C54: Previa tormenta
~ Al día siguiente ~
Narrando escritora
— ¿¡Dónde dormiste ayer!?
La castaña ojiverde muy molesta comienza a gritar, tanta era su ira que por poco derrama la taza de café sobre los archivos que había en el escritorio.
Valentina trata de calmarse. Su día empezó de maravilla y no permitiría que su hermanastra lo arruine.
— Estoy trabajando — responde de lo más tranquila y eso aumentó la rabia de Karol.
— ¡No te hagas la tonta Valentina! — grita y hace que todos los presentes giren a ver la escena — hoy no estuviste en el desayuno, revisé tus cosas y vi que faltaban, además es obvio que no dormiste en casa ¿¡Dónde diablos pasaste la noche!? ¿Estuviste con Michael?
La ojiazul decide mirarla a los ojos.
— Sí, estuve con él.
— ¡Eres una maldita pe...— intenta golpearla pero la rubia no se lo permite.
— Ten cuidado con lo que haces Karol — advierte y a la vez suelta su mano de mala gana.
— ¿Realmente crees que lo amas? Pues tu amor lo está arruinando Valentina — la rubia la ignora y comienza a guardar una que otras cosas en su mochila negra — por tu culpa dejó el almacén, por tu culpa la empresa no tiene sucesor...hasta lo alejaste de su madre — se pone de pie y comienza a caminar hasta la salida — ¡Te estoy hablando maldita! — la castaña la comienza a seguir — eres una descarada, sabes muy bien que se va a casar conmigo y tú aún así duermes con él pero déjame decirte que no fuiste la primera en su vida — la rubia para de golpe y decide mirar a su hermanastra — así es hermanita, Michael y yo hicimos el amor, el fué mi primer hombre, al igual que yo fuí su primera mujer.
— Ni tú misma te lo crees Karol — responde sonriendo — para la próxima inventate algo mejor quieres — sigue su camino.
— ¡Eres una estúpida!
Quiso golpearla por detrás pero un grito interrumpe su acto por completo.
— ¡Ni te atrevas Karol!
— Agus...— susurra la rubia.
El castaño se acerca a ella prácticamente corriendo, toma a su hermana por los pelos y la arrastra a un lugar apartado.
— ¡Sueltame infeliz! — grita la ojiverde.
— ¿Agus qué haces? Porfavor sueltala — dice la ojiazul.
— ¡Sueltame! ¡Me duele Agustín!
— ¿Cuántas pinturas falsas vas a querer, eh? ¿¡Cuántas!? — grita tan fuerte que asusta tanto a su hermana como su hermanastra.
— No sé de qué hablas...hermano porfavor sueltame...
— Dime cuántas Karol ¿Una o dos? El precio va a ir aumentando.
— No te entiendo...
— ¿Por qué me hiciste esto Karol? — sus ojos se comienzan a llenar de lágrimas — yo siempre te he querido a pesar de como eres, siempre te quise...eres mi hermanita pequeña, te fuí fiel y tú me pagas de una forma tan cruel — le muestra su mano derecha, la cual aún tenía vendas — me lastimaste y de la peor forma...ahora no puedo dibujar y pintar como lo hacía antes, ya no puedo hacer las cosas que me gusta hacer...pero lo peor aún es que me acusaste con la policía, todo era una trampa y yo no la sabía. Soy un imbécil — trata de no llorar — tú y mi madre me arruinaron la vida.
— ¿Eso es verdad? — cuestiona la rubia confundida.
— Por supuesto — deja de mirar a su hermano y clava sus ojos verdes en su hermanastra, quién se encontraba detrás de Agustín — aléjate de Michael, él se va a casar conmigo ¡Entendiste rubia asquerosa!
En eso Agustín le lanza una cachetada muy fuerte, que si no estuviera sujetada por él mismo, la castaña hubiese caído al suelo.
— ¡No te voy a permitir que le hables así a Valentina!
— Yo le hablo como quiero y quiero que sepas hermanito que Michael lo sabe todo, que tú Gastón, eres realmente Agustín — ríe con malicia — ya sabe que eres mi maldito hermano.
Agustín intenta golpearla nuevamente pero Valentina lo detiene.
— No lo hagas Agus, porfavor no pelees...ve a casa porque sabes muy bien que ese es tu lugar — le dice la ojiazul.
— No iré...primero tendrías que irte Valentina, irte a vivir con Michael.
La rubia le regala una cálida sonrisa.
— Pues tendrás que volver porque Mike y yo nos vamos a casar, no volveré a huir...confía en mí.
— Entonces volveré — el castaño le sonríe — pero antes tienes que saber algo más de tu accidente...
— ¡Basta! — interrumpe de un grito Karol — dime quién te va a creer ¿He? — se suelta del agarre de su hermano — te recuerdo que tú te aprovechaste de la pobre de Valentina durante cinco años, estuviste ocultándola de su familia, la hiciste pasar por tu novia.
— Sí, hice cosas malas, lo sé — mira de reojo a la rubia — y si crees que nadie me creería pues tendríamos que preguntarle a mi padre. A nuestro padre, él podrá decirlo todo.
No dice nada más y se va de ahí.
— Agus espera...
Valentina trata de seguirlo pero nuevamente su vista se volvió borrosa, se refriega los ojos con las manos y volvió a ver con claridad.
— Necesito lentes (gafas) — susurra para ella sola.
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Michael y Valentina, habían acordado para encontrase e ir a pasear un rato al parque de diversiones.
Michael había llegado unos minutos antes que su novia, al lugar pactado. Comienza a buscarla y la pudo visualizar a lo lejos pero vio algo que le hizo fruncir el ceño. Rápidamente se acerca y la toma por sorpresa al quitarle los lentes del rostro.
— ¿Y esto? — cuestiona confundido.
— Son lentes — la rubia le arrebata los lentes al castaño.
— Eso ya lo sé tontita, lo que quiero saber es porqué los estás usando.
— Mi vista no anda bien — la rubia se coloca los lentes — dime ¿Qué tal me veo? ¿Parezco intelectual? ¿Me veo bonita? — sonríe.
— Te ves extraña.
Esa respuesta hizo que la rubia ojiazul arrugara la nariz por molestia.
— No estoy de humor, sabes — lo mira mal — tengo un poco de miedo, sabes que mi madre perdió la vista por tener cáncer y yo...
— No seas tonta quieres — la regaña — ¿Acaso todos lo que usan lentes significa que tienen cáncer?
— No pero...
— Pero nada — la atrae a su cuerpo y la toma de la barbilla — mientras que esos lentes no me cubran tus hermosos ojitos azules pues no tengo ningún problema con ellos.
— ¿Qué?
— Significa que te ves hermosa mi amor.
— ¿Neta?
El castaño no responde, solo se dedica a capturar dulcemente los labios de su amada.
— ¿Ahora podemos ir a pasear? — la rubia asiente sonriendo.
Ambos se dirigen abrazados al parque de diversiones. El de ojos avellanas quiso entrar sin pagar, pues el lugar es parte de su empresa, pero luego recordó que ya no era más el jefe, así que tuvo que pagar las entradas con el poco dinero que le quedaba.
Entraron y comenzaron a pasearse en diversos juegos mecánicos, en realidad uno que otros, ya que el presupuesto del castaño se estaba agotando.
Finalmente se suben al carrusel donde ambos podían observar el bello mural que había dibujado y pintado Agustín Bernasconi, el hermanastro de Valentina y el rival de Michael.
Cuando los enamorados paseaban, Michael observó a su madre a lo lejos, se encontraba con el rostro preocupado y eso también preocupó a Michael.
— La extrañas ¿Verdad? — oye decir a la ojiazul. El castaño no responde — deberías hablarle.
— Ella no me quiere ver mi amor.
— No digas eso bonito — le acaricia las mejillas con una de sus manos — ve y háblale.
— Está bien — le sonríe — nos vemos en la salida ¿Okey?
La rubia asiente sonriendo, el castaño se despide con un corto beso en los labios, se baja del carrusel y corre a buscar a su madre. Cuando ya la tenía al frente, siente ganas de abrazarla y Victoria también deseaba eso pero ambos decidieron no hacerlo.
— ¿Por qué esa cara mamá? ¿Pasa algo? — su madre no responde, más bien le esquiva la mirada — ¿Qué pasa Tino?
— La empresa tiene problemas, ha comenzado a perder acciones y todo es por los rumores de que no hay un sucesor.
— ¿Es grave? — cuestiona preocupado.
— Lamento decirle que sí, se podría perder todo joven.
— Entonces tendré que regresar.
— ¿Estás seguro de eso Michael? — cuestiona Victoria — no necesitamos tu ayuda si te sientes obligado a hacerlo.
— Soy el sucesor madre. Es la empresa de mi padre y no pienso arruinarla.
— Entonces tendré que iniciar con los preparativos de tu matrimonio porque si regresas significa que te casarás con Karol.
Michael no podía creer lo que su madre decía.
Ese es el resultado de tener malas juntas con Sharon Benson.
— Lo lamento entonces...si sigues con eso no pienso volver.
— Entonces no vuelvas — responde su madre — organiza la reunión para mañana, Tino.
Sigue su camino e ignora a su hijo.
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~ Al día siguiente ~
Valentina habla con Tino y este le dice que es muy importante la presencia de Michael en la reunión. Así que la rubia haría lo imposible para que su castaño acepte regresar a la empresa.
— ¡Hey! ¿Qué haces?
— Casi me haces caer en la arena — responde el castaño sonriendo — te tengo una sorpresa.
Valentina se pone a la altura de su novio y este le quita un pequeño mechón rubio que cubría su rostro.
— ¿Qué es? — cuestiona curiosa — ya tengo fé, amor y ahora qué más.
Michael le muestra una pequeña concha de mar y la coloca sobre la suave arena de la playa.
Valentina saca su cajita y la iba a guardar en ella pero el castaño detiene su acto.
— Tontita, tienes que abrirla — le dice con ternura.
— Pues me hubieras dicho amor — toma la conchita y la abre con sus pequeños dedos y lo que había dentro de ella, hizo que su corazón estallara de alegría.
Dos pequeños anillos hechos manualmente, realmente muy bonitos.
— Ayer cuando volviste al trabajo, decidí ir al mercado, compré material para hacerlas...casi ya no me queda nada de dinero pero no importa porque sabes una cosa — acaricia sus mejillas de ella — estos son nuestros anillos de compromiso, no tendrán diamantes pero son muy importantes — apega su frente a la de ella — ¿Te casarás conmigo?
Valentina sonríe y no pudo evitar llorar pero de felicidad.
— Mil veces te respondería que sí — Michael seca las lágrimas que salían de esos bellos ojitos azulados con la ayuda de sus dedos — ahora tienes que ponermela.
El castaño le pone el anillo a su bonita y su bonita le pone el anillo a su bonito.
— Ya no llores mi amor — le dice.
— Te amo — susurra ella con dulzura.
— También te amo.
Y sellan el momento con un dulce beso lleno de amor. Ambos jóvenes besándose en la orilla de la playa, mientras el agua salada del mar golpeaban sus pies y a la vez el viento fresco resoplaba sus rostros.
La situación era hermosa pero fué interrumpida por la bocina de un auto.
— ¿Qué hace Tino acá? — pregunta el castaño con sorpresa.
— Le pedí que viniera. Mike tienes que regresar, la empresa y tu madre te necesitan.
— No pienso volver — replica con un poco de molestia.
— Escúchame — la rubia intenta convencerlo — la situación en la empresa está muy mal, más de lo que creía...en una hora habrá una reunión y sin tu presencia puede que se vaya a la rruina. Amor yo sé que...
— Karol me estará esperando — bufa con tristeza — sabes muy bien que si vuelvo tendré que casarme con ella y yo no quiero eso porque con la que quiero casarme es contigo.
— Y yo contigo.
— ¿Entonces por qué me pides que vuelva?
La rubia lo toma de las mejillas y lo mira con mucha profundidad.
— Por tu madre, ella te necesita y yo sé que tú también la necesitas a ella — los ojos del castaño se comienzan a humedecer — sabes todo lo que hizo tu padre por esa empresa y no puedes permitir que todo eso se destruya. Michael tienes que volver pero ni creas que te dejaré que te cases con Karol — esa pequeña oración hizo sacar una sonrisa por parte del castaño — aunque nadie esté de acuerdo con lo nuestro, eso no es impedimento porque yo siempre estaré a tu lado — suspira — hasta que seamos viejitos.
— Y nos sentaremos en un sofá abrazados, recordando y riéndonos de
los hermosos momentos vividos.
— Y te bordaré una chalina para el frío — continuaba ella con ternura.
— Y moriremos los dos en nuestra cama, tomados de la mano.
— Y nos amaremos después de la muerte.
— Siempre.
— Siempre — responde ella, mientras se le acerca y le da un beso corto en los labios.
El castaño la mira con dulzura, para luego regalarle una bella sonrisa.
— Michael Ronda regresa, espera correción — suspira — Michael Ronda DE Zenere regresa.
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El castaño decide volver a la empresa de su padre. Volvió en el momento exacto, justo cuando los ejecutivos estaban por dar un fuerte y duro golpe a la empresa Ronda pero el de ojos avellanas aparece y logra callar muchas críticas y a la vez esfuma los problemas que acechaban.
Victoria al ver como su hijo interrumpía la reunión, no pudo sentirse más feliz de ver como aquél ser que llevó en su vientre durante nueve meses, volvía acercarse a ella. Su corazón latía de felicidad, aunque lo disimulaba muy bien.
La reunión concluyó y con ello los rumores del supuesto “Quiebre de empresa”.
— Volviste — Victoria no podía ocultar más la emoción, así que corrió hasta su hijo y lo abrazó con muchas fuerzas, recordando cómo cuando era niño y lo acunaba en sus brazos — te extrañé tanto — admitió.
— Y yo a ti madre — responde el castaño junto a una sonrisa.
Victoria se olvidó por unos momentos el “Chantaje” que le hizo a su propio hijo, pues la única condición para que regrese, era que tendría que casarse con Karol. En esos momentos ni se le pasó por la mente, solo invadía una felicidad infinita de volver a tener a su único hijo en sus brazos.
Por su parte Michael no podía ocultar que una parte de él estaba feliz de volver pero pareciera que aquélla parte se derrumbaba al ver como una ojiverde arreglaba unas flores en su oficina.
¿Qué hacía ella aquí?, pensó. Bueno, en realidad ella trabaja ahí, tarde o temprano se la tendría que cruzar pero ¿Por qué tenía que encontrarla justo en su oficina?
— Mi amor...— Karol se le acerca con una sonrisa de felicidad en el rostro pero rápidamente el castaño la apartó y eso francamente le dolió a la ojiverde — volviste — disimula su frustración — sabía que lo harías — vuelve a sonreír.
Michael suspira cansado.
— ¿Cómo te hago entender que no quiero nada contigo?
Eso tomó por sorpresa a la castaña, no pensaba que iba a ser tan cruel luego de no verse durante unos días. Aunque él ya le había dicho y aclarado sus sentimientos, ella nunca permitiría que el de ojos avellanas se apartara de ella. Se negaba rotundamente. Pues no por nada había luchado durante todos estos años, y más aún cuando verdaderamente está empezando a sentir cosas por él, pero ya era muy tarde, en realidad siempre fué tarde.
— ¿Sabes? — ignora lo que dijo hace unos instantes — te he estado esperando con flores durante estos días. ¿Están muy hermosas, no crees? — su nerviosismo la hacía actuar de forma ridícula.
— Yo amo a Valentina — replica Michael — ella es la mujer con la que me quiero casar. Le hice una promesa, realmente lo siento Karol pero lo nuestro nunca fué verdadero y lo sabes muy bien.
— También me hiciste una promesa a mí — su voz se había quebrado y no era actuación, por primera vez no lo era — durante toda nuestra relación, nunca me dijiste que me amabas pero cuando te escuché decir por primera vez “Te amo” no tienes idea lo loco que se puso mi corazón — las lágrimas comenzaban a descender por sus mejillas — si nunca sentiste nada por mí, ¿Entonces por qué dijiste que me amabas?...¿Por qué me hiciste creer que sentías algo por mí?
El castaño solo se dedica agachar la cabeza. Nunca quiso dañarla, nunca era su intención pero lamentablemente lo hizo.
— Lo siento mucho — fué lo único que dijo y eso para Karol significó muy poco — ya no quiero seguir lastimandote, ya no puedo con esta culpa...
— ¡Estamos comprometidos! — grita al borde del llanto.
— Pues se terminó Karol — se acerca a ella y le muestra su mano, la ojiverde sabía muy bien que a esa mano le faltaba algo, algo muy importante y significativo para ella — ya no tengo más el anillo en mi dedo. Tú y yo terminamos, se acabó. Nunca debimos tener algo.
— ¿Por qué me odias tanto?
Michael sintió una gran culpa al ver la forma en como la castaña lo miraba y a su vez como dijo aquélla pregunta con el tono demasiado apagado.
— Yo no te odio Karol, es solo que no te amo.
— Pero yo sí — insiste.
— Sentí un gran vacío que tú trataste de llenar pero aún así, tú sabías muy bien que por más que intentes jamás podrías hacerlo. Has sido demasiado buena conmigo Karol y realmente te agradezco por todo el cariño...
— Pero no fue suficiente ¿Verdad? — vuelve a interrumpir.
— Deja de dañarte.
— Tú eres el que me acaba de dañar — aquélla frase lo dijo de manera fría.
— ¿Ves?, por eso no debemos seguir juntos, nunca debimos hacerlo. No quiero seguir lastimandote. Yo te quiero como una amiga y siempre te quise así.
— No pienso perderte Michael — limpia sus lágrimas con rapidez — si esperé más de cinco años por ti porque no esperar más. No pienso renunciar a ti, no importa el tiempo que tenga que esperarte, tú serás mío.
— No soy un objeto Karol y no pienso seguir lastimandote.
— Mike ya no puedes lastimarme más — lo abraza — yo soy feliz si te tengo a mi lado, me conformo con eso, no tienes que amarme, solo te pido que no me dejes. Yo quiero estar contigo Mike, te amo y te amaré por siempre.
— Me das pena — bufa finalmente el castaño para luego apartarla y salir de su oficina dejándola completamente sola.
Karol no podía sentirse más avergonzada, se había humillado a sí misma ante él pero eso no fué suficiente para poder retenerlo y ciertamente le dolía. Comenzó a llorar, lágrimas bajaban por sus tristes ojos verdes. No lo permitiría, ya los sentimientos se habían apoderado de ella por más que lo evitaba, ya no había vuelta atrás. Obtendría lo que siempre quiso, la fortuna del muchacho y al mismo Michael. Por suerte tiene una aliada, pensó; y esa aliada era la misma Victoria, madre del castaño.
Karol no tuvo que fingir ante su futura suegra el rechazo de Michael, porque realmente lo sentía. Por otra parte, Victoria estaba tan ciega con la ojiverde, pues ella solo le mostraba lo que la mujer quería ver en ella, más no su verdadera cara.
La madre del castaño no permitiría que su hijo dejara a la ojiverde, así que movió su siguiente ficha, hizo oficial el matrimonio de su hijo, a través de diversas plataformas, como periódicos, revistas, internet, entre otras. Todo esto a la espalda de su hijo.
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Valentina
Por más que uso lentes, hay veces que mi vista se nubla. Hay momentos en que veo borroso y luego de unos segundos la claridad vuelve a mí.
No sé lo que me pasa pero está naciendo en mí un cierto miedo familiar. Pues mi madre antes de que le detecten cáncer, ella había perdido la vista...a veces pienso que...
¿Acaso todos los que usan lentes significa que tienen cáncer?
Mi bonito tiene razón pero...¡Ya! ¡Basta! Deja de pensar así, solo mi vista está mal y ya, es eso Valentina.
¡Rayos! Ahora no sé que me pasa... empecé a sentir frío de la nada. Me abrazo a mí misma con mis brazos. Maldigo de no haber traído un abrigo, ¿Pero quién lo trairía con este sol encima?
Creo que me voy a enfermar, pues soy muy enfermiza...desde niña.
Dejo de caminar al observar un anuncio que me llamó mucho la atención.
— El futuro Ronda anuncia matrimonio con la empresaria Karol Bernasconi, hija de la famosa Sharon Benson.
Era de esperarse...pero lástima que solo quedará como una portada de periódico porque jamás se hará realidad.
El sonido de mi móvil interrumpen mis pensamientos. Era mi bonito, así que una sonrisa se apoderó de mis labios.
— Hola bonito.
— Hola bonita — vuelvo a sonreír al escuchar su voz, es inevitable.
— Dime ¿Te fue bien en la reunión?
— Claro — lo sabía — como siempre — orgulloso — los noquié de un solo golpe — ruedo los ojos.
— ¿Y tu madre? ¿Está contenta?
— Así es ¿Y tú? — ¿Por qué siempre invierte las preguntas?
— Pues ahora estoy viéndote en el periódico, estás en todas las portadas yyyy sales muy guapo — lo escucho reír.
— Bonita no quiero que te preocupes, no sé quién hizo semejante estupidez pero tranquila que solucionaré el asunto.
— ¿Quién se preocupa?
— ¿No te preocupa? — niego con la cabeza, aunque ya sé que no me ve — ¿Ni siquiera un poco?
— Ni tantito fíjate — miento.
— Yo sí estoy muy preocupado — bufa — amor, tendremos la mejor de las bodas, serás la novia más hermosa del mundo mundial...te verás como un ángel con tu vestido, que por cierto...¿Vamos a escogerlo?
¿En qué momento me salieron lágrimas de los ojos?
— Sabes que es de muy mala suerte que el novio vea a la novia antes de la boda.
— No creo en esas cosas — yo tampoco, solo bromeaba — paso por ti...
— Tranquilo, debes estar estar muy ocupado.
— ¿Entonces una cita?
— A las cuatro ¿Te late?
— Se nota lo mucho que me extrañas porque ya no falta nada para que sean las cuatro — sonrío — en el restaurante de siempre.
— Okey amor.
— Te amo.
— Yo más.
Cuelgo.
Miro la hora en mi móvil y veo que falta media hora para que sean las cuatro. Y qué casualidad que el restaurante solo estaba a tres cuadras...quiero llegar temprano y así como que lo molesto un poco por su tardanza.
Camino hasta la pista, no podía cruzar porque la luz estaba verde, así que me detuve a esperar que se ponga la luz roja y así poder cruzar. Cuando la luz al fin se puso roja, mis ojos comenzaron a ver borroso los colores del semáforo. Traté de cruzar pero paré porque siento que las fuerzas se me están iendo...froto mis ojos con las manos pero la claridad no volvía, de pronto todo dejó de ser borroso para volverse oscuro.
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