(5)- Llama apagada.

Cuatro días pasaron desde la llegada de Zhandou, Po y los demás han entrenado intensamente sin parar, solamente dormían, no descansaban. Todos han mejorado considerablemente, en especial Zhen, que se le ve un gran progreso. Po meditaba y entrenaba, se repartía los horarios para las dos cosas.

Po se encontraba meditando en las cuevas, ha progresado mucho desde el discurso que le dió Shifu. Su paz interior y estado mental han mejorado mucho, sentía más confianza y seguridad en él.

Po da un fuerte suspiro, abre los ojos, estuvo como 30 minutos sin abrirlos. Nota como el cielo está nublado, parece que va a llover.

- Bueno, creo que es tiempo de descansar.

Hoy era un día importante, pues tendrían 4 horas libres de descanso. Po se levanta de la roca en donde ha estado meditando, camina hasta salir de las cuevas.

Las 4 horas de descanso han empezado, lo primero que hacen todos es ir a sus habitaciones a planificar que harán durante todo ese tiempo.

Tigresa piensa en tomarse un baño, ha estado entrenando muy intensamente, el sudor parece parte de su cuerpo, que está empapado por el esfuerzo que ha hecho. Al llegar a su habitación, toma lo necesario (ropa) y va directo a la ducha. Al terminar de bañarse, decide caminar, no tiene nada más entretenido que hacer, solamente piensa en alguien, ese alguien es muy especial para ella: Po.

Ella no quería pensar en eso, pero quizás le pediría a Po para salir a caminar, le parecería muy aburrido ella sola, pero con su panda es otra vía. ¿Su panda? Aún no sabe porque pensó en Po con aquella palabra.

De tanto pensar, no se dió cuenta de la persona que tenía delante.

- ¡Tigresa! ¿Cómo estás? - Esa voz la conocía, era Po.

- Hola, Po. Estoy bien.

- ¿Qué hacías? Yo vine de meditar, ya sabes, cosas de sabios, ¡hehe!

- Uhm, yo estaba por salir a caminar, no hay nada más interesante que hacer.

- ¿Caminar, eh? Eso es algo bárbaro. Bueno, yo estaré por el pueblo, nos vemos, Tigresa.

Los dos se despiden, tomando sus propios caminos.

...

- Era de esperarse - Decía una triste Víbora.

- No te preocupes, ya encontrarás a alguien que te ame de verdad, hija.

La pareja de víbora se fue, dejando un mensaje diciendo que no podía estar con ella, que tenía cosas más pendientes que hacer y el celo ya se le había ido.

Víbora no entendía, ¿por qué todos se iban después del celo? Se supone que el amor no entra y sale por etapas, siempre estará allí. Aunque estaba decepcionada, tenía esperanza en que ya llegará el indicado.

En eso, alguien tocó a la puerta.

- Yo voy, padre.

Víbora al abrir, se encuentra con una sorpresa.

- ¿Qué haces aquí, Grulla?

- Pasaba para saludarte y... cómo explicarte.

- ¿Qué sucede? ¿Necesitas ayuda en algo? Yo estoy libre de cosas.

- Me preguntaba si querías salir por el pueblo, ya sabes, a caminar y recorrer todo el Valle.

Grulla estaba muerto por dentro, no sabría si Víbora aceptaría, aunque ella fuera muy positiva y alegre, también podía decir que no.

Víbora se lo pensó, pues no tenía nada pendiente, encima tenían 4 horas libres.

- Está bien. ¡Pa! Me iré con un amigo, regreso más tarde.

Los dos bajan la colina en la que se encontraba el hogar de Víbora, llegando así al pueblo. Hay mucho movimiento, personas por todos lados, decoraciones en las casas y comercios, un ambiente agradable.

- ¿Dónde vamos? - Pregunta Grulla.

- Quizás a algún lugar lindo, estamos cerca del atardecer - Propone Víbora.

Grulla estaba nervioso, él sabía como era la personalidad de su amiga, y si decía algo erróneamente, se iría todo abajo.

- ¿Tienes hambre? - Pregunta el ave.

- Un poco.

- Podríamos ir al restaurante del padre de Po, hace buenos platillos.

- Está bien, es buena idea.

Los dos cruzan mitad del pueblo, llegando al restaurante de fideos. Al llegar, se sientan en una mesa que ven libre y ¿cuál es el siguiente paso?

- Iré a pedir la comida, ya vuelvo - Grulla de ofrece para ir al mostrador.

Al llegar, ve que le atiende Ping.

- ¡Hola! Bienvenido al mejor restaurante de fideos del mundo. ¿Qué se te ofrece?

- Me gustaría algún plato que sea para una cita, amorosa, bonita, rara y espectacular.

- Enseguida, esperen en su mesa, les traeré el platillo tal y como ordenaron.

Ping pone manos a la obra, decide hacer unos fideos, combinado con unos rollitos de primavera. Él pocas veces ha hecho esa receta, pero si es para una pareja bonita y feliz, no dudará. Corta zanahoria, cebolla, soja y caldo de pollo para agregarlo a la masa, haciéndola un rollo.

Una vez el pedido está listo, toma la comida y va directo a la mesa de los clientes.

- ¡Oh! Mira, allí viene la comida.

Ping llega, coloca los dos tazones de fideos, junto con otros dos más de rollitos de primavera.

- Aquí está como me pidió, la mejor receta para una cita amorosa.

Víbora queda confundida, ¿cita amorosa? Grulla no lo puede creer, no pensaba que el padre de Po diría justo lo mismo que dijo él.

- No estamos en una cita amorosa - Aclara la serpiente, quién se sentía un poco incómoda por el comentario de Ping.

- Bueno, eso es lo que ordenó tu amigo.

- ¿Grulla?

- Sí, exactamente él. Bueno, serían 166 Yuanes.

Grulla saca de su ala una billetera, que contenía cientos de monedas. El ave le da a Ping lo que corresponde, éste se despide y sigue trabajando, dejando a los dos sólos.

- Grulla, no estamos en una cita amorosa, creo que lo sabes. Solamente estamos saliendo, nada más.

Víbora se notaba ligeramente molesta, cosa que a Grulla sorprendió, ella no era de enojarse o mostrar sentimientos negativos hacia alguien. Él no quería admitir que dijo tal cosa, pero tampoco quería mentir, así que tuvo que recurrir a los perdones.

- Disculpa, me salió decir aquello y veo que te incomodó, lo siento, no lo haré más.

Grulla se notaba triste y nervioso, pues su "cita" con Víbora no estaba fluyendo del todo bien.

- Están muy deliciosos los rollitos. Si de por sí Po ya cocina bien, imagina su padre - Decía Víbora, que saboreaba cada ingredientes y condimento que habían en la comida.

Grulla toma con su pico un rollito, metiéndolo todo en su boca. Él no pudo disfrutar al cien por cien la comida, pues la digestión fue muy rápida, pero tenía que admitir que estaba bueno.

Al terminar de comer, ven llegar a Po. Éstos lo saludan y después se van a pasear por otros lados. Así pasan minutos y minutos, con Grulla y Víbora forjando un vínculo que no muchos imaginarían. Finalmente, los dos regresan a sus hogares.

...

Tigresa está sola, caminando por el pueblo, lo único relevante es que varios niños la reconocen.

Mientras tanto en la cima de la montaña que cubre el valle, hay varios piratas con cañones, apuntando hacia el pueblo.

- ¡A la cuenta de tres, dispararán! - Ordena el líder de ese grupo de maleantes - En 3... 2... 1... ¡fuego!

Las balas de cañones salen disparadas al pueblo, son muy pesadas y destruyen casi todo lo que tocan.

En el valle el único que se dió cuenta de los cañones fue Tigresa, quién advirtió a todos. Ella corre a 4 patas por los techos, buscando a Po o alguno de sus compañeros, viendo al panda en el restaurante de fideos. Ella salta del techo al suelo, cayendo delante del panda.

- ¡Po! Cañones vienen hacia aquí, vamos, no tenemos tiempo.

Po no respondió, solamente siguió a la felina. Los dos se suben a los techos, viendo que venían 4 cañones a toda máquina, ellos se ponen de acuerdo para que cada uno frene 2.

Los cañones están cada vez más cerca, casi que ya va a estrellar contra el pueblo.

Tigresa salta y firma un potente puñetazo en la bala de cañón, partiéndolo en pedazos. El otro cañón estaba llegando, así que decide propinarle una patada, pasando lo mismo que con el primero, en pedazos.

Po utilizaba técnica que le enseñó Shifu, paz interior. Comienza a hacer los movimientos, mueve piernas, eleva brazos y cierra los ojos. El cañón está llegando, Po abre sus ojos, está listo.

- Paz interior.

Po retiene el cañón con suma facilidad, a pesar de que pesa cientos de kilos. El panda hace lo mismo con el otro cañón, todos los pueblerinos están sorprendidos de la hazaña de Tigresa y Po, aplaudiendo.

Al cabo de segundos llegan Grulla, Mantis y Mono.

- ¿Qué pasó? Oímos gritos de desesperación por aquí - Pregunta Mantis.

- Piratas, andan disparando cañones al pueblo - Responde Tigresa, quién tiene su mirada en las montañas - Escuchen, yo iré a buscar a esos piratas, ustedes quédense a evitar que los cañones impacten, vamos.

Tigresa salta de techo en techo, hasta llegar al final del pueblo, ella divisa a los piratas en la montaña. Cruza los ríos y llega al indicio de la montaña, sube y sube, aunque la inclinación no le favorece.

- ¡Vamos, otra tanda!

Los piratas devuelven más cañones, pero no sé percatan que tienen a alguien atrás.

Tigresa golpea a uno de los piratas, haciéndolo caer por la estrecha brecha de la montaña.

- ¿Qué? ¡Ataquen! - Ordena el líder, que intenta huir, dejando a sus compañeros tirados.

Tigresa acaba rápido con los piratas, noqueando de un golpe a éstos. Ella ve al último huir.

- Ni creas que escaparás.

Tigresa mide, espera y salta. Si salgo llega simétricamente perfecto hacia el pirata, cayendo por encima de él, tomándolo del cuello.

- ¿De dónde vienen? - Interroga Tigresa.

- Gatita tonta, ni creas que te lo diré.

La felina decide conservar con vida al pirata, puede darles información valiosa, lo noquea de un golpe, llevándoselo consigo.

En el pueblo los cañones habían sido contenidos por Po, Mantis, Grulla y Mono. El ataque había sido repelido, pero era una advertencia de que algo peligroso iba a llegar.

Todos se dirigen al Palacio, informan a Shifu de la situación, al cabo de un rato llegó Tigresa con el pirata.

- Traten de estar alerta, no pueden salir del Valle. Tienen que estar a disposición para defenderlo. Llevaré al pirata a la sala de interrogación, lo obligaremos a hablar - Ordena y explica el panda rojo, que presiente algo, algo que no da buena espina

Todos se van a hacer sus cosas, a excepción de Po y Tigresa, que salieron juntos del palacio. Los dos no se hablan, hay un silencio incómodo que invade la entrada del palacio. Tigresa decide ir al cuartel de estudiantes, le incomodaba estar con el panda y que nadie hable. Po se queda bobo mirando a Tigresa, él desearía poder... no, esfuma esos pensamientos de su mente.

La felina entra a su habitación, no sabe qué hacer, ya ha recorrido el pueblo, piensa en qué puede realizar de pasatiempo. Mientras tanto, Po está en la cocina, decide que debe reponer energías con un par de dumplings. Saca de la alacena un paquete y los vierte en un tazón.

- Ésto estará bárbaro - Po prueba los dumplings, disfrutando cada uno con su sabor, maza y suavidad, es como si fuera su última comida.

- Con qué comiendo, Po - Dice Tigresa, que acababa de entrar a la cocina.

- Hola, Tigresa - El tono de voz del panda se ve afectado debido a la cantidad exagerada de dumplings en su boca.

- ¿Recuerdas? Cuándo rompiste tú record de Dumplings, eran 38, pero Mono te dijo 40, y lo lograste - Dice Tigresa.

- Oh, si, lo recuerdo muy bien. Mi padre debe de estar orgulloso.

- ¿Hablas de tu padre el panda?

- Exacto.

- No lo he visto por el valle, ¿acaso se fue a alguna parte?

- Él me dijo que fue unos días a la aldea de los pandas, creo que los extrañaba, quién sabe - Explica Po.

- Bueno, Po, iré al pueblo, estaré alerta por si vienen más piratas.

Tigresa sale de la cocina, Po queda pensativo, no sabe si decirle o no.

- ¡Espera! - Grita el panda, haciendo que la felina frene el paso.

- ¿Qué pasa? - Pregunta confundida.

- Podríamos ir juntos, ya sabes, si todos avanzan juntos, el éxito se da por sí sólo - Propone el panda, quién está seguro que la frase que acaba de decir conmoverá a Tigresa.

La felina esboza una sonrisa - Desde cuando dices frases tan complejas.

- Bueno, cuando uno es bárbaro, dice cosas bárbaras.

- Está bien, vayamos juntos - Acepta con una sonrisa, que enamora a Po de primeras.

Los dos salen del cuartel, dirigiéndose al Palacio de Jade para bajar las escaleras.

...

- Así que el pelotón 9-9 ha fallado, bueno, era de esperarse. El Valle de la Paz tiene guerreros de la talla como Shifu, el panda legendario, los 5 furiosos, etc - Explicaba un sujeto desconocido, sentado en su trono.

- ¿Qué haremos ahora que saben que somos los piratas los culpables del ataque? - Pregunta el secuaz.

- Esperaremos alguna oportunidad, y finalmente, dominaremos China, nada lo impedirá.

...

Po y Tigresa estaban caminando por las calles del pueblo, observando y vigilando, ésto para prevenir cualquier ataque.

Al llegar a un lugar no muy poblado y que casi no hay pueblerinos, Po decide ponerse en pose de pelea, quería retar a Tigresa a un duelo. Ésta confundida, acepta el reto.

- ¿Con que quieres pelear?

- Veremos cuánto has mejorado éstos últimos días. ¡Ya! - Po se avalancha contra Tigresa, que con el suave tacto de sus manos repele los ataques del panda.

Un combate lleno de golpes se desata, por un lado tenemos al impaciente Po, que ataca confiando en sus instintos, alguien que jamás se rendiría con tal de lograr un objetivo fijo, y por otro, la feroz Tigresa, que con su fría actitud, disciplina y constancia ya llegado a ser una de las mejores maestras de toda China. El choque de éstos dos estilos nos muestra un combate reñido, con golpes y patadas por todos lados.

- No lo haces nada mal - Dice Tigresa mientras salta e intenta conectarle una patada al panda.

- Tú tampoco - Responde Po mientras bloquea con sus dos manos el ataque de Tigresa.

La pelea sigue durante varios minutos, hasta que Po consigue ver una brecha, tan diminuta pero efectiva, propinándole una patada a la felina, que cae al suelo derrotada. Ésta al contrario de lo que pensaría Po, se muestra orgullosa de que el panda haya podido vencerla, pues eso demuestra un avance en su mentalidad e inteligencia, ya que él encontró el más mínimo descuido de ella y aprovechó la chispa de su decisión.

- Fue un buen combate - Po le alza la mano a Tigresa, ella acepta y gracias a la fuerza del panda, logra ponerse de pie.

- Ven, tengo un lugar que mostrarte.

Po sigue a Tigresa, los dos están en los límites del pueblo.

- ¿Y qué lugar es el que quieres mostrarme? - Pregunta Po, que está más que curioso por saber a dónde lo están llevando.

- No estés ansioso, ya llegaremos.

Hicieron falta unos cuantos pasos más y ya estaban en el lugar mencionado por Tigresa. Po se sorprende, pues el lugar es nada más ni nada menos que... un árbol.

- ¿Un árbol? ¿Nada más?

- Nada más.

- Guau, que lugar más interesante - Dice desinteresado.

- Bueno, quizás para ti no, pero para mí sí. Yendo a Gongmen te había dicho que solía golpear los árboles, bueno, éste fue el primero - Explica Tigresa, una gran nostalgia recorre su cuerpo.

- Vaya, también es el único que sobrevivió, no creo que con un puñetazo de los tuyos hayan quedado intactos - Añade Po.

- No creas, cuando yo era niña, golpeaba este árbol. Anduve unos meses con él, hasta que cambié, así hasta los próximos 20 años.

- Bueno, ahora tiene sentido.

- Éste lugar fue el inicio de mi fuerza, mi resistencia, todo lo que soporto es gracias a él - Dice señalando al árbol.

- Ahora me toca a mí mostrarte un lugar importante.

- Está bien, te sigo.

Po recorre todo el pueblo, llegando a un descampado, que al igual que el árbol, parece sencillo.

- ¿Un descampado? Explícame.

- Aquí... me enamoré del Kung Fu.

- ¿Aquí te enamoraste del Kung Fu? Cuéntame, por qué.

- Bueno, venía a recoger varios ingredientes que mi padre había pedido, hasta que vi que estabas tú, con un tal Jabalí. Al principio te venció, hasta que llegaron todos tus demás compañeros, Mantis, Grulla, Víbora y Mono, de ahí tomaste confianza y tu verdadero espíritu de lucha se desató. Vi como le conectabas cada golpe y patada a ese jabalí, observé eso con cada detalle, que al verte a tí, me enamoré - Explica el panda, que al igual que la felina, la nostalgia rellena cada vacío de su cuerpo.

Tigresa se pone un poco roja, mal interpretó las ultimas palabras, "al verte a ti, me enamoré", estaba claro que se refería al Kung Fu, no a ella. Trata de retirar esos pensamientos de su mente, centrándose en contestarle a Po.

- N-no sabía que te enamoraste de éste arte marcial por esa razón.

- Gracias a tí - Dice Po con una sonrisa tan simpática que caería bien hasta para el más radical.

- No me acordaba de éste descampado, aquí se formó el grupo, los 5 furiosos. Todo en éste valle tiene un desenlace tan... profundo y entretenido de saber.

- Tienes razón. Cada uno tiene una historia única, donde empezaron de 0, y ahora están donde están.

- Regresemos al pueblo, nos quedan 2 horas de descanso.

- Espera, quiero confesarte algo.

- ¿Uh?

Po toma de las manos a Tigresa, quién se pone más colorada de lo que ya estaba. El panda la mira fijamente, estaba decidido, no podía retrodecer ahora.

- Tigresa, creo que es tiempo de contarte que... - Unos gritos lo interrumpen, era Mantis y Mono.

- ¡Los estábamos buscando! - "Confiesa" Mantis.

- ¿Qué sucedió? ¿Atacaron el valle o algo? - Pregunta Tigresa, que está preocupada.

- No, Shifu nos llamó, hay que estar en el Palacio ahora - Avisa Mono.

- Vamos, Po.

Los 4 van al palacio de Jade, esperando a la noticia de su maestro. Otros se esperan lo peor, otros piensan que será una noticia leve, pero quién sabe.

Continuará











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