Un dia me citaste a un parque, el parque donde te conocí. Me dijiste que siempre me veías, que te dabas cuenta que yo te observaba. Mi rostro estuvo hecho un tomate.

Tomaste mis manos con delicadeza poniendo esa perfecta sonrisa.

Me dijiste el mas hermoso poema del mundo. Que me amabas, que jamas me harias daño como otros, que querias verme feliz y estar conmigo para siempre, querias que fuera tu novia, vaya mentira mas cruel.

Mi corazón latía con emoción, sentía las lágrimas en mi rostro y tu las limpiabas con cuidado, como si fuera el mas frágil de los cristales.

Te dije que si y tu uniste tus labios con los mios, fue algo rapido a mi parecer, pero estaba tan feliz que no pude analizar las cosas. Jamas olvidaré ese 22 de agosto.