5. Rojo

Krysta podía ser un poco decepcionante para lo que muchos esperaban de la Segunda Venida.

Ciertamente había cambiado mucho en los últimos 2000 años. Se dejó crecer el cabello, de vez en cuando lo decoloraba un poco, a veces también lo cortaba, también cambió su nombre a mitad del siglo XVII. Fue más o menos por 1980 que se hizo su primer tatuaje.

De vez en cuando escapaba del cielo, de la vigilancia de los guardias y de Metatron, del papeleo de peticiones y milagros que Gabriel le pedía que llenara. A veces, cuando había un milagro que le parecía interesante, decidía escapar y dar una vuelta por la tierra. Metatron trataba sus escapes de forma discreta al igual que Gabriel, a veces tardaban casi un siglo en encontrarla y otras veces lo hacían rápidamente, dependía más o menos del milagro que realizada mientras se encontraba en la tierra.

La verdad es que Krysta estaba aburrida. Le gustaba viajar alrededor del mundo, conocer los diferentes reinos de la tierra y conocer personas. Había estado en Japón y conocido a Buda con quien eran buenos amigos, incluso de vez en cuando incluso se escribían. Se había sentido un poco mal por el Armagedón (en ese entonces, se encontraba en la selva de Petén en Centroamérica, junto a un grupo de arqueólogos que parecían interesados en las pirámides que habían surgido de la nada entre la vegetación... aunque tuvieron que trepar algunos árboles para poder alcanzar la pirámide primero, fue una experiencia interesante) y el fin del mundo, sabía que era el Gran Plan... o no...

Después que el Armagedón fuera cancelado, fue la primera vez que regresó al cielo por cuenta propia, quería hacer preguntas a Metatron, quizás tratar de hablar con su Madre con quien no había hablado en más de dos milenios (no su mamá, era una buena hija y la llamaba al menos una vez a la semana porque las comunicaciones con el cielo eran difíciles de mantener desde tierra, también enviaba postales de sus viajes y la visitaba de vez en cuando, a veces ambas se reían de esa vez que por error piso la cabeza de una serpiente... la serpiente aún está enojado por eso), pero Metatron simplemente no permitió que nada de eso sucediera y la seguridad que la resguardaba aumento. Escapar no había sido tan fácil como antes.

- ¡Lo hiciste apropósito! - Acusó Crowley - ¡Por eso lo de la tienda de té, no querías que te reconociera!

- Bueno, no voy a negarlo, lo hice a propósito, no era seguro que un ángel no me reconociera y me enviara de regreso. Pero aun así esperaba que me reconocieras antes...

- ¿¡Cómo iba a hacerlo!? ¡La última vez estabas muriendo de sed en el desierto! ¿¡Y qué fue eso de España!?

- No era del todo mentira, pase un tiempo en España antes que Metatron saliera con el plan de destruir el mundo... creí que adivinarías por el nombre. ¿Quién iba a saber que no me ibas a preguntar?

- ¡Tú! ¡Tú causas ese efecto en todo el mundo!

- Espera - detuvo Nina - para... para ahí... ¿Cómo que eres Jesús? ¿¡Ese Jesús!?

- Sí, ¿esperabas a un hombre alto, blanco, rubio y de ojos azules? Nací Israel, eso es ridículo.

Maggie y Nina se vieron entre ellas, a pesar que Krysta tenía razón, no podían esperar que Jesús fuera como en esas pinturas que están colgadas por casi todos lados de un apuesto hombre europeo de ojos azules, tampoco esperaban que el Salvador fuera una chica bajita, morena de ojos negros con los brazos cubiertos por tatuajes y que tenía una tienda de té en Soho. Decidieron que no era lo más extraño que habían visto y seguir con sus vidas.

- ¿Ustedes se conocen? - pregunto Muriel.

- Somos... viejos amigos o algo así... - Krysta se encogió de hombros.

- Hicimos un viaje largo juntos. Cualquiera... se hace amigo de quien sea después de 40 días en el desierto sin agua ni comida - agregó Crowley, se giró a Krysta - Sigo pensando que fue estúpido.

- Era joven y estúpida. ¿Qué iba a saber yo que realmente necesitaba comer?

- Espera... ¿es falso lo de los 40 días de ayuno en el desierto? - pregunto Maggie.

- Sigo siendo humana... con una mitad divina, pero humana a final de cuentas...

- Entonces... las tentaciones en el desierto...

- Muchas cosas... se malinterpretaron a lo largo de los años... ni Marcos ni Mateo eran un narrador muy confiable... Magdalena lo era... pero ya saben que paso con sus diarios.

- La salve de morir deshidratada - respondió Crowley - Así que... huiste del cielo otra vez.

- Bueno... El cielo es aburrido y... después que cierta vieja serpiente me mostrara los reinos de la tierra... bueno, quería conocer un poco más del mundo antes que terminara. No esperaba que el Anticristo no acabara con el mundo y todo este plan de la Segunda Venida... es una locura. No quiero que destruyan la tierra.

- Pero... es el plan - habló Muriel - es el Gran Plan, todos... todos se han preparado para ello en los últimos 6000 años...

- Quizás... el Gran Plan está mal... o lo han interpretado mal... mi Madre no es muy directa que digamos.

- Esto no es bueno - murmuró Azirafel - si Adán no quiso destruir el mundo y ahora... eh...

- Krysta.

- ... Krysta no quiere destruir el mundo... el cielo tal vez intente algo más para iniciar la guerra.

- El infierno tampoco estará muy feliz con esto - murmuró Crowley - no sé qué es lo que está pasando allá abajo, pero que estén tan callados no es buena señal.

- ¿Por qué quieren iniciar una guerra? - Preguntó Maggie - Si ni siquiera los que se supone deberían iniciar el fin del mundo quieren hacerlo... ¿cuál es el motivo? ¿Por qué siquiera tiene que ser aquí? No entiendo, es estúpido.

- Creo que a nadie le importa el por qué - hablo Krysta - simplemente quieren que haya una guerra... Metatron nunca quiso decirme nada al respecto, simplemente que era lo que Ella había planeado para todo.

- Sí... conozco como se siente eso. - murmuró Crowley.

- Espera. Sí el AntiCristo no quería terminar con el mundo y ahora Cristo no quiere que el mundo termine tampoco... ¡es perfecto! - exclamó Azirafel.

- ¿Perfecto? Ángel... ¡No servirá de nada que intentemos hablar! No creo que ni al cielo ni al infierno le importe un carajo que el AntiCristo y Cristo estén desacuerdo en algo y se sienten a comer strudel de manzana y té bajo un árbol.

- Quizás... pero eso no significa que puedan hacer algo en contra de ellos.

- Oh...creo que me gusta el plan. - Krysta sonrió.

- No, es un mal plan, un muy mal plan - se interpuso Crowley entre Krysta y Azirafel. - Ángel... ¿estás diciendo que estos dos... trabajen juntos para detener al cielo y el infierno?

- Creo que no estoy entendiendo nada. - murmuró Muriel. Comenzaba a marearse.

Maggie y Nina comenzaban a creer que mejor se hubieran quedado en el café tomando algo y conversando, ignorando a sus vecinos sobrenaturales mientras planeaban como detener (de nuevo) el fin del mundo.

- El AntiCristo y Cristo tienen el poder de manipular la realidad a su antojo, son mucho más poderosos que cualquier ángel o demonio, incluyendo a Metatron y el propio Satán - comenzó a explicar Azirafel - así que, si son capaces de cambiar la realidad lo suficiente como para evitar esta guerra...

- ¿Y eso de qué servirá? Si esta guerra no se lleva a cabo van a buscar la forma de iniciar una guerra, ya lo hicieron una vez y lo volverán a hacer ¡No quieren solucionar esto, simplemente quieren que haya una guerra!

- ¿Cuál es el sentido? - Preguntó Maggie - Todo esto... incluso lo de los bandos ¿no fueron ambos, en un principio, ángeles? ¿Por qué si quiera se crearon estos dos bandos?

- Bueno... los demonios se revelaron al Gran Plan y...

- ¡Eso ni siquiera es verdad! - Interrumpió Crowley - tenía preguntas, otros también tenían preguntas, nos acercamos a Metatron y después... - dio varias vueltas caminando de un lado al otro - ¡después simplemente fue una caída libre miles de años luz a un pozo de azufre hirviendo! ¡Ni siquiera sé cómo llegamos a esto!

- Espera... ¿Dios... no tuvo que ver con la caída de Lucifer o Satanás o lo que sea? - preguntó Maggie, recordando sus años en ese colegio de monjas y comenzando a cuestionarse cuanto tiempo perdió en clases de catequismo y qué todo estaba mal.

- No directamente al menos. Metatron siempre se ha encargado de esas cosas - respondió Azirafel - es... técnicamente el único contacto que tenemos con Dios desde... bueno, desde el principio.

- Es decir que lo hacen todo por medio de un representante y nunca han escuchado las órdenes directas de su jefe - concluyó Nina - ¿no han pensado que podría estar manipulando sus palabras? Quizás solo dijo "6000" años por dar un número al azar y luego cambio de parecer o... qué se yo... ¡estamos hablando de Dios! ¿Qué estoy diciendo? ¿Qué acaso no tenían una caja de sugerencias o algo así?

- Ahora la hay... pero... nadie parece interesado en usarla - murmuró Azirafel, Crowley le dio un par de palmadas en el hombro.

Un fuerte ruido lleno el lugar. Todo el mundo se estremeció por el fuerte sonido de un rayo que sonaba como una trompeta, la tierra temblo y algunos frascos que se encontraban en las repisas se estrellaron contra el suelo. Los ángeles no solían ser muy buenos músicos, quizás los únicos instrumentos que sabían tocar eran el arpa y la trompeta... y no tocaban ninguno de los dos a menos que fueran ocasiones muy especiales, por lo que no habían demasiados ensayos.

- ¿Qué fue eso? - preguntó Nina, instintivamente se había abrazado a Maggie cuando la tierra comenzó a temblar.

- ¿Fue un... terremoto?

- No, peor - respondió Krysta, veía con tristeza los frascos.

- Es la primer trompeta - respondió Azirafel - se nos acaba el tiempo.

- Pero... ¿cómo? Si él... si ella está aquí... - comenzó Muriel - ¡no pueden comenzar con el Gran Plan si no tienen a Cristo con ellos! No pueden... ¿verdad?

- Diría que a Metatron ya no le interesa eso.

- Pueden, se supone que hay ángeles infiltrados en los centros miliares más importantes del planeta, se supone que ahorita deben de estar preparando el show para iniciar el apocalipsis - suspiro Crowley.

- Sí... se suponía que siete ángeles iban a escoltar a Krysta para... para que ella diera inicio a la batalla final... supongo que se saltaron ese paso - murmuró Azirafel.

- ¿Creen que podemos llegar con el AntiCristo antes que suene la séptima trompeta?

- Si vamos en el Bentley es posible que lleguemos en unos 30 minutos - ofreció Crowley.

- ¿Sin desincorporarnos? No lo veo muy posible...

- Nosotras... quizás es mejor que nos quedemos aquí - dijo Nina.

- De hecho... creo que las vamos a necesitar. - Azirafel se giró a las dos humanas y Muriel - es posible que ángeles traten de entrar a la librería. Así que... quizás necesite que... defiendan la librería de nuevo y cuiden el Libro de la Vida.

- No otra vez. - se quejó Nina.

- ¿Qué? Pero... estaríamos... ¡nos estamos rebelando a nuestro propio bando! ¡vamos a caer si hacemos eso!

- No creo que eso les importe ahora... de todas formas destruirán el mundo. Y una vez sin mundo no habrá más café, o té de menta, o libros.

- Pero... pero... Ugh! ¡Voy a tener muchos problemas! - exclamó.

- ¿Hay alguna forma para... desincorporar ángeles? - A pesar que seguía sonando como algo sin sentido, Nina parecía un poco más cómoda con todo el asunto.

Azirafel miró a Crowley. No le gustaba ese plan... pero al menos era un plan. Muriel tampoco estaba muy feliz con el plan, pero sabía que si Metatron recuperaba el Libro de la Vida tendría más problemas de los que tendría si se enteraban que había estado conviviendo con Cristo por más de un mes y no había dicho nada. En su defensa, tampoco sabía que la linda humana de la tienda de té era Cristo y nadie le había dicho que estaba desaparecido. Todos regresaron a la librería.

- ¿Y cómo detendremos a los ángeles de entrar? - preguntó Nina.

- Posiblemente esto ayude - hablo Krysta, se quitó el collar y lo colgó en la puerta - no es tan fuerte... pero quizás los detenga lo suficiente.

- ¿Tú atrapa sueños?

- Oh... ¿esa cosa esta hecha con...? - comenzó Crowley.

- Sí. Fundí los clavos, el hilo está hecho con el sudario y las plumas... las encontré por ahí hace mucho tiempo... al igual que otros objetos que fueron tocados por un ser divino, tiene la habilidad de ocultarse y ocultar otras cosas (¿por qué creen que no pueden encontrar el Arca de la Alianza?)... la mala noticia es que no podré hacer milagros si no quieren que nos encuentren.

- ¿Y en caso nos encuentren?

- Pues... en ese caso... supongo que tendrán que usar el plan B.

- Estoy en eso - gruño Crowley. Habían desocupado todo el primer nivel de la tienda de Azirafel y se encontraba dibujando algunas líneas con aceite. No le gustaba el plan, en lo absoluto no le gustaba el plan. Que Azirafel le pidiera fuego del infierno lo hizo comprender como se sintió Azirafel cuando le pidió Agua Bendita. - Deben tener mucho cuidado con esto, el fuego no irá más allá del aceite pero no tiene que tocar nada más.

- Realmente no me gusta esto - susurró Muriel - es una mala idea... muy mala idea.

- ¿Qué hacemos si aparecen demonios? - preguntó Maggie.

- No podrán entrar a menos que les den permiso desde dentro... pero, por si acaso, tienen... algunos rociadores con agua bendita - suspiro Azirafel, no le gustaba que hubiera agua bendita en la librería.

- ¿Por qué la última vez no tenías agua bendita aquí? - preguntó Nina.

- ¿Por qué la tendría? Digo... alguien... podría salir herido... - agregó viendo a Crowley.

Decidieron no hacer más preguntas. Había cosas que eran demasiado obvias.

Terminaron de preparar la librería. Cerrando todas las puertas y ventanas, los libros estaban guardados en una habitación que estaba protegida con un milagro en caso sucediera algo y el fuego se descontrolara, había aceite bañando los marcos de las puertas y rociadores de plantas llenos con agua bendita, el atrapa sueños hecho con los clavos de la cruz y plumas que Krysta encontró por ahí colgaba sobre la puerta.

- ¿Desde cuándo el Bentley es amarillo? - preguntó Azirafel al ver el auto, no lo había visto cuando pasaron del café de Nina a la librería, cuando llegó estaba seguro que era negro.

- Está haciendo un berrinche - gruño Crowley.

- A mí me parece que está muy feliz - comentó Krysta subiendo al asiento trasero.

Azirafel sonreía, Crowley le miró.

- ¿Qué?

- Te dije que se veía linda.

El demonio puso los ojos en blanco, dejó que el ángel entrara al auto y cerró la puerta, fue al lado del conductor. Cuando encendió el auto, comenzó a sonar El Cisne de Saint-Saëbs, Azirafel miró confundido a Crowley quien dio un par de golpes a la radio para que la música se convirtiera en los éxitos de Queen y ahora sonaba Good Old-Fashioned Lover Boy, Krysta tuvo que contener la risa tanto como le fue humanamente posible, por supuesto, al no ser completamente humana, la contuvo exitosamente.

Crowley sintió un extraño deja vù al tener a Cristo en su asiento de atrás, hace más de una década había tenido al Anticristo en el asiento trasero de su Bentley y llevado al hospital dirigido por monjas satánicas en Tadfield. Ahora volvía a Tadfield con Cristo sentada en el asiento trasero y con Azirafel como copiloto para buscar (de nuevo) al Anticristo.

¿Las cosas podían ser más extrañas?

*

Las cosas eran muy extrañas desde esa mañana.

Cuando Anatema Device estaba ordenando la cocina que había tenido un fallo eléctrico la noche anterior porque Newton decidió tratar de instalar un horno eléctrico en lugar de utilizar el viejo horno de gas y limpiaba el desastre de lasaña que había quedado pegado en las paredes encontró una hoja sucia y arrugada debajo de uno de los muebles.

Habían pasado casi cinco años desde la última vez que había leído algo en inglés antiguo. Estuvo a punto de gritar cuando vio la hoja del último libro que Agnes había escrito y había enviado... bueno, no era ni siquiera una hoja completa, era solo una nota con un par de predicciones, Newton y ella lo habían quemado, estaba segura de eso ¿cómo una hoja termino bajo uno de sus muebles sin que se diera cuenta?

Comenzó a leerla por curiosidad, esa curiosidad se convirtió en molestia cuando se dio cuenta que daba las predicciones para un segundo fin del mundo... ese mismo día...

- ¿¡Por qué acepté quemar el libro!? - gruño, arrojando uno de los jarrones viejos al suelo.

- Ana... creo que Agnes sabía lo que iba a suceder... no creo que algo haya cambiado solo por quemar el libro.

- ¡Si no lo hubiéramos quemado estaríamos preparados! ¡Solo tenemos 12 horas antes del fin del mundo!

Newton había tratado de parecer tranquilo. Pero ya se habían escuchado tres de las trompetas que Agnes mencionaba en la hoja y también se había golpeado la cabeza con una pelota que había entrado rompiendo la ventana de su pequeño hogar en Tadfield.

Ambos se habían quedado en Tadfield después del fin del mundo, quizás no recordaban nada de lo que sucedió ese sábado de hace cinco años y prefirieron dejar de pensar en ello poco tiempo después. Si cualquier les preguntara porque habían decidido quedarse en Tadfiel, quizás ninguno de ellos sabría dar una respuesta, simplemente se habían quedado después del Armagedon frustrado y no sabían porque, tampoco era como que pensaran mucho en eso, apenas trataban de recordar algo relacionado con ese sábado y era como si se resbalara de sus manos como un pez... lo que le recordaba a Anatema que debía descongelar el pescado para la cena. Según Agnes tendrían visitas esa tarde.

Puso los ojos en blanco, frustrada cuando se dio cuenta que ya no tenía leche ni mantequilla, tendría que ir al pueblo para comprar. Decidió que iría en su bicicleta.

*

- ¿Estás seguro que es por aquí? - Preguntó Azirafel - No hemos venido en cinco años.

La cuarta trompeta había sonado cuando apenas salían de Londres, no sabía cuánto tiempo tenían antes que sonaran las últimas tres o cuanto faltaba antes que Metatron los encontrara o encontrara el libro.

- Sé a dónde voy - gruño Crowley - fue por aquí donde atropellamos a la loca del libro ¿recuerdas?

- Tienes un pasatiempo raro por atropellar mujeres, Serpiente - bromeo Krysta.

- No es mi culpa. Ella se cruzó en el camino, tú también.

- ¿No pueden milagrear un mapa? Creo que estamos perdidos.

- Milagrear no es una palabra, cariño - regaño Azirafel - ni... ni siquiera es un verbo. Pero quizás podríamos pedir indicaciones para llegar.

- No necesito un mapa ni pedir indicaciones, sé a dónde voy. - gruño Crowley.

- Dijiste lo mismo en el desierto hace 2000 años. Terminamos perdidos por tu culpa.

- Y en Egipto en el 300 a.C. cuando seguíamos a Moises, nos perdimos porque no quisiste pedir indicaciones.

- ¡Cállense ambos, me desconcentran!

¡Pum!

El auto se detuvo, como si un deja vú no fuera suficiente, acababan de atropellar a alguien en una bicicleta.

- Le has dado a alguien... otra vez - regaño Azirafel.

- No, alguien me ha dado a mí... otra vez. - contestó Crowley.

Salieron. Como si se tratara otra vez de ese día hace cinco años, había una bicicleta que a ambos se le hizo conocida, caída en el suelo con la rueda delantera doblada, los tres seres sobrenaturales se giraron a ver la cuneta que estaba al lado.

- ¿¡Ustedes otra vez!? - exclamó Anatema al reconocerlos.

- ¿¡Tú otra vez!? - exclamó Crowley.

- No puede ser - se lamentó Azirafel.

Después de usar un milagro para reparar la bicicleta, curar a Anatema de sus heridas, hacer aparecer otra bolsa de harina, 12 huevos (- yo solo había comprado 6 huevos.- dijo Anatema viendo a una muy culpable Krysta - ups... la costumbre.), un cartón de leche y una nueva botella de vino (- Estoy segura que no compre vino. - ... ups?) y poner la bicicleta en la parte trasera del Bentley, volvieron a subir al auto ahora con Anatema con ellos.

- A ver... déjenme entender - comenzó después que el dolor de cabeza se detuviera un poco - otra vez se acerca el fin del mundo y están aquí para tratar de evitarlo... de nuevo.

- Eres buena - felicitó Crowley - ahora, si pudieras decirnos dónde está el 666...

- ¿La casa de los Young? Está un poco más adelante... ¿por qué...? ¿Qué tiene que ver en esto?

- Es verdad que no recuerdas nada - susurró Azirafel.

- Supongo que tampoco recordaré nada después de esto.

- Si todos sobreviven, quizás sea lo mejor -respondió ahora Krysta. Anatema la observó por un momento.

- ¿Te conozco? Porque... siento que te conozco pero... ¿por qué te conozco? Agh... la cabeza me mata.

- Ella causa ese efecto en todos. - respondió Crowley. - Parece que la influencia del Anticristo en este lugar anula un poco la tuya.

- Supongo que es natural. Somos contrarios.

- Espera... ¿Anticristo? - preguntó Anatema, había pasado un tiempo desde que escuchó eso - no estarán hablando de Adán es... oh, por Dios... ¿¡Adán es el Anticristo!?

- Sí... tu influencia también anula la de Adán.

- Todo tiene sentido ahora... por eso... - Anatema se detuvo, se giró a Krysta - significa que tu... eres...

- Soy Krysta, con "K" y "Y", mucho gusto.

- ¿Por qué la "Y"? - preguntó Crowley. - La "K" tiene sentido, pero no entiendo la "Y".

- Te responderé cuando me digas qué significa la "J".

- ¡Es solo una "J"!

- Bien... es solo una "Y".

- ¿Por qué la "K" tiene más sentido que la "Y"? - preguntó Azirafel.

- Porque la "C" es aburrida. - respondieron la Serpiente y el Salvador.

Anatema no prestaba atención a la discusión, estaba muy distraída dándose cuenta de todas las cosas que no había pensado anteriormente o de las que su mente se desviaba cuando trataba de pensar en Adán y las cosas extrañas que sucedían, como cuando le prestó aquellas revistas y de repente todo lo que en estas decía comenzaba a hacerse realidad, cómo después de hablar con él sobre la energía nuclear esa misma noche toda había desaparecido... todo era tan evidente y...

- Llegamos - anunció Crowley deteniéndose frente a la casa de Anatema y Newton.

- ¿Estás bien, querida? - preguntó Azirafel mientras ayudaba a salir del auto a Anatema.

- Sí... solo me acabo de dar cuenta que le preste revistas de ocultismo al Anticristo y estoy sentada en la parte trasera de un auto con Cristo... ¿qué tan raro puede ser eso?... ¿me das el vino? Creo que lo voy a necesitar.

- Con suerte, solo sucederá una vez en la vida. - murmuró Crowley.

Todos salieron del Bentley. Crowley y Krysta ayudaron a llevar las bolsas de la compra de Anatema porque está aún parecía demasiado contrariada como para hacerlo por ella misma. Newton salió a recibirla cuando la vio llegar junto a Azirafel y Crowley, quizás no recordaba del todo ese sábado, pero recordaba a esa extraña pareja. De hecho... comenzaba a recordar algunas cosas de ese día, como que había roto el sistema de comunicación de la base militar de Tadfield.

- Ella estará bien, solo necesita descansar un poco - afirmó Azirafel - ahora, es mejor que vayamos a...

- No será necesario - interrumpió Krysta - ya sabe que estamos aquí.

- ¿Quién?

La pregunta se respondió sola cuando escucharon el sonido de cuatro bicicletas y el ladrido de un perro pequeño. Los 'Ellos' se detuvieron al principio de la calle junto con Perro. Las miradas de Adán y Krysta se cruzaron, por un momento rápido, tan rápido como el aletear de un ruiseñor, hubo un brillo rojo como las llamas del infierno en los ojos de Adán mientras una luz blanca y celestial brillaba en los ojos de Krysta. Se reconocieron al instante.

Y al instante se agradaron mutuamente.

- Tu debes ser Adán - saludo Krysta - he... escuchado algunas cosas de ti.

- También me han hablado de ti a veces en la escuela - saludo Adán - Eres... diferente de lo que describen. Y de las fotos.

- Sí. Me deje crecer el cabello un poco...

- ¿Quién es ella? - preguntó Newton a Anatema - porque... la conozco... pero no sé de dónde la conozco ¿la conocemos?

- Ella... es Jesús. - respondió Anatema, siendo capaz de por fin ponerlo en palabras.

- ¿¡Qué!?

- ¡No puede ser! - exclamó Wensleydale. - ¡No puede ser Jesús!

- ¿Por qué no se ve como en las fotos? - pregunto Brian confundido.

- Por su puesto que no, Jesús nació en Oriente Medio - respondió Pepper - ¿por qué se vería como un hombre Europeo? Es ridículo.

- Me agradas - dijo Krysta a Pepper, Pepper sonrió - ahora... será mejor que hablemos antes que...

La tierra volvió a temblar mientras en los cielos se escuchaba el estruendoso sonido de una trompeta y el viento era tan fuerte que sentían que podrían ser arrastrados a cualquier lugar, era la quinta trompeta. Todos se apresuraron a entrar a la casa de Anatema y Newton y cerrar las puertas.

- ¿Qué es eso? ¿Es un volcán? - preguntó Newton.

- No hay volcanes en Inglaterra - le recordó Anatema, miró a Krysta - Es una señal del Apocalipsis... ¿no deberías estar tu allá?

- Escape... Es una larga historia y no tenemos mucho tiempo...

- Bien ¿qué tenemos que hacer? - preguntó Pepper.

- Primero, tenemos que encontrar un buen lugar - dijo Adán dando un paso al frente - estas cosas siempre tiene un lugar que es el "correcto" ¿cierto?

- Sí. Esta lugar está muy lleno de amor... me parece apropiado, pero no creo que sea suficiente para llevar a cabo un milagro de la magnitud que es necesario - comentó Krysta.

- ¿Qué hay de las líneas ley? - pregunto Anatema mientras buscaba algo entre los cajones - la última vez las líneas ley se entrecruzaban todas en Tadfield (dónde lo deje... oh, cierto) se movieron y no volvieron a su estado después de... lo que sea que ocurrió... ¿por qué ahora recuerdo mejor ese sábado?

Adán se giró a ver a Krysta, Krysta murmuró una disculpa. Realmente no era su culpa como tampoco era culpa de Adán, pero una parte de ellos se sentía culpable por anular los poderes que protegían al otro.

*

Maggie y Nina habían escuchado la cuarta trompeta.

Muriel paseaba de un lado al otro en la librería, el Libro de la Vida, se mantenía sobre una mesa donde Azirafel lo había dejado. Los clavos convertidos en atrapa sueños estaban funcionando bien para ocultarlos hasta ese momento. De vez en cuando se asomaban por las ventanas, afuera el día parecía lluvioso.

Nina regresó al sillón donde se encontraban sentadas ella y Maggie esperando a que la puerta se abriera con muchos ángeles enojados o demonios furiosos, junto a un par de rociadores para plantas. Le entregó una taza de chocolate caliente a Maggie y se volvió a sentar a su lado.

- No pensé que el fin del mundo fuera a ser... tan aburrido - susurró Maggie. - Después de ver tantas películas sobre el fin del mundo esperarías que esto fuera... un poco más caótico.

- Supongo que cuando no eres la protagonista de una película de ciencia ficción sobre el fin del mundo... así debe de verse, al menos hasta que llega.

- Muriel no parece estar muy bien ¿deberíamos hablarle?

- Hay que dejarle. Así maneja el estrés, supongo. - Suspiró - Es solo... esto es demasiado raro. Hace un año estaba más preocupada por llegar tarde a casa y que Lindsey se enojara conmigo que por cuidar de un demonio con depresión y la Segunda Venida de Cristo... ni siquiera me gustan esas películas ¡vi 'La Profecia' porque Lindsey quería verla, yo no.

- Oye... - la detuvo Maggie, tomando sus manos - eso no importa, estamos involucradas en todo eso... y... para ser honesta, me alegra pasar el fin del mundo contigo.

- Maggie...

- Está bien, podemos hablar cuando todo termine.

- Si seguimos vivas...

El sonido de los golpes en la puerta las alertó a ambas y a Muriel. La puerta se abrió, las dos humanas y el ángel se prepararon para encender el fuego o rociar a quien se asomara con los rociadores para plantas.

- ¡Oigan! ¡Déjenos entrar! - las dos humanas se vieron entre ellas, reconocían esa voz por alguna razón.

- ¿Por qué no puedo abrir la puerta con un milagro? - preguntó otra voz.

- ¿Belcebú? ¿Gabriel? - reconoció Muriel. Se acercó para abrir la puerta.

- Al fin, gracias - agradeció Gabriel entrando a la librería - ¿por qué esta todo tan desordenado?

- ¿Me dejas entrar? - preguntó Belcebú mirando a Muriel. Más que una pregunta parecía un "déjame entrar o lo lamentaras".

- Oh... sí, claro, adelante.

Belcebú entró a la librería con cuidado de no quitar el aceite que estaba alrededor de la puerta y evitando estar cerca de los rociadores de agua bendita. Muriel cerró la puerta con llave una vez que el antiguo Arcángel Supremo y el Lord del Infierno entraron. Nina y Maggie decidieron dejar sus armas abajo, como había dicho Azirafel, alguien podía resultar herido.

- Ustedes dos... ¿no se habían ido lejos? - preguntó Nina.

- Sí, solo regresamos porque sentimos que algo no iba bien - respondió Belcebú dando vueltas por la vacía librería - ¿dónde están el ángel y Crowley? ¿Acaso se fueron también?

- Dijeron que iban a buscar al Anticristo para que él y Krysta detuvieran el fin del mundo.

- ¿Krysta está aquí? Oh... que mal. Esperaba que no la encontraran tan rápido - suspiró Gabriel.

- ¿Qué? - preguntó Muriel - ¿Sabía que... Krysta... estaba en la tierra?

- Cuando comenzaron los planes para la Segunda Venida, Metatron envió a varios ángeles para buscarla. Ella siempre ha sido buena ocultándose y escapando.

- Dímelo a mí - bufó Belcebú - esa niña me causó muchos problemas... sigo sin entender como fue capaz de entrar al infierno y salir sin que nadie se diera cuenta.

- Desafortunadamente la encontraron y la encerraron en el cielo. Así que pensé que... si dejaba que escapara de nuevo... tardarían en encontrarla y sería tiempo suficiente como para evitar el nuevo plan. De todas formas... Metatron nunca se daba cuenta si realmente estaba ahí o no.

- Pues... ella vino aquí... - dijo Muriel.

- ¿Y ese libro? Conozco ese libro - Gabriel se acercó a la mesa donde se encontraba el Libro de la Vida, lo tomo y lo abrió (- Nunca cambian contraseñas) - ¿qué hace aquí el Libro de la Vida?

- Pues... El Señor Fell lo trajo - respondió Maggie. - Dijo algo sobre que Metatron pensaba borrar sus nombres...

- Oh. Fue una buena idea - halagó Gabriel.

- ¿Por qué regresaron? - preguntó Nina.

- Porque el cielo se ha vuelto loco y el infierno está a punto de congelarse bajo la administración de Shax - respondió Belcebú. - Y Alfa Centauri es aburrido. Si podemos detener esta locura del fin del mundo... quizás volver al trabajo no suena tan mal. Humana - se giró a Maggie - ¿dijiste que fueron a buscar al Anticristo?

- Sí...

- Bueno... al menos sabemos dónde están por ahora... - Belcebú se giró a la puerta de la librería, la pluma negra que colgaba del atrapa sueños que Krysta había dejado sobre la puerta de repente se quemó al mismo tiempo que tocaban la puerta con demasiada fuerza - supongo que no esperan visitas amistosas.

Maggie y Nina corrieron a tomar los rociadores de agua, Muriel se ocultó detrás de Gabriel.

- ¿Ya están aquí? ¿Cómo?

- La reliquia de Krysta - respondió Gabriel - no es lo mismo ocultar a una persona que ocultar un edificio completo... Esa pluma ya había tardado mucho en quemarse.

- Será mejor que enciendan el fuego y... - la pluma blanca se volvió cenizas al mismo tiempo que la puerta comenzaba a ser golpeada con mayor fuerza - preparen esos rociadores. Esto se pondrá feo.

- Será más feo si Metatron recupera el libro.

La puerta se movía con violencia, podían escuchar voces ordenando que abrieran la puerta, se escuchaba el viento azotar contra las ventanas. Maggie tomo la mano de Nina con fuerza. Al parecer, era hora de patear traseros de demonios y ángeles... o tratar de sobrevivir a ellos al menos.

*

Adán y Krysta se pusieron de pie.

Habían estado tomando chocolate o vino mientras discutían sobre el lugar ideal para llevar a cabo el milagro y el momento preciso, afuera el viento se volvía cada vez más fuerte.

- Algo no está bien - dijo Adán.

- Mi reliquia se rompió - agregó Krysta - creo que encontraron la librería... tenemos poco tiempo. Tenemos que movernos.

- Oh no... ¿Nina y Maggie están bien? - preguntó Azirafel.

- No puedo saberlo... y dudo que las líneas funciones bien en estos momentos.

- Creo que sé a dónde hay que ir - dijo por fin Anatema - hay... una colina atrás de Tadfield de abajo, muchas líneas ley se encuentran ahí, si el plan es salvar la tierra... quizás sea el lugar indicado.

- Bien. Hay que ir - Crowley se puso de pie.

- El problema es que afuera hay una tormenta, incluso ustedes no... ¿sobrevivirían?

- He pasado por peores - dijo Krysta encogiéndose de hombros.

- Sí... pero prefiero no arriesgarme a la descorporación, dudo que en el infierno me reciban con los brazos abiertos y champagne. - Dijo Crowley.

- O a mí en el cielo - murmuró Azirafel teniendo un escalofrío.

- ¿Y qué hacemos? ¿Esperar aquí hasta que los... ángeles... los encuentren?

- No sé si es peor que nos encuentren los ángeles o los demonios... a este punto creo que estamos entre caer al fuego o las cuchillas - suspiro Crowley.

- Hay algo - dijo Anatema, tomando una vieja hoja que estaba guardada en uno de sus libros - Agnes escribió más predicciones... según ella, habrá un intervalo entre la quinta y sexta trompeta. Lo suficientemente largo como para ir al lugar al que tenemos que llegar.

Después de toda una vida interpretando las predicciones de Agnes, las nuevas no se le hacían tan complicadas de entender, había un par de cosas que aún eran confusas, como esa última:

"Çando el cielo de rojo se pinte, e la oscuridad parta el mundo, esperad ça los ventos cesen entre la quarta e quinta e la luz buscad. Non fuere suficiente poder de la Bestia e la Çarpintera, quando llamas ardan e libro destruirá, Serpente e Ángel su poder han de unir, çuando dos non suficiente, seis vençaran. Como un solo el Fin a detener."*

"Bestia" era obvio que se refería a Adán, "Carpintera" era Krysta, obviamente pero... sentía que había mucha más información ahí ¿estaba diciendo que Adán y Krysta no serían capaces de detener el fin?. No pudo pensar más en eso cuando las luces se apagaron, afuera estaba tan oscuro que apenas podían ver un palmo frente a ellos.

- ¿Cuándo se hizo de noche? - preguntó Newton.

- Creo que apagaron la luz... - bromeo Crowley.

- ¡Crowley! - se quejó Azirafel.

- Auch! ¡Ese es mi pie, Brian! - se quejó Pepper.

- ¡No fui yo! ¡Yo estoy aquí!

- Mi teléfono no funciona, se quedó sin batería - se quejó Wensleydale.

- ¿No pueden... hacer lo de la luz? - preguntó Anatema al ángel y el demonio.

- No es buena idea, cualquier pequeño milagro podría delatar donde estamos y... bueno, no creo que quieras un ejército de ángeles muy enojados fuera de tu casa.

- ... - Anatema soltó un suspiro - Creo que tengo velas en el sótano, esperen... auch! ¿qué es...? Ah! - se escuchó un golpe sordo y el quejido de Perro.

- Te tropezaste dos veces con el sabueso del infierno - dijo Crowley - oh... cuidado, estas tocando...

- ¡Espera! ¿Puedes ver en la oscuridad?

Todos guardaron silencio, movieron sus cabezas a donde creían que estaba Crowley, pero estando tan oscuro no podían estar seguros de que esta lo que tenían al lado o frente a ellos, ni siquiera a donde habían girado la cabeza.

- Está bien, yo iré por las velas - gruño Crowley.

- Iré contigo - se ofreció Azirafel.

- ¡Ni siquiera puedes ver nada, Ángel!... Espera... ¡por ahí no es, Ángel!

- Sé a dónde voy, Crowley.

- ¡No, claro que no sabes porque no miras!

Las voces se fueron alejando mientras parecía que discutían entre ellos, esperaron a escuchar la puerta del sótano, seguido por silencio.

- ¿Sucede algo entre ellos? - preguntó Anatema, esperando que Krysta estuviera a donde había dirigido la mirada.

- No estoy segura - respondió la voz de Krysta al lado contrario de Anatema - creo que tuvieron una pelea... y son muy malos comunicándose.

Un pensamiento acudió a la mente de Anatema; estamos perdidos.

*

No era que los ángeles no pudieran ver en la oscuridad, su visión quizás no era tan buena como la de los demonios, pero tampoco era tan mala como la de los humanos, así que Azirafel podía ver algunas cosas frente a él, pero no a dónde iba exactamente. Por esa razón, Crowley tuvo que guiarlo todo el tiempo por el abarrotado sótano de Anatema que estaba lleno de cosas raras de brujería, algunos aparatos que habían dejado de funcionar después de un solo uso y algunas ratas que se reunían los jueves por la tarde para hacer cosas de ratas. La caja de las velas estaba en lo más profundo del sótano, bajo otras muchas cajas con lo que parecían ser adornos navideños y otros para Halloween.

- ¿Realmente crees que esto funcione? - preguntó Crowley a Azirafel mientras movían las cajas, normalmente lo hubieran hecho con un milagro, pero si los ángeles ya estaban en la tienda, solo era cuestión de tiempo para que los encontraran, cualquier pequeño milagro podría ser peligroso.

- Tiene que funcionar... - Azirafel soltó un suspiro - yo... realmente fui un tonto ¿cierto?

- Te lo he dicho antes, Ángel... eres demasiado listo como para ser tan tonto.

- Es solo... realmente creí que podría hacer un cambio.

- Metatron te amenazo...

- Sí... pero... pero realmente creí que... estando al mando... era posible. Podía cambiar las cosas y... y también tu estarías bien, Crowley... podías regresar y...

- Por última vez, Azirafel, no quiero regresar al cielo, nunca lo quise.

- Pero... rechazaste al infierno.

- ¿Y qué? No son las únicas dos opciones.

Guardaron silencio, Crowley tiro una de las cajas con adornos navideños, se escuchó como algunos de estos se rompían... bueno, si todo salía bien luego podría usar un milagro para cambiarlos.

- Ahora somos nosotros contra ellos - susurró Azirafel, Crowley lo vio sonreír.

- ¿Y qué importa? Aún si logramos salvar la tierra... ¿qué nos dice que no volverán para tratar de destruir todo? Fallaron una vez con el Armagedón, ahora están tratando de juzgar un mundo que no ha terminado ¿qué nos dice que no volverán con cualquier otra idea? ¿Imaginas un segundo diluvio universal? O... ¿Transformar a todas las personas de la tierra en sal?

- No... creo que no quiero creer que son capaces de hacer esas cosas...

- Ese es tu problema, Azirafel, no puedes ver nada malo en el cielo. Sigues pensando que son los buenos...

- Lo siento...

- Ya te disculpaste. Ya no importa.

- ¿No importa?

- No sé porque acepté ayudarte, Azirafel... pero quizás solo sea otra pérdida de tiempo. Volverás al cielo como Arcángel Supremo después de esto ¿no?

- No creo que me permitan regresar...

- Claro...

- Sí...

Por fin encontraron las velas. Tomaron suficientes para iluminar la habitación, aun no estaban seguros de cómo iban a llegar al lugar que Anatema había mencionado en la oscuridad total de afuera o cuando escucharían la siguiente trompeta.

- Si sobrevivimos a esto... quizás pueda tentarte a un almuerzo en el Ritz - invitó Azirafel.

- No... gracias.

- Crowley...

- Te lo dije, Ángel, después de esto... cada quien seguirá su propio camino.

- Crowley... por favor...

- No, Ángel... te he perseguido por 6000 años... cuando por fin... por fin... - suspiro - ¿qué sentido tiene de todas formas? Tu mismo lo dijiste, nada dura para siempre.

- No... no me refería a eso. - No hubo respuesta - lo que quería decir es que... la librería... han sido muchos años y... realmente es un lugar que me gusta mucho, pero... pero si tuviera que cambiar algo por otro... yo... Bueno, ya ves lo que sucedió con Alejandría ¿recuerdas? O... las plagas en Egipto... o Sodoma o Popeya... Tuvieron un final.

- Dos de esas cosas fueron culpa de tu bando, Ángel.

- No es mi... no me interrumpas.

- Tenemos que regresar arriba, deben estar preguntando qué estamos haciendo aquí abajo.

Crowley se puso de pie. No quería seguir escuchando a Azirafel, pero el ángel se interpuso en su camino, sujetando su hombro, abría y cerraba la boca buscando las palabras, apartando la mirada una y otra vez, mordiendo su labio. Ya no sabía que decir para tratar de convencerlo.

- Lo que quiero decir es... es... es... ¡Delfines!

- ¿Qué?

- Sí, ¡Delfines! - exclamo comenzando a mover las manos - Y... Y... ¡Patos! ¡Ellos adoran los guisantes congelados! ¿cierto? Y son muy buenos para ellos. También... ¡El Ritz! Porque... porque después de esto podemos ir por un desayuno con mucho alcohol y... ¡Tus plantas! Son las más hermosas de todo Londres, lo sabes ¿cierto? Y... la librería... y el Bentley... y... Y...

- Azirafel, detente.

- ¡No! ¡Porque... lo que quiero decir es...! ¡Lo que quiero decir es que no quiero que esto termine, Crowley! ¡no quiero que todas las cosas que amo sean destruidas! No... no quiero... - poco a poco, la voz de Azirafel fue disminuyendo hasta convertirse en un susurro - te necesito.

- ¿Y qué? ¿Después de esto no vas a querer arrastrarme de nuevo al cielo como un ángel de nuevo?

- ¡No quiero que seas un ángel! - exclamó - ¡Solo quiero que seas tú!

Crowley miró sorprendido a Azirafel, el ángel casi podía ver los ojos amarillos de Crowley debajo de sus lentes observándole detenidamente. No sabían cuanto tiempo llevaban sujetando sus manos o en qué momento terminaron tan cerca el uno del otro, sentía como la cera de las velas que llevaba en las manos comenzaba a derretirse por el calor de sus manos.

Antes que pudiera decir algo, se escuchó la quinta trompeta y escucharon como la tormenta fuera de la casa comenzaba a cesar lentamente. Subieron corriendo las escaleras, todo aún estaba muy oscuro y a penas podían ver dónde iban.

- ¿Dónde estaban? - preguntó Anatema al escuchar la puerta de la cocina.

- Tienes un maldito desastre ahí abajo ¿qué querías? - respondió Crowley.

- La tormenta paró un poco, supongo que tenemos unos cuantos minutos para llegar a... dónde sea... - dijo Krysta - ¿podemos llegar en el Bentley?

- Yo iré - anunció Anatema - sé dónde esta, necesitan que los lleve.

- No vas a ir sola. - dijo Newton - también iré.

- Nosotros también - anunció Pepper, ninguno de los Ellos se opuso - no vamos dejar a Adán solo ahora.

- No, esto es peligroso - dijo Adán.

- Ya nos enfrentamos a los malditos motoristas del apocalipsis - retó Pepper - no vamos a dejarte ahora. Nosotros también vamos.

- Bien... son demasiadas personas para el Bentley - susurró Azirafel.

- Podemos usar mi auto también - ofreció Newton.

- Oigan... - llamó Wensleydale que había abierto la puerta - no creo que... podamos usar ningún auto.

Todos se reunieron en la puerta de la casa de Anatema y Newton, a pesar que el cielo continuaba oscuro, teñido de un rojo sangre intenso, era posible ver un poco si entrecerrabas un poco los ojos y forzabas tu vista lo suficiente, ciertamente, no podían usar un auto... las calles estaban destrozadas, habían árboles y postes de luz tirados a lo largo del camino, la tierra se levantaba o se hundía, algunas casas habían sido arrastradas por la tormenta y sus escombros estaban tirados por todo el camino.

- Oh... bien... caminaremos - se quejó Anatema - ¡grandioso! ¡Caminar al fin del mundo!

- Creo que... ya sé a dónde hay que ir - habló Pepper ahora, señalando un enorme pilar de luz que se alzaba en mitad de la nada en Tadfield, demasiado evidente como para no verlo.

- Sí... eso parece algo que haría el cielo - dijo Crowley.

- No tenemos mucho tiempo, vamos. - ordenó Adán.

El ex Anticristo y su ex sabueso del infierno, una descendiente profesional, un ex soldado del ejército caza brujas, el grupo de los 'Ellos', una carpintera, un ángel y un demonio salieron de la pequeña casa de campo y se dirigieron hacía el enorme pilar de luz que quizás toda Inglaterra era capaz de ver que se alzaba en mitad de Tadfield. Todos, se dirigían al final.


*

*

*

*

*


*Mis más sinceras disculpas por mi tan horrible intento escribir una predicción de Agnes, no se castellano medieval. Sé que fue horrible, gracias por su comprensión. Tomen una galletita de disculpas.

-

Solo queda un capítulo para el final de esta historia.

Quería terminar con esto antes que me arrepintiera por escribirlo xD por alguna razón últimamente me han estado hablando más de religión en mis alrededores (aunque no es tan extraño realmente... mi país se encuentra a días de la segunda vuelta para elegir presidente y todo se ha convertido en un circo de publicidad que termina siendo homofóbica y transfobica... y es asqueroso) y... no sé, es raro. ¿Saben lo que es sentir que ya te has alejado lo suficiente de tu antigua relación tóxica con la religión y comienzas a aceptarte cuando de repente vuelven a hablar de esos temas y te das cuenta que no lo has superado?

La verdad es que no sé como describirlo, porque me encantó como escribí a Krysta, este capítulo hubiera sido más largo porque quería incluir la escena del desierto con Crowley y Krysta para establecer un poco mejor su relación, pero al final me arrepentí un poco de escribirlo. He tenido suficientes ataques de pánico por unos pocos días.

Gracias por leer, espero que el último capítulo este listo antes del viernes.

♥️

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