Introducción


Mobius, un bello planeta digno de verse. Largas praderas de verde césped, frondosos y altísimos árboles, casi como edificios. Ninguna clase de terror o disturbios afectan la vida cotidiana. El cielo goza de nubes enormes y limpias que pasean en el hermoso cielo azul, que se tornan doradas a la hora del atardecer, y que cambian sus colores en cada estación del año, azul pardo en los inviernos, y rosa en las primaveras. Jamás ha existidos el cielo gris, jamás una especie de desastre natural como huracanes o terremotos. Como podrán ver, Mobius era, sin lugar a dudas, el lugar perfecto para vivir. Y para mucha gente, era como estar en el cielo. Pero para otros, una muy pequeña minoría, era completamente estar en el mismo infierno.

Y eso era porque los ciudadanos de Mobius, en lo que pareciera un mundo de constante paz, armonía y respeto, un lugar donde socializar era cosa de cada día, haciendo nuevos amigos día con día, los ciudadanos llevaban consigo un oscuro secreto, causando dolor y sufrimiento y depresión para unos muy pocos.

Cada pequeño niño en todo Mobius, en su quinto cumpleaños, o incluso desde antes, se les hablaba y ensenaba sobre como debían odiar y despreciar a esas personas. Se les decía que esa clase de gente estaba mal, debido a que estaban haciendo algo extremadamente terrible contra su naturaleza, algo que jamás debieron de hacer desde el principio de los tiempos. A los pequeños se les contaban historias sobre lo que les había sucedido a esas personas en el pasado, de cómo habían sido capturados y torturados sin parar durante días, donde eran puestos en lugares públicos donde pudieran ser vistos por toda la comunidad entera, con el fin de disfrutar del castigo y la tortura, e incluso participar en ella. Los condenados eran golpeados, abucheados y humillados por la multitud, forzados a desnudarse y tirarse en una cama de vidrios rotos mientras que la gente "ordinaria y normal" caminaba varias veces aplastando su cuerpo hasta que el pobre se desangraba en un festival de dolor.

Así era, les contaban esto a sus niños de cinco años de edad, y los pequeños, tanto niños como niñas, tomaban con gracia e inocencia esos monstruosos relatos, y reían y se burlaban de los pobres que habían muerto por llevar una vida inmoral.

Aquellos que se atrevían a amar a alguien de su mismo género.

Mobius, el planeta donde todo parecía ser perfecto, pacifico, el cielo absoluto, era cruelmente homofóbico. Cada niño debía ser educado con lecturas homofóbicas, y era obligación de los padres estimularlos al crecer para conseguir a una pareja del sexo opuesto, y generar hijos... muchos niños desde los seis años quedaban comprometidos con una pareja arreglada por sus padres. La mayoría aceptaban felices esos compromisos.

Dos adolescentes, que habían recibido la misma educación homofóbica desde hacía diez largos años, se habían convertido desde infantes en los mejores amigos, sus nombres eran Sonic el erizo y Miles el zorro, deben saber que Miles nació con una deformidad curiosa y única, había nacido con una cola extra, le decían Tails de cariño.

Y fue por esa razón por la que ambos chicos se conocieron y cayeron en una amistad que rayaba en la hermandad.

Esta es su historia.

Hace algunos años, en calurosos días de verano, Sonic acababa de cumplir sus seis años y Tails andaba en los cuatro. Sus padres habían concretado una reunión pues tenían muchos años de no verse, la reunión fue en un centro comercial, dejaron a los chicos en un pequeño corral para que sus hijos jugasen con otros chicos de su edad, ni Sonic ni Tails se conocían, Sonic y su madre habían llegado primero, el erizo se quedó con otros chicos.

Sonic era bastante maduro para su edad, era todo un confidente y un rompecorazones con las niñas desde sus cinco años, rápidamente se unía a chicos de su edad y se hacía amigo de todos, era un líder por naturaleza, los chicos inmediatamente confiaban en el y eso lo convertía en alguien muy feliz, era un chico valiente para su edad y muy activo, no podía estarse quieto por mas de 5 minutos, le encantaba correr a todas partes y divertirse, sentía la vida y le gustaba, sus padres se sentían muy orgullosos de su pequeño hijo.

Tails era todo lo contrario, era tímido, miedoso y no le gustaba separarse de su madre, siempre que le iban a dejar solo se aferraba a la ropa de su madre con tal de no jugar con alguien, era muy llorón a veces, e incluso de vez en cuando lo confundían con una niña, lo cual sus padres intentaban corregir haciéndolo jugar con otros chicos, en ese momento Tails se quedo viendo como los demás niños jugaban pesadamente, lo cual lo hizo temblar, de hecho, algunas niñas también le daban algo de miedo, pues consideraba que hasta ellas eran rudas en sus juegos en grupos.

"Vamos Tails, cariño" su madre lo presionaba "ve a jugar con los otros niños"

Con mas miedo que ganas el pequeño zorrito soltó a su madre, respiraba nerviosamente, mostrando su temor juntando sus manos. Su madre gentilmente le dio un empujoncito para darle valor, y ella le sonreía tiernamente mientras se retiraba, el pequeño zorrito comenzaba a caminar por su cuenta buscando desesperadamente un lugar que fuera seguro para quedarse todo el tiempo en lo que su madre regresara. Alrededor los demás niños jugaban en los columpios, volantines y sube y bajas, algunas niñas jugaban al te en el césped con sus muñecas, otros hacían castillos en la caja de arena del mini parque, al fin encontró un columpio rojo en el cual no había nadie cerca, felizmente se espero mientras veía al resto de los chicos jugar.

Tails comenzó a jugar con sus pies haciendo figuras en el piso, balanceándose un poco, la verdad le asustaba caerse y ensuciar sus pantalones, no era que sus padres fueran estrictos, mas bien no le gustaba ensuciarse. De repente un pie ajeno comenzó a balancear el asiento hacia adelante, Tails se sujeto duramente de las cuerdas, la intensidad aumente, la sensación lo era del agrado del zorrito, cada vez tomaba mas vuelo y Tails se asustaba aun mas, ya no podía soportarlo, así que Tails al querer zafarse dio una vuelta completa hacia adelante azotando duramente contra el suelo.

Sintió ganas de soltarse a llorar como siempre lo hacia, pero esta vez se preocupo por sacudir su ropa por cómo había quedado llena de tierra, al querer levantarse vio al que le había hecho aquella pesada broma, un mapache unos dos años mayor que él, intento decir algo y aquel malcriado le dio un empujón que lo regreso a tierra, una vez mas se quiso levantar y lo volvieron a empujar, otros niños se acercaron a ver lo que sucedía.

Aquel abusivo no conforme con no dejar levantar al zorrito, tomo su cantimplora y vació su contenido en la cabeza del pequeño zorro, al quedar empapado, ahora si comenzó a llorar, sus lindo ojitos azules se llenaron de lágrimas, mientras llevaba sus puños para tallar sus ojos. Aquel mapache comenzó a humillarlo.

"Awww, no llores pequeño fenómeno" aquel mapache había insultado al zorro y comenzó a caminar rodeándolo, hasta que quedo quieto a la espalda del zorrito que seguía llorando, sonriendo como un maniaco, el mapache tomo ambas colas del zorrito, quien soltó un pequeño grito de incomodidad.

"Guacala!" dijo aquel mapache, se acerco lo suficiente a la oreja de Tails mientras le gritaba "Que acaso no sabes nada? No se "supone" que tengas dos colas, tonto" e hizo un gesto para que Tails escogiera una cola u otra, pero Tails seguía sin defenderse "oh muy bien" el chico solo se quedo con una cola "Yo creo que podemos arreglarlo" tomando fuertemente la cola de Tails comenzó a tirar de ella, causando un gran dolor a zorrito, lo cual hacia que el chico tirara aun mas fuerte. Los amigos de ese mapache comenzaron a acercarse y comenzaron a burlarse y reírse del zorrito en problemas, incluso algunas niñas se acercaron y tiraban del suave pelaje del zorrito, el hecho de que las niñas se rieran del él lo hacía aun más humillante.

Al ver que su cola no se separaba de su cuerpo el mapache comenzó a golpearlo con el puño, invitando a los demás niños a hacer lo mismo, una vez que se le fueron encima Tails comenzó a gritar de dolor.

La madre de Tails vio lo que sucedía, estuvo a punto de ir por su hijo, pero alguien mas rápido que ella se adelanto.

"Oigan" sonó una pequeña voz, aunque muy firme "déjenlo en paz abusivos" varios niños fueron empujados por una persona desconocida, el chico mapache recibió un puñetazo en la cara, un fuerte golpe que le noqueo y le tiro al suelo. Sin pensarlo dos veces un pequeño erizo azul tomo a Tails en sus brazos y se lo llevo de aquellos molestos niños. Las madres de ambos chicos vieron lo sucedido y corrieron al ver que Sonic llevaba a Tails que aun lloraba.

Poniendo al pequeño zorrito en el piso, Sonic gentilmente comenzó a sobar las colas de Tails, mientras le daba ánimos, Tails tallo sus ojos aun gimiendo y llorando. Su madre llego y lo subió a sus brazos mientras lo tranquilizaba, y la madre de Sonic tomaba la mano de su hijo. Sonic continuaba animando a Tails a dejar de llorar mientras lo veía sonriente a través del hombro de la madre del zorrito de dos colas.

"¿Te encuentras bien?" pregunto quedamente Sonic. Tails giro su cabeza hasta quedar fijando a Sonic y asentía con ella, "¿No hablas mucho verdad?" comento el erizo "Me llamo Sonic, Sonic el erizo, ¿Cómo te llamas zorrito?"

Tails se limpio la nariz mientras le contestaba quedamente "Tails"

"Oye, creo que tus colas son geniales, y tu nombre también lo es"

Ambas madres veían alegres como sus hijos comenzaban una bonita amistad, la alegre personalidad de Sonic hacía cada vez menos la tímida personalidad de Tails. Sonic se dirigió a su madre.

"Mami, ¿puede Tails ir a casa a jugar?"

Y así fue como ambos chicos sellaron su amistad. Durante su primera visita a la casa de Sonic, Tails descubrió cosas que no conocía, su amistad con Sonic le abrio todo un mundo de posibilidades.

Ahora, ambos chicos son adolescentes, Tails tiene 16 años y Sonic 17, estaban a inicios de enero de su ultimo año de preparatoria, las clases recién había comenzado de nuevo una semana antes. Aunque Tails era menor que Sonic, asistía a su misma clase debido al genio intelectual del zorrito, había sido adelantado un par de grados escolares y así pudieron iniciar la escuela al mismo tiempo. Por supuesto que ambos chicos tenían otros amigos, preferían siempre la compañía de uno del otro.

Era un sábado como cualquiera, y Sonic visitaba la casa de Tails (pues el destino pondría sus casas en la misma calle y contantemente se visitaban en sus casas, sus padres lo veían normal). Hacían lo que usualmente hacían en sus visitas, tirados sobre su estómagos sobre la cama de Tails mientras jugaban videojuegos en vez de hacer sus tareas, Sonic reia mientras derrotaba fácilmente al peleador virtual de su amigo.

"HA HA, ¡vas a tener que hacer algo mejor que eso hermanito!" exclamo alegre Sonic, Tails no le contesto, se veía distraído y hundido en sus pensamientos. "Tails, ni siquiera estas esforzándote, así no es divertido vencer a alguien si ni siquiera pones atención. ¿Tails? Le dio un pequeño empujón en la cabeza "¡Tails!"

"¿Hmmm? ¿Me hablabas?"

"¿Estas concentrado en el videojuego o que onda?"

Tails soltó un suspiro resignado, dejo su control de videojuego sobre la cama mientras de levantaba de la cama.

"Creo que basta de videojuegos por hoy Sonic, no tengo ganas" Sonic reacciono algo molesto.

"¿Y por que no?"

"Sonic, tenemos tarea que hacer?"

"Prefieres hacer la tarea en lugar de jugar videojuegos?"

"No..." Tails volvió a suspirar, se veía tenso, se sentó en el suelo usando la cama para recargarse, Sonic apago la consola y se sentó a su lado.

"Tails, ¿Qué sucede hermanito?" Tails volteo a Sonic, su "hermano mayor" se veía preocupado. Sonic llamaba a Tails "hermanito" desde que eran unos pequeños, Sonic era hijo único, siempre había querido tener un hermano, y Tails era lo más cerca a eso, y Tails adoraba que Sonic lo llamara "hermanito", ambas familias no tenían ningún inconveniente con eso, pues eran muy unidas y se alegraban de que sus hijos se consideraran familia.

"Bueno... no es nada Sonic" contesto el zorro, mientras hacia círculos en el suelo con sus manos, Sonic inmediatamente puso cara de "no te creo nada"

"Tails... te conozco desde hace años y a mí no me engañas, no eres bueno diciendo mentiras, así que dime, que sucede contigo"

Tails negó con la cabeza, frenéticamente esta vez.

"No es nada Sonic, enserio que no es nada" Sonic suspiro ahora, no quiso seguir molestándolo, se dirigió a la mochila que había traído y saco algunos libros de ella.

"OK... pues bueno, que va primero ¿Historia o mate...?

"Sonic!"

Sonic giro hacia su amigo, sus ojos verde esmeralda quedaron fijos en los azules ojos de su mejor amigo mientras se llenaban de lagrimas, las cuales cayeron lentamente hacia sus mejillas. Sonic conocía a Tails desde hacía años, sabía que era un chico algo "suave", a veces demasiado callado y algo sentimental. Pero nunca antes se había comportado como ahora, sabía que algo andaba muy mal como para que hiciera un drama así, Sonic jamás se había burlado de sus problemas, siempre le ayudaba, en este momento le paso un pañuelo a su amiguito, mientras este se limpiaba Sonic se sentó de nuevo a su lado mientras le rodeaba amistosamente con un brazo.

"No es... no es nada, Sonic"

Sonic

"Si... como no, no me había dado cuenta" respondió sarcástico Sonic, ayudo a levantar al zorro, quien intentaba controlar sus emociones, lo dejo sentado en la cama mientras el se dirigía a la ventana.

"¿Tails? Vamos amigo, puedes contarme lo que sea que te este molestando, te aseguro... que no puede ser tan malo"

"Es que... tu, tu vas a odiarme... todo mundo me odiara"

"Tails. Tails escucha, no existe nada en Mobius que pueda hacerme odiarte, no después de diez años de ser los mejores amigos. No voy a dejarte solo, así que deja de pensar que voy a dejar de quererte. Incluso si es algo muy malo de verdad, no voy a dejar de ser tu amigo, incluso si la gente comienza a odiarte no te dejare solo... así que dime"

"Ay Sonic" Tails oculto la cabeza entre las rodillas, sus ojos azules estaban irritados por las lagrimas, coloco su mano en su cabeza en señal de vergüenza, vergüenza de si mismo. Suspiro pesadamente, sabia que era la hora de admitirlo. Sabia que Sonic lo odiaría. Todos iban a odiarlo.

"Sonic, soy... soy gay" respondió quedamente, esta vez no se pudo contener y volvió a sollozar.

Fin de la introducción

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