C29: ¿Qué es lo que me está pasando?

Gastón

Solo espero que me perdones Valentina, porque sí...ese es tu verdadero nombre. Hermoso.
Sé que lo que hice estuvo muy mal pero dime...¿Qué piensas que haría con lo que siento por ti? ¿Tú crees que podré vivir sin ti? La respuesta es muy obvia, nunca podría estar lejos de ti. ¿Qué quieres que le diga a mi corazón para que así te arranque de el? Cómo decirle a mis ojos que no brillen o se emocionen con el solo hecho de mirarte pero más, al ver esa hermosa sonrisa que tus delgados labios rojos forman.
¿¡Cómo mierda te arranco de mí, si no quiero hacerlo!?
Yo no tuve derecho de hacerte algo como lo que te hice, tú no merecías eso...sé que me odiarás cuando te diga toda la verdad porque eso es lo que estoy planeando hacer cuando termine el mural, y aunque muera por dentro al verte sufrir por mi culpa, al verte llena de odio hacia mi persona...yo siempre estaré ahí...si tú me lo dices, aunque siento que a veces no será así y eso me llena de miedo. Yo sé que merezco todo lo malo, lo sé pero sabes una cosa...no me arrepiento de nada porque estos cinco años que te tuve a mi lado, fueron los años más felices de mi vida, fueron los años en que mi corazón palpitaba a cada instante con tan solo el hecho de mencionar tu nombre, fueron los años en que aquélla sonrisa sombría se volvió a una alegre. Simplemente eres mi vida, mi felicidad, mi todo Valentina Zenere.
Perdóname.

...

Karol

¿Pueden creer que mi compromiso ya está cerca y ni siquiera tengo un anillo puesto en mi dedo?

Pues ya es hora de tenerlo. Mike se supone que debe dármelo sorpresivamente pero conociéndolo bien, sé que nunca lo hará, claro yo lo haré. Siempre tengo que hacerlo todo. Karol Zenere "A la orden jefecita".

— Mike — por fin regresó, la verdad no sé que hace tanto fuera de su oficina. Veo que siempre va a ese carrusel. Ya quiero que el imbécil de mi hermano termine ese maldito mural para que se largue y obviamente se lleve a su mascotita "Valentina la muerta" — si tienes tiempo vamos por las sortijas — espero que me diga que si.

Cierro los ojos fuertemente y cruzo de dedos para así esperar su respuesta.

— Esta bien.

¿¡Qué!? ¿Es neta lo que escuché? Sí es verdad.

Camino hacia él con una sonrisota en el rostro para así abrazarlo y llenarlo de besos pero...¡Maldición! ¿¡Por qué me tuvo que cerrar la puerta y en mi cara!?
¡Hug! Te odio pero a la vez te amo.

No lo entendía. Mike últimamente ha sido muy atento conmigo, hasta incluso me daba los besos y eso que yo siempre era la que lo hacía, pero hay veces que vuelve el verdadero Michael. Si, aquél Mike mujeriego y que ni siquiera sabe tratar a su novia, es decir yo.
Prefiero mil veces al Michael romántico pero bueno aquí no solamente es importante el amor, sino también el dinero. No por algo lo he aguantado todos estos años.

...

Regreso a mi oficina y me siento en la silla, luego tomo unos papeles y los leo un poco. Mi lectura fue interrumpida cuando veo pasar a la idiota de mi hermanastra. ¿Cómo es que era su nombre? Así...

— Señorita Ámbar — finjo una sonrisa, mientras la veo venir a mí.

— ¿Si? — ¡Por Dios! Pero que atuendo. Definitivamente esta no es Valentina.

— ¿Ya tienes las muestras para la fábrica?

— Sí — sonríe. ¡Mierda! ¿Acaso nunca va dejar esa sonrisita de niña bonita, ni aunque haya perdido la memoria? — ya escogí diez hilos y ya los envíe con la orden.

— Ah que bien — una idea se me cruzó por la mente — estaré muy ocupada y no voy a volver, eso urge — cómo me encanta mentir — ¿Crees poder traérmelos?

— Sí — muy bien. Caíste estúpida.

...

Horas después...

¡No lo puedo creer! ¡Por Dios! Pero que hermosas joyas están viendo mis ojos.
Quisiera todo pero por el momento me conformo con un hermoso anillo lleno de diamantes.

— ¡Ah! Está bonito — le sonrío, mientras lo abrazo.

— Elige lo que tú quieras — responde sin mirarme.

— Tú tienes que elegirlo — lo reprocho con dulzura — es para mí.

Mike no dice nada, solo me dedica una hermosa sonrisa. Entonces tomé sus mejillas y acerqué mi rostro lentamente al de él.

— Karol...¿Qué haces? — intenta alejarse pero yo lo detengo.

— Quiero un beso de mi novio.

— ¿Qué? Oye, espérate — se apartó y esta vez no pude hacer nada.

— ¡Mike! — lo reprocho, mientras pongo cara de molesta porque en realidad lo estoy.

— Estamos en la calle, sí.

— ¿Y eso qué? — nuevamente me acerco y cuando estaba a punto de besarlo, una horrible voz interrumpe el momento.

— Buenas tardes — okey. ¿Qué te parece si mejor gritas? Mike se aleja de mí — aquí está — pone en mis manos unas bolsas.

¿¡Pero esta que se cree!?

Bueno por lo menos mi plan salió como yo quise pero... ¡Maldición! ¡Interrumpió mi beso con Michael! Pero espérate...estaría bien si ella nos hubiera visto lo cerquita que estábamos.

— No tenías porque traerlas — le devuelvo sus bolsas — eres más impaciente de lo que pareces — miro mi sortija. ¡Oh si! Disfrutaré mucho este momento — ¿Te gusta? — le muestro mi sortija en mi dedo — Michael lo compró para mí — A MÍ NO A TÍ.

— Está bonito — ¿Bonito? Porfavor es mucho más que eso.

¿Ya te vas? Sí ya se va. Pero claro como siempre mi novio reteniéndola.

— ¿Vas a comprar tu anillo? — ¿Me pregunto con qué dinero? — va ha terminar el mural muy pronto.

— Sí, creo que es buena idea — intervengo — debe haber algo no tan caro — sonrío con malicia.

— Claro — responde para luego acercarse a una señorita y así le muestre una variedad de sortijas.

Ridícula, eso es lo que es.

Por favor porque no simplemente le ata un hilo en el dedo a mi hermano y ya. Sería bonito.

— Deme uno para hombre — escucho la voz de Michael.

— ¿Ya te decidiste? — pregunto y él solo me sonríe para luego acercarse donde la teñida de mi hermanastra. Yo lo sigo.

— Mira este — le muestra el anillo — creo que le quedará bien a tu novio — ¿Por qué tanto se miran?

— Simple pero lindo — vuelvo a intervenir.

Ella solo le da la espalda. Mal educada.

— Tiene — se saca el anillo que tenía puesto en el dedo. Claro si a eso se le puede llamar anillo — ¿Tiene algo como esto? — le muestra su anillo a la señorita que la atendía.

— Sí — saca una pequeña caja y lo abre — ¿Qué te parece?

— Me llevo esta.

Huachafos.

...

Ya habíamos terminado con las compras de nuestros anillos.
Yo por mi parte escogí uno realmente hermoso, caro y lleno de diamantes. No veo las ganas de que Michael me lo ponga en el dedo. Por favor quiero presumir. Michael por su parte compró un anillo que a mi parecer no es tan bonito. Simplemente lo miro unos segundos y dijo "Me lo llevo" sin tomarle mucha importancia. Cómo si realmente no le importara, ni siquiera se lo probó y eso en cierta forma me molestaba.

— ¿Regresas con nosotros? — pregunta Michael a la idiota de mi hermanastra.

Ojalá diga que no. ¡Maldición! No soportaré que se estén echando miraditas por el espejo retrovisor.

— Gracias pero no — que bueno.

— Hasta mañana — me despido con una sonrisa falsa, mientras entro al auto.

Cuando estaba a punto de cerrar la puerta, la muy teñida me detiene.

— Espera — ¿Y ahora qué? — toma — ah no, ni pienses que recibiré esas bolsas.

— Me los das mañana — ¿Qué no ves que solo te hice venir para que veas como MI novio me compra mi anillo de compromiso?

En ese momento coloca las bolsas en mi falda. ¡Maldición!

— Dijiste que urgía — sonríe y luego cierra la puerta del auto.

¡Maldita!

— ¿¡De qué te ríes!? — le digo a Michael muy molesta.

Esto no es gracioso.

— De ti por supuesto — ¿¡Qué!?

¡Y todavía sigue riendo! ¡Hug, lo odio!

...

Ámbar

¿¡Acaso estaban a punto de besarse!?  ¿¡Y por qué le tiene que comprar un anillo!?
¡Hug! Maldición, me olvidé que se van a comprometer. Estoy segura que Karol lo hizo a propósito. La muy descarada fingió que le urgía las muestras que hasta me hizo ir a esa joyería pero sé que lo hizo solo para molestarme. Solo para echarme en cara su relación con Michael.

Bien, Ámbar deja de pensar en él y ya. Céntrate en Gastón.

— ¡Ya regresé! — grité, mientras entraba a mi casa.

Alejo mis pensamientos y comienzo a subir las escaleras.

— ¡Ámbar! — es el papá de Gastón — te ves muy contenta — creo que lo dice por la sonrisa que llevo en la cara.

Gastón se me acerca y me da un pequeño beso en los labios.

Le regalo una sonrisa y luego mis ojos se abrieron a tope al ver la mesa llena de deliciosas cosas.

— ¿Qué estamos celebrando? — pregunto con alegría, mientras me siento en mi lugar.

— Hoy es el cumpleaños de mi refinada madre — responde Ricardo, mi suegro al que quiero como abuelo.

— ¡Gracias abuela! — grito con una sonrisa.

Me saco mi casaca y la pongo por una parte de la casa.

— ¿Y eso? — ¿Qué cosa? — ¿Qué es eso? — ¡Oh no! ¿Cómo llego el anillo en sus manos? De seguro se me cayó cuando me sacaba la casaca.

— Voy a comprometerme con él — abrazo a Gastón y siento como me da un suave beso en la cabeza.

— ¿¡Cómo!? — ¿Acaso está enojado? — ¿¡Y a quién le pidieron permiso!?

— Papá...— habla Gastón pero lo interrumpe.

— ¡Porque no mejor se casan! — sonríe.

En ese momento los tres reímos. Pensé que Ricardo no aceptaría nuestro compromiso pero como ya es costumbre de su parte, todo era una broma.

...

Al día siguiente

Michael

— Hay una reunión de la asociación esta noche — me dice Tino — a las siete.

No lo escuché bien.

— ¿A qué hora?

— A las siete. ¿Piensa ir? — no me gustan esas cosas, prefiero estar en mi casa...

En ese momento veo a Ámbar con su noviecito. Detengo mi andar y los veo muy atentamente.

— Nos vemos a las siete — le dice su noviecito con una sonrisa, mientras le acomodaba su abrigo.

¿¡Por qué tiene que hacer eso!? Ella tiene sus propias manos y puede hacerlo sola...esperen, ¿Acaso dijo a las siete? Así que tienen una cita a las siete y qué casualidad que hoy, hay una reunión con los empleados a esa hora.

Pensándolo bien, creo que iré y pondré algunas reglas.

— No tardes...mejor llega tarde, no quiero que corras y tengas un accidente. ¿Me oíste? — ¡Por dios! Parece más su padre que su novio.

— Sí, nos vemos — ¿¡Por qué le sonríe!? ¿¡Y por qué ahora el idiota ese le acaricia las mejillas!? ¿¡Y por qué ella deja que lo haga!?

— Bueno, ya me voy — ya era hora — cuídate — ¡Mierda! ¿¡Por qué rayos la tiene que besar!? ¡Y ella que se deja!

Mejor me voy. ¡Maldición! Recién empieza el día y ya estoy de mal de humor, y todo se lo debo a esa hermosa parejita, porque no se van a hacer sus ridiculeces a otro lado. ¿Acaso no saben que están en MI empresa y yo no admito ese tipo de muestras de cariñitos?

...

Ámbar

No sé porque pero sentí esa sensación como si alguien te estuviese mirando. Miro a mis alrededores y no encontraba a nadie, solo veía a Gastón alejándose. Creo que estoy un poco loca, mejor me voy a mi oficina. Llego a mi oficina y Caro se me acerca con una sonrisa en el rostro.

— ¿Tienes planes hoy, Ámbar? — arquea una ceja.

— Sí — sonrío y al mismo instante la sonrisa de Carolina se va borrando — voy a la galería de arte con Gastón. ¿Quieres ir? — sé que me dirá que no porque esas cosas a ella le aburren pero intentar no cuesta nada.

— ¿Ah? — vuelvo a sonreír al ver como se hacia la que no entendía — este...creo que no — lo sabía — estoy sola — me arrima un poco y se sienta a mi lado — y tengo frío, y Gastón te arropa tanto...¡Hug! — se levanta — ya estoy harta de verlos tú con él — río ante las muecas que hace — caricia, caricia, cariño, cariño — Carolina sí que es graciosa — Gastón, Gastón...¡Qué horror!

Solo está celosa porque no tiene novio. Si supieran que cada día sale en busca de su príncipe azul; así como dice ella, pero nada que lo encuentra pero yo sé que aparecerá y ya quiero verla sonreír y suspirar como una boba enamorada.

— Lo siento — aparece Julián, un compañero nuestro, quién por cierto anda detrás de Carolina pero ella ni caso le da al pobre chico — hoy tendremos que trabajar hasta tarde — ¿¡Qué!? Imposible, tengo que ir a la galería de artes con Gastón.

— ¿Pero por qué? — habla Caro — si ya entregamos las muestras.

— Es que el señor Ronda quiere que salgan con él — pues que salga él solo o mejor aún, porque no sale con su noviecita y así nos deja en paz a todos — no solo nosotros, quiere que salga todo el equipo completo de desarrollo — está loco.

...

No tuve otra opción que ir con mis compañeros, pues nuestro jefe ordenó que lo hiciéramos. Una orden es una orden y la neta que no es justo. Uno no puede exigir a uno, a irse a comer a un restaurante o ir a un antro (discoteca, bar, boliche) solo para divertirse. No me quedó de otra que llamar a Gastón para informarle que no podré ir a la galería de artes con él porque definitivamente saldré muy tarde. Lo llamé pero para mi mala suerte no contestaba. Tenía el móvil apagado y no se porqué, ya que él siempre lo tiene prendido. Así que le dejé un mensaje, no quiero que me esté esperando en vano.
Carolina la está pasando de maravilla. Bailaba con diferentes chicos, tomaba y hacía muecas extrañas. Ella me jala al centro del círculo que habían formado nuestros compañeros y me dice que baile. Este ambiente no es lo mío pero no puedo negarme a echarme un bailecito, más aún cuando me encanta hacerlo. Todos aplaudían y gritaban de la emoción.

Luego de bailar una docena de canciones. Carolina se pone a jugar la botella borracha y para mi mala suerte, incluyeron a Michael en el juego. Me preguntaba dónde estaba Karol, ya que hace unos minutos, ella parecía una goma de mascar con él. Decidí ignorar mis pensamientos y mirar como la botella giraba, sí el juego ya había empezado. Veo como le toca a Julián con una de nuestras compañeras, Carolina dice beso o trago, la chica prefirió trago. Así es, eso eran las condiciones.
Caro vuelve girar la botella y en ese instante la punta me señala, mientras la base señala a Michael. ¡Maldición! ¿Por qué me tiene que pasar esto a mí?
Todos comienzan a gritar como locos, por favor él tiene novia y yo tengo el mio. Me acerco a él y me siento a su lado. "Beso o trago" no soy de beber pero en esta ocasión tengo que hacerlo.
Veo como Mike toma su bebida y cuando estaba a punto de tomar la mía, Michael quita la copa de mis manos y se la bebe. Realmente no lo entendía pero a la vez le agradecía silenciosamente por tomar ese tequila en mi parte. Y así pasaron las siguientes rondas del juego. Cada vez que nos tocaba a nosotros, él se tomaba mi copa. Yo hasta ahora no probaba ni una sola gota de alcohol.


...

El juego ya había terminado y yo me encuentro aquí, tratando de convencer a Carolina para así irnos a casa.

— ¡Caro, ya! Tenemos que irnos — trato de tomarla pero ella me lo impide.

— ¡Déjame! — se queja con una voz chillona — yo quelo bailar todita la noche con mi Juliancito — lo toma de las mejillas y le da un beso. Sí, está borracha. Carolina no está en sus casillas pero cuando realmente lo esté, se arrepentirá de todas las cosas que hizo hoy y más que lo hizo con Julián, el chico que no soporta.
Trato de alejarla de él pero la muy testaruda me lo vuelve a impedir.

— Valentina — escucho a alguien. Esa voz la conozco a la perfección.

Giro y veo como Michael camina tambaleándose hacia mí. Eso quiere decir que está ebrio. Cuando ya estaba cerca se deja caer y yo sin pensarlo lo sujeto para así evitar su caída. Mis manos se encuentran rodeando su cintura. Mi corazón palpitaba a mil por hora, mi corazón quería salirse de su lugar. Eso era lo que él provoca en mí, miles de emociones, miles de sentimientos.

— Tranquila — sentir su respiración en mi cuello me hacía temblar. Sus manos rodearon lentamente mi cintura, y eso hacía que miles de cosquilleos floten en mí. Podía sentir la suavidad de sus dedos, podía sentir su dulce aroma varonil — me siento mal — escuchar esas tres palabras salir de su boca me mataba por dentro — me hace falta — y nuevamente me rompió el corazón en mil pedazos. Estaba refiriéndose a ella, su Valentina — me hace mucha falta — realmente la ama demasiado, lo que tiene hacia ella es un amor verdadero y saberlo me dolía. Una lágrima se dejo caer de mi ojo izquierdo — ¿Si muero la veré? — ¿Morir? Michael si tú te mueres, mi vida ya no tiene sentido en este mundo. Por favor no lo vuelvas a decir — perdóname...Ámbar, perdóname — te perdono.

Esto ya no puede seguir así. Tengo que romper los sentimientos que tengo contigo o que más bien los que yo tengo hacia tí. Pero no puedo hacerlo. ¡Por qué ni siquiera me ayudas en eso!
Tengo que hacer que mi mente entienda que todo lo que me hacías o me decías, lo hacías porque creías que era Valentina, porque pensabas que era ella; porque sé que a Ámbar Smith no es a quién amas. Tú siempre amarás a Valentina Zenere, no a mí.

Sé que mi corazón se hará más añicos cuando haga lo que tengo en mente pero tengo que hacerlo. Tengo que dejarte ir. Arrancarte de mí, arrancarte de mi ser. Olvidarte para siempre.
Quito mis manos de su cintura y me voy de ahí. Camino rápidamente hacia la salida. Podía escuchar murmullos de las personas y fue por eso que decidí girar y ahí estaba él, tirado en el suelo. Mi corazón me pedía a gritos ir con él, ayudarlo a levantarse porque fue por mi culpa que se dejó caer al suelo. Me odiaba a mí misma por haber hecho eso, maldición se pudo haber lastimado y si eso pasó, sé que jamás me lo perdonaría. Por más que mi corazón me gritaba a los cuatro vientos que vaya hacia él, que no me aleje de él...decidí no hacerle caso.
Mis piernas comenzaron a correr rápidamente, corría sin mirar atrás, quería hacerlo pero yo misma no me lo permitía. Corría sin mirar a los lados...en ese instante se aparece un auto de sorpresa y casi me atropella pero igual salí rodando por la pista.
De pronto unas imágenes jamás vistas comenzaron a inundar mi mente. ¿Qué es lo que me está pasando?


🖤

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top