C2: La verdadera Karol

Los pequeños Bernasconi ya estaban en su nueva casa y tenían al frente suyo, a su nueva familia.
Karol sonríe de la emoción al ver a su nuevo padre, un señor importante del cuál se puede sentir orgullosa y presumir en su futuro colegio, pues un padre arquitecto y una madre famosa. ¿Qué más podía pedir? Muy aparte de que Sergio le daría su apellido. Todo marchaba bien pero de pronto su sonrisa se apagó un poco, al notar la presencia de una pequeña rubia de ojos azules y mostrando una sonrisa amistosa.
Agustín por su parte, solo se dedicaba a mirar el suelo. No quería mirar a los ojos, a su madre y ni que decir de su nuevo papá y hermana.
Karol no lo dudó y se arodilla ante su madre y también ante los Zenere, lo hizo como un tipo de saludo y agradecimiento.

— ¿Por qué haces eso hija? — susurró Sharon cubriéndose el rostro, ocultando la vergüenza ante su esposo y su hijastra.

Karol sonríe y se pone de pie.

— Cariño, ella es Karol — presenta a su hija menor — ella es un año menor que Valentina, aunque las dos van en el mismo grado — Valentina sonríe y Karol finge lo mismo — y es que al entrar a la escuela, era menor que sus compañeros — mira a la pequeña rubia — las dos serán como hermanas.

Valentina volvió a sonreír y la castaña de forma disimulada, rueda los ojos.

Sharon se acerca a su hijo mayor.

— Él es Agustín, es tres años mayor que Valentina.

Agustín se muestra incómodo en ese momento. Él no quiere estar en esa casa y más aún, no quiere vivir con su madre.

— Hijos, él es su padrastro, el profesor Rafael Zenere — Sharon señaló a su esposo — y ella es Valentina — ahora señala a la pequeña de ojos azules color mar.

— Mucho gusto, mucho
gusto — dice Karol haciendo reverencia — yo soy Karol.

— Chicos bienvenidos, un gusto en conocerlos a los dos — dice Rafael con una sonrisa — espero ser un buen padre.

— Mucho gusto, yo soy Valentina pero me puedes decir Valu — la rubia extendió su mano hacia Karol, esta dudo en tomarla pero termina tomándola.
Valentina le sonríe y Karol finge una pequeña sonrisa.
La ojiverde suelta de mala manera, la mano de Valentina, la rubia lo nota pero lo ignora. Ahora extiende su mano hacia Agustín, este la miraba de reojo.

— Él a las mujeres no le da la mano — intervino Karol.

Valentina sonriendo toma la mano de Agustín.

— Yo no soy mujer, soy tu hermana. Mucho gusto.

Agustín de mala forma, quita su mano y se retira de ahí.

— ¡Agustín! — reprocha Sharon con cierto fastidio ante la actitud de su hijo.

— Déjalo así, tal vez necesita tiempo — dice su esposo.

— Eso espero cariño.

Agustín sale de la casa, quería salir corriendo, quería ir a buscar a su padre pero de pronto lo ve sentado en una esquina. Rey se da cuenta. Al chico le invadió una alegría al verlo ahí, sabía que para él tampoco era fácil.

— Papá...— susurra de la alegría con ciertas lágrimas en los ojos.

No esperó más y corrió hacia su padre pero Rey no lo permitió.

— ¡Entra ahora, niño! — grita pero el castaño no hace caso alguno — ¡Que entres te digo!

— Papá...

— Yo ya no soy tu padre, el que está ahí dentro ahora es tu padre — Agustín niega — ve con él — vuelve a negar — ¡Que vayas! — Rey al notar que su hijo no hace caso, agarra una pequeña piedra y se la lanza — ¡Entra!

— Papá...

— ¡Entra! — no dice nada más y se aleja corriendo, sin importar dejar a su hijo llorando.

Por otro lado una ojiverde no dejaba de sonreír, mientras corría examinando cada rincón de aquélla habitación que pertenecía a una pequeña rubia pero ahora también sería de una castaña que no paraba de brincar como niña chiquita. Nunca antes había visto, ni estado en un lugar como ese.

— ¡Qué cama! — gritó de la emoción, mientras saltaba alegremente en ella — ¡Qué
lindo! ¡Me encanta!

— Karol no es necesario que digas que soy tu hermana mayor, por favor — dice la ojiazul al verla tan feliz — eso me hace sentir un poco...

— ¡Oye! — la interrumpe de mala gana, mientras se sienta en la cama — ¿Eres tonta o qué? Ni soñando digo que eres mi hermana.

Valentina trata de ignorar eso y la castaña vuelve a gritar de la emoción, pues se percató que había un armario lleno de ropa, le entra la curiosidad por dentro y se acerca rápidamente a este.
Comienza a mirar la ropa, realmente estaba emocionada, no podía creer que estaba viendo ropa tan fina y muchas por cierto.

— ¿Karol, porqué no te cambias de ropa? — sugirió amablemente Valentina, mostrándole una vestimenta.

Ella lo toma pero no le convence del todo, así que lo deja aun lado y saca una ropa de algodón.

— Creo que usare esto.

— ¿Estás segura? Con eso tendrás calor.

En eso la ojiverde la mira mal.

— ¡Cállate! — grita — ¿Crees que no me he dado cuenta? Quieres quedarte con lo mejor, lo sé — dice fastidiada.

La ojiazul se le acerca y la toma de las manos.

— Karol, tú podrás usar todo lo que te guste.

— ¿Deberas?

— Claro — le contesta la rubia con una sonrisa.

...

La nueva familia se encontraba cenando en la mesa. Sharon preparó unas enchiladas mexicanas, eso si que se veía delicioso.

— Sirvance — dice Sharon — provecho — vuelve a decir sonriendo.

— Bien, adelante chicos — sugiere Rafael.

Karol tenía muchas ganas de comer y lo hizo muy rápido. Sharon sentía vergüenza al ver a su hija comer de esa forma.

— Karol, prueba esto — dijo la pequeña rubia, señalándole un trozo de carne asada.

— Lo haré — respondió la castaña con la boca llena.

La ojiverde se limpió la boca con las manos, luego agarro la carne con ellas, quiso sacar un pedazo y al momento de hacerlo, un poco de jugo le salpica a Rafael.

Valentina y Sharon limpiaron el rostro de Rafael, de pronto ven que Agustín se cae de la silla. Rafael corre a auxiliarlo.

— ¡Agustín! Agustín — trata de despertar a su hijastro — ¿Sharon qué es lo que pasa? — pregunta preocupado.

Sharon se da cuenta de que su hijo tomó vino en vez de jugo.

— Cariño, esto no es jugo, es
vino — habla mirando el vaso.

— ¿Vino? — pregunto confundido su esposo — pero...¿Cómo es posible?

Ese día, tanto a karol como a Agustín le costaron los cambios, nunca antes habían comido tanto como lo hicieron esa noche. Karol está decidida a afrontar aquéllos cambios pero su hermano no.

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Al día siguiente, tocaba ir al primer día del colegio. Rafael se ofreció en llevar a sus hijos.
La pequeña rubia de ojos azules se sentó el asiento del copiloto, mientras que Karol lo hizo en el asiento de atrás, con cierto fastidio y recelo.

— ¿Y Agustín? — pregunta Rafael al no verlo.

En eso el mencionado sale de su casa y comienza a caminar hacia su destino, ignorando por completo a su nueva familia.

— ¡Hijo! — le grita Sharon, pero Agustín hizo oídos sordos — discúlpalo — le dice a su esposo.

Él asintió, se despide de su esposa y para luego arrancar el auto. Durante el trayecto, detiene el auto donde Agustín.

— Agustín sube — le dice.

Este lo mira desagradablemente y sigue su camino. Él no quería, prefería caminar.

Rafael con cierta tristeza siguió su camino.

— No te preocupes papá, se que él pronto se adaptará a este cambio — dice la castaña con una sonrisa.

— Eso espero pequeña — responde Rafael — yo...¿Acaso no le agrado?

Karol iba a responder pero la rubia se adelantó.

— No digas eso papá, es imposible que tú no le agrades a alguien — le sonríe para luego depositar un dulce beso en una de sus mejillas.

Valentina siempre ha sido así, de tierna y dulce, Karol creyó que lo hizo a propósito. La castaña prefirió no decir nada, se mantuvo callada durante todo el camino.
Al llegar a la escuela, Rafael se despide de ambas con un beso en la frente.

— Oye, no hay que decir que vivimos juntas, no es para presumir — dice la castaña a la rubia.

— Si eso quieres...

— Hasta luego — interrumpe karol y se aleja de ella.

...

Ambas se encontraban en el salón de clases. Todas las alumnas la miraban. La  profesora entró al lugar y las presenta.

— Quiero decirles que Valentina fué la mejor estudiante de su antigua escuela.

Todas comenzaron a aplaudir y a felicitar, a la ojiazul. Karol se sintió opacada y eso no lo permitiría, no lo haría.

— Yo soy Karol y quiero compartir algo importante con ustedes — todas las alumnas comenzaron a prestarle atención, incluyendo la profesora — mi madre es la famosa Sharon Benson — todas soltaron su asombro. Valentina la mira de reojo, no entendía lo que estaba
haciendo — y ella vive en nuestra casa, es una larga historia que no les contaré ahora — termina de hablar.

Sus compañeras comenzaron a reprochar en silencio, ya que querían saber la supuesta historia.

La rubia y la castaña tomaron asiento en su respectivo lugar.

— Mañana es el tercer sábado del mes...¿Eso qué significa? — se escuchó a la profesora, mientras acomodaba unos papeles en el escritorio.

— ¡Que no usaremos
uniformes! — dijeron al unísono las alumnas.

— No lo usaran pero se vestirán como corresponde, como unas estudiantes — advirtió la profesora.

Todas bufaron.

La profesora salió del salón y todos se acercaron a karol.

— ¿Karol, cuál es la historia? ¿Acaso son hermanas? — preguntó una chica.

— No escucha, yo creo que no son hermanas porque están en el mismo grado — dice
otra.

— ¡Oye! ¿Acaso no lees los periódicos? Sharon Benson tuvo hijos antes de estar casada — interrumpe otra muchacha.

— ¿Cuál de las dos será? Para mi que es ella — señala a la castaña — ¿Y si es la otra? — señala a la rubia — bueno es que ella se parece más a Sharon.

— ¿Solo por el mismo color del cabello?

— En este momento no se los diré — interviene Karol y todas callaron — ella tiene su privacidad — mira a Valentina — ¿Qué caso tiene herir sus sentimientos? — sonrió irónicamente la ojiverde.

— Karol — susurró Valentina.

— ¡Oigan! ¿Alguna vez han estado en una televisora? — pregunta la castaña sonriendo, sus amigas negaron — ¿Quieren ir a una? — todas asintieron alegres — ¿Pues, qué están esperando? — sale del salón con un grupo de amigas — ¿Y qué quieren comer? Yo pago todo — sonríe con superioridad — ¿Que les parece si vamos por espaguetti y pizza? — todas asintieron.

Valentina las ve a lo lejos, mientras caminaba por los pasillos de la escuela. Ella aún no había hecho amigas pero de cierta forma no le preocupa.

Karol y su grupo de amigas salen del colegio y notan que está lloviendo.

— ¿Alguien trajo una

sombrilla? — pregunta la castaña a sus amigas, ellas negaron — ¡Hay! ¿Y ahora que vamos hacer? — se queja.

...

Karol

Realmente no me quiero mojar. ¿Por qué tiene que llover hoy?
D

errepente veo un auto negro y elegante estacionarse en una esquina. De ahí salió un muchacho, muy guapo por cierto, estaba vestido con terno negro, junto a él había un hombre, tal vez sea su padre, no definitivamente no puede ser su padre; ya que le dio una sombrilla para que así no se mojara, tal vez sea su empleado o algo por el estilo. El chavo (muchacho,chico) se acerca, no exactamente hacia nosotras pero se colocó a un lado de nosotras.

— Es lindo — me susurra Romina.

Es cierto, el chavo es muy lindo, sus ojos marrones...todo es lindo de él. Mis ojos no podían dejar de verlo y es que no sé que me pasa. Sus ojos conectan con los míos y me regala una dulce sonrisa.

¡Dios! Eso fué tan...lindo.

Les juro que en este momento me puse más que roja.
Qué bella sonrisa tiene.

...

Michael

Mis clases ya habían terminado y las ganas de ir a ver a la niña más bonita de este mundo, se apoderó de mí, en cuerpo y alma.
Recuerdo que salí corriendo de la escuela para subirme al coche de Tino y pedirle que maneje a toda velocidad, y es que no es necesario decirle a dónde quiero ir, pues con ver mi cara, ya lo sabe. Él me conoce a la perfección.

En el camino empezó a llover, por suerte Tino trajo sombrillas y es que esa hermosa rubia siempre se enferma si una sola gota le cae y por supuesto, yo no pienso permitir que eso pase.
A

hora me encuentro aquí, esperando a mi bonita. La lluvia se empezó a intensificar y estoy seguro que la tomará por sorpresa porque sé, que no ha traído sombrilla y por eso vine, uno porque las ganas de verla me matan por dentro y dos para que no se mojara, sé que la lluvia le hace mal, la última vez le dió una gripe tremenda por eso. No quiere que le vuelva a pasar, no quiero que se vuelva a enfermar, simplemente no lo permitiré.
Creo que...eso ya lo dije, ¿Cierto? Bueno no importa. ¡Es que estoy tan feliz que quiero gritar su nombre para que aparezca ya!
Podía sentir que alguien me miraba y es cierto, un grupo de chavas lo hacían. Les sonreí como muestra de saludo. Mi madre me enseñó a ser educado y eso es lo que estoy haciendo.
Derrepente veo que Valu se aproxima, al parecer no se percató de mi presencia, ya que no me vió. Ella estira su pequeña mano y ve que está lluviendo, un hermoso puchero se forma en su rostro, yo solo río. Me acerco y toco su hombro.

— ¿Mike?

Esa sonrisa...esa dulce sonrisa que pone solo cuando me mira. Solo para mí.

Reacciono y saco un pequeño pañuelo de mi bolsillo y le limpio delicadamente su hermoso rostro, ella solo sonríe al igual que yo.

— Tu mochila — digo y a la vez quito suavemente la pequeña mochila negra de su espalda.

Tino es como un vigilante pero yo lo considero como un padre, él anda conmigo a todo lugar, él ha estado conmigo desde muy pequeño.
T

ino se acerca a nosotros con una sombrilla.

— Buenas tardes pequeña Valentina — la saluda.

— Hola Tino — responde ella con una sonrisa.

Caminamos hasta el auto pero antes de entrar, Valentina le habla a una chava, que desconozco por completo.

...

Karol

¿Le estaba limpiando el rostro? ¡Tomó su mochila! ¿¡Acaso todo el mundo quiere a la fingidasa de Valentina!?

— ¿Karol no vienes con
nosotros?

¿Acaso me está hablando?

— Oigan — miro a mis amigas — ¿No querían ir a comer
algo? — pregunté y ellas rápidamente asintieron.

No me importó la lluvia, comencé a caminar debajo de ella, ignoré por completo a Valentina con aquél chavo lindo.

¡Hug! ¿¡Por qué él!? ¿Y...qué son? ¡Hug!

Escuché que el carro partió, entonces decido voltear y sí, ya se había ido la presumida esa.

Muy presumida te crees Valentina pero ya veras cuando YO sea el centro de atención, YO Karol Zenere Benson seré mucho mejor que tú.

Ya veras rubia teñida.

🖤

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