C40: "Volver"

Valentina

Todo había pasado tan rápido. Michael me presentó ante ellos, les dijo quién era realmente y lo que me partió el corazón fué ver a mi padre llorar y culpándose por lo sucedido. Volver a sentir sus abrazos tan cálidos y protectores, tal y como me los daba cuando era una niña. Él y Michael eran las únicas personas que extrañaba y amaba de mi verdadera identidad. Solo ellos.

Sharon como siempre. ¿Les dije que es una excelente actriz? Realmente mi madrastra merece que le den un “Oscar”, no sé como mi padre pudo fijarse en un ser tan cruel y malvado como ella. Claro, ella siempre le ha mostrado su perfecto disfraz, una máscara, una careta. Jamás se ha mostrado ante él, tal y como es...solo los que la conocen verdaderamente saben como es Sharon Benson.

Karol...alguien que algún día consideré como la hermana que siempre quise tener. Desde que se mostró tal y como es ante mí, supe que seguiría los mismos pasos que su madre y no me equivoqué en nada, solo que no es tan buena actriz como su madre. Ambas cuando escucharon decir a Michael que “Estaba viva y perdí la memoria”, ambas corrieron hacia mí y me abrazaron, fingiendo felicidad y llanto.

Como lo dije anteriormente, lo único bueno de volver a esta casa, es volver a tener cerca a mi padre, sentir su amor, su cariño, su protección...aunque ya no sea el mismo de antes porque ahora está ciego, ciego de un “Supuesto” amor ante Sharon.
No ve con claridad las cosas.

...

— Ahora que ya estás hecha toda una mujer — la habitación de...— no debes compartir habitación con Karol, es mejor que ocupes esta — Agustín — está un poco con polvo pero no te preocupes hija, mañana mandaré a que lo limpien.

— No te preocupes pap...

— Cariño — interrumpe Sharon — Valentina debe estar muy cansada — me pregunto, ¿Cuándo dejará de fingir esta mujer? ¿Acaso no se cansa? — porque no bajas y me esperas.

— Papá... — trato de evitar que le haga caso.

— Tu madre tiene razón Valu — no es mi madre — voy a dejarte para que descanses — me toma de las manos para mirarme fijamente a los ojos. Sus ojos se encontraban llorosos, quería llorar — aún no puedo creer que te tenga de vuelta. Que tengas buenas noches mi amor — deposita un suave y cálido beso en mi frente.

— Te quiero tanto — lo abrazo — tú también que tengas dulces sueños — sonrío — pero no tan dulces que te puede dar un tremendo dolor de cabeza.

— No cambias verdad.

— Nunca lo haré — lo vuelvo abrazar — descansa — recibo una sonrisa de su parte para luego salir de la habitación.

No podía despegar la mirada de él pero unos brazos hicieron que lo hiciera. De una manera brusca hace que me siente en la cama.

— Vaya, al fin te quitaste la careta.

— ¡Cállate! — eleva un poco la voz. Sus ojos me miraban con rabia — ¿Dónde está él? ¿Dónde diablos está Agustín?

— ¿Recordaste que tienes dos hijos?

— ¡No me cambies de tema! — de pronto su reacción cambia a una pasiva — claro ya veo, la señorita no quiere hablar de él — me jala bruscamente de los brazos hacia ella — te lo advierto Valentina, pobre de tí si llegas a separar a Karol de Michael.

Quito sus manos de mis brazos, de mala forma.

— ¿Piensas que sigo siendo una niña? ¿Que acaso no te has dado cuenta que he crecido? Ya no soy una niña para andar teniéndote miedo...ya no soy la misma de antes — ahora me le acerco yo — así que yo te advierto que no vuelvas amenazarme.

Ríe y se levanta de la cama.

— Oh mi niña, por supuesto que me he dado cuenta que ya no sigues siendo la estúpida niña que manipulaba a mi antojo pero ni creas que dejaré de hacer lo que hago solo porque te crees la muy valiente. Te equivocaste tremendamente en volver a pisar esta casa porque me encargaré de hacer tu vida muy infeliz — se acerca — tal y como lo hice cuando eras una mocosa, de eso no lo dudes ni un poquito.

— ¿Te encanta este juego
verdad? — cuestiono con sarcasmo.

— Por supuesto. ¿Que a tí, no? Por gusto regresaste querida, a tu padre lo tengo como mi títere y muy pronto tú lo volverás hacer.

— ¡Largate! — elevo la voz — ¡No tengo porque soportar tus amenazas, quiero que te vayas!

— Claro, debes estar muy
cansada — la veo caminar hacia el armario — mírate, sigues siendo débil...en eso no has cambiado hijita.

— ¡No soy tu hija! ¡Vete de mi habitación! — de pronto siento como una almohada me pega con fuerza la cara, lo había tirado ella.

— Sí, descansa hijita — se acerca a la puerta de salida — y piensa cuándo diablos te irás porque si no lo haces yo misma te botaré como la basura que eres — cierra la puerta y yo tiro con fuerza la almohada que había sujetado en mis manos.

Me dejo caer al suelo, mientras escondo el cabeza entre mis rodillas, tenía unas inmensas ganas de llorar pero decidí no hacerlo...ella tiene razón, sigo siendo débil.

Trato de olvidar las amenazas de Sharon. Me levanto del piso y comienzo a mirar detalladamente la habitación donde me encontraba, la habitación que hoy en adelante será mía...la habitación que le perteneció a Agustín cuando era niño.

¿Qué hacía yo aquí? ¿Por qué tuve que volver a esta casa? ¿Por que tuve que hacerle caso a Michael? ¿Por qué tuve que alejarme de...

— ¿Por qué me dejaste ir, Agus?

Camino hacia un rincón donde había una sabana blanca que cubría algo, así que decido quitar la sabana y lo que vi, hizo que las ganas de volver a llorar me inunden por dentro. Mis ojos se encontraban observando las pinturas de Agustín, aquéllas con las que pintaba cuando era niño...todo está igual que antes, en el mismo lugar.









“¿Sabes? Estos libros eran los preferidos de mi madre, te gustarán mucho”

“No quiero que me molestesme mira mal para luego continuar con lo suyo, lo cuál era dibujar”

“Era una hermosa lluvia de aviones de papel, cada vez caían más. Así que tenía que correr para poder tomarlos. Los tomaba y los abría, Agus que dibujaba bien. ¿Me pregunto cómo lo hacía? Digo, pues no soy muy buena dibujando. Quisiera que me enseñara”

“¿Te gusto o no te gusto?”









Lo extraño, mucho. ¿Dónde estarás hermano? ¿Por qué me dejaste ir?

Seco con el índice una pequeña lágrima que se había dejado caer de mi ojo izquierdo. Saco el móvil de mi bolsillo, quería, necesitaba saber cómo estaba. Cuando abrí el móvil, veo que aún seguía el trébol que me había dejado pero aparte había un mensaje de texto de su parte.










«¿Eres feliz? Sé feliz Valentina»








Las ganas de volver a llorar me invadieron de cuerpo y alma. Camino hacia el balcón, necesitaba sentir el viento de la noche sobre mi cuerpo. De pronto a lo lejos puedo verlo, bueno solo veía sus pies pero sé que es él. Esas zapatillas eran de Agustín. Así que decido escribirle una nota para luego formar un avioncito con ella y dejarla caer desde mi balcón.

Veo como la nota cruza la calle para luego dejarse caer al suelo y fué ahí que se dejó ver. Recoge la nota y la lee para luego girar y conectar miradas. Sus ojos se encontraban llorosos y verlo así me dolía, tenía tantas ganas de salir, de aquélla casa para poder abrazarlo muy fuerte pero decidí no hacerlo. Es mejor así.









«Yo seré feliz y tú también lo serás»







Dejo de mirarlo para entrar a la habitación.

Sé feliz Agustín.

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Al día siguiente

Me miro al espejo. Aún no puedo creer que soy Valentina, que siempre fuí ella pero aún así, no me reconocía como Valentina en el espejo, esa que está ahí no es Valentina...tiene un estilo completamente diferente, un estilo Ámbar. Aunque haya crecido, no me veía como tal en el reflejo del espejo.

¿Por qué mi pelo tiene ondas? Que yo recuerde, no me gustaba mucho que digamos el pelo ondeado, a Ámbar le encanta pero a Valentina no. Ella, yo prefiero mi pelo tal y como es...liso.

No dudé más y tomé la plancha para alisar mi cabello. Mi pelo en sí es liso pero cuando creía que era Ámbar, a ella no le gustaba mucho que digamos, es por eso que me lo ondeaba.
Luego de unos minutos me miro al espejo y ahí fué que me reconocí, esa era yo realmente. Sonrío para luego caminar hacia mi armario, realmente tenía que ir de compras porque viendo bien el estilo que solía usar, ahora no me agrada mucho que digamos. Ámbar solía usar tenis, y en eso concedimos ya que no soy tan amante de esos zapatos con punta pero por ahora los voy a usar...ya que Mike es muy alto y tampoco quiero parecer muy chaparra a su lado. Ámbar no era tan afeminada, caso contrario de mí realmente...aunque no era mucho del estilo princesita, ya que amo el negro junto a una mezcla de estilo rockero.
Un maquillaje sencillo pero muy bonito.
Cundo estaba a punto de salir de la habitación, giro mis talones y me quedo observando el lugar. Era diferente despertar en un lugar distinto, un lugar que conozco a la perfección, un lugar donde realmente pertenezco...se sentía extraño y de alguna forma, triste.

— ¿Qué estarás haciendo
Agustín? — susurro con pesadez.

Tomo mi móvil, quise llamarlo pero me arrepentí al intento. Es mejor así.

Las ganas de salir a buscar algún trabajo se me vinieron abajo, así que decidí quedarme en la habitación...no pensaba salir, ni siquiera para tomar desayuno pero cuando escuché una voz, que hizo que mi corazón se acelere a mil por hora...

— Conozco a la perfección esa voz — salí de mi habitación, sin hacer ruido camino hacia las escaleras.

— ¿Qué sorpresa? ¿Qué haces aquí tan temprano? — escucho decir a Sharon.

En ese instante me escondo detrás de un florero, al ver como Karol salía con rapidez de su habitación para bajar corriendo por las escaleras.

— Vine por ella — ¿Por...Karol?

— ¡Amor! — no quiero imaginar ese saludo.

Ignoré mis pensamientos y decidí bajar.

Nuestros ojos conectaron al instante y por más que quise quitar la mirada no podía, mis ojos lo buscaban y ya lo encontraron. Seguía mirándome fijamente y con mucha dulzura, sentí como mis mejillas se comenzaban a calentar.

¡No te sonrojes Valentina! ¡No ahora!

Tarde.
¿Por qué tuvo que mirarme de pies a cabeza y luego sonreír? ¡Tonto!

— Buenos días hermanita — interrumpe Karol.

Por su culpa rompimos nuestro contacto de miradas.

— Buenos días, Valu — oigo su tierna voz.

Le sonrío y él me guiña un ojo.

— Se hace tarde mi amor — Karol lo toma del brazo y se apega mucho a él. No creo soportar esos comportamientos todo el tiempo y él que no se aleja. ¡Claro!...me olvidaba que es su novio.

— ¿Quieres volver al
trabajo? — eso me sorprendió bastante.

— Pero ella renunció mi amor.

— Sí lo hizo pero si yo quiero la puedo volver a contratar y no será por mucho tiempo — ¿Qué habrá querido decir con eso? — pues entonces boni...digo Valu. ¿Me aceptas? — Karol lo mira mal y él le sonríe — ¿Me aceptas de nuevo como tu jefe?

Asiento junto a una sonrisa y la neta no sé porque acepté pero lo único que sé, es que no quiero estar lejos de él...no podría soportarlo.

— Lo olvidaba — interrumpe Sharon — su padre quiere que se quede en casa para que pueda descansar.

— ¿Mi padre o tú? — la encaré y ella frunce el ceño — lo siento Sharon pero pienso ir.

Le sonrío, ya me imagino como estará ardiendo de la rabia por dentro. Uno por intervenir en la “Relación” de su hija con mi...digo con Mike y dos porque la llamé Sharon y no madre como ella quiere que lo haga.

Ya no soy una niña. Volví a mi vida, volví donde siempre debí estar pero aún así, se siente extraño.

🖤

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