C9: ¿Te gusto o no te gusto?
Valentina
Anoche me sentí mal, tenía fiebre, eso pasó porque estuve corriendo como loca detrás de Agustín, para así compartir el paraguas.
Tuve un sueño realmente hermoso, sentí que Mike estaba conmigo, que yo me encontraba en su espalda, como siempre solía hacerlo cuando regresábamos de la playa. Él me cargaba en su espalda y yo rodeaba su cuello con mis manos. Me gusta mucho estar cerca a él. Lo extraño demasiado.
Hoy es domingo y como es costumbre, suelo lavar mi ropa sucia. También lo hacía con la ropa de papá pero eso era antes de que se volviera a casar. Ahora estoy aquí, en el jardín de mi casa, tendiendo la ropa limpia. Agustín se encontraba en el balcón de su habitación, creo que dibujando. Solo espero que a mí no, ya que puedo sentir su mirada y eso hace que me incomode en cierta forma. La manera de comportarse conmigo ha cambiado y eso me alegra. Creo que al fin me considera como su hermana, al igual que yo a él.
Derrepente siento que algo roza mi cabeza. Me fijo y era un pequeño avioncito de papel, creo que es de Agustín. Giro sobre mis talones y lo miro, él se hace el desentendido, mientras rascaba su cabeza y acomodaba la bufanda que le había regalado, al parecer le gustó, ya que desde que se lo regalé, no se la ha quitado en ningún momento.
M
e agacho y recojo el pequeño avión de papel, lo desarmo y veo que era un dibujo mio, donde me encontraba tendiendo la ropa. Sonreí. Sí que dibuja bien.
Luego me comienza a aventar más avioncitos de papel. Son tantos que no pude atraparlos, así que decidí ir uno por uno. Él solo sonreía. Me gusta que las personas sonrían.
Recojo los papeles, los abro y veo más dibujos mios. Me acerco a un pequeño arbusto y veo un papel también en forma de avión, así que decidí tomarlo y abrirlo, y fué ahí que mi corazón se aceleró. Mis ojos comenzaron a derramar lágrimas...era aquélla carta que estuve buscando por más de un día. Aquélla carta que Karol había leído. Aquélla carta que Agustín había hecho un avión con ella para luego aventarla hacia al jardín. Aquélla carta de mi Mike.
...
En la noche
Agustín
Tengo ganas de verla y saber que lo que siento por ella, ella también lo sienta. Necesito saber que ambos sentimos lo mismo.
Salgo a mi balcón y decidí cruzarme hacia el balcón de ella, por suerte su habitación está al lado de la mía. Me acerco a la puerta de vidrio y la veo peinarse. Es tan hermosa...mis labios formaron una sonrisa al ver que se acercaba al balcón. Me escondo un poco para que no me vea y al ver que salía, la tomo del brazo y la jalo suavemente hacia mí, para poder abrazarla.
Me encanta esta sensación de tenerla en mis brazos.
Mi corazón late tan fuerte que pareciera querer salirse de su lugar.
— Espera — se aleja un poco — ¿Qué te ocurre? ¿Por qué haces esto?
— ¿Yo...te gusto Valentina? — vamos rubia dime que si.
— ¿Qué? — la atraigo nuevamente y miro fijamente sus hermosos ojitos azules.
— ¿Si o no?
— Claro que me agradas — sonríe con ternura — eres mi hermano.
— ¡Claro que no! No tenemos la misma sangre.
— Agus...
— ¿Te gusto o no?
— Ya te lo dije...
— No de esa forma — interrumpo.
— ¿Entonces...de qué forma?
Cierro los ojos por un instante y tomo valor antes de desirceselo.
— Como hombre.
Se aleja de mí.
— ¿Cómo?
— Dime — la acorralo contra la pared — ¿Te gusto o no?
— Agustín por favor...— mira el suelo — déjame ir...
Me alejo y ella seguía sin mirarme.
— Hay un concurso de
dibujo mañana — saco del bolsillo un afiche y se lo coloco en una de sus manos — dejaré mis colores aquí, si no los llevas no podré dibujar, si llegas con los colores, lo tomaré como que te gusto.
No dije nada más y crucé para mi habitación. Solo espero que vaya, me mataría si no lo hace.
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~ Al día siguiente ~
El concurso ya había empezado hace media hora y solo faltaban diez minutos para que culminara.
Solo espero que ella venga. Deseo tanto que aparezca...porfavor ven mi rubia.
Cierro mis ojos para luego abrirlos y ver que mi rubia favorita aparezca pero no lo hacía. Decidí hacerlo nuevamente y fué ahí que aquélla sonrisa de idiota se me dibujaba mágicamente en el rostro, al verla venir corriendo hacia mí.
Eso significa que le gusto y ella no sabe cuanto me gusta a mí.
¡Le gusto!
— Si llegaste, entonces también te gusto a ti — dije sin dejar de sonreír.
— Quedan diez minutos. ¿Lo lograrás?
— Si estás conmigo todo es posible.
La tomo del brazo y la traigo conmigo para así sentarnos debajo de un árbol. Ella me pasa todos los colores, mientras yo me concentraba en dibujar la pequeña cabaña que tengo al frente, aunque admito que teniéndola tan cerca a mí es imposible poder concentrarme.
Los diez minutos pasaron volando y pude concluir con la pintura.
— ¿Cómo se llama la pintura? ¿Cielo? — la escuché
preguntar — ¿Quién es la chica que dibujaste?
— Tú.
— ¿Yo? — se sorprende — ¿Por qué me pintaste?
— Porque te gusto.
— Estás loco.
— Loco por tí.
Empiezo a caminar hacia la salida.
— ¿No vas a esperar?
— ¿Por qué?
— Para saber quién gano, si tú ganas te voy a dar un
obsequio.
— ¿Un beso podría ser? — veo como sus mejillas se encienden a un rojizo escarlata — yo ya tengo mi obsequio — me acerco a una pequeña fuente — y ese es que te gusto — sonrío para luego acomodar mi bufanda y así poder tomar agua.
Ella hace lo mismo, se ve tan tierna tomando agua. No se porque pero mis dedos quisieron tocar sus labios, y lo hice. Ella al sentirme, se alejó de inmediato, yo solo sonreí para luego sacudir mi cabello.
...
Valentina
Hoy fué un día largo de estudios y la verdad estoy cansada, así que decidí darme un baño para luego irme a dormir. Derrepente veo a Agustín parado en mi balcón. ¿Qué hace aquí?
Corro rápido hacia la puerta y la cierro, él intenta abrirla pero yo se lo impido. De un momento a otro, comienza a tocar la puerta y eso ocasionaba ruido, y la verdad no quería que nadie se diera cuenta, así que decidí abrir la puerta. Él me tomó del brazo y me apegó a su cuerpo para luego abrazarme.
¿Qué le ocurre?
¿Por qué hace eso?
Pensé que todo eso de que yo le gustaba era una broma pero veo que no lo es.
Lo alejo de mi con un suave empujón.
— ¿Qué pasa? No estamos haciendo nada malo — ¿Qué? — nos gustamos y...
— Pero...
— ¿Te gusto? Contéstame — interrumpe.
— ¿Por qué te gusto?
— Tú me hiciste quererte.
— ¡Eso no es cierto!
— ¿No recuerdas que me hiciste una comida el día de mi cumpleaños? Nadie había hecho eso por mí nunca. Tú eres la primera que lo hace y me diste un obsequio. Eres la primera chica en mi vida que me sonríe. Eres dulce...muy dulce. Yo te gusto — no — tú lo hiciste todo...lograste que me interesara en tí... ¿Por qué ahora no puedes tomarme enserio?
— Somos hermanos. Yo no debo gustarte...
— Mi hermana es Karol, tú no.
— Aunque no tengamos la misma sangre, para mí eres un hermano — veo como empezaba hacer puño con sus manos — yo te veo como un hermano Agustín...
— ¿¡Por qué haces esto!? — grita con los ojos llorosos — ahora me vuelves loco. ¿No lo entiendes? ¿¡Qué quieres que haga con el cariño que siento!?
Me vuelve abrazar, yo intentaba alejarlo pero él tiene más fuerza que yo.
— ¡Déjame Agustín!
— ¡Me gustas y quiero estar contigo!
— ¡No!
— Valentina — escuché la voz de Karol. En ese momento Agustín me suelta y salta del balcón hacia el jardín.
¡No puede ser!
¿¡Acaso está loco!?
Me fijo y veo que se agarraba la pierna. Por favor que no le haya pasado nada malo.
— Valentina — vuelvo a escuchar a Karol, giré y estaba a punto de entrar al balcón pero la detuve.
— ¿Qué quieres? — pregunto de mala forma.
— ¿Qué veías?
— Nada — respondí para luego ingresar a mi habitación con ella.
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~ Al día siguiente ~
Desde que el día empezó, Agustín no deja de molestar. Al despertar, lo encontré fuera de mi habitación, intentó acercarse pero apareció Karol y no lo hizo. Luego en el desayuno, empujaba suavemente mis pies por debajo de la mesa. Como papá está de viaje, tengo que ir a tomar el bus para llegar al colegio y ahora precisamente, me encuentro de camino hacia la secundaria, en realidad estoy corriendo, ya que Agustín viene detrás de mí, y no quiero escucharlo ni mucho menos verlo. Pero fallé por ser muy lenta, él me alcanzó, aún con la pierna vendada lo hizo...soy muy mala para las carreras.
«Valentina ¿Te gusto o no?»
Había escrito en la venda de su pie.
¿Cómo le digo que mis sentimientos le pertenecen a otra persona? No quiero dañarlo pero tampoco quiero que se haga ilusiones.
¡Hug! Solo lo ignoro y ya.
...
No sé porque todas las niñas de mi salón se encuentran como chicles pegadas en las ventanas. ¿Qué estarán viendo? sea lo que sea, no me interesa.
Derrepente siento que alguien me jala y veo que es Karol...¿Y ahora que querrá?
Me lleva hacia donde todas las chicas estaban, es decir a las ventanas.
«Valentina ¿Te gusto no te gusto?»
Decía en un cartel. Era Agustín que se encontraba afuera con un cartel en sus manos.
¿Por qué me hace esto?
¡Genial! Ahora toda la secundaria hablará de mi.
...
~ En la noche ~
— ¿Le escribes a Michael? — ruedo los ojos al escuchar su voz. Solo ignórala Valentina — dime la verdad. ¿Es a él o a mi hermano?
¿Cómo dijo?
— ¿No te entiendo? — no quiero peleas, por eso trato de sonar tranquila.
— No creas que no sé lo que haces. Eres una mosquita muerta...
— ¡No me hables así! — la encaro molesta y ella solo sonríe para luego quitar la carta que le escribía a Mike — ¡Dame eso!
— ¡Deja de gritarme! ¿Qué cosa le hiciste a mi hermano y en mi casa? Aunque ustedes no sean de la misma sangre, ahora son hermanos.
— Eso lo sé...
— Y esto es muy sucio. Horrible. Sucia. Hipócrita...
— ¡Ya basta!
— ¿Crees que me quedaré tranquila, viendo lo que hacen? Por supuesto que no, Valentina. Michael se enterará — sonríe con burla — veremos que dice, casi puedo ver su expresión — intenta leer mi carta.
— ¡No te atrevas!
— ¡Oh! Mira como lo hago — se aclara la garganta — “Espero que te encuentres bien — no tiene derecho a leer mi carta — ¿Te has sentido solo? ¿Dime, tal vez ya encontraste una novia?” ¡Que asco! Esto me enferma.
No aguante más y le dí una cachetada con fuerza. ¡Ya no la soporto! ¿¡Quién se cree para hablarme así!?
En ese momento siento arder mi mejilla, me había bofetiado, ni piense que se lo volveré a permitir. Le vuelvo a dar otra cachetada pero esta vez con mucha más fuerza.
— ¿¡Idiota, quién te crees que eres!? — grita.
— ¡Cállate! — la tomo de los pelos y la hago caer en la cama, sin dejar de golpearla pero claro, ella no se quedaba atrás.
— ¡Eres una estúpida!
— ¡La estúpida eres tú! ¡No te soporto! ¿¡Por qué eres tan mala!?
— ¿¡Qué esta pasando!? — oigo la voz de mi padre pero decidí no darle importancia — ¡Déjala ya! — siento que me aparta de Karol.
— ¡Papá! Valu siempre está molestándome.
— ¡Eso no es cierto! Papá ella miente...
— No me quiere.
Como siempre Karol haciéndose la víctima, al igual que su madre.
— Papá no es cierto — suplico con la mirada a mi padre. Tengo tantas ganas de llorar.
— ¿Qué sucedió? ¿Dime, qué
pasó? — aparece Sharon fingiendo asombro.
— Mamá — Karol se acerca a ella y la abraza por la cintura, mientras lloraba.
— Karol — la aparta de su cintura — ¿Qué fué lo que hiciste ahora, eh? — se me acerca — ¿Hija, estás bien? — trata de tomarme las mejillas pero yo rápidamente quito sus asquerosas manos.
Y fué ahí que siento un golpe fuerte en mi mejilla derecha. Me había golpeado. ¿Cómo pudo hacerlo? Él nunca lo había hecho. No pude más y dejé que las lágrimas cayeran.
— ¡Valentina no trates así a tu madre!
— ¡Ella no es mi
madre! — grito en llanto.
— Hija...
— ¡No papá!
— ¿Qué es lo que te pasa? ¿Por qué te comportas así?
— ¡Tú no sabes nada papá! — corro hacia la salida — ¡Nada!
— ¿¡A dónde vas!? — lo escucho gritar.
— Adiós — respondí con la voz quebrada.
Corrí lo más rápido que pude, mientras las lágrimas no dejaban de caer de mis ojos.
Deseo tanto que Michael estuviera aquí conmigo. Lo necesito tanto en estos instantes. Solo quiero que me abrace...¡Solo quiero estar en sus brazos! ¡Quiero sentirme protegida! ¡Quiero!
Llegué hasta una cabina de teléfono...tengo tantas ganas de escuchar su voz.
No lo dudé ni un segundo y empecé a marcar el número que él me había enviado en una de sus cartas.
— ¿Bueno? — lloré con más fuerza al escucharlo — ¿Bueno?
Seco mis lágrimas.
— Mike — trato de que mi voz suene normal. No quiero que se de cuenta de que estoy sufriendo. No quiero que se de cuenta, lo mucho que lo necesito.
— Valu — extraño tanto verte, diciendo mi nombre — ¿Por qué no me habías llamado? ¿Te sucede algo?
— No — contesté
rápidamente — ¿Qué cosa podría sucederme? Tú no te preocupes. Yo...estoy bien. Muy bien...aunque la verdad, te extraño mucho.
— ¿Bonita, estás llorando?
¿Por qué siempre se da cuenta lo que me pasa? ¿Tan difícil es ocultarle algo?
— Es que...te extraño mucho — no sabes cuanto.
— Valu...
— Ya casi no tengo monedas — sabía que me iba a preguntar por lo que me está pasando, es por eso que decidí evitar el tema. No quiero que se preocupe — pero te hablaré mas tarde. Nos vemos...adiós — y sin esperar respuesta alguna, colgué.
Mentí, sí tengo monedas pero no quiero que se dé cuenta de mi sufrimiento, no quiero.
¿Por qué no soy buena fingiendo?
Las lágrimas no dejaban de caer sobre mis mejillas.
Salgo de la cabina y mis ojos miran por un par de segundos la hermosa luna que había esa noche. Toqué mi medallita, aquélla que significa nuestro amor. Quisiera tenerlo a mi lado...llorar en sus brazos. Necesito tanto un abrazo suyo porque sé, que en sus brazos me siento segura.
Decidí volver a casa pero no entré, solo me senté en una esquina mientras sollozaba. Derrepente siento algo sobre mi espalda. Sé que es él. Estoy segura que es él, porque desde que salí de casa no ha dejado de seguirme.
Ya me tiene harta...¡Quiero que me deje en paz!
Tomo su abrigo que había colocado en mi espalda y lo tiro al suelo.
— ¿Por qué me haces esto? — lo miro fijamente a los ojos — ¡Esto no puede ser! ¡Somos hermanos! ¡No importa lo que sientas por mí! ¿¡Dime Agustín, por qué me tratan así!? ¿¡Por qué son tan malos conmigo!? — grito con fuerza para luego romper en llanto.
...
Karol
— ¿Mamá, crees que ellos estén enamorados? — pregunto a mi madre, mientras los miraba ahí sentados juntos — en la escuela hay rumores. ¡Que asco! ¿Mamá, dime no harás algo?
— ¿Por qué lo haría?
— ¿Cómo que por qué? — la miro y ella sonríe.
— Déjalo así. Si ellos se aman, eso no te afecta. No te afecta en nada — tiene
razón — eso te ayudará y podrás ser novia del rico.
— Tienes razón.
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~ Una semana después ~
Valentina
Estoy corriendo como loca, uno porque ya es muy tarde y dos porque Agustín me está siguiendo. ¡Mal! Me alcanzó, definitivamente soy mala para las carreras. Lo miro mal y él sonríe para luego hacerme girar y así quitarme mi mochila, luego salir corriendo con ella. Ni piense que lo seguiré, ya me tiene harta sus juegos.
Veo que sube a un bus y lo veo alejarse pero de un momento a otro, veo que baja del bus y corre hacia mí.
Me sonríe y me entrega mi mochila. Yo la tomo de mala forma y solo comienzo a caminar. Nuevamente me sigue. Lo ignoro y noto que un bus llega al paradero, corro muy rápido y logro alcanzarlo. Subo y me siento con una niña que al parecer va a la misma secundaria que yo, pues tiene el mismo uniforme. Como Agustín me seguía, también subió en el mismo bus que yo. ¡Genial! ¿Acaso no se cansa de molestar? ¡Oh rayos! Le pidió amablemente a la chica que está a mi lado para que le cediera el asiento y para mí mala suerte, ella aceptó.
Veo que saca un cuaderno y me lo muestra. Las páginas corrían con fuerza y en ellas habían dos personas dibujadas, al parecer eran novios porque habían corazónitos a su alrededor. Al final de las hojas había un pequeño trébol de cuatro hojas, esos que supuestamente te dan buena suerte. No pude evitar sonreír tantito.
— Sonríes — lo escucho decir. Inmediato borro la sonrisa de mi rostro. Él coloca su cabeza en mi hombro...esto sí que me incomoda.
Ya es muy tarde, estoy segura que ya no podremos entrar a la secundaria.
Llegamos al colegio y casi nos cierran el portón en nuestras caras pero gracias a Agustín pude entrar sin problemas, ya que a él, el director lo había detenido por haber llegado tarde.
— Oye, te amo — lo escucho susurrar.
No me parecía justo que se quedara pagando por nuestra tardanza, pero bueno.
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— Y el premio de pintura es para el joven Agustín Zenere
Benson — dijo el director por el micrófono.
No pude evitar sonreír, pues Agustín había ganado el concurso de pintura. Se lo merece un montón.
Todos aplauden, mientras Agustín subía al escenario para recibir su premio.
— Valentina Zenere — ¡Oh no! — no llores más. ¡Por tí estoy aquí! — grita como loco a través del micrófono.
Juro que estoy hecha una tomate, ya que los de mi salón me miraban.
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— Toma — veo que pone su premio en mi mesa — es tuyo.
— Dáselo a tú mamá. Es la oportunidad de hacer las
pases — quiero que se traten como madre e hijo — finalmente reconocerá tu talento y se sentirá orgullosa.
Mala idea, Sharon lo trato mal.
— Hermano — trato de acercarme a él pero se aleja de mí y se dirige a su
habitación, yo decido seguirlo pero me cierra la puerta en la cara — abre — digo mientras tocaba su puerta — quiero hablar contigo Agustín. Por favor no le hagas caso.
Al ver que no abría, decidí escribír una carta para luego formarla en un pequeño avión de papel, aunque admito que no me salió muy bien.
Apesar de que me acosa con sus sentimientos, yo lo quiero como un hermano y por eso es que no lo quiero verlo sufrir.
Me acerco a mi balcón y se lo lanzo hacia el de él. Solo espero que lo lea.
...
Agustín
“Agustín, no le hagas caso. ¿Recuerdas que te prometí en darte un obsequio? ¿Bueno, porque no vamos al parque?”
Sonreí.
Estar con Valentina si que es maravilloso. Hace un momento me sentía como un idiota y ahora estoy muy feliz a su lado. Ella hace que una sonrisa de alegría se forme en mi rostro. La amo tanto.
Nos habíamos paseado por la montaña rusa y otros juegos y ahora ella esta sentada en un caballito, en el carrusel. Se ve tan hermosa, definitivamente todo encaja en ella. Sonreía y saludaba cada vez que me miraba.
— ¿Valu, te gusto o no te
gusto? — pregunté mientras la veía sonreír.
Cinco años después...
— Contesta. ¿Si te gusto, si te gusto o no? ¡Hey Valentina! — grité al ver que no respondía — ¡Valentina! — ella solo me miraba, mientras giraba en el carrusel.
Cinco años han pasado. Cinco años que vivo enamorado de la rubia más hermosa que pueda existir en este mundo y llegó el momento...llegó el momento de decirle adiós, pues tan solo faltan dos días para que él regrese.
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¿Te gustó o no te gustó?
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