Esa noche
Theodore Nott:
Recuerdo esa mañana, la misma en la que decidiste hacerme saber que te irías de mi lado.
Olvide mencionarte que te veías incluso más radiante que siempre...
Dormías junto a mí, entonces podía sentirme afortunado de ello. Esas agraciadas hebras del color del oro que esparcidas sobre la almohada impregnada de ese exquisito perfume que sueles usar, solo podían acentuar más aún si fuese posible aquella etérea belleza de la que solo tú puedes ser dueña.
Cómo de costumbre, observandote dormir, despertando antes que tú, solo para apreciar tu hermosura en absoluta calma, con ese cómodo y satisfactorio silencio después de haberte hecho mía tan solo unas horas antes. Afortunado es la única palabra capaz de definir mi sentir.
Hermosa, perfecta como siempre, vestida o desnuda, pero en ese instante siempre me lo pareciste aún más.
Con la luz de la madrugada colándose por las cortinas que iluminando la nivea piel de tu sensual espalda que solo me provocaba colocar un beso sobre esos finos y delgados hombros que combinados con ese delicado cuello más la vista privilegiada de la exquisita curvatura de tu cintura solo lograban encender nuevamente mis ganas de ti. Haciéndome preguntar a mi mismo como habíamos llegado hasta ese punto, como era que se había vuelto real tan sublime fantasía. Era solo tu respiración pesada y tranquila la que me ayudaba asegurarme de que no se trataba solo de un sueño erótico.
Esa delgada sábana de blanca seda cubriendo solo la mitad de tu cuerpo de perfil. Podría fácilmente encontrarte tan surreal como un ángel. Un ángel caído. Tan bella. No había otra forma de percibirte.
Siempre pensé que era una estupidez el "enamorarse de alguien", vamos somos Slytherin, nosotros no vamos detrás de nadie con cara de idiotizados entregando bombones de chocolate suplicando una oportunidad de intercambiar saliva. Somos directos, fríos y letales.
Pensándolo bien, nunca debí analizarlo demasiado, por qué así justamente era como yo te veía, como un imbécil enamorado. Por qué lo estaba, perdidamente enamorado de tí.
Nunca antes encontré la forma de verme a mi mismo dejándome llevar por el sentimentalismo, fue sencillo dejarme arrastrar por la corriente sin sentir que me ahogaba en ella antes, Bellrose, Grayson, Donnelly. Todas a la altura de los estándares de belleza de Slytherin, según Zabini y su inmensa lista de conquistas de una noche. "No es cosa de otro mundo" habría respondido yo a los halagos orgullosos con los que mi mejor amigo había decidido adularme después de obligarme a confesar quienes eran las afortunadas de haber conocido nuestro dormitorio gracias a mis méritos de conquista. "Seguro que no, dos Slytherin y una Ravenclaw, y no cualquiera, sino Bellrose, la más caliente de su generación".
No intenté decirle, no intenté explicar que comparadas contigo se sentía como menos que un desfogue insulso. No hubo mención de ti en aquella conversación. No tendría por qué haberla, ¿cierto?, tu y yo solo éramos amigos. Amigos que charlaban en clase cuando algo se tornaba aburrido, que compartían chistes estúpidos a través de pergaminos animados en clase, que se esperaban para bajar juntos al gran comedor, que se ayudaban mutuamente a sacar excelencias en todas sus asignaturas, amigos que se besaban también, que se enrollaban en los vestidores, el los pasillos, aulas vacías, en tu habitación, en tu cama o en la mía, siempre a espaldas de todos los que nos conocian.
Amigos "convenientes". Buenos amigos, de esa clase que se conocen de todo, incluso sin ropa, incluso con ella. Hundiste mi mundo desde la primera vez que me besaste. ¿Fue acaso placentero para ti darte cuenta que eso no era lo que buscabas?.
Desde el momento que tus labios tocaron los míos supe que estaba perdido, por ti. Y si lo intento, nisiquiera puedo definir en qué momento exacto fue que comencé a sentir cosas. Solo se que de un momento a otro habías llenado con tu presencia cada espacio de mis pensamientos. Me gustabas, ¿Y a que Slytherin no?.
No fue acaso esa sensación irreal de tenerte entre mis brazos por las noches, la que propicio todo este desastre?.
Esos rasgos finos, el dulce tono de tu voz, en contraste con la frialdad de tu personalidad, altanera, inalcanzable, orgullosa y magnífica. Ese porte imponente que podía sin esfuerzo hacer competencia a la mismísima princesa de las serpientes, Pansy Parkinson. Esos iris tan profundamente azules como el mar y esa forma tuya de mirar, con posesión y pertenencia. Así me sentía estando a tu lado, como si pudiera pertenecerte, como si esos exigentes besos me reclamarán para ti, cómo si esas atrevidas caricias que me regalabas fuesen la huella que necesitabas para marcar tu territorio. Y yo solo un idiota hipnotizado por el movimiento de tus caderas al caminar, tenías esa forma de seducirme que me volvía loco.
La noche anterior a esa fatídica mañana, decidiste que era buena idea colarte en mi habitación. Para mí fortuna ni Zabini, ni Malfoy estaban cerca de regresar, podría haber estado cerca la media noche.
Fue tu perfume y ese peso que se sumo al mío sobre la cama lo que me hizo saber que estabas conmigo, murmuraste algún hechizo y te sentaste sobre mi regazo esperando a que te desnudara, yo estaba perdido, pero aun pude distinguir el brillo de tus ojos en la oscuridad, esa mirada felina con un toque de malicia, lujuria y esa sonrisa sensual que obsequiaste antes de colocar ese beso que hizo funcion de interruptor en mi cuerpo, para luego descender por mi mandíbula, el cuello, el hombro. Mis sentidos se perdieron en tus atenciones y todo el mundo desapareció "como por arte de magia."
Blaise era algo así como mi mejor amigo y tú eras algo así como su ex. No supe si debía sentirme traidor por haberte tenido tantas veces o no, pero con tu cuerpo sobre el mío no tenía manera de pensar en ello.
Supongo que si hubiese llegado en ese instante no habría podido importarme menos.
Tenías ese efecto, de hacerme olvidar quien era yo, hacer volar mi mente, cuando decidiste cederme el control por primera vez de entre todos nuestros encuentros, y me senti enloquecer, ¿Estabas acaso correspondiendome?, ¿Sería eso posible?
"Una vez más, solo una" susurraste en mi oído. Fueron palabras estratégicamente selectas, pero en ese instante y bajo mis circunstancias no pude comprender el significado. Por qué perdí la poca cordura que conservaba, después de hundirme en tu cuerpo.
Mi sangre hervía y la adrenalina, lujuria, pasión y deseo estallaron dentro de mi, fluyendo a toda velocidad a través de mis venas. Mis sentimientos por ti estallaron dentro de mi pecho en algún momento, parecías aceptarme, corresponderme, sentir lo mismo. Te besé completa, con toda la devoción de un enamorado, con la intención de saciarme de ti, aunque eso no fuese posible. Y al final fuiste tu quien me arrastro a mi a perder el aliento.
Últimamente me he dedicado a pensar que te resultaba divertido volverme loco. Encuentros espontáneos, la biblioteca tu lugar favorito para cazar a tu presa predilecta, tu mano tocandome bajo la mesa del gran comedor, tus visitas esporádicas al vestidor durante los entrenamientos, asaltos en medio de un pasillo poco concurrido. Parece tener sentido.
No puedes culparme por enamorarme de tu locura, parecias estar hecha especialmente para mí y yo parecía especialmente aferrado a qué fueras la mujer de mis sueños. Y los sueños son solo eso.
Ser un Slytherin no significa que la arrogancia me maneje a mi, sin embargo se que no tiene nada que ver conmigo la razón por la que esa mañana fue nuestra última juntos. Por qué se por demás que conmigo la pasabas más que bien, y sin embargo al despertar me dedicaste esa sonrisa tranquila, yo supuse que sería una mañana como cualquier otra.
Por desgracia o fortuna una peligrosa idea cruzó mi cabeza, y los días como antes no volvieron a repetirse en ninguna otra ocasión.
No más de tí.
-¿Que sucede Theo?
-Solo te observo.
Mi mente comenzaba a convertirse en un nido de pensamientos y supongo que intuiste antes que yo el desastre a continuación.
-Dime que es, solo dilo.
Encontrar la manera correcta de soltarlo me tomo unos minutos más, en los que tú mirada no se despegó de mis ojos buscando la respuesta, intimidandome, haciendome sentir nervioso por primera vez.
-llevamos mucho tiempo en esto, supongo.
-¿Viendonos?, ¿es malo eso?, ¿quieres salir con otra persona?
No sonabas alterada, solo curiosa.
-En lo que sea que tenemos.
Respondí aparentando una tranquilidad que para ser honesto no sentía.
-¿Cual es el punto Theo?, no comprendo.
-Esto me gusta, el tenerte de este modo, es solo que...
Solo un puñado de palabras bastaron para echar a perder una amistad de años y una extraña relación sin sentido, las palabras que para ti marcaron la diferencia.
-Creo que me enamore.
Debiste leerlo en mis ojos, por qué el brillo de la comprensión en tu rostro se torno pálido una vez que uniste los puntos.
-Eres mi mejor amigo.
-Ese amigo con el que tienes sexo, con demasiada frecuencia si me lo permites.
-Y nunca había representado un problema.
-Daph...
Aquel pesado suspiro interrumpió cualquier cosa que hubiese pretendido decir, para entonces mi mente quedó en blanco intentando comprender por qué ella nunca había sentido lo mismo.
-Supongo que tengo que decírtelo.
Lo supe entonces, por los gestos en tu rostro, por tu mirada que comenzó a evadirme incómoda, por qué la dulzura de tu voz se había esfumado.
-Tambien estoy enamorada, pero está vez es de verdad.
Como si mis sentimientos por ti no significarán nada, como si los tuyos fuesen más reales "de verdad" dijiste rompiendo en mi cualquier esperanza.
-Me siento la más idiota, y te juro que no quisiera decirlo de este modo, pero supongo que no hay otro.
-Ya está.
Te invité a continuar, como si tus palabras no fueran la daga que me estaba desgarrando el corazón que hasta entonces supe que tenía.
-No es de ti Theo.
Tan fría, tan directa, tan letal, tan Slytherin que no pude culparte y tampoco encontré más palabras para expresar lo imbécil que en ese instante me sentí.
-De verdad lo siento.
Dijiste, aunque evidentemente la disculpa estaba de más.
-No tiene importancia.
Dije entonces levantándome de mi propia cama. Comenzando a vestirme con esa sensación de incomodidad que no me permitía pensar una forma racional de actuar y solo fui movido por mis ganas de huir de ti. Por qué habías logrado algo tan complejo como herirme, y no pretendía que lo notarás, sigo siendo un Slytherin.
-Si que la tiene, es solo que no deberíamos seguir en esto, yo quiero intentarlo de verdad. Sin nadie de por medio.
Ese alguien era yo, claramente.
Nunca fuiste del todo mía. Preciosa y venenosa serpiente.
Sonreí con ironía sintiendo mi corazón haciendose trizas.
Un poco más tarde entendí por qué Slytherin tiene tan mala reputación. Es la casa predilecta para los rumores entre pasillos.
Mi relación real con Daphne Grengrass salió a Luz en algún momento, que no supe identificar.
Nuestro distanciamiento se volvió evidente y comenzaron los rumores en los que incluso Pansy estaba involucrada como la culpable de nuestra separación. Otros decían que volverías con Zabini y que está vez no quería que la gente interpretará que tu y yo eramos algo más. Otros tantos te involucraron con Draco Malfoy, "se besaban en un pasillo". Cada día una nueva teoría.
Nunca termina algo que nunca comenzó.
Y regreso entonces al punto de partida, a esa noche después del baile navideño cuando Blaise había decidido dejarte por una nueva conquista y tus ojos azules inundados en lágrimas me miraron a mi con una expresión desconsolada, cuando tus labios se unieron a los míos buscando quizá venganza, quizá sentirse un poco confortados. No pudo importarme menos, sin embargo estoy seguro de que si alguien me hubiese advertido como terminaría este desastre que se salió de nuestras manos, nunca me habría dejado llevar.
Irónicamente estar enamorados fue lo que nos separó del todo, yo de ti y tu de otro.
Y el tiempo se escapó de nosotros, paso quizá un curso completo antes de permitirme salir con ella. Después todo se volvió más sencillo.
Ella supo nuestra historia por qué todo el mundo se encargó de hacérsela saber conforme nos fuimos volviendo cercanos y comenzaron a verla caminando junto a mi. Es solo que ella es demasiado noble para hacer caso a algo tan insignificante como escuchar rumores, por qué ella también ha estado en esas circunstancias.
Ahora nuestra historia solo es parte de un pasado lejano que me hace saber que quizá lo que yo quería no era lo que necesitaba. Y tengo esa certeza, cuando veo sus expresivos y enormes ojos azules mirándome fijamente. Encuentro que prefiero el claro azul del cielo que promete luz, antes que la oscuridad del océano.
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