Capítulo 1: Esto no termina aquí
Primera Parte
Mi habitación fue azotada por un fuerte golpe, el cual hizo que me despertara sin entender dónde estaba ni qué día era.
-¡¿Qué pasa?! -pregunté con los ojos aún cerrados por el sueño.
-¡Llegamos tarde!
-¡¿Y por eso entraste así a mi habitación?! -Cuando por fin logré abrir mis ojos,me encontré con la cara de mi amiga que me miraba con asco-.¡¿Quieres dejar de verme así?! ¡¿Acaso tengo un unicornio en mi cara?!
-¿No te has depilado? -señaló mis piernas.
Suspiré profundamente.
-Sí, pero sabes que mis pelos se reproducen como conejos.
Katy miró su reloj.
-Aún hay tiempo.
Conozco esa mirada, la última vez que la usó casi termino calva.
-Ni se te ocurra -levanté mis manos-,me pongo un jean y problema resuelto.
Me levanté de la cama y fui derecho a mi armario.
-Tarde o temprano te depilarás. Y yo seré quien lo haga.
Okey, eso me dio un poco de miedo.
-Lo que tú digas-le guiñé un ojo y seguí en la búsqueda de mi ropa.
-¿Ya sabes a qué hora tienes que ir?
Dejé de hacer lo que estaba haciendo, y me rasqué la cabeza.
-¿A dónde?
Katy rodó sus ojos y me miró incrédula.
-¿Cuidar a los injertos del diablo? ¿Te suena?
Me di un golpe mental, me había olvidado completamente de los niños.
-No les digas así, ni siquiera tuve tiempo de conocerlos.
Mi amiga se encogió de hombros
-Para mí todos son iguales, con sus caras de angelitos. Pero quién sabe lo que estarán tramando -Katy abrió sus ojos-. ¡Quizá estén pensando en cómo matarte!
Puse una mueca y negué con la cabeza.
-Bien, necesito cambiarme-le señalé la puerta a mi amiga, pero pareció no entender la indirecta-. Katy... -dije, apretando mis dientes.
-¿Sí? -me miró sin entender nada.
-Me voy a cambiar, ¿te puedes ir?
Katy frunció una ceja, lo cual me dio mucho enojo ya que a mí no me sale hacer eso, y luego se cruzó de brazos.
-¿Ahora eres transexual que no quieres que te vea?
Relajé mis hombros, cansada, y la tomé de la espalda.
-¡Sal-de-mi-cuarto!
-¡Oye, no soy idiota!, ¡sé que me escondes algo,Elizabeth! ¡Tarde o temprano lo descubriré! -antes de salir por la puerta, sus manos se afirmaron en el marco-. ¿Acaso prácticas el lesbianismo?
-¡Katy!-saqué sus brazos y la empujé hacia afuera.
-¡¿Te estás drogand...
Cerré la puerta antes de que pudiera seguir hablando. «Genial, sus gritos habrán despertado a medio barrio y ahora todos van a creer que soy un travesti que practica el lesbianismo y se droga.Lo más normal del mundo».Salí ya lista y cambiada de la habitación. Me puse unos jeans, con una camisa roja y mis vans negras.
-No me gustas así-mi amiga me miró con asco y luego arrugó su nariz.
-Se supone que no te tengo que gustar, Katy-le sonreí-.Eso define tu orientación sexual.
Mi padre que tomaba su café, se ahogó y luego limpió su boca.
-¡Elizabeth!
«¡¿Acaso esta gente no entiende que mi nombre es Eli?!».
-¿Qué?-me encogí de hombros sin entender su enojo-. Si es cierto lo que digo, papá.
-Pero no es la manera de decirlo-pude notar sus mejillas coloradas.
-Sí, Eli, no es la manera de decirlo-Katy hizo un puchero.
Rodé mis ojos y me senté a comer mi desayuno.
-¡De eso nada! ¡Llegamos tarde!
Cuando iba a protestar, ella ya me había agarrado del brazo y me arrastraba hasta el auto.
-¡Adiós, papá! ¡Dale mis saludos a mamá!
-¡Cuídense!, ¡y manejen con cuidado!
Eso último fue para Katy. Creo que la persona que la aprobó en el examen de manejo es muy idiota y ciega, o la otra opción es que haya sido sobornada con dinero.
Enojada, me senté en el asiento del copiloto, con una tostada en la mano y otra en mi boca.
-¿Lista?
-Sí, pero trata de...
No pude terminar la oración, ya que el auto aceleró a fondo y largué un grito ahogado.
Katy me sonrió y luego me señaló una parte de mi cara.
-Tienes un poco de tostada aquí.
La fulminé con la mirada y limpié mi cara con las manos.
-Nunca me contaste quién te enseñó a manejar... -me puse pensativa-¿un mono?
Katy suspiró cansada.
-Leyendo instrucciones en internet.
-¡¿Estás loca?!-me agarré de los costados-. ¡Vamos a morir!
-No seas exagerada, la página decía que, mientras usemos el cinturón de seguridad, todo saldrá bien.
A decir verdad,esta explicación no me tranquilizó mucho. La miré por unos segundos y luego ajusté el cinturón.
En ese momento se sintieron unas bocinas.
-¿Por qué un camión viene hacia nosotras?
Abrí mis ojos como platos y me tiré a su lado para doblar el volante.Cuando el camión pasó al lado nuestro, el señor nos empezó a decir insultos que ni yo sabía que existían.
Katy, enojada, bajó su ventanilla y en ese momento le pedí a la tierra que me tragara.
-¿Qué haces?-le susurré entre dientes.
-Déjamelo a mí.
Me hundí un poco en el asiento y tapé mi cara.
-¡No es mi culpa que usted sea tan gordo!¡Mire, señor barriga, esconda ese dedo por donde la luz no le llegue...!¡Sí, mejor vaya a seguir comiendo hamburguesas!-Katy cerró la ventanilla y me dio una sonrisa-. El señor no aceptó mis ofrendas de paz-se encogió de hombros-. Yo fui amable.
Subí ambas cejas y traté de que mi respiración volviera a la normalidad.
-¿Llegamos?-pregunté cuando sentí que el auto se detenía.
-Abre los ojos y verás, bella durmiente.
-Gracias al cielo-dije cuando vi la entrada del instituto.
Abrí la puerta y salí, para tirarme al suelo y abrazarlo.
-De ahora en más caminaré.
Toda la gente que pasaba al lado mío me miraba extrañada. Pero eso no me importaba, estaba feliz de haber llegado entera.
-¡Tampoco fue para tanto!, ¡tenía la situación controlada!
La miré seria por unos segundos, y luego Katy levantó sus manos.
-Está bien, admito que no sirvo para manejar. Pero, con práctica, todo se mejora.
-Sí, Katy. Pero la práctica es para la gente que tienen un cerebro sano y completo.
Mi amiga me sacó la lengua mientras me mostraba su dedo del medio.Me levanté del suelo riendo y comenzamos a caminar hacia nuestra primera clase, química.
-A ver si entendí-dije mirando la hoja en mi mano-si mezclamos azúcar, flores, muchos colores y sustancia X-sonreí-: ¡obtenemos a las Chicas Super poderosas!
Katy golpeó su cara en el banco.
-Hasta una mosca es más inteligente que tú.
-¡Oye, por lo menos yo tuve infancia!
Aunque parezca increíble, mi amiga es la más sabelotodo de la clase. Sí, lo sé, parece raro, pero son los extraños casos de la vida.Luego de la clase de química, nos dirigimos hacia el comedor. Pero, antes de doblar hacia el pasillo, un fuerte cuerpo se estrelló contra el mío.Obviamente mi trasero se estampó en el suelo y se hizo más plano de lo que ya es.
El chico, de sonrisa perfecta, comenzó a reírse.
-¡¿Qué, acaso le ves algo gracioso a la situación?! ¡Porque yo no!-Katy me ayudó a pararme y luego lo fulminamos con la mirada.
-¡Wou!Tranquilas-levantó sus asquerosas manos-.Yo solo pienso que eres muy debilucha como para haberte caído solo por ese empujón.
Abrí mi boca enojada, pero traté de controlar mi ira.
«Sé más inteligente,Elizabeth».
-No sabía que los perros pueden hablar-me giré hacia Katy-. ¿Y tú?
Ella me sonrió.
-No, y seguramente tiene sarna-me miró preocupada-.Hay que alejarse, ya que es contagioso.
El chico de sonrisa perfecta nos fulminó con la mirada y nos señaló.
-Esto no termina aquí -amenazó, mientras pasaba por nuestro lado y golpeaba sus hombros con nosotras.
-Así se hace-dijo Katy.
-Aprendí de la mejor.
Sin perder de vista al idiota, chocamos puños.
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