(4)- Vacíos que se llenan.

Po y Zhen ya habían vuelto al Valle, aunque todavía no se encontraban en el Palacio.

En cambio, los 5 furiosos habían tomado un descanso, pues estaban entrenando desde hace un par de horas. Mono y Grulla se quedan hablando en el salón de formación, Mantis se fue a su habitación en el cuartel de estudiantes, al igual que Víbora. Tigresa está sentada en una de las tantas rocas que hay cerca del palacio, viendo todo el valle.

Ella estaba con un expresión triste, tanto en su exterior como interior, pensaba en Po, en ¿cómo estaría? ¿cuándo volverá? Preguntas y cuestiones pasaban por su cabeza, y por algún motivo, sentía tristeza.

- Hola, Tigresa.

- Hola, Maestro.

Shifu había ido a buscar a su alumna e hija, él había notado lo que le estaba pasando.

- Te noto algo triste, ¿pasa algo?

Tigresa no podía decirle que no, su maestro sabía bien cuando alguien mentía o no, así que no le quedo otra que afirmar su estado.

- Sí - Acepta finalmente.

- Cuéntame, yo te escucho - Shifu se sienta al lado de Tigresa, quién está dudando en si contarle o no.

¿Y sí se enoja? ¿Si la considera débil por mostrar sentimientos frágiles? No estaba al 100% segura de que diría Shifu, pero no había vuelta atrás, tenía que contárselo.

- Últimamente estoy pensando mucho en Po, y mucho más desde que se fue hace un par de horas.

- Ajá.

- Siento que sin él, el mundo se viene abajo, una tristeza abunda en mí, es como si... lo necesitaría - Aquella palabra se le quedó guardada en la memoria a Tigresa.

Shifu no tardó en mostrar su sorpresa ante tales palabras, él sabía que detrás de la frialdad de Tigresa habían sentimientos, aunque nunca pensaría que vendrían de parte de Po.

- Quizás lo necesites mucho, como un compañero o un amigo.

- No sé, es como una conexión que tengo yo con él, pero todavía sigo sin saber el qué es.

- Bueno, lo sabrás si hablas con él, yo me despido, tengo que irme a meditar. Cuídate, Tigresa.

- Con que hablar con Po, cuando regrese trataré de dialogar con él a solas - Se dice a sí misma.

Ella decide levantarse para ir al cuartel de estudiantes y comer algo, necesitaba reponer energías antes de entrenar de nuevo. Al llegar, va directo a la cocina, encontrándose con Grulla y Mono.

- Hola, chicos - Saluda.

- Hola, Tigresa, si vienes a comer solo hay "dumplings", los que come Po - Explica Grulla, quién estaba sentado en una silla junto a Mono.

- Está bien.

Tigresa toma un tazón de la repisa, junto a un paquete de dumplings, virtiendolos en el tazón. Ella se dirige a la mesa, se sienta en la silla comienza a comer.

Grulla y Mono se sienten incómodos por el repentino silencio, así que el ave decide culminar con éste.

- Tigresa, ¿cómo te está yendo con Po? - Pregunta Grulla.

- ¿A que viene esa pregunta?

- Pues, no sé... solo quería saber.

- No te metas en asuntos que no te incumben.

La felina decide comer el último dumplings y marcharse, no toleraba cuando sus compañeros se ponían así de molestos con temas personales.

Al salir del cuartel, va directo hacia el salón de formación, ha comido poco pero es relativamente suficiente para seguir entrenando. Al llegar, ve que no hay nadie, así que usa todos los artilugios; entra al campo ardiente, esquiva todas las llamas con suma tranquilidad y agilidad, posteriormente salta hacia los anillos de Siete Garras, pasando a través de ellos con maniobras bárbaras. Finalmente queda en medio de los guanteletes de madera, aquellos inspirados en el clan de los luchadores Cocodrilo Ngoh Wan. Tigresa activa éstas estructuras de madera, bloqueando , esquivando y contrarrestando los ataques. Sigue así durante minutos y minutos, sin parar, constantemente y dando no el 100%, sino el 110%. El sudor cae de la frente de la felina, aunque el cansancio nunca se hizo presente. Seguía dándole con todo a los guanteletes, que eran tan resistentes como el acero puro, pero ella no sentía nada, y de eso estaba orgullosa, como aquella conversación que tuvo con Po, yendo rumbo a Gongmen, explicándole al panda de que golpeaba árboles y así fortaleció sus brazos, aunque hubo una frase de él que no puede olvidar. "Eres tan radical".

Una voz esfuma sus pensamientos, eran sus 4 compañeros junto a Po y Zhen.

- ¡Mira quién volvió, Tigresa! - Gritaba Mono, que abrazaba al panda.

- Basta chicos, me van a asfixiar - Decía Po mientras sea abrazado por Mono, Grulla y Mantis.

Tigresa se acercó al montón, justo todos soltaron al panda, dejándolo cara a cara con la felina.

- ¿Cómo les fue, Po?

- Si te dijera no lo creerías, Tigresa.

- ¿Los vencieron?

- ¡No, para nada! Hicimos un tremendo equipo con Zhen y vencimos a todos los piratas, a decir verdad fue complicado.

- Me alegra escuchar eso.

Tigresa esboza una sonrisa en su rostro al ver que Po llegó sano y salvo, además de Zhen.

Los 7 se quedaron a entrenar, pasando las horas, llegando a la noche.

Tigresa estaba regresando del entrenamiento, el cansancio se notaba en su rostro, gotas de sudor caían de su frente y cuello, pareciendo estar empapada. La felina decide ir a tomarse un baño, aunque primero tiene que preparar su vestimenta; ella toma su tradicional camiseta roja sin mangas, acompañándola con el atuendo amarillo con detalles rayados y una flor en el pecho. Sin más rodeos, va hacia el baño y se comienza a bañar.

Po está en su habitación, meditando, aunque unos pensamientos no dejan que se concentre al 100 por 100. Decide dejar de meditar ya que no le sacaría provecho. Últimamente ha estado muy al pendiente de su amiga Tigresa, aunque no haya hablado mucho con ella, si ha pensado en si estará bien, si le pasa algo, cosas así. Es como una preocupación, pero no sabe por qué. A él se le viene a la mente su fuerte relación, como cuando fueron a Gongmen y se abrazaron, 2 veces, en ese momento lo hizo por instinto, no sabía si iba a salir con vida, pero tenía que demostrar sus sentimientos por ella, su "amistad".

En ello, un golpe a su puerta lo interrumpe.

- ¿Quién es? - Pregunta Po.

- Soy Tigresa, quiero hablar contigo.

- Pasa.

La felina abre la puerta corrediza, cerrándola al entrar. Tigresa observa la habitación, viendo que al contrario que ella pensaba, estaba ordenada de gran manera. El panda solía tener la cama desordenada, sus cosas esparcidas por toda la habitación, etc.

- Linda habitación.

- Gracias. ¿De qué querías hablar Tigresa? ¿Pasó algo? - Pregunta el panda con más curiosidad que nunca, no todos los días la felina quiere hablar con él específicamente a solas y en su habitación.

- Verás, te seré sincera: últimamente, me he estado desconcentrada en los entrenamientos, y en general en casa actividad que suelo hacer, y resulta que tú eres en lo que pienso tanto - Explica Tigresa, esperando que el panda no mal interprete las últimas 7 palabras que dijo.

- ¿En mi?

- Exacto, es como si me preocupara por tí, siempre que no estás me preguntó si estarás bien, si volverás, si estarás conmigo.

Tigresa se estaba expresando, tanto que algunas palabras le salían por instinto.

- Oh, vaya, no sabía, gracias - Dice Po, quién está sorprendido por la confesión de su amiga.

- Y creo que se debe al gran vínculo que hemos forjado desde que te conocí. Recuerdo cuando no te tenía ni la más mínima gota de respeto, sintiendo un odio y desprecio hacia ti, pero desde que salvaste al valle de Tai Lung, sentí como una admiración, ya no te odiaba, no pensaba mal de ti, es más, te trataba como un amigo, eso hasta el presente - Profundiza y explica Tigresa.

- Vaya... gracias, supongo.

- Sólo era eso, quería avisarte de éstos sentimientos, es mejor soltarlos que guardarlos, ya que.

- Tienes razón.

- Aparte tú... eres muy importante para mí, no cambies.

En un impulso, Po abraza a Tigresa, el cuál se queda estupefacta. Permanecen así durante un corto tiempo, Po se separa y mira directamente a la felina.

- Tigresa, gracias por preocuparte, yo también te aprecio, de hecho, me enamoré del Kung Fu gracias a ti. Vi tus movimientos y quedé maravillado, muchas gracias por inspirarme a luchar, a llegar donde estoy ahora, a pesar de los malos momentos que pasé, el pasado que abundaba en mi presente, y demás de cosas negativas, siempre me motivé admirandote a tí, tú tampoco cambies.

Tigresa no creía lo que escuchaba, veía en Po una mirada sincera, nunca lo había visto tan serio, pero a la vez tan feliz. Ella suelta una sonrisa, junto con una lágrima. Ella le devuelve el favor, abrazando al panda, éste corresponde el abrazo.

- Estaré contigo en las buenas y en las malas, de aquí hasta el final - Promete Tigresa, que se separa del panda.

- Me siento un poco... avergonzado, ¡hehe! - Dice Po.

- Créeme, yo también.

- Bueno, creo que ya terminamos ésta plática - Propone Po.

- Tienes razón, nos vemos Po.

Tigresa se retira de la habitación, dejando al panda pensativo.

"Que bella dama" pensaba Po, sentía algo dentro suyo, no sabía si...

- ¡Po, ayuda con la cena! - Grita Mono desde la entrada de la cocina.

- ¡Espérenme!

Po sale de su habitación, yendo en dirección a la cocina, viendo a Mono en la entrada.

- ¿Cómo estás amigo?

- Hoy estoy bárbaro, Mono.

Al entrar, ven a todos los demás sentados en la mesa.

- Buenas noches, Po - Saluda Víbora, con su clásico tono de voz alegre y suave.

- ¡Buenas noches! Ya preparo la cena.

- Po, ¿te ayudo con la cena? - Pregunta Mono, quién estaba interesado en ayudar al panda.

- ¿Tú? ¿Sabes cocinar siquiera?

- Bueno, me gustaría aprender, por eso digo.

- Está bien, te asignaré tareas básicas. Tú traeme varios paquetes de arroz, están en la repisa de allá - Señala el panda.

- ¡Enseguida!

Po comienza a cortar los ingredientes para la comida, que ésta vez no serán fideos.

- Gracias, Mono. Ahora tráeme una olla y un cuchillo - Ordena Po.

Él siempre ha sido alguien hábil en cuanto a cocina se hable, su padre Ping le ha heredado esa costumbre. Él corta todos los ingredientes como Zanahoria, arveja y maíz en pedacitos tan precisos como si de una hoja se tratase. Calienta agua en la olla, virtiendo todo el arroz en ésta. Una vez el arroz está listo, agrega todos los ingredientes cortados anteriormente y sirve todo en tazones.

- ¡Mono! Distribuye éstos tazones en la mesa perfectamente alineados - Ordena, Mono acata y hace lo que le pide Po.

Los tazones quedan excelentemente mal colocados, pero Po considera que lo hizo bien, así que todos comienzan a comer.

- ¿Arroz? ¿Y los fideos de siempre? - Preguntaba Grulla, sorprendido.

- Tú pediste que haga variaciones en las comidas, simplemente te estoy dando el gusto.

- Oh, tienes razón.

- ¡Ésta exquisito! - Comentaba Zhen, que quedó deslumbrada por el sabor de la nueva comida del panda.

- Opino lo mismo, te quedó muy bueno, Po - Añadía Tigresa.

- Muy rico, sigues impresionando como siempre, Po - Alababa Víbora.

Prácticamente a todos les maravilló el sabor del arroz, juntado a las zanahorias, arvejas y maíz, quedó muy bueno. Así nuestros guerreros comieron suficiente para reponer sus energías, yéndose cada uno a su habitación, durmiéndose.

...

Es de noche, el silencio invade toda China. Nos centramos en la ciudad Marka, en donde estaría un guerrero distinguido a todos, él buscaba venganza para saciar sus caprichos, tenía una mentalidad empírica y voluntad de fuego. Él es Zhandou, un cocodrilo, fue de los primeros mentores del Kung Fu, pero lo más destacable es que llegó a luchar con el maestro Oogway, aunque perdiendo. Por eso mismo está allí, con tanto esfuerzo después de 743 años, pudo salir del reino de los espíritus, y está buscándolo para vengar su legado.

Él se encuentra en la ciudad Marka, él había oído que allí residía Haidao, el líder de los piratas, contaban que era imposible vencerlo, pero Zhandou iba a demostrar lo contrario.

La ciudad está por encima del agua, así mismo despliegan los barcos. Sus casas eran bastante complejas, con sistemas de alarma, edificios de vigilancia con cañones, guardias piratas por todos lados y la torre Chai Dui, la residencia de Haidao.

Él burla fácilmente a los guardias utilizando sus escamas, que le permitían cubrir su piel y prácticamente ser casi invisible.

Al llegar a la entrada de la torre, entra sin pensar, aunque dos guardias lo interceptan.

- Oye, no puedes pas-  Zhandou le da un golpe, noqueandolo, lo mismo con el otro guardia.

El cocodrilo absorbe los cuerpos, tomando su Chi. Sube por las escaleras, tranquilo y con nervios de acero. Al llegar a la planta más alta, otros 2 guardias se interponen en su camino, aunque él en un abrir y cerrar de ojos se deshace de ellos.

Al abrir la puerta, ve a Haidao, sentado, mirándolo fijamente. Éste sería un güey de gran tamaño, algo parecido a Kai.

- ¿Quién eres?

- ¿No sabes quién soy? Tsk, inepto - Zhandou desenfunda su espada, yendo directo hacia Haidao, pero éste reacciona a tiempo, esquivando el ataque.

El pirata saca su espada, distinta a la del cocodrilo. Así comienza una lucha, los dos demuestran gran habilidad con sus armas, pero Zhandou solamente estaba calentando.

- No lo haces mal, pero... - El cocodrilo hace fuertes ataques, desarmando a Haidao. El pirata es atado por Zhandou, que ya venía preparado.

- ¿Quién eres? Respóndeme de una vez.

- No soy nadie, solamente busco mi objetivo. No importa quien eres en ésta vida, solo estás para cumplir tu destino, y el tuyo... es ser asesinado por mí - Zhandou incrusta su espada en el pecho de Haidao, para posteriormente arrebatarle su Chi. Así es como el rey de los piratas ha sido vencido.

Zhandou pasaría por distintos pueblos y ciudades, absorbiendo el poder de maestros para conseguir su venganza.

Ésto llega a la boca de las principales regiones de China, una de ellas es el Valle de la paz.

- ¿Qué? ¿Zhandou? - Se pregunta Shifu, quién está confundido, no sabía quién era él.

El panda rojo juntaría a todos sus alumnos, Po, los 5 furiosos y Zhen.

- Escuchen, una nueva amenaza ha aparecido, se llama Zhandou. He averiguado de que fue uno de los primeros maestros del Kung Fu, incluso peleo con Oogway, así que ya deben saber la magnitud de su poder y el peligro que conlleva si pisa el Valle - Explica Shifu.

Todos estaban sorprendidos, nunca habían oído hablar de Zhandou.

- ¿A qué quiero llegar con ésto? Necesito que éstos días entrenen como nunca lo hayan hecho, y tú Po, lo harás conmigo. Hay que estar más atentos y preparados para la llegada de ese guerrero, es una amenaza para toda China, ya veremos que hacer con él. ¡A entrenar!

Todos van al salón de formación, a excepción de Po, que se queda con Shifu.

- Maestro, ¿cómo entrenaremos?

- Mira, tú eres el líder espiritual del valle, debes de poder controlar tu ser, debes de controlar tu Chi, debes de... protegernos, a todos, en general al Valle. Meditaremos en las cuevas, vamos.

Po no se sentía seguro, no creía que fuera el sucesor de Oogway, en tan poco tiempo ha ascendido a un puesto que no le queda bien, nunca le ha gustado ser un sabio y esas cosas.

Al llegar a las cuevas, los dos se sientan en unas rocas, poniéndose a meditar, aunque uno de los dos no se podía concentrar.

- ¡Po! Concéntrate - Ordenaba Shifu, quien se daba cuenta de que el panda no meditaba bien.

Po no podía parar de pensar en si lo lograría, si pudiera defender el Valle tan bien como lo hizo Oogway, al instante, siente una mano tocando su hombro.

- Po, dime qué te pasa - Shifu le miraba a los ojos, con cara de pocos amigos, intentando saber en qué tanto pensaba su gran alumno.

- No es nada, maestro.

- Te conozco bien, Po. Y sé que ese espíritu que tienes no sé distrae fácilmente.

- No sé si lo lograré - Po deja un vacío mientras habla, pensando en lo que va a decir - Creo que... no estoy capacitado para ser el líder del valle, no me siento preparado tanto física como mentalmente, no creo que Oogway le hubiera gust - Es interrumpido por la voz de Shifu.

- ¡Excusas! Tú cuando tuviste que ser el guerrero dragón, ¿qué sentiste?, cuando no confiaba en tí, ¿cómo reaccionaste?, en todos los casos que te acabo de nombrar, te quisiste ir, trataste abandonar todo lo que te dieron, pero tú luchaste hasta el final, conseguiste lo que nunca pensaste conseguir, la llamarada dentro tuyo encendió tu voluntad, y de allí en adelante, fuiste un ejemplo para Mantis, Víbora, Mono, Grulla, Tigresa y hasta para mí; para tus padres, tus rivales, para todo el valle, y eso gracias a tu esfuerzo y dedicación al Kung Fu. Si eso no te frenó, nada te frenará, Po.

El panda está casi al borde de las lágrimas, lo que le acaba de decir su maestro lo conmovió, tanto que termina llorando, nadie nunca le había dicho tal cosa. Po agarra a Shifu, llevándolo a su pecho, dándole un cálido abrazo.

- Gracias, maestro. Jamás me han dicho eso y aprecio que tú lo hayas dicho.

- Ya, ya, suéltame.

El panda suelta a su maestro, Po se seca las lágrimas y decide que si quiere vencer a ese tal Zhandou, tiene que entrenar y dar lo mejor de sí con el tal de salvar al Valle y a toda China.

- Bien, vamos a meditar.

Los dos quedan meditando, quedando allí durante un largo rato.

Continuará.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top