Capítulo 14: ¿Qué shampoo usas?
«Lo voy a matar, lo voy a asesinar, quemar, ahogar...Lo voy a asfixiar con una almohada, le voy a pegar con la pala que vi en el patio, lo voy a castrar, le voy a deformar tanto la cara que se va a parecer al jorobado de Notre Dame». Mis pensamientos eran los de una asesina múltiple.
Dylan Parker, definitivamente, estaba en mi lista negra.
Todos en la casa bailaban y bebían alcohol, era incontable la cantidad de gente que había, porque ni yo sé expresar números tan grandes.
-¡Cami!-grité entre la multitud.
La música hacía temblar los vidrios y el suelo, yo solo rogaba de que no rompieran nada.
«Estoy acabada, me tendré que ir despidiendo de mi empleo», pensaba en medio del caos.«Pero no quedaré débil ante el simio Parker».
Comencé a los empujones y llegué hasta las escaleras.
-¿Eli?
Levanté mis cejas y me giré hacia la voz, que se me hacía muy familiar.
-¡¿Katy?! ¡¿Qué mierda haces aquí?!
Me miró seria y levantó un vaso rojo que,supuse,estaba lleno de cerveza.
-Estoy en una fiesta, Zed me invitó-me fulminó con la mirada-. ¿Y tú que haces aquí?-bebió un trago del vaso-. ¿No se supone que tienes que estar cuidando a los niños Parker?
Me crucé de brazos enfadada.
-Para tu información estoy en la casa de ellos ¡y Dylan hizo una maldita fiesta!
Katy abrió sus ojos y luego negó rápidamente.
-No sirves como niñera.
Apreté mis labios y asentí.
-Gracias, Katy, valoro tu apoyo.
-Siempre cuenta conmigo.
Por un momento me detuve a mirarla, con toda la oscuridad que hay, no puedo ver su ojo.
-¿Sigues tuerta?
Katy se ahogó con la bebida.
-Me maquillé con miles de bases, ¿se nota?
Achiné mis ojos tratando de tener una mejor visión.
-Hiciste un buen trabajo, parece como si alguien te hubiera golpeado-aguanté mi risa.
Katy abrió su boca y pegó mi hombro.
«¡Dios!, ¡los niños!». Volví a recuperar mi rol: soy su niñera.
-Lo siento Katy, tengo que ir por los niños-antes de irme, la fulminé con la mirada-. No te abuses tomando, no quiero cargarte toda la noche.
Se encogió de hombros.
-Ahora está Zed para eso.
Rodé mis ojos y me sumergí en la marea de gente.«Si fuera Cami, ¿adónde iría?».La pequeña es muy adicta a la comida, por lo cual pensé que podría estar en la cocina.Mientras me dirigía hasta donde creía que estaba Cami (eso esperaba), un montón de chicas me miraban burlonas, no entendí su reacción hasta que vi mi vestimenta.Un short gastado amarillo, una camisa de Starbucks y, no olvidemos, mis ponis verdes.«¡Verdes!». Obviamente había agarrado lo primero que tenía a mano y resultó ser la combinación más espantosa del mundo.Cerré losojos y traté de no entrar en crisis.
Llegué a la cocina, dando un suspiro fuerte, como si hubiera salido de una piscina llena de agua.Hice un vistazo general, y lo detuve en una cabellera castaña como la de Cami. Estaba sentada en uno de los sillones individuales y su hermoso cabello caía en cascada por el respaldo.
-Aquí estás-dije al lado de ella, pero cuando su cara giró, me quedé petrificada.
«Sé que te cuesta procesar las cosas, pero Cami no tiene barba Eli», mi voz interior suele ser muy cruel conmigo.
-Yo...lo siento, te confundí con otra persona-el chico me miró como si estuviera loca-. Deberías cortarte un poco el pelo, confundes a la gente y generas envidia. ¿Qué shampoo usas?
El chico me miró por un segundo y luego me sonrió.
-Sedal, te ayuda con las puntas abiertas.
-Sedal, gracias, lo tendré en mente.
«Mi pelo parece una escoba, literal».
Asentí a modo despedida y, al darme vuelta, una Cami furiosa y cruzada de brazos me fulminaba con la mirada.
-¡¿Dónde estabas?!-me gritó histérica.
-¡Buscándote!
-¡Pues perdiste, porque te encontré primero!
Bufé, molesta. La tomé de la mano.
-Iremos a buscar a tu hermano y se quedarán en tu habitación.
Cami arrugó su nariz y asintió.
-Creo que lo vi con unas chicas en la terraza.
-Vamos, y ni se te ocurra soltarme.
Sentí presión en su mano cuando entramos de vuelta en la multitud.Subimos las escaleras donde había unas cuantas parejas besándose y haciendo ruidos no aptos para la mente de Cami.
-Tápate los oídos y no mires.
-Pero se parecen a las películas que vemos con mamá.
-Calla y hazme caso.
Cami bufó, pero hizo lo que le dije. Me dirigí hasta la terraza, mientras la llevaba del brazo para que no se me perdiera.«Gracioso ¿no? Miedo a que se me perdiera dentro de la casa».Al llegar, un viento helado me pegó en la cara y me hizo estremecer.
-¡Dios! ¡Hay un motel a unas cuantas cuadras de aquí!, ¡no sean cochinos!-les grité a una pareja de idiotas.
Me fulminaron con la mirada y se fueron a las zancadas.
-Desubicados-susurré molesta.
-¿Ya puedo ver?
-Espera un segundo.
Miré a dos chicas que, literalmente, se comían la boca. Tosí para llamar su atención, lo cual funcionó y se quedaron mirándome. Les mostré mi dedo corazón, para luego chuparlo y señalarles la salida con el mismo. Lo de chuparlo era para dejar en claro mi orientación sexual.Las chicas me miraron con desprecio y se largaron.
-¿Ya?
-Sí -dije sonriendo.
Fruncí mi frente y pude ver a Nolan que estaba absorto, mirando el paisaje.
-Ven-le dije a Cami de la mano.
Caminé lentamente hacia él y le toqué el hombro.
-Nolan.
-Me he enamorado.
Rodé mis ojos.«¿Cuántos tiene? ¿Ocho, nueve años?».
-Te felicito Nolan, ahora ven, que los tengo que llevar a la habitación de Cami.
-Es rubia y tiene unos lindo ojos verdes, que son más lindos que una galaxia entera.
Miré un lugar en la nada, cansada.
-Luego hablaremos de eso, ahora ven.
-Su sonrisa es tan bella que me deja hipnotizado y me lleva a otra dimensión.
Cami tapó su boca, reprimiendo una carcajada.
Resoplé cansada de toda la situación.
-Nolan...
-Se llama Rosa, la flor más linda que existe en la tierra, su olor es una fragancia, que ni Carolina Herrera puede lograr hacer.
-¿Acabaste?
-Podría estar toda mi vida así-dijo mirando hacia la nada misma.
Bufé y lo agarré de la muñeca.Al llegar a la habitación llena de unicornios y ponis de Cami, cerré la puerta.
-Escuchen.
Al ver que Nolan se acostaba en la cama de su hermana suspirando y en la luna, me giré hacia Cami.
-Necesito que te quedes aquí, yo veré si puedo acabar con la fiesta.Y no pierdas de vista a tu hermano.
Cami hizo un saludo militar.
-¡Sí, señora!
-Señorita sexy-le corregí y salí del dormitorio.
Bajé las escaleras y fui en busca del tercer niño. Dylan. Pero justo cuando mis pies tocaron el suelo del primer piso,comenzó a sonar electro. Todos gritaron y comenzaron a saltar, lo cual fue horrible porque mis pies dejaron de tocar tierra; por un momento creí que iba a salir volando por la ventana.Unas manos me tomaron por la cintura y me atrajeron hacia su cuerpo.
-¿Te ayudo?
-¿Bruno? ¿Qué haces aquí?
Se encogió de hombros.
-Salvándote.
Intenté alejarlo, su aliento apesta a alcohol.
-Pues no necesito de tu ayuda.
Me liberé de su agarre, pero antes de girar la cara, Bruno me tomó del brazo.
-¿Podemos hablar?
Me quedé con la boca abierta, no por lo que me dijo, sino por lo que Katy iba a hacer.
-¡Aléjate de mi perrrra!-dijo al mismo tiempo que le arrojaba su bolso ala cara y le tiraba toda su bebida en la cabeza.
-Katy-tapé mi cara, al ver que estaba muy ebria como para hacerla entrar en razón.
-¡Mía... mía!-decía mientras le seguía pegando con el bolso.
Bruno la miraba como si fuera una loca que se hubiera fugado de un psiquiátrico.
-¡Katerina!-la agarré del brazo y le arrebaté su bolso-. Te dije que no tomaras mucho.
Katy me miró aturdida y luego me sonrió.
-Me gushta tu pelo.
Arrastró su mano por mi cara y mi cabello repetidas veces.
-¡Ya!
Se sobresaltó y luego me pegó una cachetada.
-Lo siento, me asustaste-comenzó a reírse a las carcajadas.
La fulminé con la mirada y sobé mi mejilla molesta.
-Le diré a Zed que te lleve.
-¡No! Prometo portarme bien-afirmó mientras se tambaleaba de un lado a otro.
Negué lentamente.
Miré de reojo a Bruno.
-Lo siento, otro día será.
Me miró con su pelo todo revuelto y la marca de la hebilla del bolso de Katy en su mejilla roja e hinchada.
-No hay problema-me sonrió.
-Yi qui ti, mi pingui hieli-lo señaló Katy.
Sacudí mi cabeza y la arrastré a un costado de toda la gente.
-¿Eli?
-¡Zed! ¡Gracias a Dios!
-¡Te amo!
Zed miró a Katy un poco confundido.
-¿Qué le pasó?
Me crucé de brazos.
-Pensé que la ibas a vigilar.
Zed alzó sus manos.
-Me había dicho que iba al baño, nunca pensé que se emborracharía.
Tapé mi cara, al sentir la mano de Katy en mi cabello de nuevo.
-Es muy suave.
Zed abrió sus ojos.
-¿La puedes llevar?
Zed asintió varias veces y tomó a Katy del brazo para llevarla afuera.
-¡La reina se va!-dijo saludando a la multitud.
Sacudí mi cabeza.
-¿Disfrutando de la fiesta?
-Dylan-gruñí.
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