de Chi rodee toda la ciudad, haciendo que la presión destruya toda la zona, dejando un cráter en todo el suelo.
Zhandou comienza a perder la cabeza, ¿cómo actuarán nuestros guerreros para detenerlo? Lo sabremos en el próximo capítulo.
Continuará.
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