C10: Hermanos
Valentina
Cinco años han pasado. Cinco años he tenido que soportar a la bruja de mi madrastra y a la odiosa de Karol. Ha sido difícil pero por la felicidad de mi padre soy capaz de todo.
Cinco años he tenido que soportar su ausencia. Cinco años sin ver su sonrisa. ¿Habrá cambiado? Aquélla sonrisa que me hacía temblar cada vez que esos ojos avellanas se posaban en mí...¡Ya quiero verlo! Quiero abrazarlo, tenerlo junto a mí para nunca más soltarlo en mi vida, si es posible me ataría a él con una cadena de acero, no quiero volver alejarme de él, lo amo más que a mi propia vida. Nuestro destino es estar juntos, desde pequeños ha estado escrito. No sé en que momento dejé de verlo como un amigo pero pasó y es hermoso. Como quisiera que estos dos días que faltan se pasen volando para volver a verlo.
Mi Mike y yo nos iremos a estudiar al extranjero, los estudios superiores...no sé porqué pero estoy nerviosa.
Han pasado cinco años y ya no soy la misma chava, he cambiado un poco y no lo digo por la manera de ser, sino por lo físico...pero aún así, sigo siendo chaparra (baja) y eso no se vale. De seguro él estará muy alto...¿Y si no le gusto? Digo, pos allá donde estuvo habían chicas mucho más bonitas que yo...de seguro se enamoró de alguien...¡Hug! Vamos aleja esos malos pensamientos, es mi Mike y punto.
— ¡Qué rico! — saborea sus
fideos — ¿Está mucho mejor que la del otro lugar, no crees?
Me acerca un poco de su plato y me da en la boca para así probar.
Sí que tiene razón.
— Tienes razón — sonrío — ¿Tendrán esta comida allá en el extranjero? — solo espero que sí.
— Esto lo hay en todo el
mundo — me da un suave golpe en la cabeza.
— Ya lo sé pero...¿Sabrá igual que esta?
— ¿Y ya estás lista para
irte? — odio cuando me cambia de conversación.
— ¡Sí! — creo que no pude ocultar mi emoción — estoy más que lista, ya quiero que pasen estos dos días que faltan.
— Que bueno.
— Mike hizo todo por mí, yo no tuve que hacer nada — de un momento a otro siento sus dedos en mi boca. Yo por acto reflejo retrocedo rápidamente. Me incomoda cuando hace eso.
— ¡Agus! — lo empujo suavemente sin dejar de sonreír — te he dicho que ya no hagas eso.
— Lo siento...es que no lo pude evitar.
No respondo y termino lo poco que quedaba en mi plato.
— ¡Terminé! Ahora iré a cepillarme los dientes.
— Siempre me ganas.
Solo le sonrío y camino hasta el baño. Luego de cepillarme los dientes, me dirigí al desván, necesito encontrar algunas cosas.
— Bien, me llevaré estas y estas también.
— ¿Vaya, debería llamar a la policía? — suelto una risita ante sus ocurrencias.
— Hola Agus — saludo al verlo a mi lado.
— ¿Qué haces pequeña ladrona? ¿Acaso piensas robarme mis dibujos?
Lo miro.
— Son míos.
— Que mentirosa.
— ¿Acaso no recuerdas que me los diste en formas de avioncitos, aquélla tarde que tendía la ropa? Que mala memoria tienes hermanito.
— ¡Claro que recuerdo oye! — choca suavemente su cabeza con la mía — pero igual, esos dibujos son míos. Yo los dibujé.
— Y yo salgo en ellos, por lo tanto son míos — le saco la lengua y él sonríe — ¿Puedo llevarme estas? — pregunto, señalando un par de pinturas.
— ¿Y esas para qué?
— Cuando vuelva y seas un artista famoso, voy a venderlas y tendré mucho dinero — ríe — y gracias a tí, seré millonaria.
— Tengo otra idea — se aparta de mí — voy a dibujarte.
— ¿Aquí?
— Sip — sacó aquélla cosa donde dibujan los artistas
famosos — ahora quiero me regales una bella sonrisa — no puedo — ¿Por qué esa expresión? ¿Oye por qué te ves triste? Deberías estar feliz, ya te vas...
— ¿Crees que sea la última? — interrumpo.
No quiero que me dibuje por última vez, es mi hermano y aunque él no lo quiera aceptar, sé que esta muy triste por mi partida y me siento muy culpable.
— Sí, porque después seré muy famoso — lo serás — y tendrás que pagarme para que te vuelva a dibujar.
Solo asiento y él sonríe.
Me comienza a dibujar. Confieso que cada vez que lo hace, me siento rara, pues me mira directamente a los ojos y solo lo hace un par de veces. Pareciera como si ya en su mente estuviera grabado cada detalle de mi rostro. Pero hoy es diferente, me está mirando más de dos veces y siento que algo anda mal. Derrepente deja de mirarme y comienza a elevar aquél instrumento donde dibujaba, como si quisiera tapar su rostro.
— ¿Oye Agus, cómo está quedando? — pregunto pero no recibo respuesta alguna — Agus...hermano responde — al ver que seguía callado, tomo aquél instrumento que me impide verlo y lo hago a un lado.
Siento mi corazón oprimirse al ver sus ojitos llorosos.
— Tengo hambre — se limpia las lágrimas y se pone de pie — iré por algo — estaba a punto de salir pero lo tomo del brazo.
— No debes comer solo, no te gusta pero debes de comer con tu familia. ¿Lo prometes? contéstame...debes
prometerlo — asintió con la cabeza — sé feliz. Yo he sido feliz por ti...¿Qué tendría sin tí? Fué solo por tí y nadie más.
Siento sus dedos tocar mi barbilla, con delicadeza hace que lo mire directamente a los ojos.
— ¿Qué haré sin tí cuando te vayas? — mis ojos se comenzaron a humedecer — ¿Con...con qué me quedo? La verdad...no sé que haré sin ti.
Salió del desván y fué ahí que lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas.
Trato de controlar mis ganas de llorar y salgo detrás de él.
— Agus espera — entra a su habitación y cierra la puerta — hermano porfavor, no quiero que estés triste — no responde, entonces camino al balcón que hay en mi habitación. Él debe estar en el suyo — Agus tienes que prometerme que vas a cuidarte. ¿Escuchas?
— ¿Mañana quieres salir?
— ¿Qué? — derrepente veo que quiere cruzar a mi balcón, yo inmediatamente se lo impido — no hagas esto — trato de sonar seria — ya no puedo verte fuera de la casa. Vas a necesitar tiempo para adaptarte. Debes seguir adelante.
— Quedan solo dos días. Dame esos días...iremos al cine.
— Agustín no...
— A las seis te espero.
— No me esperes, no iré.
— A las seis — termina de hablar y vuelve a su habitación.
— ¡Espera!
Esta vez no Agustín, no quiero que sigas sufriendo por mi culpa. Como te hago entender que solo te veo como un hermano, porque tuviste que dejar que nacieran sentimientos por mí...lo siento, esta vez no Agustín.
...
Agustín
Voy a pedirle que se case conmigo. Está decidido, no pienso perderla...me volvería loco si no la tengo a mi lado. La amo con toda mi alma, simplemente es la mujer de mi vida. En mi está hacer que se quede y créanme, haré hasta lo imposible para lograrlo.
Las horas fueron y aquí me encuentro fuera del cine, esperándola con un ramo de flores y una cajita donde esperaba un pequeño anillo para que sea colocado en su hermoso dedo.
Ya son las seis y no viene...pero sé que vendrá. Mi pequeña rubia tiene que venir, ella nunca me ha fallado. Yo sé que vendrá.
(Una hora después)
Ella vendrá, no me importa si tengo que esperar muchas horas, sé que Valentina vendrá.
(Cuatro horas después)
No vino.
Las malditas lágrimas no se hicieron esperar y salieron con fuerza. ¿Por qué no puedo tenerla conmigo? ¿Por qué no me puede ver como hombre? Ella sabe muy bien que la amo pero lo que no sabe es que me destruye cada vez que me rechaza.
Rompí en llanto, me dejé caer sobre mis rodillas. Me importa madre, si las personas que pasaban me miraban...¡Joder! ¡No quiero perderla! ¡No quiero alejarme de ella! ¡No quiero dejar de mirar aquéllos ojitos azules en los cuáles vivo perdido hace cinco años! ¡No puedo dejar de ver su hermosa sonrisa!
— ¡NO QUIERO!
...
Narrando escritora
Una castaña de ojos verdes esmeralda se encontraba mirándose en un espejo, mientras sonreía al ver su aspecto.
— ¿Ya estás tranquila? — interrumpe la voz de su madre, que por cierto veía como su hija sonreía al colocarse aquél vestido de seda, color blanco.
— ¿Por qué?
— Michael llega mañana — la castaña sonrió.
— Eso ya lo sabía — volvió a sonreír para luego arreglarse el cabello — por eso estoy así — señala su vestimenta. Su madre sonríe — no creo que haiga nada que me preocupe. Agustín sabe muy bien que todo depende de lo que le digamos a Michael — dijo la ojiverde con total seguridad.
— Hoy voy a ir a cenar con Victoria, luego saldré de la ciudad para filmar unas escenas que nos faltan pero estaré comunicándome — sonrió con picardía Sharon.
Karol, su hija, entendió a la perfección lo que le daba a entender su madre.
— Y papá está de viaje...¡La casa estará sola!
— Agustín y Valentina...¿Qué harán esta noche? Solamente les queda dos días más juntos.
— Agus aprovechará que no hay nadie — arquea las cejas — y solo un pequeño empujón y se volverá loco.
...
Karol
Tengo un plan y lo pondré en marcha ahora mismo. No me puedo arriesgar que la idiota de Valentina se vaya con Michael al extranjero, eso sí que no.
Llego a mi casa en mi propio auto y veo a mi hermano sentado afuera con un ramo de flores. Imbécil. Pobre de mi hermano. ¿Acaso no se da cuenta que la idiota esa solo lo está utilizando? Pero bueno por mí, que los dos desaparezcan y así podré casarme con Michael.
Me acerco a él y me pongo a su altura.
— ¿Qué tienes? — pregunto y él no responde — ojos y nariz completamente rojos, estabas llorando — sigue sin responder — ¿Lo haces porque se irá muy lejos con Michael y no contigo? — veo como sus manos se hacen puños — ven conmigo — hago que se levante.
— ¿Qué es lo que quieres Karol?
— Vaya, al fin hablas. Solo iremos a charlar un rato.
No se opone y lo llevo a un bar que no quedaba muy lejos de la casa.
— ¿Tanto la quieres, aunque no puedas tenerla? — realmente no sé que tiene la teñida esa. Primero Mike y ahora mi hermano. Ni que fuera gran cosa — ya sé que ustedes no son parientes y podrían ser novios — ¡Asco! — no creo que ha Valentina le seas indiferente, veo lo buena que ha sido contigo — sarcasmo — hasta ha sido mejor que tu propia hermana y eso fué por cariño pero ya sabemos lo conservadora que es — y lo inútil — no abandonará a la familia para decirte que te quiere mucho — me acomodo en mi asiento para luego tomar sus manos — ¿Hermano por qué no solo escapan? ¿Agustín tú la amas o no es cierto? — no responde, aleja sus manos y se sirve un vaso lleno de
tequila para luego tomárselo de un sorbo. Mi plan está funcionando — Michael volverá mañana, y se irán a estudiar juntos — volvió a servirse otro vaso. ¡Dios! ¡Qué cerdo es para hacer las cosas! Pero definitivamente mi plan está funcionando a la perfección.
...
Agustín
Apenas puedo mantenerme en pie y caminar con cierta lentitud. Estoy tan ebrio que ni siquiera me había dado cuenta que había llegado a mi casa. Las luces estaban apagadas, así que supuse que estaría durmiendo.
¡Que cruel! Yo sufriendo por ella y ella durmiendo como un angelito en su cama.
— ¡¡VALENTINA!! — vamos rubia sal, quiero ver tu hermoso
rostro — ¡Valentina responde! Solo abre la ventana — me tambaleo — porfavor Valu...déjame verte...¡¡DEJA QUE TE VEA!!! — grito con todas mis fuerzas, corrección, mi corazón es el que grita — solo te pido eso...te lo suplico. ¡Vamos! ¡Déjame verte Valentina!
Me dejo caer al suelo, creo que estoy perdiendo el sentido de la realidad. Derrepente siento sus suaves manos posarse en mi brazo.
— ¡Agustín!
— Que bonito suena mi nombre con la mezcla del sonido de tu voz...
— ¡Qué pasa contigo!
— Porfavor...no llores rubia.
— No hagas esto porfavor.
— Valu...te amo y no quiero que te vayas.
Se aleja de mi para luego entrar a la casa, no dudé en seguirla. Casi corría a mi habitación. Trato de que el alcohol en la sangre no me gane y le sigo los pasos, a toda prisa. La alcanzo y de un movimiento, la apego a mi cuerpo.
— No te vayas.
— Comprende.
— No te vayas. No voy a molestarte...ni siquiera tienes que amarme pero no te vayas porfavor.
— Yo lo siento tanto...
— ¡NO! ¡No te dejaré ir!
La abrazo fuertemente. Ella intenta empujarme pero yo no se lo permito.
— ¡Agustín porfavor no hagas esto! — trataba de alejarse — ¿Por qué te compórtas así? No volveré a verte...¡Déjame en paz!
— No puedo soportar que te vayas.
— Soy tu hermana...
— ¡Maldición!
— ¡No lo olvides! ¡No puedes hacer esto sabiéndolo! — la suelto de mala gana.
— ¿Hermana? Tú y yo no somos hermanos. ¡Maldición Valentina! ¡No tenemos la misma sangre! — la miro fijamente a los ojos — ¿Dime qué hago? ¿¡Qué mierda tengo que hacer para que dejes de verme como tu hermano y me veas como un hombre!?
— ¿Por qué no lo entiendes? ¡Basta Agustín! ¡Eres mi hermano y siempre te veré así!
— Adiós entonces — mi voz sonó tan apagada — que seas muy feliz con él — le doy la espalda — yo soy un perdedor y tú me hiciste sonreír mucho...tú me hiciste feliz.
Ahí fué que siento su mano tocar mi hombro y ahí fué que un fuego por dentro se apoderó de mí por completo. Giro y la vuelvo abrazar para luego dejarnos caer en la cama. No pude evitar besar su tentador cuello.
— ¡No hagas esto! ¡NO!
¡Déjame! — trataba de quitarme de encima pero yo soy más fuerte que ella — ¡¡No te atrevas!! — sí que me atrevo — ¡¡Somos hermanos!!
— Hola hermanitos — es Karol...¿¡Pero qué carajos, está haciendo aquí!?
— ¡No! Karol — gritaba Valu.
— ¡Ya basta! ¡Quítate de ahí! — mi hermana me toma de la chamarra y hace que me quite encima de Valentina.
¡Maldición!
¿¡Pero qué mierda estuve a punto de hacer!? Yo soy incapaz de hacer daño a mi rubia.
¡¡Mierda que te pasa Agustín!!
— No lo hagas peor para mi hermano, ya no debes coquetearle — escucho decir a mi hermana.
— No seas mentirosa.
— No, no soy mentirosa. Cuando Michael regrese le diré absolutamente todo lo que has hecho, le diré quién eres, que sales con mi hermano, con mi PROPIO hermano.
No permitiré que siga hablando así de Valentina, así que la sujeto de los brazos.
...
Valentina
Salí de ahí y camino hacia mi habitación. Tengo tantas ganas de irme de una buena vez de esta casa, simplemente ya no soporto seguir aquí.
Me senté en mi cama y sequé con mis dedos algunas lágrimas que habían salido. Derrepente la veo entrar, se dirige hacia mí y todo pasó tan rápido. Ella tomó mi pequeño y apreciado cuadro, donde había una foto de Mike y yo cuando éramos niños, aquélla foto que nos tomamos en la playa; para tirarlo con fuerza al suelo. No pude evitarlo, las lágrimas no dejaban de caer de mis ojos, agarré la foto con mis manos, mientras apartaba los pequeños pedazos de vidrio con el que estaba cubierto.
En eso el teléfono empezó a sonar.
— ¿Bueno? — y fue ahí que mi corazón pareciera dejar de latir. Era él...esa es su dulce y suave voz. ¡Es mi Michael! — ¿Mike cómo? ¿Dónde? ¿Al aeropuerto? — respondió y luego colgué.
Mi Michael ya está aquí. Mi Mike llegó. ¡LLEGÓ! No saben las ganas inmensas que tengo de verlo, abrazarlo, ver su hermosa y contagiosa sonrisa, ver sus ojitos avellana, esos ojitos que me transportaban a un mundo diferente cuando me miran. Todo es perfecto. Por fin podré ser feliz y con él, solo con él.
🖤
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