Capítulo 10: Película de terror

-¿Te apetece dormir en el sillón?-dijo Katy señalando un puf.

-Eso no es un sillón-dije riendo.

Se encogió de hombros.

-Es casi lo mismo.

Me miró sonriendo por unos segundos.

-Es broma,¿no?¡¿Quieres que mañana me despierte con dolores musculares culpa de tu estúpido puf?!

Katy levantó sus manos.

-Si quieres, te traigo una cama de agua, así duermes como un bebé.

La miré incrédula

-Se supone que soy tu invitada y me tienes que ofrecer un lugar normal para dormir -recalqué lo de normal.

-¡Yo siempre te ofrezco lugares normales para dormir!

Alcé mis dos cejas y me crucé de brazos.

-La última vez dormí en la bañera, ¡era eso o el suelo!

Katy me fulminó con la mirada.

-¿Sabes qué? Tú duerme en mi cama que yo dormiré en mi cómodo puf arcoíris.

-Bien-dije sonriendo, mientras me tiraba bomba sobre su cama.

La casa de Katy no es tan espaciosa, ella vive con su madre, ya que sus padres están separados. Su papá vive en las afueras de la ciudad, pero cuando puede la viene a visitar; por lo que me cuenta, se están llevando bastante bien. Katy solo tenía seis años cuando se distanciaron, al principio no le afectó tanto, pero cuando vio que su padre espaciaba sus visitas, la cosa empeoró, haciendo que yo, Elizabeth Campbell (su mejor y sexy amiga desde el kínder), pasara todos los días con ella, tratando de hacerla sonreír o que se olvidara un poco de toda la situación. Pero eso último era imposible, Katy fue y sigue siendo muy dependiente de su padre.

Con ayuda de Talía, la mamá de Katy, llevamos el televisor a la habitación para hacer noche de pelis. Obviamente no nos quedaríamos hasta tan tarde, ya que al día siguiente había colegio y, aunque no nos gustara, había que madrugar.

-Que descansen, chicas-dijo Talía, mientras nos cerraba la puerta.

-Adiós, igualmente-dijimos al unísono.

-¿Qué peli vemos?-dije un poco entretenida con mi celular.

-¿Te parece una de terror?-sugirió Katy con sus labios fruncidos.

Recordé la última vez que había visto una peli de terror, no bajé a mi sótano durante un año.

-No quiero generarle otro trauma a esta cabeza-puse mis manos en mi cara y bloqueé el celular.

-Por favor-unió sus manos e hizo puchero.

Bufé, molesta.

-¿Cómo se llama?

-Cuando las luces se apagan.

Alcé una ceja.

-Está bien, ponla.

Katy chilló de felicidad y puso la película emocionada.Cuando la música comenzó a sonar, me arrepentí totalmente de haber aceptado su propuesta.Sufrí durante una hora y media.

-Es hora de dormir, Eli, estoy muerta de sueño.

La miré aterrada.

-¿Muerta? Eres mi amiga, y si dices que estás muerta, eso significa que eres Diana-agarré mi cabeza y me alejé un poco de ella.

Katy me miró como si estuviera loca, cuando en realidad lo que acababa de decir tenía algún sentido luego de la experiencia que acabábamos de tener.

-¿Qué? Mejor vayamos a dormir.

-Ni se te ocurra apagar la luz.

Katy achicó sus ojos.

-¿Lo dices en serio?

-¡¿Quieres que venga Diana y nos mate a todos?!

Katy sacudió sus manos en el aire.

-No grites tanto que despertarás a todo el vecindario-me miró enojada-. No apagaré la luz, ahora duérmete.

Asentí lentamente y me tapé con la sábana, temblando del miedo.

-Katy.

-¿Mmm?

-¿Tienes linternas por si se llega a cortar la luz?

-Sí -dijo en un susurro.

Me giré y pude comprobar que estaba dormida en el puf, ubicada en una forma muy extraña. «Genial, si llega a aparecer Diana, tendré que luchar yo sola contra ella».

Unos pasos comenzaron a oírse desde el pasillo, me sobresalté y me aferré con más fuerza a la sábana. Mis manos comenzaron a temblar y mi frente a transpirar. Luego de unos segundos, la perilla de la puerta giró lentamente.

-Katy-susurré desesperada, al borde de un infarto-. Diana está viniendo hacia nosotras.

Pero fue inútil, mi amiga estaba más dormida que un oso invernando.La puerta comenzó a abrirse lentamente y con leves ruidos chirriantes, mientras yo rezaba diez Padrenuestros.

-Hola, Eli, quería ver si ya estaban durmiendo-antes de irse, Talía se quedó mirándome-. ¿Te sientes bien? Estás un poco pálida.

¿Bien? ¡¿Bien?! Me sentía una gelatina humana y ni hablar del agua que estaba liberando por mis poros. Mi corazón bombeaba tanta sangre, haciendo que ocupara todo el espacio de mi cerebro, lo cual no me dejaba pensar, ni respirar ¡y ni hablar del ataque psicótico que casi tuve!

-Estoy bien, no te preocupes-le sonreí falsamente.

Ella asintió y se fue de la habitación. Pero eso no fue lo peor, sino que antes de irse Talía apagó la luz y yo tuve que reprimir unos cuantos gritos.A todos lados que mirara estaba Diana acechándome con su postura erguida. Cerré mis ojos con fuerza, pero al mínimo ruido (con eso me refiero a Katy roncando) me despertaba y volvía a asustarme.

El despertador sonó, el de Katy sonó, yo había desactivado mi alarma horas atrás, cuando me di cuenta de que no iba a poder dormir.Mi amiga se estiró un poco (muy) deformemente y apagó Give me love, de Ed Sheeran, que resonaba por todo el lugar.

-Buenos días-dijo en un bostezo-. ¿Cómo dormist...

Su voz se cortó cuando se encontró con mi cara.

-¿Eli? ¿Dormiste algo?

Me senté en la cama y apreté mis labios.

-Digamos que no-me refregué la cara-. No dormí ni un segundo.

-Se te nota, ¿otra vez insomnio?

Me giré hacia ella como el exorcista y me quedé mirándola muy seria.

-¡Ojalá hubiera sido eso! ¡Estuve toda la puta noche esperando a que Diana no apareciera!

Katy rodó sus ojos.

-Eres una exagerada.

-¡¿Una exagerada?! ¡¿Yo?!

-Dios, recuérdame de que nunca más veamos juntas una película de terror. Estás más chiflada que de costumbre.

La fulminé con mi mirada y me dirigí al baño para cambiarme. «Mi reflejo en el espejo da asco, tengo unas ojeras gigantes y ni hablar de mi cara de muerta».

Después de desayunar, le pedí unos lentes de sol a Katy, no pienso caer así a clases. Luego de despedirnos de Talía (y de decirle que estoy bien, nuevamente) nos fuimos hasta el cole. Gracias a la virgencita, el auto de Katy está en el mecánico y Zed se ofreció a llevarnos.

-Hola, chicas-saludó Zed mientras subíamos.

-Hola-respondimos al unísono.

-¡Wuau! Eli, ¿qué te pasó en la cara?

Me crucé de brazos y miré los árboles que pasábamos por la ventanilla del auto.

-Pregúntaselo a tu amiguita.

Katy rio levemente.

-Lo típico, traumas terroríficos.

Zed largó una carcajada y yo lo fulminé con la mirada.Estaba a punto de insultarlo, con algunas bellas palabras, pero se me adelantó.

-¿Qué mierda?

Lo miré sin entender su reacción, hasta que caí en la cuenta de que en el estacionamiento del colegio había un tumulto de gente. Katy frunció sus labios.

-¿Ese no es Dylan?

Sacudí mi cabeza y dirigí mi mirada hacia donde ella estaba mirando.De repente todo mi sueño y el terror hacia Diana desaparecieron.

-¡Bruno!

Miré desesperada a Zed.

-¡Ya los separo! -dijo mientras se bajaba del auto, al igual que Katy y yo.

«Pero,¡¿qué mierda les pasa?!»

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