C30: Soy Valentina

Ámbar

"Una luz muy fuerte hacia que mis ojos se dilataran. Los cierro con fuerza pero en ese instante siento como algo me choca con fuerza las piernas. Sentí un dolor muy fuerte, estoy completamente segura que me quebré un hueso.
De pronto siento como mis manos chocan con algo para que luego mi mejilla derecha...todo se volvió negro"






¿Qué...qué ha sido eso?

Miro por los alrededores rápidamente, cuando mi vista se queda estampada en la luz blanca que hacía, que mis ojos se dilataran. Había un auto frente a mí. Aquél auto que estaba a punto de atropellarme.


"Todavía estaba un poco consiente, cuando escucho el sonido de mi cabeza chocar con cierta fuerza el suelo"


¿¡Otra vez!? ¿¡Qué ha sido eso!? ¡Por qué me veo a mí misma tirada en el suelo llena de sangre!

Un pequeño sonido hace que aleje aquéllas imágenes que no entendía...que me llenaba de miedo.
Era el sonido de la puerta del auto que se abría.


"Corro con fuerza porque ya no aguanto las ganas de verlo, tenerlo conmigo para nunca más volverlo a soltar"


— ¿Estás...— ¿Karol? Pero...¿Tú eras la que casi me atropella?

Sus ojos se abrieron a tope. Me miraba fijamente pero yo no me encontraba centrada en su mirada...yo solo me encontraba centrada en lo que me está pasando.

¿¡Por qué diablos estoy viéndome en mi mente!?

¿¡Qué es esto!?

Karol deja de mirarme para luego subir a su auto y salir de ahí.



"¡Ya vine!"



Mi respiración se aceleraba a cada segundo al igual que mi corazón.

Me levanto del suelo y comienzo a correr por las calles.

No entiendo lo que me pasa...¡Quiero que esas imágenes y voces se alejen de mi mente!



"¡¡Michael ya vine!!"




¿¡Qué!?

Lágrimas comenzaron a salir de mis ojos.




"¡Valentina!"





Escuché ese nombre en mi mente y en ese preciso instante giro como...como si me estuvieran llamando a mí...como si por instinto respondiera a ese nombre...pero eso no fue lo peor, lo peor fue es que cuando volteé, vi a Michael mirándome, saludándome con la mano y en su rostro aquélla hermosa sonrisa...





"¡Ya vine!
¡Ya vine Michael!

Gritaba de la emoción y felicidad mientras lo saludaba con la mano.

¡Valentina!"





Negué con fuerza mientras llevaba mis manos a mi cabeza, mientras me despeinaba los cabellos. Un llanto desde lo más profundo de mi corazón se hizo presente en mí. Miles de lágrimas no dejaban de caer de mis ojos azules.

Esto no puede ser verdad...¡No es real!







"Así mantén esa sonrisa"

"Valentina Zenere, me gustas mucho, no solo me gustas...yo te amo. que somos jóvenes...pero es lo que siento por ti, esto es amor...no es fácil"







¿Michael?







"Yo siento lo mismo que .

Se acerca a y acaricia mis manos suavemente para luego tomar mis mejillas y mirarme fijamente a los ojos. Luego veo que en su mano derecha había dos medallitas muy bonitas. Mike las saca y me coloca una de ellas, luego yo le coloco el de él.

Eso es como nuestro símbolo de amor"











¿¡La medallita!?

Por impulso llevo mi mano a mi pecho y un miedo inundó en mí, al sentir que no estaba.

¡¡Joder, lo tiré!!

¡Cómo pude! ¡Eres idiota!¿¡Por qué mierda hice eso!?

Mis piernas por si solas comenzaron a correr en dirección a aquél lugar dónde lancé mi medallita quién sabe donde.

No sabía cuál era su origen...o más bien no lo recordaba pero ahora sé que esa medallita es muy importante en mi vida, al igual el dueño quién me la dio.

Cuando llegué al lugar, mis rodillas se dejaron caer por si solas en el césped para así comenzar a buscar mi medallita con mis manos.

Buscaba y buscaba y no la encontraba. Si no la encuentro me sentiré muy culpable por haberme desasido de algo tan valioso en mi vida.

Mi corazón se hacia trizas cada vez más al momento que palpitaba con mis manos en el césped y no encontraba nada. Cuando de pronto siento un pequeño bulto en el césped, rápidamente lo tomo en mi mano derecha para luego abrirla lentamente y ver que era...¡¡Era mi medallita!!

La tomé en mis manos y cientos de lágrimas comenzaron a salir nuevamente de mi ojos.






"Valentina Zenere...me gustas mucho, no solo me gustas...yo te amo"





Yo también te amo Michael — susurré mientras miraba fijamente la medallita que tenía en mi mano para luego colocarla en el lugar que siempre estará, colgando en mi cuello.

Me paro lentamente, sentía que el cualquier momento me iba a derrumbar. Que en cualquier momento caería en un hoyo profundo donde abunda la oscuridad.

No sé de dónde saqué fuerzas para llegar a mi...¿Casa? No le tomo mucha importancia y decido entrar al baño para así lavarme la cara.

Una ráfaga de agua fría comenzó a deslizarse en mi rostro, con eso pude quitar las lágrimas, borrar un poco el maquillaje que había arruinado mi llanto. Cierro con cierta fuerza los ojos para luego abrirlos lentamente y...ahí estaba yo. Mirándome en el espejo.

¿Quién soy?

Fué una de las miles preguntas que invadieron en mi mente, aunque todo seguía confuso, yo ya tenía formulada una respuesta clara.

Me acerco un poco más al espejo. Decido tocar mis mejillas con mis manos, mis ojos, mi cabellera...

— Soy...— el hecho de mencionarlo hacía la amenaza que de nuevo vuelvan a salir las lágrimas de mis ojos — soy Valentina.

Yo soy...soy Valentina. La Valentina que busca Michael, la Valentina con la que me comparaba, la Valentina quién...ama.

...

Narrando escritora

En ese mismo momento, en otro escenario se encontraba un castaño de ojos mieles mirando fijamente el mural que había mandado hacer para su bonita. El mural ya estaba terminado y había quedado muy hermoso, creía ver el cielo en persona. Definitivamente Gastón es un excelente artista, lo hizo muy bien. Eso era lo que pensaba el empresario.

Cierra los ojos con fuerza y en ese intento, una lágrima se deja caer de uno de sus ojos. Su cuerpo ya presentía lo que iba hacer y rechazaba por completo la idea.

Michael Ronda se comienza a sacar aquél símbolo que representaba su amor por la rubia de ojos azules. Aquélla medallita lo llevaba puesto desde el día en que la dueña de su corazón se lo había colocado en su cuello. Nunca se lo había quitado, ni siquiera al momento de darse un baño. Sentía que en cierta forma, ella estaba con él. Como si la medallita fuera ella.

Su corazón estaba hecho añicos, tenía miles de agujeros. Simplemente estaba roto en miles de pedazos. Pero un día llegó, una rubia con quién pensó que aquélla rubia, era su Valentina; ya que eran semejantes y no solo en lo físico, sino también por dentro, hasta inclusive en los gestos que hacía.

Ámbar Smith en cierta forma había hecho que su pequeño corazón roto se vuelva a reconstruir poco a poco. Él pensó que jamás se iba a volver a enamorar de otra persona que no fuera Valentina pero no fue así y eso hacía, que el castaño se sienta culpable, ya que sentía que traicionaba al amor de su vida. Pero con el transcurso del tiempo, Michael comenzó a chocar con la realidad. Aceptó que Ámbar no era su bonita y él sabía muy bien porque fue él mismo, quién cometió aquél error de pensar que Ámbar era Valentina, cuando realmente no era así. Y el segundo error que cometió fue que aquélla rubia, también de ojos azules, se enamorara de él. Porque por más que Ámbar no se lo dijera, él sabía muy bien que ella sentía cosas por él y él lo único que hacía era dañarla al compararla con Valentina.

Aprieta sus manos con fuerza para luego abrir poco a poco sus ojos. Su mirada se centra a la medallita que tenía en una de sus manos. Las ganas de volver a romper en llanto como solía hacerlo cada noche, invadieron su cuerpo y alma.

No quería hacer lo que tenía en mente pero igual lo haría.

— Debo dejarte libre en el cielo — susurró con la voz quebrada, mientras sus ojos marrones miraban fijamente la medallita que tenía en una de sus manos.

¿Dejarla libre?

Él no quería, nunca la dejaría pero esta vez lo hizo.

— Acepta mi decisión por favor — se disculpa mientras las lágrimas se encontraban rodando sus mejillas.

Tenía que dejarla ir. Ya no podía seguir aferrándose a su bonita, por más que él quisiera. Tenía que dejarla libre en el cielo porque el castaño aceptó que su Valentina, ya no se encontraba en este mundo y eso era una herida profunda que por más medicamentos o tiempo que pase, jamás cicatrizaría.

Él la deja ir porque cree que ya no es digno de su amor, cree que su bonita no se merece a alguien como él. Un ser que anda comparándote o creyendo que nunca moriste y que eres tal persona. Ella no se merecía eso, tampoco Michael la merecía porque permitió la entrada a su corazón a una extraña, una desconocida que tiene un perfecto nombre y ese era Ámbar Smith pero él tampoco se merecía a esa rubia porque era consciente de que si está con ella, nunca dejará de ver a Valentina en Ámbar. Por más que quisiera no lo lograría.


«Perdóname bonita, uno por dejarte ir y dos por permitir que alguien más entre en mi
corazón»

🖤

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